Partida Rol por web

─A decir verdad estábamos buscando a Floon, pues al parecer fue él el que nos encontró cuando *aparecimos* en la ciudad. Como llevaba un tiempo desaparecido decidimos seguirle la pista... y, qué suerte la suya, señor Neverember, ahora cuenta con nuestra ayuda para liberar a alguien a quien primero han capturado los Zhents y ahora pasa por usted capturado por los Xanathar, las vueltas que da la vida, ¿verdad?

Raynard sonrió muy a su pesar, sarcásticamente. El mago, en su fuero interno, había albergado la esperanza de que fuera algún asunto sencillo, como unas deudas de juego o un ajuste de cuentas, algo que se podría haber resuelto, para bien o para mal, en aquel mismo almacén. Pero no, el capricho del destino había querido que el idiota de Floon se hubiera visto inmerso en una búsqueda del tesoro de proporciones épicas que podía poner patas arriba la ciudad más grande que conocía.

─Y no tendrá usted idea de a dónde podrían haberse llevado a su estimado Floon, ¿verdad? ─preguntó amablemente, casi *demasiado* amablemente, el arcanista al noble.

Conforme André sube a zancada limpia los escalones que conducen al piso superior un mancebo de buen ver desciende por las mismas atusándose la ropa como si aquel lugar no hubiera sido escenario de una cruenta escaramuza. Raener Neverember. por fin ponía rostro a un nombre que conocía desde hacía años. Al parecer la mediana y el joven arcanista habían dado con el escondite del susodicho. Se podía decir que el idiota había tenido la suerte de que fueran ellos y no los kenkus quienes dieran con su localización.

- Siento el apuro en el que se encuentra, señor Neverember, y entiendo su afán por encontrar a su amigo - asiente el antiguo mercenario - Puede contar con nuestra ayuda. Delo por hecho. Tal y como comenta mi compañero, nosotros también tenemos motivos para salvar la vida del joven Floon.

André evitó mencionar en lo posible la existencia de aquel alijo oculto que se encuentra a escasos pies del pelirrojo, pues cuanto menos supiera el pobre infeliz sobre los motivos que llevaron a ambas organizaciones a luchar por su cuello mejor.

- Según nos ha revelado amablemente uno de los lacayos de los ojos - comenta apoyando la punta de su espada sobre la nuca  del kenku - es posible que sus captores hayan abandonado el edificio a través de un acceso a las alcantarillas en algún punto de este mismo almacén. Espero que no os importe ensuciaros los botines.

El semiorco iba a hacer algún apunte sobre qué iban a hacer con el botín que habían encontrado antes de ponerse a buscar un acceso a las cloacas en aquel almacén. Pero claro, perseguir a gente era bastante mejor que custiodar botines. Al fin y al cabo, no había conseguido golpear a ninguno de los pájaros en su pelea.

—Pues entonces no perdamos más el tiempo y busquemos —dijo el bruto mientras abandonaba la sala, dispuesto a buscar alguna trampilla o similar que diese a las alcantarillas.

—Será nuestro honor y placer ayudar a su amigo, Saer. —se ofreció Oki obsequiosamente—. El poder servir a su Casa es toda la recompensa a la que aspiramos. 

Se inclinó aparatosamente y agregó en un susurro.

—Por ahora.

Miró con gesto escéptico a André.

—No será necesario que pongamos en peligro a su alteza. No me perdonaría que algo llegase a pasarle y eso nos impidiera recibir su gratitud en el futuro. Será mejor que lo pongamos a salvo, antes de ir en busca de su amigo.

Vio como Brogtah, se ponía a revisar en busca de un acceso a las alcantarillas.

—Déjame a mí —le dijo—. Tú tienes la cabeza demasiado alejada del piso, para buscar trampillas y esas cosas.  

Se agachó y se puso a buscar por su lado, en busca de algún acceso a la red de alcantarillado.   

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   Pues ahí que bajó Darkomin, otra vez para abajo. Al menos, había tenido la ocurrencia de cerrar o entornar la puerta antes de subir, pero claro, el pajarraco había visto abrirse la puerta y si lo dejaban ahí a la vuelta no quedaría nada del alijo.

