Partida Rol por web

¿Y qué pasó después?

Callejón Diagón

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15/03/2014, 15:46
Narrador

Acabais de recibir una carta entregada de la manera que se os ocurra a vuestra casa. Estáqis a día 1 de Julio.

Querido señor/señorita [Nombre del estudiante]

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan el 22 de agosto. Esperamos su lechuza en respuesta antes del 20 de Julio.

Muy cordialmente, Minerva McGonagall Directora.

Uniforme
Los alumnos de primer año necesitarán:
ºTres Túnicas sencillas de trabajo.
ºUn sombrero negro puntiagudo para uso diario.
ºUn par de guantes protectores.
ºUna capa de invierno.
Libros
Todos los alumnos deben tener un ejemplar de los siguientes libros:
ºEl Libro Reglamentario de Hechizos Miranda Goshawk
ºUna Historia de la Magia, Bathilda Bagshot
ºTeoría Mágica, Adalbert Waffling
ºGuía de Transformaciones para principiantes, Emeric Switch
ºMil Hierbas y hongos mágicos, Phyllida Spore
ºFiltros y Pociones Mágicas, Arsenius Jigger
ºAnimales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, Newt Scamander
ºLas Fuerzas Oscuras. Una guía para la autoprotección, Quentim Trimble
Resto del equipo
1 varita.
1 caldero.
1 juego de redomas de vidrio o cristal.
1 telescopio.
1 balanza de latón.
Los alumnos también podrán traer una lechuza, un gato, una rata o un sapo.
SE RECUERDA A LOS PADRES QUE A LOS ALUMNOS DE PRIMER AÑO NO SE LES PERMITE TENER ESCOBAS PROPIAS

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15/03/2014, 16:19
William de Northingshire
Sólo para el director

Y ahora ¿hay que describir la compra de materiales en el callejón y la respuesta a la petición? ¿O cómo va eso?

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15/03/2014, 18:21

Notas de juego

Podéis empezar a rolear lo que queráis. Solo os he dado un pequeño empujón para que empeceis.

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15/03/2014, 18:31
William de Northingshire
Sólo para el director

William golpea con su varita los tochos que le separan del callejón, en una cadencia y orden que han usado y usarán magos de todos los tiempos, pasados y venideros, mientras mira la misiva de la escuela de magia.

Bien -piensa para sus adentros- la varita, un gasto menos.

El tacto familiar de su própia varita, compañera desde el dia de su Despertar, le infunde fuerzas suficientes como para cruzar el portal. Un paso separa su pasado de su futuro. Sonrie y cruza el umbral.

El callejón bulle en actividad. Magos y aprendices se afañan a hacer sus compras, y profesionales de todos los ramos adquieren las materias primas necesarias para el desempeño de sus trabajos. Alquimistas, fabricantes de pociones, quiromantes..

Vuelve a leer la lista. Ocho libros de texto. Posiblemente estén en los estantes de la biblioteca de su hogar. Primeras ediciones, inmaculadas, impecables, sin defectos, impolutas. Pero la experiencia le ha enseñado que si bien esos libros son los más preciados, quizá no sean los que está buscando. Tiene en mente ediciones antiguas, libros que hayan pasado de mano en mano, con comentarios en márgenes y pies de página..

Con paso tranquilo va examinando los escaparates del callejón. Pasa por delante de un par de tiendas que quizá le sirvan para el resto de enseres necesarios, pero por ahora prefiere centrarse en los manuales.

Los encuentra, finalmente, en uno de los callejones, en una acogedora librería de viejo, regentada por un sonriente anciano con muchas arrugas en su poblada frente y pocos dientes en su desértica boca. Tras husmear un buen rato y regatear un poco, consigue hacerse con cinco de los ocho manuales, tres de ellos, a juzgar por el ex-libris, pertenecientes a una misma persona.

- Álguien que necesitaría dinero – supone.

