Partida Rol por web

Una pequeña nave de la III legión contacta con una flota expedicionaria de los Portadores de la Agonía. Sus protocolos de seguridad son extremos y parecen temer algo.

A bordo de la nave hay un par de escuadras de los Caballeros del Emperador. Son veteranos de muchas campañas y lucen numerosas marcas en sus servoarmaduras. Al frente de todos ellos hay un capitán llamado Taveas que exige hablar con alguien de responsabilidad en la legión sobre un asunto "de la máxima importancia".

Una pequeña nave de la VIII legión contacta con una flota expedicionaria de los Corsarios Estelares. Sus protocolos de seguridad son extremos y parecen temer algo.

A bordo de la nave hay media docena de escuadras de los Dragones Esmeralda. Al frente de ellos hay un capitán llamado Nobunaga, insufriblemente arrogante, que exige hablar con alguien de responsabilidad en la legión sobre un asunto "de la máxima importancia".

Un detalle poco conocido de la malograda rebelión de la Guardia Implacable fue que no todos sus astartes fueron eliminados. La X legión fue declarada proscrita y sus miembros exterminados sin piedad pero algunos se encontraban muy lejos de Terra cuando se declaró la caza de brujas.

El palafrenero Demóstenes Illiar servía por aquel entonces con la escuadra devastadora Ingetul en el sector Kahondor en las pruebas de armamento pesado de fusión que habían de proveer a las legiones con armamento devastador de corto alcance capaz de abrirse camino a través de búnkers. Los lazos de hermanamiento entre la X y la XIII y la amplitud de miras de esta última impidieron que los Guardias Implacables fueran eliminados. Sus servoarmaduras fueron repintadas con los colores de los Segadores y los archivos cuidadosamente alterados para que constaran como ejecutados.

La última Guardia Implacable leal luchó junto a los Segadores en muchas campañas, incluyendo V´run donde Illiar quedó como último superviviente de su legión. Ahora examinaba inquieto un puñado de casquillos explotados sobre una bandeja. Habían sido extraídos de los cuerpos de varios astartes en diferentes teatros de guerra por toda la galaxia:

-La carga de propelente es seis veces mayor que la de un proyectil estándar, mi señor. Las puntas están muy deterioradas pero he podido recuperar algunos fragmentos de diamante. Estas balas están diseñadas para penetrar objetivos fuertemente blindados. Los orkos, sencillamente, son demasiado blandos para estas pequeñas asesinas. No quisiera adelantar conclusiones pero creo que lo que tenemos aquí son proyectiles diseñados para ser empleados contra astartes.

Nephleim habia dejado las armas en la tienda de campaña mientras que analizaban el campo de batalla, a priori no tenia que haber peligro, sin embargo lo que si llevaba era su equipo de analisis tactico, cuando le pasaron la bala la cogio y la miro al trasluz analizandola con su ojo bueno.

- Hum... entiendo.

Aquello por mucho superaba la tecnologia orka, puede que hubiera alguien moviendo los hilos detras. ¿Los eldar? No, no creia que se la jugaran a salir de sus naves planeta...

- Tomaremos todas las muestras que sea posible y trataremos de averiguar trazas identificativas en el diamante, si logramos dar con el planeta del que viene este diamante tendremos de donde tirar. ¡Vamos chicos, que no tenenos todo el dia!
 

-Sé que eres un soldado, hermano -dijo Eon emergiendo de entre los árboles-. Pero también eres un padre. No quiero que pienses que tus hijos me son indiferentes. No he enloquecido, no me he vuelto malvado ni me ha devorado ningún espíritu maligno, ¿me crees?

Eon se colocó frente a Duncan. No vestía ninguna armadura en aquel sueño. Iba vestido como un príncipe, pero un príncipe desarmado.

-La decisión que tomé la tomé porque no podía seguir apoyando al Imperio. Siento que fueras tú quien sangrara por ello.

Eon sonrió.

-Todavía haremos de ti un conciliador, hermano -bromeó-. Cada vez quedamos menos guerreros en esta falsa hermandad nuestra.

Miró al Altar de Guerra a los ojos. Si alguien podía con Eon, sin duda era Vulkor. Otros no tendrían ninguna oportunidad, pero el Heraldo de Pureza ya se había ganado el epíteto de Matahermanos, aunque nadie se lo dijera a la cara. Eon no había asesinado a ningún primarca, aunque no por falta de ganas.