   Quizás se pudiera sacar algo de beneficio de la situación, beneficio honrado. Y además, averiguar algo de nuestras familias, pensó para sí.

   - Toda esta sangre, parece ser que era en busca de un alijo de objetos, sin duda robados a sus legítimos dueños. De hallarse, debería ser devuelto, sin duda sus dueños compensaran este altruista gesto, pero por ahora esto es secundario. -

   Miro alrededor, - lo primero es encontrar a Floon Blagmaar, independienteme de que fueramos a hablar con él, no lo dejaremos a su suerte sin hacer todo lo posible para rescatarle. Además, - hago con un gesto hacia André, - también buscamos a una dama que sospechamos pueda haber corrido idéntica suerte, lady Adrianne Whitehall. -

   Ayudo a buscar a Oki la trampilla, tenía la vaga impresión que podría ser adecuado que fuera primero si había que bajar. Harían falta luces, pero con gente ducha en magia... suponía que ese detalle se arreglaría bien pronto.

   - Hemos estado fuera, y alguna especie de asalto nos ha enturbiado la memoria, quizás más tarde, cuando Floon Blagmaar esté a salvo, podría ayudarme con un tema. El nombre de mi familia parece haberse difamado y nuestra mansión puesta en venta. Quizá podría después echarme una mano para detener la venta mientras hayamos a Lady Adrianne y limpio el nombre de mi familia. -

   Me acerco a un rincón, ¿es eso la entrada a la alcantarilla?

   - Además, - señalo al pajarraco, - algo habrá que hacer con él, no podemos dejarle aquí, sin más. -

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El joven noble escucha vuestras palabras con tranquilidad mientras se acerca al cadáver de uno de los kenkus y recoge su espada, probando su filo en el aire con bastante presteza. No parece inútil precisamente.

Y no tendrá usted idea de a dónde podrían haberse llevado a su estimado Floon, ¿verdad?

-Mencionaron algo de las alcantarillas - asiente hacia André, corroborando lo que este ha dicho-. Pero dudo que estén aquí dentro. Los Xanathar entraron por las puertas, el acceso debe estar en la calle.

No será necesario que pongamos en peligro a su alteza. No me perdonaría que algo llegase a pasarle y eso nos impidiera recibir su gratitud en el futuro. Será mejor que lo pongamos a salvo, antes de ir en busca de su amigo.

Renaer se ríe, con una voz alegre y cantarina.

-No soy una damisela en apuros, por mucho que lo parezca. Desarmado como estaba podía parecerlo, pero no seré una carga, dama Fingerskill. Contad con mi ayuda. Mi gratitud la tenéis ya, pero si esperáis una recompensa, lamento advertiros de que mi padre se llevó toda su fortuna cuando partió para Neverwinter -se encoge de hombros, como si fuese una pena-. Así que me queda poco más que su nombre. Lo que puedo daros es mi palabra de ayudaros si lo necesitais, y la promesa de que mi honor no es el de mi progenitor.

Lo primero es encontrar a Floon Blagmaar, independienteme de que fueramos a hablar con él, no lo dejaremos a su suerte sin hacer todo lo posible para rescatarle. Además, también buscamos a una dama que sospechamos pueda haber corrido idéntica suerte, lady Adrianne Whitehall. 

El joven noble asiente a la primera parte, pero a la segunda parece recordar con claridad el nombre de la dama y dudar un segundo antes de hablar.

-No sé si ese será el caso... No conozco detalles, pero lady Whitehall no está secuestrada... - explica- Por lo que sé, hace un tiempo desapareció de la ciudad. Decían que se había ido con su amante, o algo parecido. De pronto volvió. Al poco de su regreso, todos los miembros de su casa fueron... Víctimas de un ritual demoniaco. Todos quedaron convertidos en huesos calcinados y cenizas, sus almas... Sacrificadas. Culparon a los miembros de la casa de Drummer tras el juicio. Lo siento, pero lady Whitehall ya no está entre nosotros. 