Sin olvidarse de los tres manuales restantes, centra ahora la búsqueda en los útiles de alquímia y pociones: caldero, redomas, telescópio y balanza de latón. Y viendo lo voluminoso, quizá un carrito, para poderlo llevar todo.

Echa un vistazo a su alrededor, intentando discernir entre tanta gente quienes pueden ser sus compañeros en Hogwarts.

 

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15/03/2014, 20:17
William de Northingshire

William golpea con su varita los tochos que le separan del callejón, en una cadencia y orden que han usado y usarán magos de todos los tiempos, pasados y venideros, mientras mira la misiva de la escuela de magia.

Bien -piensa para sus adentros- la varita, un gasto menos.

El tacto familiar de su própia varita, compañera desde el dia de su Despertar, le infunde fuerzas suficientes como para cruzar el portal. Un paso separa su pasado de su futuro. Sonrie y cruza el umbral.

El callejón bulle en actividad. Magos y aprendices se afañan a hacer sus compras, y profesionales de todos los ramos adquieren las materias primas necesarias para el desempeño de sus trabajos. Alquimistas, fabricantes de pociones, quiromantes..

Vuelve a leer la lista. Ocho libros de texto. Posiblemente estén en los estantes de la biblioteca de su hogar. Primeras ediciones, inmaculadas, impecables, sin defectos, impolutas. Pero la experiencia le ha enseñado que si bien esos libros son los más preciados, quizá no sean los que está buscando. Tiene en mente ediciones antiguas, libros que hayan pasado de mano en mano, con comentarios en márgenes y pies de página..

Con paso tranquilo va examinando los escaparates del callejón. Pasa por delante de un par de tiendas que quizá le sirvan para el resto de enseres necesarios, pero por ahora prefiere centrarse en los manuales.

Los encuentra, finalmente, en uno de los callejones, en una acogedora librería de viejo, regentada por un sonriente anciano con muchas arrugas en su poblada frente y pocos dientes en su desértica boca. Tras husmear un buen rato y regatear un poco, consigue hacerse con cinco de los ocho manuales, tres de ellos, a juzgar por el ex-libris, pertenecientes a una misma persona.

- Álguien que necesitaría dinero – supone.

Sin olvidarse de los tres manuales restantes, centra ahora la búsqueda en los útiles de alquímia y pociones: caldero, redomas, telescópio y balanza de latón. Y viendo lo voluminoso, quizá un carrito, para poderlo llevar todo.

Echa un vistazo a su alrededor, intentando discernir entre tanta gente quienes pueden ser sus compañeros en Hogwarts.

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15/03/2014, 20:36
Alma Blanchett

Alma estaba en su habitación cuando se escuchó el batir de unas alas, y luego los pasos rápidos de alguien, Alma pudo reconocer quién era por el aroma que le llegaba de esa persona, era su hermana Alba, que subió a zancadas las escaleras y abrió la puerta del cuarto de su hermana, sin importarle si ella estaba vistiéndose o no, Alma estaba de espaldas, aunque se había despertado al escuchar el vago sonido de esa lechuza.

Alba: hermana!, ha llegado, ha llegado!! vamos!! dormilona! - exclama y corre hacia la cama, agarrando la mano de Alma que se había metido más en las sábanas  y la jaló con fuerza, Alma sólo permitía que sus hermanos y padres la tocaban, pero no dejaba de ser complicado para ella sentir el roce de los dedos de otra persona sobre su piel - ay, estas otra vez fría!- reclamó Alba mientras sacaba a su hermana de la cama.

En la cocina estaban todos reunidos, sus padres y hermano, estaban desayunando, pero la lechuza que estaba en la ventana abierta les estaba dando la noticia que tanto esperaban - y que en cierto punto temían- Alma los miró y no se mostró tan entusiasmada, al contrario, se mostró reticente a la idea, pero su padre se le acercó y la tomó de los brazos, asegurándole que  ella estaría bien y que él se encargaría de aquello.