-El Sha´eil me susurró en Laeran -dijo-. Mentiras, por supuesto, ambos sabemos lo que habita en esa dimensión maléfica, aunque no tengamos nombre para ello. Sin embargo, algunos de esos embustes estaban envueltos en verdades. Mientras el Emperador me convocaba a Terra para purgarme como purgó a Textrom, yo descubría su plan. Un plan que empezó como algo noble antes de envenenarse, o eso quiero pensar. Sin embargo, es un hecho, Vulkor, mi hermano: nos ha traicionado a todos, a la Cruzada y a la Humanidad. Planea su apoteosis.

Bellur era el Caballero Andante de la Orden de las Estrellas, todos ellos enfocados en combates entre naves y defensas de estas. Solía estar preparado para todo, pero ni de lejos estaba preparado para encontrarse con media docena de las escuadras de sus primos. Cuando Ark'sul no estaba en la nave, era Bellur quien ejercía de capitán, sería un "Contramaestre" en los términos náuticos de la antigua Terra, y por eso le tocó ejercer de portavoz.

-Primos de los Caballeros del Emperador, bienvenidos a nuestra nave. Espero que hayéis algo de reposo -señaló a unos cuantos legionarios que ejercerían de guías de sus primos mientras él se dirigía al astartes al mando- acompáñame.

Guió a Zaifodias por la nave hasta llegar a una sala situada justo encima del puente de mando. Ese lugar era el puente personal en el que Ark'sul se conectaba a su nave de forma directa, y también era la sala donde solía meditar y estudiar. Desde la desaparición de Nimrod, la Araña de Marte no había salido de ese lugar, estudiando trazados, mapas, posibilidades, cualquier cosa que mostrara el lugar donde estaba su hermano.

-Adelante -dijo el primarca sin más antes de que Bellur entrara.

-Señor, os presento a Sir Zaifodias, de los Caballeros del Emperador. 

Ark'sul se puso en pie de golpe y se giró hacia el astartes recién llegado.

-Adelante, ¿habéis descubierto algo sobre mi hermano? -preguntó con demasiado interés mientras le invitaba a pasar- ¿puedo ayudaros en algo?

-Os fallé, a mis hermanos y a vuestros hijos. Es cierto, y para ello no hay excusa. Os defraudé y os decepcioné. 

No hubo un "sin embargo", un "aunque" ni un "pero". El Corsario no añadió nada hasta que la atención de Ark´sul volvió a centrarse en la espada.

-El Emperador destruyó al Dragón del Vacío y con su cuerpo creó Marte -susurró Eon-, o eso dan a entender los antiguos textos. Pertenecía a una raza antigua, tanto o más que los eldar. Eran anatema, tan opuestos como pueden serlo dos criaturas. 

Una serie de palabras se agolparon en la mente de la Araña. Palabras que su hermano no había encontrado. Invisible. Hueco. Frío. Silencio.

Paria.

-No volveré a Terra a enfrentarme a mi purga. No aceptaré ser desechado como un retal inservible por un megalómano con ansias de divinidad. Quien dice detestar a los dioses pero pacta con el Sha´eil en secreto. Dime, mi hermano de sangre y hierro, ¿sabes qué alquimia profana nos dio la vida? 

-Ya no tengo miedo por mis dudas, Portador de la Agonía, sino por mis certezas. Hace años todo era una cuestión de fe y confianza, de si creíamos en la Unidad y en el Emperador. Ha dejado de ser así: las cartas están sobre la mesa.

-Está más cerca que nunca -susurró la voz de Eon-. Ha puesto en jaque al Aniquilador Primordial, el mismo poder inefable que usó para crearnos. Tampoco tuvo a bien contarnos eso, ¿verdad? que nos tejió con las energías del Sha´eil para que fuéramos sus instrumentos de destrucción. Terra... las traiciones de la XX y sus espías en nuestras legiones bien podrían ser acción suya. Él será el único, el último dios de la Galaxia cuando devore al resto y nos consuma como si fuera Kronos, el titán de las leyendas de Terra. 

El silencio y la ocuridad cubrieron aquel extraño sueño.

-No sé cuál será mi suerte, Aegror. No puedo enfrentarme a Padre en solitario, y ni siquiera sé si quiero hacerlo. ¿Podré huir de él en este universo? ¿De mi propia naturaleza que me empuja a la guerra? Si los planes de Padre se cumplen, nadie estará fuera de su alcance.

-Como bien dices las voz de Sha´eil son dulces mentiras aterciopeladas, la maestría de lo que allí mora no tiene parangón por eso mi semilla genética está preparada para soportar largas exposiciones. Es normal que te veas turbado por dichas visiones, dime que tiene ¿qué ver el primarca de la X con todo esto?cuéntame que has descubierto pues bien sabes que te escucharé. ¿Todavía tienes restos de lo que encontraste en Laeran? Me gustaría poder verlo en tú presencia, tal vez pueda entrever algo que a ti se te haya podido escapar.-no parecía que Magnar estuviera juzgando a su hermano, ni tratándole como el loco. El mismo había estado mucho tiempo expuesto a este tipo de influencias, con el tiempo y la razón siempre había podido sobreponerse pero claro el estaba mucho más preparado que su hermano menor para hacer frente a las tentaciones del espacio disforme.

