Partida Rol por web

¡Esto es el ejercito, aquí si viene llorado y cagado de casa! ;)

No había llegado a tiempo la reunión a pesar de que si había alcanzado el Segmentum Solar, de ahí que la imagen holográfica verde de mi persona se notaba clara y sin interferencia alguna. Fuera lo que fuera lo que hubiera hecho, o dónde había estado, no parecía haber dejado marcas exteriores, pero aún así había sacrificado el llegar a la reunión en favor de ese otro destino.

- Bonitas palabras.

Comento con una buena dosis de sarcasmo, señal inequívoca de que no iban a conseguir mi apoyo simplemente con eso.

- "Señor de la Guerra". Un título muy grandilocuente que os distrae de lo que realmente lleva a cuestas - hablaba como sabiendo algo que el resto desconocía - ¿Qué estáis dispuestos a sacrificar?

Pregunto directamente a ambos candidatos y or el tono que usaba no parecía que estuviera negociando nada.

Una grabación, únicamente sonido, se emite desde el puesto asignado a Aegror. Aunque el mensaje se entiende está lleno de estática e interferencias.

Hermanos, la búsqueda de Eon me ha llevado bastante más lejos de lo que me esperaba. Necesito moverme hacia un sitio donde pueda emitir de manera estable, así que tardaré un tiempo en estar presente en esta reunión. Daré mi voto cuando llegue, pero no quería dejar pasar la oportunidad de alabar la magnífica conquista de Ullanor Prime. Por los informes que mis hijos me enviaron, fue una de las mejores campañas jamás logradas en esta Cruzada. Uliq, Radius y Nekriam, mis felicitaciones para los tres.

Se produce una pausa, probablemente un corte en la grabación.

Me uniré al consejo en cuanto pueda.

Fin del mensaje.

-No importa el nombre que se le de al título Nicola, soy plenamente consciente de la responsabilidad que eso implicaría sobre mis hombros; de que deberé renunciar a mi vida, mis metas y mis aspiraciones en favor vuestro pero es algo que estoy dispuesto ha hacer. El resto de primarcas tenéis vuestros propios proyectos y para que ellos se cumplan alguno de nosotros debe dar un paso al frente para enfrentarse a este dilema, yo seré el guardián de vuestra paz y el heraldo de vuestra guerra; por eso traje a Eon ante nuestro gran padre por que es nuestro hermano por que él se encontraba perdido y por que somos tan débiles como el menor de nosotros. Sin una cabeza visible somos vulnerables, tan y como ya hemos visto.

Mi tarea encomendada por padre ya me envió lejos una vez, todos sacrificamos a nuestra familia al alejarnos los unos de los otros y ahora no tenemos mucho trato entre la mayoría, yo fui el ultimo en llegar y por tanto entiendo que es más fácil para mi asumir esa carga al estar menos arraigado. Todo deber conlleva un sacrificio que de ser por mi no tendría sentido ni me daría fuerzas, esas fuerzas y respaldo me lo concederéis vosotros con vuestro apoyo y confianza en mi si me consideráis digno. Si por traer a Eon he estado a punto de perder mi vida ¿qué no haría por el Imperio que habéis construido?-

Me encontraba lejos del Consejo, en Ullanor Prime. Así que desde mi nave insignia asistí al debate. En él se postulaban dos candidatos a Señor de la Guerra.

Asentí mientras escuchaba las palabras de Duncan, sonaba certero, sin embargo no pude evitar arquear las cejas al oir sus pretensiones, demasido bonitas.

A continuación intervino Magnar, además de al parecer saber información sobre Eon que ha decidido guardar ha sido claro y meridiano, que el poderoso sea más poderoso y que el pequeño sea más pequeño, fruncí el ceño, aquello no me gustaba nada.

Me crucé de brazos mientras mis hermanos preguntaban.

-No termino de compartir que los que sean los mejores en una tarea sean los únicos en hacerla, si dejan de hacerla por alguna razón tendremos mucho perdido. Creo que todos debemos ser iguales -y añadí -por debajo de Padre y del Señor de la Guerra, claro está -.

Duncan escuchó atónito las palabras de Magnar, no por lo que decía en sí, si no por el hecho de que había encontrado a Eon y le había traído ante Padre. Quizás, y solo quizás, a tiempo.

-... ¿En serio has dado con Eon? Eso... ¡Eso es maravilloso!-replicó, riéndose alegremente, aunque pronto su sonrisa se cortó y un gesto de preocupación asomó a su rostro-aunque... ¿Estás seguro de que era él? ¿Él, él? Temo que nuestro hermano ya no sea nuestro hermano-dijo.

Recibió las felicitaciones y el gesto de Magnar con una sonrisa, además de corresponder a las mismas, antes de retomar la palabra ante todo lo dicho.