Al día siguiente, y sin perder tiempo, usarían la red flu, haciendo explotar los polvos  de color verde fosforescente y partió toda la familia Blanchett al Callejón Diagón, Alma iba tomaba de las manos de sus dos padres, y miró a su alrededor, ella, como hija de magos, siempre había conocido ese mundo, y también había visto a sus hermanos estudiar y en teoría, sólo en teoria, había aprendido parte de los hechizos y la materia de primer año, porque Alba se encargó de enseñarle, pero ella nunca había hecho magia - igual no podía - siente miedo y con justa razón, pero sus padres la sujetaron con fuerza, sobre todo su padre.

Su madre llevaría a sus hermanos mayores a comprar los libros, y lo de ella también, mientras tanto su padre llevaría a la más pequeña de sus hijas a comprar su primera varita mágica. Estaba emocionado y le hablaba del día en que encontró la suya, pero Alma estaba más bien distante, pensando en si realmente era buena idea ir a Hogwarts a estudiar.

Notas de juego

resumen: llegó con mis padres y mis dos hermanos mayores y nos separamos, yo con mi padre, vamos a comprar mi primera varita.

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16/03/2014, 03:16
Luke Wrigth

Tenía las manos en los bolsillos, mientras miraba las vidrieras, ensimismado. Estaba todo listo hacía tiempo, una buena cosa de tener padres siempre atentos a la educación de su “niño especial”. Podía dedicarse a pasear por el callejón Diagon en paz y sin prisas, mirando tiendas, en particular atento a las novedades. Cada tanto se detenía a observar algo llamativo, pero sin entrar a ninguna parte. No había traído mucho dinero tampoco. Era solo una caminata para meterse en el ambiente, sentir el bullicio de la gente del pueblo que visitaría regularmente.

Como solía suceder en estos días, estaba solo. Ahora que al fin iba a entrar en la escuela sus padres habían revertido la vigilancia normal por un semi-aislamiento, una forma algo cuestionable de acostumbrarlo a sus ausencias, pero funcionaba. Por lo menos en lo de valerse por sí mismo en lo básico. Además, tenía entendido que el colegio proveería de muchas cosas. Pero Luke todavía tragaba saliva cuando pensaba en lo que sería compartir dormitorio y clases con otros muchos chicos de su edad, por no hablar de los mayores que cruzarían en las áreas comunes... ¿Qué diría entonces? ¿Cómo se llevarían? Eso si era un reto que no estaba seguro de poder encarar. O siquiera de cómo hacerlo.

Pensativo y distraído estudiando el entorno, no veía bien por donde sus pasos le llevaban. Casi lo tuvo encima antes de notar al señor Blanchett y la persona que le acompañaba. Se detuvo en seco al verlo, parpadeo y luego inclino la cabeza para saludarlos. De pronto sentía la lengua algo pegada, no le salían las palabras. Pero no era por un hechizo.

-Bwn.. Bn… Buenos d-días, señor Blanchett. Se…. Seño-rita.+dijo con una mirada tímida y un cabeceo que imitaba a una reverencia tosca, a cada uno.

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16/03/2014, 03:57
Alma Blanchett

 El señor Blanchett  seguía parloteando sobre como encontró su primera varita, y como el vendedor de Ollivander, luego de buscar un rato, encontró la varita ideal para ella, y que esta reaccionó apenas él rozó sus dedos, despidiendo chispas doradas, y que había sido lo más emocionante del mundo junto con tener a sus hijos, Alma se encogió de hombros y él se dio cuenta de lo que había dicho, y puso su mano en su cabello y le dijo que también cuando ella había llegado a sus vidas, Alma rodó los ojos, si les creía,  pero también sabía que no era lo mismo.

Pero un chico casi de la misma altura de Alma apreció, quizás más alto, Alma se quedó un paso más atrás de su padre, y se encondió tras sus piernas, mirando al chico de cabello castaño oscuro y mirada algo nerviosa, Alma encontraría en él alguien semejante, o esa sensación le dio, pero a pesar de aquello, no reaccionó en el acto.

