Partida Rol por web

Entro en el vehículo con cierta extrañeza del hecho de que mezclen a los invitados con los empleados en la cabina del helicóptero. Cuando ya todos estamos dentro y el vehículo despega verbalizo mi sorpresa.

Es curioso. El señor Dark me parecía el tipo de gente que no mezclaría en el pasaje de un vehículo invitados y futuros empleados, pero está visto que esta visita alberga algunas sorpresas. Discúlpeme - Dice dirigiéndose al musculoso de gimnasio - pero con el ruido del helicóptero no he podido escuchar su nombre señor...

Deja espacio para que el hombretón se presente, después se gira hacia la mujer.

¿Así que es usted escritora? Seguramente de eso me sonase. Da la casualidad de que yo también lo soy. ¿Quizás hemos coincidido en algún evento o certamen? Por desgracia me temo que no he tenido el placer de leer su obra. ¿Le molesta si le interrogo acerca de ella? - Dice con buen humor y un deje en la palabra "interrogo" que identifica la selección de esta palabra como parte de una broma.

Ese tío era idiota, ¿verdad?

Subo al helicóptero y me dirijo a él.

- C A L E B - pronuncio vocalizando con intensidad -, vamos a ver, ¿a ti te han traído aquí diciéndote que eres un invitado y ya? bueno, a mi me han dicho que gracias a mis habilidades - le guiño un ojo a la chica -, es decir, no me confundas con el jardinero o algo así, y no te creas mejor que nadie, eso de las clases sociales está pasado de moda...

Sonríe y mira al apuesto caballero mientras el zumbido inunda sus oídos,algo que agradece pues eso significa que no podrá escuchar otros sonidos y mucho menos mantener una conversación

-"Claro,su cara me sonaba mucho así que debe ser que hemos coincidido en alguna parte"-responde con cierta sorpresa en el rostro-"Oh,por supuesto que no me molesta,así podremos intercambiar impresiones y usted me hablará de su obra"-dice poniendo brevemente su mano en el hombro del hombre con una sonrisa antes de que Caleb les conteste

-"Oh,no nos enfademos,por favor,estoy segura de que el señor Dark nos ha invitado a todos por alguna razón independientemente de a qué clase pertenezcamos y creo que todos podremos llevarnos bien ¿a qué se dedica usted,señor Jenkins?"-pregunta con interés

Los pasajeros subieron al helicóptero para encontrarse una fila de cuatro asientos forrados, en un cuero lujoso en cuya parte superior reposaban unos auriculares voluminosos. Los auriculares eran modernos, tapaban completamente los oídos para aislarlos del ruido del rotor, y del derecho sobresalía un micrófono para facilitar las comunicaciones.

En cuanto se hubieron acomodado en los asientos, se hubieron puesto los cinturones de seguridad y los auriculares pudieron escuchar la potente voz del piloto en sus audífonos

"Buenos días señoras y caballeros, soy el comandante Timothy Smith y seré el piloto durante el vuelo a Dark Island. La duración aproximada del mismo será de 2 horas y 20 minutos y se espera algo de niebla y viento durante el camino. Les ruego que permanezcan sentados y con el cinturón abrochado durante el trayecto y les recuerdo que todos los micrófonos están interconectados por lo que la privacidad será limitada durante el vuelo. Voy a proceder a pedir permiso a control de vuelo para el despegue. Si tienen alguna pregunta estoy a su disposición para hacerles el viaje lo más ameno y cómodo posible"

Los pasajeros pudieron escuchar como el piloto pedía permiso para despegue al control de vuelo y como tras obtenerlo empezaba a manipular los mandos haciendo que el sonido del rotor penetrara en los oídos de los pasajeros a pesar de la protección.

El aparato se elevó en el cielo de la mañana de Nueva York y puso rumbo hacia el norte, siguiendo el cauce del río Hudson hacia su desembocadura en el oceano. La voz del piloto resonó clara en los auriculares diciendo

"Señores pasajeros, si miran a su derecha podrán ver el orgullo de Nueva York, el símbolo de nuestra ciudad, la estatua de la libertad"

No se enfurezca señor Caleb. No he dicho que yo sea del tipo de personas que le mantendría alejado de mis invitados si pensase en contratarle - Tampoco he dicho que no lo sea. De hecho, lo soy. - Solamente me pareció curioso porque normalmente la gente con tanto dinero e influencia como el señor Dark es muy exquisita en esos detalles.

Sigue resultándome muy extraño.

