Partida Rol por web

Ante las palabras de Natsumi la chica seguía bastante incrédula, realmente quedaba cada vez más y mas claro que no se estaba creyendo lo que decía la rubia, a lo dicho por Miaka la chica responde:

Si… que no nos permiten vender unas entradas que no les permitirán disfrutar del escenario y la actuación porque estamos totalmente comprometidos con la satisfacción de nuestros clientes

La chica aunque actuaba amable se notaba que estaba perdiendo la paciencia. Miaka por su parte pudo darse cuenta que la chica miraba a un hombre que había en la entrada y que no estaba antes, sin embargo, pudo ver que estaba pendiente y llevaba un uniforme de seguridad

El tipo mira con mirada desagradable a Shimako y se pone de pie, su compañero le sigue, con un movimiento brusco de la pierna tira la mesa con todo lo que hay en ella y dice en tono amenazante:

Vaya vaya… parece que la retaco tiene cojones bien puestos…

Una sonrisa maliciosa puede verse en la cara de ambos chicos que la miran de arriba abajo:

Quizás… tengas a toda una Yankee dentro de ti debajo de ese trajecito ridículo que llevas puesto… ¿porque no te calmas amiguita? O mejor, te vienes con nosotros...

Amai asiente a la pregunta sobre los 30 años, después escucha y se queda unos momentos pensando para decir:

Si… hay mucha chica mágica por el mundo mundial… pero la mayoría se esconden… imaginate que la gente se entere que tiene podere mágico…seria peligroso. Pero en verda que yo sepa no en todo el mundo… solo en alguno sitio… y aquí en Japon es donde ma ahí y no se porque

Se sienta sobre sus cuartos traseros en una posición que sin duda para él debía ser más cómoda y empieza a hablar:

A Myao la conozco y es un poco borde y hace lo que le da la gana… por lo que se… tiene la habilida de desperta lo podere de las Magical Girl… supongo que por eso te ha despertao… aunque de toda forma yo ya andaba por aquí olfateándote y sabia que tenía que habla contigo…

Sobre a donde ir o hace… eso es cosa tuya… mi anterio compañera… Mai Mai se encontró con una chica que era bastante mala… no me acuerdo del nombre… bueno, que puede hace lo que quiera y no te preocupe que yo voy a esta siempre contigo

Decía mientras se colocaba en una pose de orgullo

Antes de marcharse solo una frase más paso por su cabeza:

No es mi poder… es tu poder interior el que anhelas

El camino al local estaba bastante transitado, como es de esperar de una zona del centro de Tokyo, la gente iba de un lado a otro metido en sus propios mundos personales, nadie parecía prestar atención a una chica que caminaba con su guitarra, pero por otro lado era lo normal allí. Al poco llega al local, estaba con la puerta entreabierta, aparentemente no estaban en hora de apertura, pero dentro se escuchaba ruido de gente haciendo cosas.

Al acercarse un poco puede ver por la puerta entreabierta a un par de chicos que parece que están limpiando, mientras que en el escenario hay también un par de personas que parece que están organizándolo y preparándolo para lo que con casi toda seguridad será una actuación para esa u otra noche cercana.

“Bueno, las cosas son como son”, dice Aki estoicamente. Y no hay que forzarlas, piensa del mismo modo. “Por favor, ya podemos reservar las entradas para mañana? Porque, por supuesto, queremos evitar una situación como la de ahora mismo.” Sonríe tranquilamente, y con algo de admiración masculina fingida, a la chica.

Es buena idea, probaremos mañana, Han llamado al de seguridad y si esto se nos va de las manos no entraremos mañana tampoco.

Dije en voz baja sin que me oyera la de administración, maldita burócrata presa del sistema, Es una pena, parece que a nuestro amigo le habías gustado, Dejé una pausa, Supongo que hablar con alguien al acabar el concierto tampoco es una opción ¿verdad?, Una acción llevaba una reacción, y si el resultado era negativo es que habíamos jugado mal nuestras cartas, solo faltaba buscar donde, ¿habíamos hablado con quién no era?, ¿Habíamos elegido mal el día?, quizá a esta chica le gustara más el pescado que la carne. Quién sabe, pensaba que quizá, si esperaramos en la puerta, alguien saliera para hablar con nosotros, pero eso era demasiado facil, otra opción era el de seguridad, Natsumi era objetivamente guapa, y los hombres son fáciles de liar, quizá nos permitiera acercarnos. Esperaría si alguno de mis compañeros tenía una idea mejor, y menos parecida a la prostitución y si no, plantearía la opción de entrar por la puerta de seguridad.

