Partida Rol por web

Bien, una vez fuera deberíamos de ir cagando leches al parking. Ahí están mi coche y el de Conrad. Una vez en los coches ya estaremos a salvo y podremos salir de aquí. Vamos, Jeremias, fríe a esos cabrones- le dice al repartidor, que tenía ya una mano en la palanca del cuadro eléctrico.

Wilmor se acerca ha Franky. Se lleva la mano al cinto, y saca su pistola.
Toma Franky, antes has pedido una pistola. Pero espero que la utilices para algo más que para pegarte un tiro a ti.

Al pasar junto a la pequeña Anne Marie, Wilmor le guiña un ojo.
Vamos a salir de esta, pequeña. Franky no va a dejar que te hagan nada.

Mientras espera la orden para freir a los zombies, Jeremías visualiza en su perturbada mente las posibles salidas que tienen una vez atraviesen la valla. Consigue acordarse de la zona residencial, por la que suele repartir pizzas, y del resto del complejo hospitalario. No tiene muy claro cual será la mejor vía de escape, pero es obvio que necesitan ir a por un coche.

- Jodeos, cabronazos!!!! - Activa la palanca listo para disfrutar mientras los cuerpos de los muertos se chamuscan como en una barbacoa. No tarda ni un segundo en reaccionar tras las palabras de Wilmor. Estaba deseando oirlas...

Mientras hablas, miras con ojos escrutadores la oscuridad más allá de la verja exterior. Una media docena de zombies parece agolparse en la verja o en sus inmediaciones. Sin embargo, tu olfato te advierte de la la presencia de más. Bastantes más. Al otro lado de la carretera hay unas escalinatas que dan acceso a un pequeño barrio residencial en un nivel de terreno por encima al que está la facultad. Sabes que saliendo a la izquierda, la carretera te lleva unos dos kilómetros al sur hacia la autopista general para salir de Rotville. No obstante, un poco antes hay un desvío a la derecha que lleva a esa zona residencial por carretera.

Saliendo pero al norte, la calle lleva al resto del complejo hospitalario. La zona anexa de servicios y cocina es el edificio más cercano. La entrada es por debajo, por donde está la facultad, pero también hay una pasarela que permite la entrada por arriba. La calle sigue en dirección norte y se bifurca un poco más allá. A la derecha sabes que hay una calle de bajada pronunciada que lleva a la zona baja donde están los accesos a la facultad, hospital y demás edificios cercanos. Para llegar al parking hay que tomar esa dirección. Desde donde estais es algo más de kilómetro y medio de distancia. No todos podremos hacer esa distancia corriendo, piensas acordándote sobre todo de tu rodilla.

Si en vez de bajar sigues recto, la calle continúa metiéndose en las entrañas de la ciudad. La Facultad y el complejo hospitalario están a la entrada a la ciudad de Rotville.

El sonido seco que hace la palanca cuando la acciona Jeremías es la antesala a la tortura de los zombies. Por un instante y en un momento dado, esas bestias parecían haber aprendido que la valla en una zona peligrosa. Pero tal vez el hambre de carne fresca o tal vez una ausencia total de prudencia en sus insondables mentes hace que unos tres o cuatro estén pegados a la verja cuando el pizzero acciona el cuadro eléctrico. Apenas una milésima de segundo después, los cuerpor de los muertos vivientes se retuercen en una especie de baile macabro. Algunos de vosotros mirais la escena con terror, pero otros parecen ya acostumbrados a estas barbaries e incluso parecen disfrutar de la escena.

Cuatro zombies se carbonizan minutos más tardes, dejando un gesto aterrados y desfigurado en sus caras. Dos más parecen haber olido la muerte de sus compañeros de infierno y retroceden temerosos emitiendo el quejido de siempre, pero esta vez con un ligero timbre de temor...

GHHHHHHHHHHHHH

La pequeña Anne Marie le habia hablado con su queda vocecilla tan debilmente que solo el habia podido escucharla. Franky alzo la cabeza, sin poder ver lo que ella le habia comentado pero teniendolo en cuenta por si a la hora de escapar cundia el panico.
Cuando Wilmor paso junto a el, cogio la pistola que le tendia algo dubitativo. Dudaba mucho que fuera capaz de utilizarla eficientemente pues en el unico intento que habia tenido ni siquiera pudo llegar a disparar encasquillando la pistola. Aun asi la guardo con cuidado metiendosela entre la cintura de su pantalon y su barriga como habia visto en las pelis de accion, puede que la necesitara en algun momento aunque fuera para proteger a la niña como Wilmor le dijo a ella. Sin embargo, deseaba no tener la oportunidad de aprender a manejarla.