-¿Sacrificio?-preguntó, mirando a Nicola-como varios de nuestros hermanos podrán corroborar, no me ha importado ayudarles, aún en casos en los que difícilmente ganaba algo, simplemente por los lazos de hermandad que nos unen y por el bien del Imperio. Incluso en la tristemente infame V'run, apoyé con fuerzas el ataque sin esperar nada a cambio, absolutamente nada, como podrán corroborar Leucas y Nephleim. Si lo que esperas tú, Nicola, o cualquiera de mis hermanos, es que como Señor de la Guerra sangre por vosotros cuando sea necesario, os aseguro que encontraréis la muerte ahogados en el mar sanguíneo derramado por mis legiones y por mi persona a vuestro favor, vosotros y todo el universo conocido. Si lo que esperáis es que comparta con vosotros, no creo que pueda ser acusado de haber actuado con secretismo, algo que no pienso cambiar... Ni de haberme negado a compartir las piezas de tecnología que he ido encontrando. Si lo que esperáis es apoyo y hermandad, pienso que sabré dároslas a raudales-concluyó, encogiéndose levemente de hombros.

-Yo desde luego creo en que, aunque algunos seamos mejores en algunas materias que otros, todos podemos y debemos intentar realizar toda clase de labores-siguió, tras las palabras de Uliq-un ser humano normal y corriente es capaz de grandes y variadas cosas a lo largo de su existencia, una existencia que algunos de entre los astartes, o de entre nosotros, podrían considerar breve e insignificante. Aunque no comparta esa valoración, es cierto que un astartes sobresale en todos los aspectos respecto al ciudadano imperial promedio. Siendo eso así, creo que cada legionario debe ser capaz de desenvolverse y realizar múltiples tareas, así como cada legión. No juzgaré, sin embargo, a aquellos que se quieran especializar. O que busquen disolverse. No soy un juez, y por tanto no juzgaré a nadie por ello, siempre y cuando se mantenga fiel al espíritu de colaboración y a la senda marcada por Padre. 

- No lo se - el rostro de Radius permaneció sereno mientras escucha a uno y otro candidato antes de agregar - Eso de ser especialistas quizás no es lo que realmente quiere el emperador. Después de todo todas las legiones tienen varias capacidades. Quizás algunas han preferido algunas tareas en especial, pero eso no significa que puedan hacer otras -

- La unidad, a mi parecer es algo más importante. Después de lo que hemos visto en este consejo durante los últimos ciclos estelares, es algo que necesitamos para avanzar con la conquista del universo que nos solicita nuestro padre -

- Cada uno sabrá a quien dar su apoyo. Yo sólo puedo decir que creo que la mejor forma de que cumplamos con la voluntad de nuestro padre es aprendiendo a coordinar nuestras acciones. Lo podemos hacer. Lo hemos hecho en más de una ocasión y no deberíamos dejar de intentarlo. Después de todo así es como podemos acabar con las amenazas que nos rodean. Y para coordinarnos necesitamos un líder. Alguien que sea capaz de apoyar al resto de las legiones cuando resulte necesario y que sepa, a su vez, darles la oportunidad de utilizar sus capacidades de la mejor forma. Ambos candidatos pueden hacerlo. Lo sabemos, pero solo debemos elegir uno de ellos. Yo, si nadie me presenta mejores argumentos, podría decir que ya he tomado mi decisión -

Ninguno se había acercado a la respuesta que esperaba, evidenciando que únicamente tenían una única meta, ese maldito título. Ninguno parecía darse cuenta de a dónde se dirigía el universo una vez hubiéramos discutido ese punto y lo que iba a ser necesario sacrificar, pero yo lo había visto, de ahí que no me parecieran más que un grupo de niños.

- Padre está ciego y apenas escucha si le gritas - declaro tras Radius - No objetará nada de lo que hablemos aquí y puede que ni se percatara si al final eligiéramos a un conejo en vez de un primarca.

No había sido por no darle oportunidades para demostrar lo contrario, pero al final ese había sido el resultado en todas ellas. De vez en cuando se fijaba en cómo iban las cosas y vuelta a su ostracismo, ignorando al resto del universo y las consecuencias de sus actos.

Asintió con semblante preocupado a las preguntas de Duncan sobre Eon pero no dijo nada, parecía algo distante pero eso era algo habitual en el. Magnar Vulkor era un guerrero no un orador, Duncan tenía cierto carisma del cual el carecía aunque le daba igual; escuchaba a Uliq y a Radius mientras hablan para luego fijar su atención en Nicola el cual expresó duras palabras contra el Emperador. En ese momento Magnar entrecruzó ambas manos apoyando los codos sobre la mesa, reposando encima su mentón tapando levemente su boca mientras escudriñaba a la Montaña, ocultaba una mueca sardónica como si hubiese podido predecir ese movimiento aún y así tal vez lo más extraño fue que no le amonestase de inmediato por sus palabras.