Pero estoy seguro de que sus habilidades deben ser especialmente buenas dada la oferta económica que le ha hecho el señor Dark. - No habría ninguna otra explicación para mezclar a semejante bóvido con dos escritores de renombre.

Es una suerte que estos protectores vengan equipados con micrófono, así podrá contarme qué tipo de obras escribe usted señorita Townsend. Yo soy aficionado a las obras de intriga, y también al teatro, como habrá supuesto por mi pregunta previa.

Porque nos vigilaban que si no ese tío ya se habría ganado un puñetazo, maldito gilipollas estirado...

- En fin, sí, mis habilidades son excepcionales.

Resoplo y me dirijo a la mujer.

- Camarero, en una de las discotecas más famosas de New York, me pagan bien, hago lo que me gusta... No me puedo quejar la verdad.

Me estiro como si estuviese en mi casa, puestos a molestar al tipo aquel, lo haría bien.

A pesar de las palabras de consuelo del piloto la mujer rodeó su vientre con ambas manos en un puro instinto primario de protección. El cual no serviría de mucho si sucedía algo en el aire.

Comenzó a rumiar sus pensamientos, mientras miraba por la ventanilla, intentando desmadejar cada hebra y colocarla en su sitio. Había algunas cosas que no le cuadraban mucho.

- Entonces ¿tus padres te han mandado a la isla Dylan? - preguntó en tono afectuoso para no contagiarle su incipiente nerviosismo. - Yo voy a cerrar un contrato con el señor Dark. Soy abogada. No terapeuta ni profesora - dijo en tono divertido en respuesta a la pregunta del chico que se había quedado antes sin responder.

Parecía que hablar le obligaba a no pensar en delirios y paranoias, así que se volvió hacia Nate - ¿A que se dedica usted? -

Felicity empezaba a darse cuenta que los motivos que les habían dado a cada uno de los dos para ir a la isla habían sido muy distintos. Mientras que al hombre que tenía junto a ella le había movido un tema meramente económico y empresarial, a ella la había convencido la posibilidad única de una entrevista al señor DarK, la oportunidad de volver a ser lo que un día fue.

Negó en silencio ante la primera suposición que hizo el señor Hallard, siendo consciente una vez más de lo poco apropiada que resultaría su presencia en una reunión entre altas personalidades del mundo social dado su actual aspecto desaliñado y poco elegante.

—Tiene razón en su segunda suposición. En el mensaje se hablaba de que podría entrevistar al señor Dark —dijo, obviando una parte del mensaje que, al no saber si el señor Hallard lo conocía, consideraba demasiado personal para ir proclamándolo a los cuatro vientos—. Como comprenderá, una oportunidad como esta resulta demasiado tentadora para rechazarla.

Se quedó en silencio al ver cómo una nueva limusina hacía acto de presencia ante ellos. Observó al hombre que se bajaba del vehículo portando una simple mochila. No sabía quién era pero se imaginó que sería otro invitado del señor Dark, algo que vio confirmado con las palabras del piloto. ¿A cuánta gente habría invitado y qué les habría prometido al resto? Felicity sintió, al igual que esa misma mañana en la cocina ante el paquete, cómo los nervios volvían a cosquillear su estómago como solía suceder antaño cuando estaba en plena investigación sobre un tema de actualidad importante.

—¿Alguno de ustedes sabe si seremos más invitados en la isla? —Se quedó mirando unos segundos al recién llegado—. Por cierto, mi nombre es Felicity Kramer —le dedicó una tímida sonrisa pues aún no había vuelto a ganar la confianza que desprendía en otro tiempo.

Puedes hacer una tirada de mente para saber si conoces algo de tus acompañantes :)

- Soy pol... investigador privado - corrigió a tiempo - y mi nombre es Nate Wallace - se podía oir por el interfono. Nate miraba a la prominente barriga de la chica. Una envidia sana y triste recorría su mente, pensando en lo bonito que sería eso de tener una familia. - ¿Le puedo preguntar de cuantos meses está?... ¿El bufete no podía envíar a alguien en su lugar para el trabajo?... Me gustaría que usted estuviera controlada en todo momento, por usted y sobre todo por la criatura... - de nuevo, la debilidad de Wallace por los niños, se acrecentaba, incluso con aquellos que aún permanecían en el útero.

Sonrió ampliamente ante la pregunta. - Pues estoy de 19 semanas - se acomodó un poco mejor en el asiento antes de continuar.

