Partida Rol por web

No llegué a entrar del todo en la casa, pendiente tanto de la muchacha como de la conversación que se daba fuera. Al ver que la mujer sólo se encargaba de lo que le había mandado su padre, fue cuando me aventuré a acercarme más a ella. No se me tenía por alguien educado precisamente, pero quizás si la ayudaba la confianza en nosotros se acrecentara.

—Yo llevaré esto.

Agarré las jarras de hidromiel mientras me quedaba mirando con fijeza a la joven. El viejo parecía andarse con rodeos pero quizás su hija supiera más del asunto e, incluso, estuviera tan implicada como lo estaban su padre y el cerdo de Knut.

—Por casualidad tú no sabrás nada de esos úlfhédnar ¿verdad? —Dejé caer como quien no quiere la cosa, aunque mi tono había sido un tanto amenazador—. Supongo que tu padre no querrá que la siguiente en desaparecer seas tú.

-Gunnar, Knut nos tiene al tanto de lo de los úlfhédnar y sinceramente, tenemos algo de prisa-digo antes de que Oddi le enseñe más de cerca su hacha.

Un viejo así solo tiene que esperar a su último aliento, así que sin nada que perder, solo puede ganar al tener una muerte digna.

Realmente esta suponiendo todo un aprendizaje esto de tener que tratar con gentes a las que en principio les da igual quién eres.

¿Knut? Knut, ¿qué se me ha perdido a mí con Knut. Es un esclavo que viene aquí a escuchar mis grandes hazañas. Es un buen chico. Los úlfhédnar... no te conozco hijo, eres un extranjero y no me inspiras confianza¿qué se yo lo que preténdeis hacerle a esos pobres chicos? Y más os vale dejar esas actitudes amenazadoras o sabréis de lo que es capaz el bueno de Gunnar, estoy viejo, pero no acabado. La bravata es casi hasta graciosa, pues con esas manos difícil es que pueda usar un hacha. Pero está claro que lo que sepa no quiere contároslo a vosotros.
 

La muchacha inclina la cabeza en señal de agradecimiento. Luego le cambia la cara cuando Úlf nombra a los úlfhédnar. Está claro que sabe de lo que estáis hablando. Aquí no atacarían, no se atreverán.

¡Dejad a mi padre en paz! es terco como las mulas y no hablará...además dudo que el sepa lo que se traía Knut entre manos con los Mordsson. Temo que ellos sean los causantes de los ataques a las granjas y la desaparición de Ásfrid.

Luego se coloca en el centro de todos vosotros ante las protestas de su padre que no deja de maldecir y ordenarla que se calle, pero ella hace oidos sordos y con una ramita empieza a hacer un dibujo en el suelo. Su guarida está a tres días de aquí, si no os perdéis. Hay que cruzar  el bosque que llega hasta Innvíkfjörd y a partir de la segunda jornada se encrespa el camino y avanza hacia unas montañas, los Riscos Negros. Detrás de esas montañas se extiende una amplia colina de forma ovalada, también boscosa, que está cerrada por nuevas cumbres. Estas montañas son aún más altas que las anteriores, son Las Muelas de Odhín. LA cabaña está aproximadamente en la parte central de la colina. Necesitaréis provisiones, pedírselas a la dama Frigg. Después se queda callada sujetando la ramita y mirandoos a cada uno de vosotros. Gunnar se ha levantado y cojeando se ha ido al interior de la casa maldiciendo a su hija.

Maldigo los congelados pezones de Freya ante la respuesta del viejo, aunque no puedo si no sentir una punzada de admiración por el valor insensato que está demostrando. Aunque mi intención había sido conseguir la información que necesitábamos por las buenos, lo cierto es que no me caracterizo por mi sutileza o mi paciencia.

Resoplo, consternado al no conseguir lo que quiero, y mis dedos bailan, impacientes, sobra la cabeza del hacha.

- Basta ya, buen Gunnar. Nosotros somos tres, y tú sólo uno. Aunque estuvieras en tus mejores años, lo tendrías difícil. Dinos lo que queremos saber y nos iremos tan rápido como hemos venido.

En ese momento sale la hija, "culoprieto" Járngerd, y nos suelta todo lo que queríamos saber, y más, mucho más.

- ¿Ves? ¡No era tan difícil!

Al final habíamos conseguido la información de manera mucho más fácil de lo que había creído. La hija de Gunnar nos estaba dando muchos datos y, lo más importante, dónde encontrar a los causantes de los ataques. Pero había muchas dudas aún, muchas preguntas que requerían una respuesta.