Miró a Duncan en espera la reacción del Señor de las Tormentas mientras se dirigía a Radius brevemente.-Radius entiendo lo que dices pero por tus palabras estas buscando un nuevo "padre" que te guíe, te apoye y ayude a las legiones a "crecer", eso escapa de lejos a mis capacidades y no creo que necesitemos un segundo padre. De votar movidos por el corazón caeremos en los errores del pasado, debemos votar un Señor de la Guerra, entiendo que Duncan es mucho más cercano y carismático que yo pero uno en la guerra debe ser frío y distante. No me importa que opinión tengáis de mi, si debo ser ese bastardo al que todos odiéis habré conseguido que os unáis en una causa común, el mayor logro de este campaña aunque me costase la vida.-ciertamente no había lugar para los sentimentalismos en el corazón de Magnar o al menos no en tiempos de guerra. Tal vez eso le restase el apoyo de aquellos primarcas más románticos pero el no iba a dejar de ser quien era, ni iba a mentir solo por un título. 

-Ningún Emperador es dueño de un Imperio que no ha forjado, ese es el mayor sacrificio.-fueron las escuetas palabras del mensaje cifrado que le hizo llegar Magnar. Al fin y al cabo el primarca no era tan obtuso como para expresar eso ante todo el Consejo.

Ark'sul estaba desde su nave, pues aún parecía intentar conseguir alguna pista sobre Nimrod, aunque había rastreado el planeta de arriba a abajo, parecía seguir buscando algo que se le hubiera pasado por alto.

-Hermano -dijo a Nicola- me encanta la facilidad con la que hablas sobre Padre, ¿le conoces?¿sabes qué hace o deja de hacer? Yo no, y creo que ninguno de nosotros. Nosotros no podemos responder a todas las peticiones de nuestros hijos o de los rememoradores, al igual que Padre no puede responder a las nuestras. Él confía en nuestro criterio para dirigir esta conquista y tenemos que demostrar que podemos hacerlo, o al menos lo hacía hasta hechos más recientes.

Tardó un momento en contestar.

-Creo que no es "que nos tienen que ofrecer", sino más bien "qué nos han ofrecido". Por experiencia propia, cuando uno ve que puede tener el poder comienza a hacer promesas; pero no quiere decir que puedan cumplirlas, por eso hay que mirar antes de todo, antes siquiera de que se supiera que uno de nosotros se alzaría como Primus inter Pares -sonrió ligeramente a Magnar- creo que odiar a alguien por una opinión es algo excesivo, a alguien se le puede odiar por sus actos no por tener una opinión distinta a los demás, porque si no, nosotros nos odiaríamos entre todos, ¿o me equivoco?

Duncan escuchó a sus hermanos hablar, aunque su rostro se endureció con las palabras de Nicola, mostrando incluso un leve gesto de horror ante tamaña afirmación.

-Esas son... Palabras peligrosas, hermano-sentenció-como ha dicho nuestro hermano Ark'sul, es muy complicado aspirar a conocer a Padre. Del mismo modo que nuestros legionarios tendrían complicado conocernos verdaderamente a nosotros, o un soldado del ejército imperial conocer a un astartes. Cada uno se encuentra por encima del otro, y sus líneas de pensamiento y sus labores alcanzan metas más elevadas. No creo que el Emperador esté ciego. De hecho, me cuesta pensar que esté ciego a prácticamente nada que esté pasando, aquí o en otros lugares-continuó, encogiéndose levemente de hombros-y desde luego, no creo que sea ajeno a nuestras decisiones, mucho menos a esta.

-No puedo estar de acuerdo con Magnar en su afirmación-prosiguió tras una breve pausa-un mando frío y distante lo que logra es permanecer alejado, cosa que puede que le granjee cierta lógica y perspectiva, pero poca lealtad. Un mando cercano logra inspirar a sus hombres, y que den más de lo que jamás podrían haber dado en otras circunstancias. Lo demostré con mis legionarios en V'run. Y volveré a demostrarlo donde sea necesario. En cuanto a qué he ofrecido ya, como apunta sabiamente nuestro hermano, creo que es de sobra conocido. 

Entrecierro los ojos y dejo escapar un gruñido molesto por las reprimendas, solo que tras pensarlas un poco, reconozco la verdad en ellas, una verdad a la que apostaría mi mano a que más de uno lamentaría en el futuro.

- Tenéis razón. Padre confía en nuestro criterio.

Les concedo sombrío, pero a diferencia de otras ocasiones, ni siquiera hago mención de coger la consola, sino que en su lugar quedo meditabundo y con la mirada perdida. Necesitaba pensar y hacerlo con el mayor acierto que jamás hubiera logrado mientras aquellas imágenes regresaban a mi cabeza.

Nephleim te manda un mensaje privado.

"Se que en varias ocasiones hemos chocado, pero de momento solo tu das un rumbo claro de a como quieres llevar la Cruzada de Padre. Espero que sepas lo que estas haciendo."