Una pequeña nave de la XVII legión contacta con una flota expedicionaria de la Tempestad Imparable. Sus protocolos de seguridad son extremos.

A bordo de la nave hay un único astartes, uno de los últimos Doblegadores. Para los estrictos estándares de la legión, su aspecto es bárbaro: lleva una capa de piel sobre su servoarmadura y una enorme espada cuelga de su cinto. Parece un veterano de muchas campañas y luce numerosas marcas no estándar en su servoarmadura. Se presenta como el jefe de escuadra Casius Atlas y exige hablar con alguien de responsabilidad en la legión sobre un asunto "de la máxima importancia".

Un veterano astartes sale al encuentro de los Caballeros del Emperador. En su rostro se ven ya las marcas de la edad, aunque todavía se ve imponente y poderoso en su armadura.

-Capitán-apotecario Kaestus, al mando de la V compañía, dice mientras saluda de modo marcial. Lamento decir que los más altos cargos de la IV legión no se encuentran disponibles en este momento. Si lo desean pueden hablar conmigo, si no pueden dejar un mensaje y lo haremos llegar en cuanto sea posible.

Eon hablaba en metáforas... o al menos eso le parecía al primarca de los Portadores. ¿Eran metáforas? ¿o simplemente el corsario estaba usando palabras que Aegror no entendía? En cualquier caso, pocas cosas importaban ya. Fuese mentira o verdad, fuese metáfora o la realidad más absoluta, lo que importaba era una sóla cosa:

-Eon, tengo que hacerte dos preguntas. Todo lo que estás diciendo puede ser irrelevante o las palabras más importantes que se han dicho en el Universo. Puede ser lo más cierto o la mayor equivocación de la historia. Eso da igual. Lo que importa es...

¿Quién te ha revelado todas esas cosas? ¿Qué pruebas puede ofrecer, si es que las tiene?

-Eso es imposible -sentenció Ark'sul- Padre será muy poderoso, tendrá una capacidad de visión mucho mayor que la nuestra, tendrá los medios para modificar un planeta y darle un propósito; pero no puede "crear" un planeta, no puede crear Marte, eso le haría convertirse en algo que lleva siglos diciendo que no existe.

-Hermano, si no apareces te auto-condenarás, de la otra forma al menos podrás explicar tus motivos, tus causas, lo que te impulsó a hacer lo que hiciste. ¿No lo entiendes? ¿De qué te sirve "estar en el camino correcto" si los que podrían ayudarte te ven como un enemigo?.

Negó con la cabeza ante la mención de su creación.

-Una ciencia poderosa y antigua, eso es lo único que se, eso es lo único que sabemos. Padre es quien nos creó, y solo él y sus Custodios son los que saben qué hicieron para crearnos.

El legionario hace una profunda reverencia.

-Lord Ark´sul-a pesar de la servoarmadura y la veteranía del astartes, el primarca no puede dejar de notar que algo le perturba sobremanera. El astartes sostiene en su guantelete un pequeño envoltorio de tela. Lo despliega con cuidado.

Ark´sul arquea una ceja, sorprendido de la vulgaridad del contenido del envoltorio: cuatro proyectiles de bólter con las puntas rotas. Casquillos usados.

-Estos casquillos fueron recogidos en Ullanor II. Poco antes de que se perdiera el contacto con mi señor Arcturus, una de sus escuadras transmitió que estaban siendo atacados por sus propios hermanos. No es algo raro en mi legión: los Caballeros del Emperador son famosos por sus feudos de honor y los duelos entre hermanos de la legión algo común pero ¿con armas de fuego y en medio de una batalla? Encontramos sus cuerpos algún tiempo después de que concluyera la pacificación del planeta.

El astartes se quitó el yelmo para revelar un rostro joven pero de piel ajada.

-Estos no son proyectiles normales. La carga de propelente es seis veces mayor que la de un proyectil estándar, mi señor. Las puntas están muy deterioradas pero hemos podido recuperar algunos fragmentos de diamante. Estas balas están diseñadas para penetrar objetivos fuertemente blindados. Los orkos, sencillamente, son demasiado blandos para estas pequeñas asesinas. No quisiera adelantar conclusiones pero creo que lo que tenemos aquí son proyectiles diseñados para ser empleados contra astartes.

-Capitán Kaestus, lo que me trae hasta aquí sólo puede llegar hasta oídos de Lord Aegror. Cuento con su palabra de honor de que cuanto le diga no saldrá de vos si no es para comunicárselo a vuestro señor.