Le vuelvo a mostrar la horrenda mueca, esa suerte de sonrisa, a la pobre operaria. Una cajera con el alma quebrada, sin lugar a dudas. Un triste trabajo de ocho horas al dia, siete dias a la semana.

Para Natsumí, esto es una flamante sonrisa.

Sin alguien en su vida, sin nadie tan grandioso y magnificiente como lo soy yo, para llenar su triste habitación.

Porque yo soy tan grandiosa que puedo hacerme compañía a mi misma y sería la mejor compañía del mundo ¡Oh si!

Y haciendo una reverencia japa (Porque digan lo que diga, soy japa de nacimiento) me retiro. Quizá otro dia sea divertido montar un pifostio pero no hoy. No avanzaría en mis planes de victoria

"Matta-ne"  le digo, mientras me encamino con el resto. Con estos comedores de curry.

"Bueno, aun así hemos sacado algo en claro" digo a esta gente, a las victimas de las chispas de Myao "¿Hace ir a algún sitio?" Seguro que a esta gente le gustará algún arcade cutre de los millenials, o un sitio donde den curry.

No pude evitar pegar un respingo cuando les vi a uno de ellos tirar la mesa de una patada, temiendo incluso un poco por mi vida. Pero aunque retrocedí un par de pasos intentaba permanecer con la cara seria como fuera posible -Como ahora vean el miedo que tengo... a saber que harán- pensé siguiendo mis instintos de supervivencia ahora mismo.

Cada vez agarraba más mi bandeja como una suerte de escudo por si debía proteger algún golpe... por favor que la policía llegara pronto. Yo solo quería que no molestaran a mis compañeras -No me voy a ningún lado. He intentado ser amable con ustedes. A menos que quieran que venga la policía deberíais iros ustedes- terminé avisándoles muy seria esperando que eso les mandara fuera... aunque por dentro... -Por favor que alguien me ayude... que como me peguen Ann y Eun se enfadarán conmigo por meterme en líos- pensaba asustada por dentro.

La última frase de Kougou cogió por sorpresa a la guitarrista, la cual se detuvo en sus pasos por un instante, reflexionando sobre las palabras que su otra "yo" le había dedicado. ¿Su poder interior? ¿Se refería al hecho de que Kougou era ella, por lo que aquel poder era también su poder? ¿O se  refería a otro poder en ella? Todo aquello era demasiado confuso para Makoto, y, en ese momento, lo único que deseaba era recuperar aquello que había disfrutado la noche anterior, y que ahora no podía utilizar. Quería ser poderosa, poder controlar lo que sucedía en su vida, con la misma confianza que poseía Kougou. Sin embargo, en ese instante, se sentía débil, como si no fuera capaz de hacer lo mismo que había hecho la noche anterior. Quería volver a convertirse en su otra "yo", esa joven confiada que actuaba como si nada pudiera salirle mal. No podía olvidar aquella sensación de poder. Se había sentido tan... bien. Lamentablemente, no podía convertirse de nuevo, no hasta que no recuperara sus fuerzas, hasta que no hiciera lo que Kougou le había dicho. Tenía que sentirse en control, y, para ello, debía dejar de ser la "vieja" Makoto, algo que ciertamente no sería fácil para ella. - Yo sólo quiero recuperar ese poder, Kougou... Lo necesito. - Le explicó a su otra "yo", a medida que se alejaba del espejo, aún decepcionada, esperando no tener que esperar demasiado para volver a ser aquel ser que irradiaba confianza. No le gustaba aquella sensación de debilidad. Se había hartado de esa clase de vida. Y sería una ilusa si regresaba a ser la misma de siempre. No podía permitir que aquella personalidad débil volviera a controlarla. Por esa razón, algo más decidida que en otros momentos, la joven guitarrista abandonó su residencia, tras dejarle algo de leche a su pequeña mascota.