Alphonse: oh, joven Wrigth ¿anda comprando sus cosas para la escuela? pero ¿y sus padres? - preguntó, poniendo de nuevo la mano sobre la cabeza de su hija, y dando un paso más hacia delante, para sacar a Alma de su escondite, y dejarla vulnerable- pues te presento a mi hija menor, Alma, tiene tu misma edad, así que serán compañeros - sonrió de una manera amable, y le tendió la mano al chico, conocía sus habilidades, pero de todas formas deseaba ganarse su confianza, no sólo reprenderlo, por lo menos no siempre.

- bue...buenos días, - sonrió la chica, mirando a su padre y luego al chico, inclinando su cabeza, menos mal que el chico no intentó saludar con un estrechón de mano, eso hubiera sido mucho para ella.

Alphonse: iremos a comprar la varita de Alma, ¿quieres acompañarnos? - Alma lanzo una mirada de incredulidad a su padre, pero luego suspiró y se resignó a la idea, serían acompañados por ese chico extraño, así que se encogió de hombros, y lo quedó mirando, sonriéndole  apenas a Luke.

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16/03/2014, 05:11
Luke Wrigth

Apretó los labios firmemente, tratando de controlarlos, mientras escuchaba al auror. Negó firmemente con la cabeza, agitando su pelo lacio ante la primer pregunta, pero asintió a la tercera. Respiro hondo. Tenía que serenarse algo. Estaba de hecho más acostumbrado a los adultos, que a la niña. No podía ponerse nervioso solo por lo que había sucedido. Por suerte ella parecía tan apenada como el, eso era bueno.

-No… ya, ya tengo todo. Empezando por la varita, claro. +se sonrojo levemente al decirlo, era por eso mismo que le acompañaría+… solo vine a familiarizarme con el pueblo, mientras mis padres están trabajando… Con gusto los acompañare, si no les molesta claro.

Al decir esto último también miro a la dicha Alma. Hizo un leve encogimiento de hombros. Esa era su compra después de todo. Quizás le avergonzaría.

-Hola. +volvió a saludarla mientras se colocaba al otro lado para caminar con ellos, intentando aparentar algo de simpatía, pero sin saber muy bien que decir+ Soy Luke Wrigth. Mucho gusto.

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16/03/2014, 09:19
William de Northingshire

Quizá los enseres de alquimia los compre nuevos. Además, tienen que durarme 6 años. Eso en el mejor de los casos. Quizá en alguna de las tiendas que he visto mientras iba a por los libros.. Libros.. Ex-libris.. ¿A quién habrán pertenecido esos manuales? Amarro los libros entre las piernas, saco una pequeña libreta y anoto en ella mi intención de investigar un poco, a ver a quién podrían haber pertenecido.

Al levantar la vista, justo en frente, descubro la solución a mis problemas: un desvencijado carrito de la compra, hecho de alambres, posíblemente en la década de los 70, pero servirá. Y no puede ser demasiado caro.

Hoy estoy de suerte. Luego voy a celebrarlo con cerveza de mantequilla. Como los campeones.

Tras pagar religiosamente el carrito y meter en el la colección de libros, me dirijo hacia una de las primeras tiendas que he visto. Los artículos de alquímia son caros. Más de lo que creía en un principio. Pero soy chico de recursos, así que vuelvo a la librería de viejo, busco al propietario y pruebo suerte:

- Disculpe, señor.. ¿Conoce a alguien que venda artículos de alquimia de segunda mano, o que quiera deshacerse de algo de esta lista?

Toma la carta de Hogwarts entre sus manos, se ajusta unas lentes que pueden tener su misma edad, examina el contenido de la misiva y me la devuelve. Mira por encima de sus gafas y..