El astartes miró a su alrededor, inquieto, como si temiera que le vigilasen. Era un temor obvio e innecesario: nadie entraba en los dominios de la IV legión sin ser escaneado a nivel celular.

-La III legión... los Caballeros del Emperador... han sido infiltrados. Hemos sufrido muchas bajas en la campaña de Ullanor y en otros teatros de guerra pero los archivos de la legión han sido alterados: escuadras desaparecidas hace años de vuelta al servicio, malinterpreción intencionada de órdenes... por qué o por quién, no lo sé. Estos incidentes parecen haber estado ocurriendo desde hace años pero no se han vuelto evidentes hasta hace poco. Mi señor Arcturus favorecía las logias guerreras en su legión, asociaciones para que los astartes pudieran reunirse entre ellos y hablar sin las restricciones del rango. Sin embargo, creo que las logias se han convertido en algo más siniestro y que alguien las ha empleado para infiltrarse en los Caballeros del Emperador. Y tal vez en otras legiones.

Asentí a las palabras de Aegror, —el conocimiento no solo no es que no sea peligroso, el conocimiento es necesario. Yo llevé a Nugnat en un periodo de cientos de años a avanzar como si fuera un milenio. El conocimiento es la llave a todo —parecía que en ese aspecto ambos coincidiamos.

—No hemos tenido encuentros hasta ahora con orkos o eldar para saber si se transmite, no obstante, creo que no debemos tampoco ponernos trabas. Quiza podemos trabajar en que sea un arma biológica destructora de xenos y en otro estado un arma potenciadora —.

Volví a teclear en el dispositivo, —tengo varios en estado primitivo de infección, están en unas cámaras de contención —me mantuve pensativo un instante, —no sé si la nave que has traído tiene capacidad para llevarlas, sino llévate una nuestra —.

La extraña aparición del astarte me es comunicada por la flota expedicionaria. Los Doblegadores son cada vez menos, y en ausencia de su Primarca se ven relegados a tareas menores, aquí y allá. En ese aspecto cuentan con mi simpatía, la Tempestad Imparable también se encuentra menospreciada por muchos, como por ejemplo Nimrod que siempre nos ha infravalorado.

—¿Exigir, eh? —gruñí, aquello no me gustaba nada, —por favor, llevadle hasta el holoproyector y decidle que contacte conmigo, protocolo de seguridad XR45-alfa, hacedle saber que la transmisión está encriptada, puede comprobarlo pero no exigirme nada —.

-No-dijo simplemente, de un modo que sonó casi como una bofetada-Hermano, sé lo de Laeran. No sé qué viste Más Allá de la Bruma, pero algo viste. Algo que te cambió. Y he visto que clase de cosas surgen de ese lugar, y como acaban aquellos que las creen. Así que no puedo creerte sin más cuando dices que eres tú. Además, ¿qué has visto ahora para perder así la fe en el Imperio? ¿Acaso no nos esforzamos, día a día, por mejorar el sueño de Padre?

El primarca cogió uno de esos proyectiles y lo analizó con los implantes que tenía en sus ojos para poder apreciar mejor el diseño y componentes. Todo lo que decía era lógico, pues ante las máquinas pieles verdes funcionaba mejor un misil perforante o arma de plasma o fusión, y para las tropas era un uso excesivo.

Kamaelos.

La palabra se formó en su cabeza antes de poder darse cuenta. ¿Estaban afectándole las paranoias de Eon? Pero eso era lo que parecía en todo su esplendor. Necesitaba pruebas, pruebas feacientes y sabía como obtenerlas aunque no fuera ni ortodoxo ni seguro.

-Sir Zaifodias, creo que se una forma de averiguar que pasó, es poco ortodoxo y puede que lo consideres deshonroso, por eso te pregunto a ti, como mando provisional de los Caballeros del Emperador. Podríamos usar nuestros implantes, devorar una parte de la carne de los caídos para ver sus recuerdos y, quizás, poder ver lo que pasó. Es algo horrendo y entiendo que te niegues, pero piensa en esto, si el Emperador nos dio esas capacidades sería por algo, ¿no crees?. Decidas lo que decidas, no lo menciones a nadie, coge a tus más allegados y tráelos a esta nave. Juntos investigaremos lo que pasó, sea de una forma poco convencional y ortodoxa o de una forma tradicional. 

En su cabeza se empezaba a formar una pesadilla. ¿Y si la XX no se había ido? ¿Y si la XX había colonizado una o más legiones esperando el momento oportuno para atacar? ¿Y si en realidad una de sus legiones hermanas era la XX con otro nombre?