En su mirada se podía notar cierta determinación, como si estuviera a punto de enfrentarse a su mayor enemigo. Algo normal, teniendo en cuenta que haría algo que no habría hecho en el pasado. Lo que la motivaba a continuar, era la sensación que había sentido la noche anterior. Recordando lo poderosa que se había sentido, y sabiendo que Kougou era parte de ella, consideró que era hora de mostrarse un poco más confiada. En ella, yacía un poder impresionante, a pesar de que no pudiera usarlo en ese momento. No podía continuar pensando como una joven débil, no cuando en su interior se encontraba el poder de una emperatriz, de alguien que podía controlar su propio destino. - No soy más la chica débil de antes. Soy Kougou. - Se dijo a sí misma entre susurros, a medida que continuaba su camino al establecimiento que tenía en mente. De cualquier manera, al llegar al local y entrar al mismo, la joven observó a los chicos que parecían estar limpiando, notando que el lugar no se encontraba en horario de atención. Era posible que estuviera preparando el sitio para alguna actuación durante la noche. Sea lo que fuera, la guitarrista no dudó mucho en acercarse a uno de los empleados. Al principio, antes de dirigirle la palabra, se sintió un poco nerviosa, como la "vieja" Makoto, si bien no se demoró mucho en suspirar, tranquilizándose a sí misma y volviendo a adquirir la determinación que había demostrado con anterioridad. Ella era Kougou. No podía tener miedo. Ella era capaz de controlarlos a todos. Control, control, control. Eso era lo único que importaba, y ella era una como una emperatriz. - Hola. Soy Makoto. Alguien me dijo que encontraría al dueño a éstas horas. ¿Sabes dónde está? Me gustaría tocar mi guitarra para que mi banda pueda tocar aquí en el futuro. - Le explicó al chico, esperando que este le indicara dónde podría encontrar al dueño.

Unidos por el meñique, sentía a Hana como una extensión de si mismos, como si fueran parte de un todo. No podía explicar lo que estaba ocurriendo, ni porque sentía el impulso de creer a la misteriosas chicas. El latir de su corazón se había acelerado y era todo lo que podía escuchar en esos momentos. Intercambió una significativa mirada con su melliza.

-Mi mayor deseo es la felicidad...la mías y la de aquellos a los que quiero -declaro sin dejar de mirarla y sin necesidad de más palabras sonrió a su hermana, de una manera tan sincera que podría haber abrumado a cualquiera que la viera por primera vez

Asintió sin dejar de mirar a su hermana, seguro de si mismo como siempre y entonces enredo sus dedos con los de ella aferrando su mano con firmeza, justo a la vez que comenzaba a extender su brazo con la intención de buscar la palma de la mano de la chica de cabello rosado.

La chica asiente a la pregunta de Goro sobre reservar las entradas para el dia siguiente:

Claro, pueden comprarlas perfectamente y elegir incluso el lugar

Decía mientras mostraba una Tablet con una serie de lugares casi todos en verde, donde podía verse que no había muchas plazas y que efectivamente había dos columnas que impedían ver el escenario

Tras la pregunta de Miaka le mira y dice:

Hay algunos fans que esperan a las chicas pero no puedo decirle ni por donde salen ni a que hora lo hacen… lo siento

Los tipos estaban frente a ella y uno se acerca, le coge con fuerza de la mano, pero justo en ese instante la policía llega al local:

Hey… ¿Qué está pasando?... suela a esa chica

Decía el policía con tono autoritario, rápidamente el tipo la suelta con una sonrisa mientras dice:

Tranquilo tío… que no pasa nada… ¿ves?... no sé porque todos se ponen asi

El otro tipo imitaba a su compañero, pero los dos policías parecían no creerlo:

Vamos… vamos fuera… acompáñenme

Los tipos se marchan, sin embargo, terminan dedicándole una mirada agresiva y amenazante a la camarera. En cuanto salen rápidamente las compañeras de Shimako se acercan:

¿Cómo estás? ¿Estás bien?... ten cuidado.

Casi al instante de pronunciar esas palabras un tipo con una cazadora de cuero se gira, el tipo tenía ese aspecto que se suele pensar tienen aquellos hombres que se dedican a la música, con el pelo largo, una barba y un aspecto algo desgarbado, el hombre sale de detrás del escenario y se acerca bajando de un salto del escenario:

Makoto… vaya… por tu aspecto nadie diría que tocas la guitarra

El tipo olía a Whiskey y a tabaco y hablaba con gran seguridad, se queda unos momentos observándola y dice:

Pero aquí no tocan grupos como esos grupos coreanos de niñas o como las AKB… aquí solo pueden tocar grupos de verdad…

El hombre miraba de arriba abajo a Makoto y estaba dejando bien claro que estaba evaluándola por el aspecto que tenia.

Gracias, dije con templanza, la chica me había llamado vieja, y había asumido que no tenía talento para cantar solo con verme, era verdad, pero ella no lo sabía. Nos veremos mañana, ¿me permite tres entradas?. 

Tras salir, y viendo como Natsumi miraba al de seguridad, me acerqué a él, e hice como si me tropezara, cayendo sobre él y sonriendo. ¡Perdón!, menos mal que estaba un chico fuerte para que no me cayera. Vendremos mañana al concierto, sería tan genial poder conocer en persona a alguna de las idol, seguro que mi amiga y yo lo celebraríamos a lo grande si alguien nos dejara entrar y hablar con alguna. Mañana nos vemos chico fuerte. 