- Fue el señor Dark quien se puso directamente en contacto conmigo. Es un contrato que no podía desperdiciar ya que dentro de poco apenas voy a tener tiempo - rió suavemente

-Es amigo del señor Dark o va por trabajo? - alzó una ceja expectante, mientras esperaba una respuesta.

Escucho a Nadia y dijo repondiendo a su pregunta con otra pregunta antes de responder él.- ¿Ósea que viene voluntariamente al campamento, terapia lo que coño sea esto?.

A mi mis padres me han mandado como todos los años para poder pasar en terapia mis miedos, mis fobias y todos esos rollos que predican los psiquiatras y demás, para hacerte sentir mejor según ellos.

Luego el hombre empezó a hablar y dije sin poder taparme la boca de la risa.- Vamos todo un detective que no puede ni callarse que es policía. Creo que la terapia de este campamento va a ser flipante... 

Miré a mis acompañantes y dije.- La verdad es que en estos campamentos no se suele estar mal... excepto el trabajo del principio para organizar el sitio y demás, a no ser que debamos de montar campamento, el resto es pura rutina, pasa rápido y conoces gente. 

Nate no dijo nada a las palabras insolentes del jovenzuelo. Simplemente le proporcionó una mirada fulminadora, con toda la intimidación que experimentaba en sus casi 18 años en el cuerpo.

Luego se volvió a dirigir a la embarazada - Bueno parece que todos hemos recibido una oferta imposible de rechazar... ¿sabe cuando me dijo que mi cara le sonaba de algo?... Pues bien, cuando lleguemos a la isla, y podamos mantener una conversación privada - señaló a los cascos - recuérdeme hablarle de ello. ¿Ya conoce el sexo? - dijo mirando a su barriga y cambiando radicalmente de conversación... - ¿o es my pronto aún?

En cuanto llegó junto al helicoptero y Wallace vio a las personas que estaban alrededor del piloto supo quienes eran. La mujer era una de sus presentadoras de televisión, Felicity Kramer, conductora de un programa de entrevistas donde ponía a políticos, empresarios y gente de postín contra las cuerdas usando su inteligencia, su rigor y sus dotes periodísticas. Hace unos años,  y por un motivo no especificado, fue sustituida por una rubia 10 años más joven, 2 kilos más de silicona por pecho y un cuarto de su mente afilada.

El fue un poco más difícil, pero lo había visto en los programas de empresa y negocios que veía cuando quería dormir y los documentales de animales no servían. Era John Hallard, británico, de unos 50 y dueño de un grupo empresarial importante, no a la altura de Dark, pero lo suficiente para estar podrido de pasta, hasta el tuétano. Malditos ricachones, ellos lo tenían todo, ellos si que habían estirado la palanca de la vida y habían recibido sin merecerlo una pantalla llena de sietes.

- No le haga caso, es un niño - miró a Dylan con dulzura mientras hacia un gesto de la mano quitando importancia a las palabras del joven. La juventud era propensa a hablar sin pensar si sus palabras eran hirientes o no. El tiempo y la experiencia le harían madurar.

- Va a ser una niña - dijo con orgullo aunque su sonrisa se congeló unos segundos cuando un pensamiento cruzó por su cabeza - Andrea se va a llamar, si logro convencer a mi marido de que el nombre de su madre no es el más adecuado - dijo rápidamente para evitar que se notara ese cambio de humor

En cuanto Carl se dió cuenta de lo que hacia ese malnacido se prometió poner una queja al mismísimo señor Dark. Aquel capullo perdería su trabajo, en una semana estaría en la calle y en una semana estaría comiendo sobras de los contenedores. Nadie se reía de Carl Aaron Vincent y menos un taxista con ínfulas.

Contó hasta diez para controlar su ira y se acercó al helicóptero negro donde un piloto con mirada aburrida sujetaba una tablilla. Carl se acercó a él y se identificó como Carl Aaron Vincent, el piloto consultó su tablilla y sonrió asintiendo satisfecho-

"Buenos días señor Vincent, soy el comandante Smith y seré su piloto durante el día de hoy. El trayecto a Dark Island es de unas dos horas y como puede observar" dijo señalando hacia el aparato y repitiendo una manida broma entre pilotos de helicóptero turísticos "No contamos con baño dentro. Si necesita ir al servicio hay unos baños en la terminal, así como varias máquinas de vending donde puede encontrar algo de comer o beber mientras espera. No se vaya demasiado lejos, en cuanto lleguen los dos pasajeros que falta despegaremos. Órdenes del señor Dark"