Nyphel parecía saber de lo que hablaba, aquello tranquilizo a Howard bastante, despues de todo había esperado que hablase él ya que al parecer era el que tendria mayor soltura para tratar con la guardia.
A Howard no se le daba nada bien. Estaba sudando, tenso y los guardias se acercaban, con cada paso que ellos avanzaban el retrocedia otro más pequeño, que no servia de nada excepto para hacerle sentir más a salvo. Si estuviera en campo abierto podría correr y correr hasta dejarles atras. Y si no al menos lo habría intentado.
Ahí no se sentía comodo. Además habia esperado que de tener problemas la guardia se los solucionaría, no al reves.
Nada de lo que estaba ocurriendo tenía sentido. ¿De verdad todo el mundo era así?
Intentó ver una posible vía de escape sin llamar demasiado la atención.
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El soldado claramente está alterado ante vuestras palabras, pero sin duda alguna no quiere atacaros si no es necesario o ya habría dado la orden
-Se os acusa de ser espías, por ello tenemos todo el derecho de arrestaros para comprobar vuestra historia y saber si lo sois o no. Me importa poco que penséis que es un malentendido y os he ofrecido más explicaciones de las que debería. No necesitamos pruebas para deteneros por una acusación tan grave y menos en los tiempos que corren, así que no nos obliguéis a usar la fuerza ¡Y ES LA ÚLTIMA VEZ QUE LO REPITO!
Enarco un ceja, y enderezo mi postura para darme mayor importancia.
-Nos entregaremos voluntariamente... o al menos yo. A cambio, usted pondrá a la mayor parte de su comitiva, a ayudar a esa joven, y al caballero que la acompaña, a salvar a su hermana secuestrada.
En caso contrario nos resistiremos valientemente al arresto, y regresaremos después a vuestro cuartel con los secuestradores.
Le sostengo la mirada al jefe de la comitiva por unos segundos antes de sonreír tenuemente y proseguir.
En cualquier caso tiene mi palabra. Y señor, la palabra de un Byron, siempre es sagrada.
La mujer mira entre sorprendida y divertida la escena que está sucediendo a su alrededor, aunque poniéndose tensa cada vez que uno de sus contrincantes decide oponerse al arresto de la guardia.
Hay que reconocer que tienen valor...¿debería quedarme con ellos para que me saquen de esta?, pero si son espías de verdad...lo tendría muy mal.
Pero después de escuchar las ultimas palabras de Byron, toma una decisión rápida.
-Yo me entrego sin condiciones-dice apartando de una patada las armas que ya había tirado anteriormente-no tengo nada que ver con ellos.
Da un paso al frente hacia uno de los guardias que retira la alabarda para permitirla pasar fuera del circulo donde la ponen unos grilletes.
-Yo también me entrego-Dijo sin dudar Alan.
Como siga hablando así nos va a buscar problemas y eso es lo último que necesitamos.
Imitó a la mujer y se adelantó hacia su posición, dejando que le colocasen los grilletes. Después, lanzó una mirada de advertencia a Nyphel.
Si escapaba ahora a saber que contaría esa mujer de ellos. Parece que no quedaba otra que entregarse.
-Estoy de acuerdo con mi compañero. Sois la guardia de la ciudad deberíais estar ayudando a esta pobre chica en lugar de capturar al primer grupo de viajeros que se encuentran. Si se hacen cargo de la situación iremos con vosotros de buena gana.
Otro guardia se sitúa junto a Alan para colocárle los grilletes y custodiarle mientras se resuelve todo.
-¿Estáis siendo arrestados y encima venís con exigencias?-El guarda lanza una mirada hacia Ethan esperando a ver si se pone del lado de los dos compañeros que se han sometido al arresto o se queda con el bando que se mantiene en sus trece.
Aparte de eso, podéis observar como todos los alabarderos han modificado levemente su postura para lanzarse al ataque.
A Ethan no le gustó el hecho de que los guardias ignorasen la petición de ayudar a Aigentarinji. Eso le hizo hervir un poco la sangre y su espiritu de lucha pugnaba por salir. Cuando escuchó las palabras de Nyphel asintió y se puso a su lado, dandole su apoyo.
Por desgracia el guardia siguió en sus trece. Y cada vez más la pista se enfriaba.
Maldita sea oficial. No hay tiempo para esto. Si tiene que arrestarnos arrestenos, si quiere atacarnos allá usted, pero por favor, haga caso a la pobre joven que está ahí sufriendo por el rapto de su hermana.
Si en verdad se consideran guardias de la ciudad, y tienen honor la ayudaran.
Perdón, por el retraso, los fines de semana no puedo acceder a un ordenador y luego he estado malisimo de gastrointeritis.
-Nuestras ordenes han sido precisas. Vosotros dos-dice señalando a dos de los alabarderos- ponedles los grilletes...
