Partida Rol por web

Os quedáis mirando unos instantes el perímetro de la mansión... Realmente no hay vecinos lo que se dice "cerca", y con el enorme jardín de alrededor es difícil que la música, por alta que esté, llegue a molestar a alguien.

Veis multitud de adolescentes por el jardín de la casa, la puerta principal está prácticamente todo el rato abierta y hay chavales que entran y salen constantemente. El alcohol fluye por todas partes a raudales y no véis prácticamente ningún adulto mayor de 26 o 27 años.

La verja es lo único que os separa de estar en el interior del recinto, en el jardín con todos esos chavales. Hay una puerta principal en la verja con un timbre, pero no parece haber ningún guardia de seguridad controlando el acceso.

Un momento. 

Cierro los ojos y me concentro: una chica joven, guapa y con poca ropa. Con la mirada desenfocada, el pelo alborotado y sonrojada. 

—Tengo que aprender a hacer esas cosas... —farfullo cuando veo que Lori cambia de aspecto—. Bueno, vosotras podéis entrar directamente y ver todo desde dentro. Para mí va a estar más difícil, y más con la cantidad tan grande de gente que hay, así que me esconderé y trataré de echar un vistazo sin ser visto. No me busquéis mucho o llamaréis la atención sobre mí, y solo nos faltaba que una casa llena de chavales vea un Nosferatu. Por mucho alcohol que haya, me podría costar el cuello... 

Hago una pausa mientras miro con mi constante e involuntario gesto de desagrado hacia la casa, y tras recolocarme la ropa para que se me vea lo menos posible, miro el reloj.

—¿Nos vemos aquí en dos horas? —pregunto.

Yo no entro de momento.

Te llamamos cuando hayamos terminado allá adentro. Aunque... no te alejes demasiado, por si acaso. Suspiro mientras esbozo una leve (y bonita, para variar) sonrisa. 

—Pondré el móvil en silencio, entonces —digo, ya cogiendo el teléfono de mi bolsillo para evitar sorpresas.

Tras un gesto de despedida, entro en el jardín, buscando sombras en las que ocultarme para que las miradas se alejen lo más posible de mí.

Mientras das una vuelta por alrededor de la mansión ves un par de perros que parecen ser de la familia que vive en la casa, hasta ahora es lo único que has encontrado más grande que un ratón (y no, no has visto ratones, pero si le dedicas algo de tiempo fijo que encuentras alguno, que el jardín es muy grande)

Teresa por fin se guarda el móvil y terminando de leer, aun con la vista en su pantalla empieza a hablaros, asegurándose que nadie la escucha esta es la mansión Campbell, donde algunas hermandades o fraternidades de la universidad de Georgetown organizan sus fiestas, en concreto la Hermandad Blanca, cuyo líder es el hijo de uno de los dueños de esta mansión dice por fin levantando la cara y sacándose la otra mano del bolsillo tenemos que mirar el sótano, a ver si coincide con las imágenes del video, los rituales se suelen organizar a las doce… también hay otro posible lugar pero esta mas lejos y fuera de los lugares donde se mueve Fuller, además este lugar tiene las medidas más acordes con las imágenes… ahora bien entremos.

Busco un lugar algo apartado y les hago un gesto a uno de los perros para que se acerque, rezando para que el olor de mi cuerpo no lo inquiete demasiado. Si viene hacia mí lo miro fijamente a los ojos para establecer una comunicación con él.

—Hey, chico. Quiero preguntarte unas cosas —susurro, con la voz más amable de la que soy capaz. Me gustaría poder ladrarle, pero me temo que eso llamaría demasiado la atención.

Os adentráis en el terreno del jardín que rodea la mansión... No parece haber excesiva vigilancia a pesar de que sí hay un guardia de seguridad junto a la verja de entrada. 

En cuanto divisa a dos jóvenes muchachas os deja pasar sin apenas miraros.

A medida que os acercáis a la mansión el sonido de la música aumenta muchos decibelios. Cerca de la puerta principal os aborda un grupo de tres universitarios con pinta de estar borrachos:

- ¡Ey! ¡Nuevas nenas! ¡Bienvenidas a la fiesta! Si queréis una copa en la piscina de la parte de atrás ponen unos mojitos de la hostia... Hic! - dice el primero de ellos.

- No le hagáis ni caso, está como una cuba - dice el segundo.

El tercero se os acerca, se mete en medio de las dos, os pone una mano en el hombro a cada una y dice: - Bueno, no os había visto nunca en el campus, dos chicas guapas y desconocidas... hummm Venid conmigo, os presentaré al dueño de la casa, si hay fiesta es gracias a él. Luego quizá podamos divertirnos - te guiña un ojo Lori.