- Prueba en “Julius y Nichols”. Y dile al viejo Julius, que vienes de mi parte. Y que no olvide que la semana que viene le esperamos para cenar. Al bueno de Nichols no le digas nada, A no ser que vayas a usar una oui-ja, claro. Pero yo no lo haría en tu lugar. Tenía mal genio cuando estaba vivo y se le ha acentuado ahora que está vivo-en-el-otro-lado. Tu ya me entiendes.. Son tres puertas más abajo, al lado de “Patricks e Hijos”. Ahora ya solo están los hijos, claro..

Le agradezco la información y sin perder ni un segundo, me dirijo a “Julius y Nichols”, una vieja tienda de artículos de segunda mano, o tercera, o doceaba, a juzgar por el estado de algunos de los trastos que se pueden ver desde la calle.

Al entrar, una vieja campana advierte de mi entrada, pero nadie sale a recibirme. Mejor. Así puedo dedicarme a curiosear a mis anchas.

Voy hurgando a placer, escurcullando aquí y allá. Poco a poco, voy haciéndome con buena parte de los artículos de la lista: el caldero, el juego de redomas y las balanzas de latón. Lástima de telescópio.

Desde donde estoy, me doy cuenta de que no me han quitado el ojo de encima. Ese tiene que ser el viejo Julius. Sentado en una vieja silla en la trastienda, con una túnica color rosado, un delantal de herrero, las piernas cruzadas y aspirando el humo de una gigantesca pipa amarfilada, modelo “Sherlock Holmes”.

Entrego el mensaje, las monedas que pide por el lote completo y salgo de nuevo a la calle.

Guantes, capa y sombrero ya tengo. Me faltan las tres túnicas y el telescopio. Me dirijo a una pequeña tetería, donde tomo una reconstituyente cerveza de mantequilla, mientras veo a la gente ir arriba y abajo por el callejón Diagón.

 

 

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16/03/2014, 14:05
Reed Ravenclaw

Reed había recibido la tarde anterior la lechuza. Y le había encantado que llegara, lo cierto es que la esperaba, pero con las actividades sobre rapel de aquellos últimos días ni se acordaba.

Aquella mañana madre se había quedado con su pequeña hermana Mayleen en la finca Ravenclaw, y él había salido con su padre a buscar los enseres. El mismo había respondido mandando el mensaje a Hogwarts con su propia lechuza, el poderoso Stormbringer, una lechuza negra que su padre le había regalado hacia un año cuando empezó con las clases de cetrería.

Se quito el polvo al salir de la chimenea del callejo diagon.

Su padre se giro para mirarlo, y lo hizo de manera muy seria.

Tienes todo el material reservado, solo tienes que pasar a recogerlo, usa esta cartera mágica, y entrega estos tickets.

Le iba dando las cosas mientras hablaba, de manera rápida y precisa. El padre de Reed no tenia por costumbre repetirse, y daba por sentado que con hablar la otra persona debía de estar atenta.

Incluso su propio hijo, había tenido que esforzarse por seguirlo muchas veces, como aquella mañana. Pues no había lugar a replica.

Voy a banco Gringotts, encárgate de recogerlo todo, y luego ve a por la varita que es lo único que tendrás que comprar tu.

Parecía que su padre quería decir algo mas, pero en vez de eso echo a andar por la calle en dirección al banco.

Por suerte los tickets tenían los nombres de los establecimientos, y pudo recoger sin problemas todo lo necesario, exceptuando la varita.

La cartera mágica, era un objeto de su padre, que contenía todos los objetos que ibas metiendo dentro, y los mantenía encogidos hasta que los necesitaras. El podía meterlos, aunque no tenía idea de qué clase de hechizo era necesario para sacarlos.

Solo tenía que centrarse en no perder aquella cartera, y todo saldría bien.

Notas de juego

...

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16/03/2014, 14:26
Reed Ravenclaw

Reed camino por la calle, ya había dado una buena cantidad de vueltas para recoger todo el material docente, y solo le quedaba obtener la varita.

Se planto ante la puerta de Ollivander, le había dicho que aquel lugar era el mejor lugar del mundo para comprar la varita.