Dos de los hombres se dirigen a vosotros (Nyphel, Howard y Ethan) para poneros los grilletes a la fuerza. Si no os resistís, os tomarán de las muñecas con brusquedad y os colocarán los grilletes sin miramientos.
No te preocupes, no pasa nada. Mientras te hayas recuperado, todo va bien;)
Master, se me olvidó ponerlo en el post anterior. Pero mi intención aparte de hablar era empezar a acumular Ki. Si puedo bien sino lo haré en mi próxima declaración.
ok, considera que llevas un turno de acumulación total de Ki ya que no habéis hecho nada.
A Howard no le gustaba la idea de dejarse arrestar por no haber hecho nada pero le tranquilizaba el hecho de que al menos no tuviera que ver con el asunto ese del ki.
Si pensaban que era un espía todo se arreglaría en algún momento...
Miro a Ethan un momento, como preguntandole ¿que haremos?. Estamos rodeados, cansados. Y... si este tipo, están poco dado al "deber", seguramente nos usará para promoverse, pero... si luchamos, estamos muertos.
comienzan colocando los grilletes a Howard. Mientras uno de los guardias le sujeta con brusquedad por las muñecas, el otro toma los grilletes de su bolsa y se los coloca en las muñecas apretándolos con brusquedad. Después es el turno de Ethan y por último le toca a Nyphel.
Bien, avancemos...si queréis hacer finalmente algo, podéis hacerlo por supuesto. Tened en cuenta que les pilláis por sorpresa si queréis actuar y si no, os arrestarán y seguiremos con la narración ;)
Ethan vio como también apresaban a Howard. Notó la mirada de Nyphel y volvió a evaluar la situación. Seguramente podría con tres o cuatro guardias, incluso podría escapar luego, pero los demás atacarían al resto que estaban indefensos. Además, Nyphel todavía no se había recuperado de las heridas de su encuentro anterior.
Con un suspiro de resignación el joven Tao dejó de acumular Ki y se desabrochó la correa que sujetaba su katana a la espalda.
Antes de entregarla, no obstante, amenazó al guardia que la recogió.
Ten cuidado con este arma, si le sucede algo lo pagarás caro.
Luego se dejó apresar.
Espero que hagamos lo correcto.
No pudo mirar a Aji. No había podido rescatar a su hermana, todavía.
Pos nada. No voy a liarme a tortas yo sólo. ;P
Molesto, golpeo el suelo y pongo mis manos al frente.
-Esto es un insulto. El gremio de comerciantes de enterará de esta injusticia. Lucrecio, el principado idílico, si claro, una mentira mas de este mundo. Miro fijamente al jefe de aquellos hombres -El destino de esa joven caerá sobre usted y sus hombres. Para bien, o para mal...
El cabo, observa satisfecho como al final, después de muchas reticencias, todos los acusados se dejan apresar sin ofrecer más resistencia y sin tener que llegar a las armas...aunque han estado cerca.
No tienen ni idea de como son las cosas...tienen suerte de estar en Lucrecio...me gustaría verles en otro principado con esas actuaciones...
Una vez los prisioneros están enganchados los unos a los otros con otra cadena, el cabo hace un gesto a dos de sus guardias.
-Vosotros, quedaos aquí y ayudad a estas personas en lo que necesiten, luego informen en el cuartel de lo que hayan averiguado.
No hace ningún gesto a los arrestados dando muestras de que no les está haciendo ningún favor.
Después de esto, la comitiva de ocho guardias y cinco presos, recorre las calles de la ciudad mientras la gente mira desde las ventanas con curiosidad las pintas que llevan las personas que han sido arrestadas. Los murmullos de los viandantes que se cruzan con el grupo dejan escapar exclamaciones de respuesta a la pregunta sobre la procedencia de tan variopinto grupo de personas.
Llegáis al cuartel de la guardia y os llevan directamente a una amplia celda donde os quitan los grilletes. Os indican que en unos momentos bajará el capitán para hablar con vosotros.
La celda es de gruesos barrotes de hierro y tiene unos asientos de madera pegados a la pared. Sin duda alguna es donde se mete a los maleantes cuando organizan alguna trifulca y no es una prisión permanente.
Una vez los guardias os han dejado solos, la mujer se adelanta para hablar
-Si no os importa, yo por mi parte contaré la verdad de lo ocurrido ya que no me gustaría que me mezclaran con unos espías. Los tiempos están raros y creo que no es una buena acusación.
Howard la miro con todo el desprecio del que fue capaz.
-Claro, adelante, nosotros no somos espias de nadie y en cambio tu eres una secuestradora y hay testigos de ello. Cuenta lo que quieras y a ver si con un poco de suerte te dan tu merecido.
¿O si hay algun espia?
Howard desterro ese pensamiento con rapidez, las intrigas politicas no le interesaban y sus acompañantes parecian buenas personas. No queria equivocarse. No se iba a equivocar.