Poco despues, otra vez la misma escena, el mismo baile de muerte agonica al que aquel grupo de supervivientes se habia llegado casi a acostumbrar. La puerta estaba libre, la opcion de escapada elegida y la suerte echada...¿Como abrimos la puerta?...dijo Franky, preguntando el siguiente paso...

...Â?Como abrimos la puerta?...dijo Franky, preguntando el siguiente paso...

Conrad mira a Franky y luego a la puerta. La mano derecha del mecánico frota la perilla mientras piensa en que carajo hacer, cambiando el peso de una pierna a otra.

Pues como no tenemos llaves, sólo se me ocurren dos posibilidades. La primera es desmontar las bisagras, ya que están por el lado de dentro. En principio es buena idea pero si tenemos que volver a entrar no podremos cerrar salvo montando la puerta de nuevo..., pero creo que tenemos otra opción.

El encargado de mantenimiento camina hasta ponerse delante de Oliver, que probablemente ni le estaba escuchando con sus malditos cascos de música estridente. Conrad coge el cable y pega un tirón.

Chico, te he visto y eres hábil con la ganzúa. ¿Por qué no abres esa puerta para que nos podamos ir todos de aquí?

Mi expresión no revela si, como otras veces, permanezco ajeno a la conversación o si mi silencio es deliberado perdido en pensamientos como otros del grupo.
No obstante cuando Conrad me saca a la fuerza de mi aislamiento mi mirada pasa rápidamente de la suya a las caras de los demás, reacciono incómodo a la momentánea atención de los demás, encogido como un animalillo a punto de ser atropellado o como un gato arrinconado.

Me giro al encargado de mantenimiento con una expresión airada y parezco a punto de dedicarle alguna impertinencia pero mi expresión se calma un poco hasta que sin nada de entusiasmo y con el ceño fruncido digo:
si es para salir de aqui...

El Loco sabe que los zombis no le han percibido, aunque no si será durante todo el rato que esté allí dentro. Ahora sí oía las palabras del informático pero cualquier movimiento podría suponer su muerte.
Ni golpes ni hostias... Esto no es una puta broma, si te aviso me matan -se decía Jack, como si hablase con Franky.

El científico no sabía que hacer, no podía seguir así toda la noche, ni todo el día, ni la siguiente noche. En algún momento deberían salir de aquel supuesto escondite. Como puede, rígido, sin mover el cuello, sus ojos empiezan a girar en dirección al superviviente, lentos aunque plenamente abiertos, recibiendo toda la información posible ahora que se había sobrepuesto a aquel dolor mental y físico. Jack le clava la mirada al llegar sobre él, abriendo finalmente lo ojos tanto como puede.
¿Y ahora capullo? Espero que tengas un plan-pensó el Loco.

Conrad ejerce su autoridad adulta sobre el joven Jim, que aparece siempre distraído pensando en a saber qué cosas. El gesto de arrancarle los cables ha sido despectivo y brusco, pero por suerte el adolescente no ha reaccionado mal y se muestra colaborador. La corriente sigue pasando a través del cable hasta la puerta y por extensión a toda la pasarela metálica, humedecida por la lluvia constante que sigue cayendo sin cesar.

La madrugada comienza a avanzar, y si hubiera luna estaría ahora en lo más alto del cielo. Pero las pesadas nubes negras cargadas de lluvia impiden cualquier vision.

Óliver no hace ningún gesto más. Sólo espera a que el festival eléctrico acabe para tal vez, ponerse manos a la obra...

Tu mente hierve de pensamientos. Es un efecto típico de la medicación. Tu cerebro pasa de un estado de catatonia y alucinación a otro de hiperactividad consciente donde eres absolutamente el dueño de tus actos. Y en esta segunda fase estás ahora.

A lo lejos escuchas de nuevo el quejido lastimero de los zombies. Algo debe estar pasando en la puerta... Lo cierto es que los muertos vivientes que rondan la ambulancia volcada, miran en dirección a la facultad y se dan la vuelta hacia alli, arrastrando lentamente los pies y abriendo la boca en un gesto agónico de hambre perpetua y no saciada.