Mientras se decía a entrar o no, noto como un hombre con dos chicos de su edad, una chica y un chico se pusieron a su altura, y se quito de delante de la puerta disculpándose.

Lo siento, es que aun no me decido a entrar.

Dijo sin hablar con nadie en concreto.

Miro de nuevo la cristalera. Que escondería aquella tienda. Qué tipo de varita encontraría. Sería el primero en usarla, o habría pertenecido a alguien antes que él.

La verdad es que si bien había aprendido un montón de cosas sobre la academia Hogwarts y lo que había a sus alrededores, sobre magia y personas de interés en la historia de la magia, las varitas, quizás por ser tan comunes, habían pasado bajo su ojo estudioso, y ahora tenía bastantes dudas sobre cómo se compraban.

Negó con la cabeza, y espero a que las otras personas pasaran para entrar en la tienda.  

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16/03/2014, 19:45
Cristopher Taylor

Cristopher bajó poco a poco los escalones del inmenso edificio que era Gringotts. Su cabeza aún daba vueltas tratando de absorber la mayor cantidad de información posible, por todos lados gente con túnicas, sombreros de punta y demas apariencias extrañas circulaban por lo que le habían dicho, se llamaba Callejón Diagon-bastante grande para un simple callejón- había pensado al llegar.

Sus padres bajaban las escaleras detrás de el, vestidos formalmente: su padre llevaba el traje con el que solía ir a trabajar y su madre un vestido sencillo. Y aunque el mismo no iba vestido de forma formal, era fácil darse cuenta de que desentonaban un poco en el ambiente en el que estaban y atraían miradas curiosas.En todo caso esto no parecía importar mucho a sus padres que discutían, en general, la situación en la que estaban. Acababan de cambiar varios dolares por la moneda que se utilizaba en el mundo mágico: Galeones, Sickles y Knuts. Su padre había insistido en cambiar una cantidad importante, no solo para poder pagar por el material escolar, sino para que Cristopher tuviese algo de dinero en el caso de que algo pasase. Aún seguían confusos ante todo lo que había pasado últimamente, pero al menos todo lo que estaban viendo ahora mismo servía para demostrar que era real. La magia era real.

Tropezó intentando observar mejor a un hombre que parecía llevar en brazos un lagarto inmenso. Notó una mano que lo agarraba por el hombro y evitase caer rodando por las escaleras. Se dio la vuelta y vio a su padre con una mirada seria-No hagas tonterías- fue lo único que dijo. Le devolvió la mirada sin decir nada y sacó la lista que había llegado junto a la carta de Hogwarts. Afortunadamente, el hombre que había venido a darles la carta y explicado la situación le había proporcionado una lista donde poder comprar los diferentes objetos. Buscó con rapidez el objeto que mas le interesaba de la lista: la varita. Solo había una tienda escrita en la lista: Ollivanders.

No tardaron mucho en encontrarla, la primera persona a la que preguntaron fue capaz de indicarles sin dificultad donde estaba. Tras unos minutos caminando la vieron, lo cual no era muy dificil: las letras doradas de la tienda se veían desde lejos. Parecía que había bastante gente delante de la tienda.

-Vaya parece que la tienda debe de ser bastante buena- dijo su madre mientras se acercaban. Un hombre mayor con la que debería ser su hija conversaban con otro chico. Otro chico miraba el escaparate de la tienda. Parecían tener todos una edad similar. Tal vez la misma que la suya. Igual acababan como compañeros en Hogwarts-Disculpe-dijo su padre de forma educada-¿es aquí donde se pueden comprar varitas mágicas? No somos de por aquí y estamos algo perdidos.-sonrió mientras señalaba sus vestimentas.

Mientras sus padres entablaban conversación Cristopher se acercó al escaparate y curioseaba, intentando averiguar que se encontraría dentro.

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17/03/2014, 07:59
Johan McArthur

Ya era el día. Tras los adecuados golpecitos por parte del padre de Johan, la familia McArthur se abrió paso por el fantástico callejón Diagon. Con un suspiro de resignación la señora Jane, madre del joven le tiende una bolsita con el dinero necesario para la compra de material escolar.