Hemos estado fuera, y alguna especie de asalto nos ha enturbiado la memoria, quizás más tarde, cuando Floon Blagmaar esté a salvo, podría ayudarme con un tema. El nombre de mi familia parece haberse difamado y nuestra mansión puesta en venta. Quizá podría después echarme una mano para detener la venta mientras hayamos a Lady Adrianne y limpio el nombre de mi familia. 

Renaer abre los ojos, al darse cuenta de quien eres.

-Oh, entonces vos sois Darkomin de Drummer -agacha la cabeza-. Mis disculpas. Siento no haberos reconocido. Se decía que habíais abandonado Aguasprofundas hace mucho, y se os daba por muerto. Por supuesto, os ayudaré en lo que pueda, aunque desconozco más de lo que he mencionado antes. El caso lo investigaron importantes miembros de la guardia, creo recordar. Pero quizás os pueda dar los contactos necesarios para hablar con los responsables de la investigación.

Además, algo habrá que hacer con él, no podemos dejarle aquí, sin más. 

Renaer asiente, pero antes de que pueda hablar todos os percatáis de que hay bastante ruido fuera del almacén. Un grupo grande se acerca, muy numeroso. No sabéis de quien puede tratarse pero mientras os preparáis para el combate, Renaer incluido, alguien pega una patada a la puerta e irrumpe de pronto en el almacén.

-¡Vamos, vamos, vamos! -grita un hombre enorme, de unos cincuenta años y en armadura de placas.

Tras él entran una docena de hombres en armadura y casco, todos con el emblema de la guardia de Aguasprofundas. Los que cruzan por el portón del almacén llevan ballestas y os apuntan directamente, mientras se cuelan dentro. 

-¡Tirad las armas, bastardos, en nombre de la ley! -grita el mismo tipo de antes, el único que no lleva ballesta, sino un enorme mandoble.

La situación durante unos instantes está a punto de volverse crítica. La guardia parece mejor armada y preparada que vosotros, y son el doble. Todos os apuntan con ballestas, y más de uno tiene pinta de ser un poco "gatillo fácil". Pero Renaer no deja que todo se tuerza. Envaina su recién adquirida espada, da un paso adelante con las manos alzadas y saluda.

-¡Capitán Staget! ¡Soy Renaer Neverember! ¿Me reconoce? ¡Estos hombres me han salvado, no son enemigos! 

El hombre enorme observa a Neverember durante un segundo, y alza de nuevo la voz.

-¡Calmaos, chicos! Es él.

Da un par de pasos hacia Neverember, le tiende la mano y le da un buen apretón.

-Me alegro de verte bien, chico. Llevamos días husmeando donde te habías metido. Alguien vio que unos tipos se metían en el callejón hace unos minutos y oyeron el choque de las armas, y por suerte prefirieron avisarnos antes que esconder la cabeza.

-Toda una suerte, sin duda -asiente cortesmente el noble.

Luego os señala.

-Estos aventureros estaban buscando a mi amigo Floon y me encontraron a mí, y tuvieron la decencia de rescatarme. Estaba en medio de la guerrilla de los ojos y las serpientes... 

El capitán asiente, antes de volverse hacia el resto de la guardia.

-¡Registradlo todo, rápido!

Mientras sus hombres obedece, Staget se vuelve hacia vosotros.

-Gracias por vuestro servicio, preferiría haber podido encargarnos nosotros, pero sin vuestra ayuda no habríamos llegado hasta aquí. De todos modos, deberíais habernos avisado antes de asaltar el almacén... -frunce el ceño-. Aguasprofundas es una ciudad de ley. Esta vez lo dejaremos pasar, pero matar, incluso a ratas como el Xanathar y los Zhent, no está permitido en mi ciudad. ¿Queda claro?

─Muy claro, *capitán Staget* ─dijo el arcanista haciendo hincapié en el nombre del guardia al mando de la operación/asalto, aunque éste no se había presentado en ningún momento─ Somos honrados ciudadanos y no queremos entrometernos en los asuntos de la guardia. Sólo vinimos aquí en vez de llamarles porque pensamos que, dadas las actuales circunstancias en las calles de la ciudad, la guardia ya tendría suficientes quebraderos de cabeza ─una sutil manera de decir que los acontecimientos les habían superado con creces.