Parece que os quedais a solas el superviviente y tú. Éste te mira con ojos inquisitivos como dieciendo; algo está pasando...

Con una sádica sonrisilla dibujada en su rostro, Jeremías observa cómo la electricidad calcina a los zombies que se agolpaban en la verja. Sin duda disfruta con ello, y no lo esconde.

Pasado un tiempo prudencial, vuelve a subir la palanca cortando el suministro eléctrico. Ahora es cuestión de segundos. Hay que abrir esa puerta cuanto antes...

Wilmor observa el efecto de la electricidad en los zombies. Gesticula una leve sonrisa al ver los cuerpos carbonizados.
Bien, esos han caído, pero fuera hay unos cuantos más, así que tendremos que ser rápidos. Yo no puedo correr mucho, así que me ocuparé de cubrir la retirada, mientras los más rápidos llegáis a los coches, para luego pasar a recoger a los rezagados. Para llegar al parking hay que salir hacia el norte- comenta señalando hacia la derecha desde donde están-, y luego coger la bifurcación de la derecha. ¿Todo claro?

Si oliver conseguia forzar la cerradura y todo iba bien, pronto estarian fuera...derecha y luego otra vez a la derecha...memorizo Franky. Ese era el camino que debian seguir hacia los coches. Ojala consiguieran alcanzarlos sin problema, ojala pudieran salir de ese terrible lugar, ojala pudieran escapar...De sus llaves del coche a alguien Señor Wilmor- le recordo al segurita

- Jack! Jack! Me oyes?- el informatico no habia perdido la esperanza de comunicarse con el loco. Despues de todo, el habia sido el que le habia alentado a saltar la verja en busca del superviviente que los habia llamado y si algo le hubiera pasado, a fin de cuentas, seria tambien por su culpa. En el fondo, se habia aprovechado de un enfermo mental- Vamos a salir. Donde estas? hazme una señal para que sepa que estes bien, por favor- nada podia escuchar que llegara del otro lado del auricular- si me escuchas iremos hacia el aparcamiento. Esta hacia la derecha y luego, cuando se bifurque el camino, de nuevo a la derecha. Espero verte alli, Jack, debes estar alli cuando lleguemos...

...De sus llaves del coche a alguien Señor Wilmor- le recordo al segurita

- Jack! Jack! Me oyes?- el informatico no habia perdido la esperanza de comunicarse con el loco. Despues de todo, el habia sido el que le habia alentado a saltar la verja en busca del superviviente que los habia llamado y si algo le hubiera pasado, a fin de cuentas, seria tambien por su culpa. En el fondo, se habia aprovechado de un enfermo mental- Vamos a salir. Donde estas? hazme una señal para que sepa que estes bien, por favor- nada podia escuchar que llegara del otro lado del auricular- si me escuchas iremos hacia el aparcamiento. Esta hacia la derecha y luego, cuando se bifurque el camino, de nuevo a la derecha. Espero verte alli, Jack, debes estar alli cuando lleguemos...

El Loco aprovecha el instante en el que se giran los zombis para empezar a golpear el micrófono. Tal vez seis o siete veces seguidas. No recordaba el código del informático.
¿Tres si encontré al superviviente?¿Cuatro si me mataron? No...no... ¡Maldito aparato!—pensaba mientras golpeaba intentando no hacer demasiado ruido y así no alarmar a los zombis que ahora le daban las espalda.

¿Van hacia el aparcamiento? Tengo... Tenemos que salir de aquí —se dijo, sin prestar atención al dolor que todavía podía sentir. Aunque estaba seguro que no era ni una milésima parte del real, ya que la cantidad de pastillas habían amortiguado gran parte de éste.

Tras intentar dar señales de vida vuelve a quedarse rígido, mirando al superviviente, pero sin decir palabra. Ganando algo de tiempo gracias a que aquellas bestias se alejaban. Parecía que les concedían un respiro, posiblemente el único, su única posibilidad para escapar.

Jack intenta relajarse, estar tranquilo para lo que se avecinaba, fuese lo que fuese. En breves segundos podría comunicarle todo a aquel hombre.

La atención sobre mi me pone de mal humor, me acerco de mala gana a la puerta paseando la mirada desconfiada por los demás y parándola un instante en Wilmor.

Saco un alambre de mi mochila acercándome a la puerta mientras murmuro entre dientes algunos tacos y algo parecido a "no he usado una ganzua en mi vida".