-Andate con ojo, ¿Vale tesoro? Nosotros iremos a comprarte las túnicas.- Se nota en su voz que está acostumbrada a que el chico se salga con la suya.- Nos veremos en la heladería Florean Fortescue en un par de horas.

El chico asintió y estaba a punto de marcharse cuando su padre le agarró de la camiseta. Pese a ser una familia de magos, se habían acostumbrado a vivir en un mundo de muggles, lo que incluía la ropa.

-Dale un abrazo a tu madre, granujilla.- Dijo el padre arrastrando a su hijo hasta Jane.

A regañadientes el joven abrazo a su madre, pese a considerarse demasiado mayor para estas muestras de afecto.

-Nos vemos, familia.- Dijo Johan tras el breve abrazo. Sin dudarlo ni un segundo, salió disparado hasta la librería Flourish y Blotts donde entregó la lista de libros que necesitaba. Mientras la amable dependienta preparaba el paquete, el joven mago dejó vagar la vista por la miríada de libros con gesto soñador perdiéndose entre historias, encantamientos, pociones y demás temas.

 

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17/03/2014, 15:07
Alma Blanchett

 

Alphonse Blanchett soltó a su hija, y acarició su mentón, y luego se acercó al hombro de Luke, sus dedos largos pero fuertes, acariciaron su hombro, sin decir algo por algunos minutos, pero Alma se dio cuenta que no le agradó mucho la idea de que los padres de Luke aún no comprendieran las necesidades de su hijo, y que necesita una guía constante  para un joven como él, Alma estaba con su carita hacia arriba, mirando a su padre, y luego al chico, nunca había visto a su padre preocupado de otra persona que no fuese su familia, su madre, sus hermanos y ella...

Alfhonse: entonces ven conmigo, bueno, con nosotros, y podemos ir luego a casa a almorzar, me he pedido el día completo y la mamá de Alma también, nos agradará tener una visita - les sonrió y y se giró hacia la puerta, pero un joven se les acercó y dudando sobre entrar, Alma se dio cuenta que era tan nuevo como ella y que seguramente sería su compañero de clases, la chica sonrió.

- hola - saludó ligeramente sonrojada a Luke, aunque Alma apenas podía tener color en sus blanquizcas mejillas, y se acercó un poco más a él, mirando de reojo al chico que se había apartado hacia la vitrina,  Alma se encogió de hombros y dudó si en preguntarle o no si sería su compañero, para la joven era mejor entrar con el pie derecho, ser agradable, y intentar comportarse como una chica normal, pero no se atreve, además, una mujer en compañía de un niño preguntando por la tienda.

Alfhonse: - pues sí, esta es la tienda del viejo Ollivanders - les dijo, sobre sus cabezas aparecían en letras doradas el nombre de Ollivanders, aunque estaba con el nombre desgastado y era evidente que había pasado tiempos mejores. El auror sonrió, y llevó su mano a la puerta y la abrió, la campanilla de la puerta sonó,  mientras las dos familias pisaban las tablas de esa tienda.

Alma entró primero, su padre quedó atrás, y dejaría que la mujer y el niño entraran primero, Alma miró hacia atrás y le sonrió a Luke, y a cada paso que daban, las tablas sonaban, Alma estaba nerviosa, su padre le había contado tanto sobre esa tienda que sintió que parte de su vida como maga se definiría ese día, en ese lugar, mojó sus labios la jovencita y buscó al vendedor, pero detrás del aparador, había una alta butaca  de madera clara, y las grandes estanterías atiborradas de cajitas negras llamaron su atención. En ese lugar, en alguna de esas cajas, estaría su varita. La chica suspiró dándose cuenta lo solemne que era ese sitio.