─Como verán, aquí tenemos un pajarraco ─añadió haciendo seña hacia el monstruo mitad pájaro mitad humano superviviente─ que ha sido testigo de todo. Y el propio señor Neverember puede atestiguar que le hemos rescatado... Ahora, si nos disculpa, los captores del señor Floon parecen haber usado las alcantarillas para huir. ¿Le apetece acompañarnos? ─comentó en tono ligeramente burlesco, pues estaba seguro de la negativa del capitán─ ¿Alguna recomendación?

André no tuvo tiempo para asimilar las palabras de Neverember en relación al destino final de Adrianne cuando los miembros de la guardia irrumpieron en aquel lugar. La situación era delicada, pues aunque habían salvado la vida del muchacho, se habían entrometido no sólo en una guerra abierta entre bandas sino en el trabajo de la propia guardia de la ciudad. Raynard interviene, pero muy probablemente habla de más. Sus comentarios no ayudaban a su ya comprometida situación y revelaban sus intenciones. El problema no era no contar con la ayuda de los miembros de la guardia, sino que éstos les prohibiesen seguir la pista por la que habían arriesgado la vida.

- Mis disculpas, capitán. No es nuestra intención inmiscuirnos en las labores de la guardia. Mi nombre es André Ravenhold. Mis compañeros y yo estamos investigando un caso relacionado con la desaparición de Floon Blagmar. Caso que, por fortuna, nos ha llevado a descubrir el paradero del señor Neverember.

De nada valía intentar ocultar ahora sus intenciones. Debía ganarse de algún modo el favor de alguien que, de no ser por Renaer, probablemente los hubiese encerrado a todos en el calabozo por el simple hecho de encontrarse en aquel almacén.

- No esperábamos encontrar resistencia, pero al parecer los miembros de los ojos se encontraban registrando el lugar en busca de esto - el guerrero descorre el lienzo bajo las escaleras y abre la puerta oculta para revelar su contenido al capitán. Tarde o temprano los miembros de la guardia darían con el alijo, por lo que André se decide a aprovecharse de la situación - Según hemos podido comprobar se trata de bienes robados. Seguro que vosotros estáis más capacitados que nosotros para retornar estos objetos a sus legítimos dueños.

Aquellos cuadros y aquella pila de lingotes podían haber valido una fortuna si daban con el comprador adecuado, pero de nada les serviría todo el dinero del mundo si no conseguían seguir la única pista de la que disponían en aquellos momentos.

- Encontrar al señor Blagmar con vida es nuestra prioridad en estos momentos, pues de ello depende que podamos llegar al fondo de este caso, pero no podemos hacerlo sin su ayuda ni la de sus hombres - hace hincapié en este último punto - Como bien ha dicho mi compañero los Xanathar parecen haberle echado la mano encima y haber huido a través del sistema de alcantarillado de la ciudad. ¿Podemos contar con su ayuda, capitán? El tiempo apremia.

En cuanto vio aparecer a la guardia, Oki pareció alarmada y se ocultó rápidamente detrás de BROGTAH.

Sólo escuchó la conversación durante un rato y luego se asomó por detrás de la pierna del semiorco, cuando escuchó a André pidiéndole a los guardias que los ayudaran.

─No creo que eso vaya a ser necesario. Seguro los nobles protectores de Waterdeep tienen cosas más importantes para hacer. Nosotros podemos con esto solos. 

El semiorco prefirió no abrir la boca. Si hubiese sido el guardia que le despertó hace unas horas, igual sí que habría dicho algo, pero viendo que era otro, lo mejor era no decir nada. Al fin y al cabo, no tenía memoria a corto plazo, pero lo que sí recordaba es que daba igual la situación, lo mejor era siempre permanecer en silencio.