—Los Mordsson... —Me rasqué la barba pensativo mientras veía a la joven trazar líneas en el suelo que nos llevaría al centro del problema—. Por casualidad no sabréis por qué odia tanto Knut a Hjálmar ¿verdad? Tanto como para, en un acto de vil cobardía, hacer tratos con esos úlfhédnar para que le allanen el camino a cambio del saqueo de las granjas de sus propios paisanos.

El viejo refunfuñaba desde dentro de la casa, incluso intentó volver corriendo a pegar a Oddi por sus palabras, pero Járngerde se interpuso y lo mandó de vuelta a la casa con un gesto autoritario, un gesto que no admitía réplica. Quizás el viejo en otros años habría echo caso omiso y se habría enzarzado en una reyerta con Oddi, pero no ahora, no osó desafiar la ira de su hija.

No lo se-respondió Járngerde a Úlf-Hjálmar no es el mejor de los hombres, al menos eso dice mi padre, aunque yo creo que es por una disputa de años atrás que no se pueden ver el uno al otro. Pero porqué Knut haría algo así no lo se. Es un esclavo sí, pero es el jefe de ellos.  Después hace una pausa y parece recordar algo. A lo mejor es por lo de su padre, el padre de Knut. Era uno de nosotros, pero contrajo deudas con Hjálmar y se acabaron convirtiendo el y su familia en esclavos. Luego Hjálmar no es el más paciente de los hombres, y seguro que le ha cruzado la cara a Knut más de una vez...pero todo esto son suposiciones mías. Después se calla, ya ha hablado bastante, y se queda mirandoos como invitandoos a que os vayáis.

-Desde luego puede ser un motivo para odiar a Hjálmar-digo pateando el suelo -ya tenemos un lugar donde buscar.

Ante las insinuaciones de Járnged hago un amago de marcharme, pero me detengo un instante.

-Nos marchamos ya, al parecer nos queda un largo camino y no muy fácil precisamente, pero tengo una última pregunta-me acerco a la chica sonriendo-¿por qué nos ayudas?. Se que Oddi es encantador y Úlf arrebatador, pero ese no es el motivo me parece...

Me aguanto unas buenas palabras sobre mi, pues al acercarme no quiero recibir otra buena torta, pues mis amigos ya tienen bastante para reírse de mi una temporada.

Asentí a las palabras de Hálfan. Desde luego el motivo que había expuesto la muchacha para que Knut odiara tanto a Hjálmar estaba más que justificado, y yo bien sabía hasta qué extremos se podían llegar cuando de venganza se trataba. Pero habíamos sido traídos a este lugar para acabar con unos lobos y eso era lo que íbamos a hacer, daba igual que los lobos tuvieran cuatro o dos patas.

—Habrá que pedir provisiones para el camino.

Me disponía a marcharme, allí poco más íbamos a sacar, pero Hálfan aún tenía algo más que decir. Una retorcida sonrisa apareció en mi cara, pero sólo esperé a escuchar la contestación de la joven.

Cuando Hálfan dice ue soy encantador, no puedo evitar sentirme identificado. Automáticamente, para reafirmar sus palabras, me yergo cuan largo soy, saco pecho y me hecho mano a la entrepierna para colocar bien Los Pendientes Reales en su sitio. Compongo mi mejor sonrisa mirando a la muchacha.

¡Por Odín y todos los dioses de Asgard! Cualquier mujer de Midgard selanzaría a mis brazos en este momento...

Por un momento os fijáis en la muchacha como no habíais echo antes. Unas tremendas ojeras denotan cansancio, las mejillas chupadas por la falta de alimentarse como es debido y las manos agrietadas de trabajar en el campo como una mula. Y sin embargo o quizás por eso, es hermosa. Se queda callada un momento, valorando la pregunta de Hálfan, podría haber respondido mil cosas. Entónces se queda mirando a Oddi rascarse las pelotas y rie, rie abiertamente, sin tapujos y parece que el cansancio y la carga sobre su espalda desaparece.-JA,JA,JA, ¡será por vuestros modales exquisítos! Después se calla, y todavía sonriendo vuelve a trabajar, coge unos leños y con un hacha empieza a partirlos, aunque no hace frio, siempre es bueno tener leña para un buen fuego por la noche.

Regresáis a la casa de la dama Frigg y le pedís provisiones para varios días. Tenéis un largo viaje de ida, y con suerte de vuelta. Lleváis una mula con comida y mantas y os ponéis en camino, tres días aproximadamente tardaréis en llegar...si no os perdéis.