Alfhonse: ¿entraras? - le pregunta amablemente al joven rubio que seguía mirando la vidriera, desde donde se veía el taburete  la vitrina y detrás, todas esas cajas, que tapizaban las paredes de punta a acabo.

Alma llegó hasta el aparador, y miró hacia atrás, buscando a su padre, y también a Luke, la chica, puso sus dedos apenas en  la vitrina  y se inclinó hacia delante, esperando que el viejo Ollivanders apareciera.

Notas de juego

imagino que al viejo Ollivanders  lo llevaran los master, sino, puedo yo hacerlo hablar ^^

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17/03/2014, 15:48

Notas de juego

Esperemos que el joven rubito responda ^^-

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17/03/2014, 15:51
Cristopher Taylor

-¿Eh?-Cristopher se dio la vuelta algo confundido- si, lo siento, aun estoy algo emocionado por todo esto- lo dijo con calma y un sonrisa pero ciertamente estaba nervioso. Pasó por la puerta que mantenía abierta el hombre- Gracias- una vez dentro volvió a empezar a dar vueltas por la tienda curioseando por todos lados. Cuando se cansó, se dirigió hacia el aparador. Se puso de puntillas para intentar mirar detras pero no había nada importante- ¿Y el dependiente?- estaba ansioso por conseguir su varita-Oh-acababa de reparar en la chica que también estaba dentro de la tienda-Estas dando una imagen increible-pensó.

-Soy Cristopher Taylor, encantado-sonrió- supongo que seremos compañeros en Hogwarts.

Fuera, sus padres, intercambiaron un par de palabras rápidas con el padre de la chica antes de entrar ellos mismos en la tienda.

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17/03/2014, 16:09
Alma Blanchett

Notas de juego

con chico rubio me refiero a Reed Ravenclaw

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17/03/2014, 16:24
Reed Ravenclaw

Reed fue a pasar pero otro joven, muy activo paso al vuelo por su lado.

El hizo lo propio y no se acerco al mostrador, porque suponía tendría que esperar su turno pacientemente.

Agradeció al señor de la barba que le dejara la puerta abierta con una inclinación de cabeza, y luego entro otra familia, por el parecido físico, debían de tratarse de los padres del otro chico rubio de la tienda.

Este no tardo en presentarse.

Hola.

Contesto escuetamente, y luego miro a su alrededor, sin duda, todos los chicos debían de ser alumnos de primer año, pues debían tener la misma edad, pero sobre todo, porque los chavales de más edad ya tenían todos sus varitas, y normalmente la varita era para toda la vida.

O al menos eso quería pensar él mismo.

Se esforzó en sonreír, pero lo cierto es que estaba bastante incomodo. Y si ninguna barita de las que había era la suya. Y si no conseguía una a tiempo para estar de vuelta con su padre.

Esperaba que le atendieran pronto, pero tras un recuento breve, se dio cuenta que aunque estaba allí el primero, era el cuarto para ser atendido.

Dichoso destino. 

Notas de juego

Interior tienda Ollivander:

Alma, Cristopher, Luke y Reed.

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17/03/2014, 16:32
Luke Wrigth

Saludo con la cabeza al par de chicos, cruzando los brazos mientras murmuraba simplemente.

-Hola, soy Luke. 

Trató de que no se le notara mucho, manteniéndose apartado, mientras su mirada recorría los estantes. Hacia un par de semanas el había estado aquí mismo, con nervios y ansias no muy diferentes, así que entendía como se podían sentir muy bien. De hecho demasiado, lo cual le hacía replantearse mucho su presencia. Esto era algo íntimo, la adquisición de la primer varita. Que estuvieran sus padres bueno, pero otros chicos también presentes... Se sentía inapropiado, de alguna forma.

Por ende intento no meterse, abstrayendo la atención y redirigiéndola hacia los polvorientos estantes, como así también a la parte posterior de la tienda. Después de todo, entre sus muchas curiosidades estaba la fabricación de las varitas, objetos en apariencia muy simple, pero con tanto potencial como para ser el foco básico de cualquier mago…