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   Esperó Darkomin pacientemente a que se aclare la situación. Una vez la cuestión más tranquila, se decidió a hablar. Una vez que van a registrar el almacen, ya puestos, les indico la ubicación de la sala que posiblemente, van a encontrar una vez que la hemos abierto y sólo cerrado momentáneamente. Más, sabiamente André decidión indicarselo primero, lo cual le agradó. Esos bienes robados sólo hubieran

   - Entendemos su punto de vista, capitán. Pero estos... pájaros... saltaron encima nuestro para acuchillarnos y no hubo otra opción que defendernos sin que nuestras palabras sirvieran, para consternación de todos. Una vez recuperados del susto, hallamos a Lord Neveremer y lo que Lord Ravenhold. -

   Aunque quizá no fuera buena idea, si debía limpiar el nombre de mi familia, no debía andar con remilgos, así que me presento:

   - Darkomin de Drummer, recién llegado después de estar ausente una larga temporada, a su servicio. -

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El capitán no os da gracias por los bienes robados más allá de asentir. En su cabeza, encontrarlos e informar no es algo que haya que premiar, es el deber de cualquier ciudadano. Al poco, Staget echa una mirada furibunda hacia Raynard por el tono burlesco, pero la intervención de André parece calmarle lo justo.

-No, lo siento. No meteré a mis hombres en el alcantarillado para seguir un rastro imposible a un nido de ratas hambrientas. Aquí somos la ley - reconoce-. Allí abajo, no. 

   - Darkomin de Drummer, recién llegado después de estar ausente una larga temporada, a su servicio.

- Drummer, ¿eh? - frunce el ceño-. ¿Conoce los antecedentes de su familia? Que yo sepa, por portar un nombre nadie es culpable, pero le aconsejo reunirse con la jefatura. Le interrogarán sobre lo ocurrido y dejarán que su nombre se aclare un poco. Le traerá problemas airearlo así.

Luego os ojea a todos, suspira y saca de su armadura un pequeño bolso. Allí tiene una pequeña insignia de la guardia, que le entrega a André.

-No puedo acompañaros, pero si puedo nombraros temporalmente representantes de la guardia. Si vuestro amigo está abajo, nosotros no diremos nada de lo que hagáis para rescatarlo. Vais en misión oficial representándonos. ¿Queda claro? Devuelve esta placa en cuanto acabes tu trabajo o iremos a buscarte, muchacho.

Tras recibir entrega de la placa, Staget se dedica a investigar el almacén y a aprehender a los kenku supervivientes. Sin más que discutir salís al exterior, a la plaza. Allí observáis el patio, donde una tapa de alcantarilla bien cerrada permanece bloqueando el acceso. No hay vecinos atentos en la calle. Neverember camina a vuestro lado, llevando una de las armas de los kenkus en la mano, y contempla la tapa de alcantarilla con curiosidad. 

-Fijaos... -señala a la humedad alrededor de la tapa-. Abierta hace poco, arrastraron agua al cerrarla. Será por aquí. 

El joven noble no tiene problema en abrir el mismo la tapa y bajar a vuestro lado. La verdad es que no parece molestarse mucho por la suciedad.

Las alcantarillas os reciben con su nauseabundo olor, el goteo de la suciedad en el agua y el correteo de algunas ratas. Un arroyo pútrido fluye a lo largo de un túnel que se extiende en dos direcciones. En una observais un pequeño símbolo dibujado con tiza amarilla en la pared: un círculo del tamaño de la palma de la mano con diez radios equidistantes que irradian desde una circunferencia.

Raynard se mantuvo en segundo plano durante el resto de la conversación con el representante de la ley. A diferencia de Darkomin, él prefería no ir aireando su nombre, o el de su maestro. Si se supiera... seguramente le mirarían de otro modo. La verdad es que no quería descubrirlo.

Arrugó la nariz al asomarse a la alcantarilla, respiró una vez más con convencimiento y se adentró en aquel nauseabundo aroma. Fue el segundo, tras Neverember.

─Vamos a necesitar algo de luz aquí abajo ─dijo al llegar abajo, mirando hacia los que todavía tenían que bajar.

─Y mucha suerte y habilidad para encontrar a los que estamos siguiendo sin perdernos y, en caso de localizar a los secuestradores, sin ser descubiertos antes de que nos embosquen y no al revés... ─pensó para sí.

En efecto, se estaban metiendo en dificultades por propia voluntad. Raynard negaba con la cabeza a cada instante. Debería estar disfrutando de su libertad y no ahí, en las alcantarillas poniéndose en peligro.