Lo mío era el mar y no andar por bosques y tierras como aquellos, todo me parecía igual y, exceptuando donde estaba el norte, poco más podía ayudar para orientarnos por aquellas tierras, así que prefería que esa tarea recayera en mis compañeros. Por mi parte, y debido al dolor que sentía en el tobillo con tanta caminata, prefería caminar al lado de la mula en retaguardia.

—¿Sabéis por dónde hay que ir?

Pongo los brazos en jarras oteando el paisaje. Los árboles mecidos por el viento. El sonido de los pájaros cantando. El sol filtrándose entre las ramas. El aroma del pino y el abeto, mezclado con el hedor de Úlf... sí, sin duda estoy en mi elemento.

- No os preocupéis, Oddi está aquí para sacaros los huevos del fuego. ¡Seguidme, truhanes! El bosque nos espera

Dicho lo cual, me interno entre los árboles con paso decidido.

Oddi toma su papel de explorador, sin dud alguna conoce bien la tierra y si encuentra algún rastro podrá seguirlo y que yo poco más podría hacer que guiarnos por una dirección y perderme esos pequeños detalles que él si que descubre.

-Bueno, esperemos encontrar ese lugar antes de que desaparezcan les comento, aunque lo que más me preocupa es que sean más numerosos de lo que nos han dicho o nos tiendan una emboscada.

Caminásteis por el bosque con paso firme guiados por Oddi. La primera jornada y la segunda trascurrieron sin novedad. Finalmente llegásteis a los Riscos Negros,  como os había dicho Jarngerd. El camino se hacía cada vez más difícil y no os quedaba otra que intentar escalar la pendiente. No eran las montañas más duras a las que os habíais enfrentado, pero tendríais que dejar la mula y arriesgaros a una caida.

El buen hacer de Oddi, su instinto y ese conocimiento profundo del que hacía gala, habían conseguido que nuestro camino fuera tal cual la joven nos había marcado. Si por mi fuera ya hubiéramos perdido más de un día por culpa de mi nula orientación en tierra.

La fortuna parecía sonreirnos durante los días de viaje, pues ninguna dificultad nos salió al paso y, por fin, llegamos ante los Riscos Negros. Me quedé mirando aquella pendientes que, en un principio, había temido mucho más empinadas y peligrosas pero que a mis ojos parecían unas cuestas sin importancia.

—Me preocupaba tener que hacer una dura escalada... seguro que mi tobillo no aguantaría demasiado. —Murmuré más para mí que para mis compañeros.

Ni corto ni perezoso, cogí parte de la carga que llevaba la mula, lo que resultara más importante. Me dio pena dejar al animal allí, pero lo que no tenía pensado era gastar fuerzas inútilmente subiendo a la mula con cuerdas o cualquier tontería por el estilo. Seguro que sabía volver a casa sin problema.

—Allá vamos.

Ni corto ni perezoso me puse a escalar aquel repecho que, a simple vista, no parecía tener problema alguno. Y así fue, cuando me quise dar cuenta ya me encontraba arriba.

Estoy orgulloso de mi mismo. Y mis compañeros también. Había quedado como que el bosque no tenía secretos para mi. Eso estaba bien. No hace falta decirles que habíamos correteado medio día perdidos por la espesura, intentando recuperar el rumbo que perdí. No, esa clase de detalles no quedan bien en las Saga, y el Skâld debía tener claro que gracias al gran Oddi la expedición se había salvado.

Al ver aquél insignificante peñasco, me escupo a las manos, me las froto, me echo mi parte de carga a la espalda y comienzo a escalar, siguiendo a Úlf.

-Buen trabajo le digo a Oddi cuando llegamos a los riscos negros.
Al igual que mis compañeros, tomo una parte de la carga y comienzo a trepar, pero mis manos fallan y el peso hace que resbale.
Aprieto los dientes por el dolor y me doy un respiro para tranquilizarme, pues he estado apunto de caer.

Conseguís subir los riscos sin problema, salvo la caida de Hálfan, pero por suerte no ha sido desde gran altura y parece que se recompone sin problema. Desde lo alto de los Riscos negros véis humo a lo lejos en una cabaña, sin duda, el lugar al que os dirigís.

Véis una pequeña senda que conduce hasta la cabña. Antes de llegar véis un poste nidstóng con una cabeza de caballo clavada en su parte superior. Está completamente a la vista. El poste está marcado con una runa naud.