Me junté con mi nuevo grupo. ¿A donde van los jóvenes hoy en día? Pregunte con tono de broma. 

Escuché todo lo que me dijo con creciente interés, no sabía nada de aquel mundo en el que me había visto involucrada y estaba dispuesta a aprender todo lo que pudiese de él.

- Gracias - supongo - entonces, eres algo así... ¿cómo mi protector? ¿no? - aunque con esa apariencia no veía que podía hacer por mí, pero bueno, al menos era una buena fuente de información - y esa chica que era mala... ¿le hizo algo? - esperaba que no, solo me faltaba tener que ponerme a luchar o algo así, porque ¿para eso tenía poderes la gente en los mangas no? para salvar el mundo y cosas así, pero bueno, por lo que decía Amai, no era mi caso, podía hacer lo que quería, así que mucho mejor. 

Aki observó la maniobra de Miaka con la guardia de seguridad con media sonrisa. Tal vez funcionará. Hay chicos que caen por esto.

Sin embargo, la pregunta de Miaka le tomó un poco al desprovisto. “No sabría qué decirte”, respondió, tomándose demasiado literalmente las palabras de la chica. “Yo no soy muy de fiestas.” De pronto guiñó un ojo a Miaka. “Pero dime, los viejos, ¿adónde van?”

Vale, ya todo se fue de madre y uno de ellos me agarró el brazo, haciendo que me revolviera pues obviamente no tenía ninguna gana de irme con ellos, menos a la fuerza y aún menos que me tocase. Por suerte no fue necesario que gritase que me soltase... pues la policía ya había llegado.

Los tíos decían que no pasaba nada y que no debía ponerse así... pero mi expresión dejaba claro que si que pasaba, y que estos dos no hacían más que dar problemas.

No había que ser una genio para darse cuenta de que quizás me había metido en un lío gordo, sobretodo por como me miraron ese par cuando se lo llevaron los agentes... y cuando se fueron, me pude tomar el lujo de dejar de mostrarme seria y de temblar levemente con cara algo preocupada. Pero tampoco quería preocupar a mis compañeras que ahora venían a atenderme -Un... poco nerviosa. Pero bien... Lo importante es que ya no están aquí y no molestarán más a Megumi- les dije. Obviamente algo tensa estaba, pero no quería que mis compañeras se preocupasen demasiado por mi -Vamos... a recoger la mesa que han tirado, y le preguntaré a la encargada si me puedo tomar un pequeño descanso de cinco minutos- les terminé diciendo. Ahora era mi obligación recoger el estropicio, y además disculparme con los clientes más cercanos por la escena, esperando que no les hubiera asustado demasiado...

Creo que hoy me iría por la puerta de atrás, por si me estuvieran esperando fuera. Y aunque sea tontería, creo que me pondría la máscara... quizás de milagro si me los encuentro no me reconozcan con ella -Desde luego no tengo que decirle esto ni a Ann ni a Eun Bi... si no las preocuparé muchísimo- pensé.

Unidos por el meñique, sentía a Kengo como una extensión de sí mismos, como si fueran parte de un todo. No podía explicar lo que estaba ocurriendo, ni porque sentía el impulso de creer a la misteriosas chicas. El latir de su corazón se había acelerado y era todo lo que podía escuchar en esos momentos. Intercambió una significativa mirada con su mellizo.

Sus pupilas se dilataron con sorpresa y felicidad al escuchar que ellos dos compartían no solo vida sino también sueños; y sin dejar de mirarlo y sin necesidad de duplicar palabras sonrió a su hermano, de una manera tan sincera que podría haber estado cosida por lágrimas.

Asintió sin dejar de mirar a su hermano, más segura de sí misma que nunca y entonces respondió al enredo de dedos, afianzándose a la mano de su mellizo más allá del meñique, justo a la vez que comenzaba a extender su brazo con la intención de buscar la palma de la mano de la chica de cabello oscuro.

Al notar al extraño que se giró, luego de que este escuchara lo que había dicho, la guitarrista permaneció callada, tan sólo observándole en silencio, suponiendo que el hombre tenía algo para decir al respecto. ¿Acaso era el dueño del local? Parecía demasiado joven para serlo, aunque las apariencias podían engañar. Ciertamente, no tenía la apariencia clásica de alguien que estaba cargo de un establecimiento tan importante, si bien, teniendo en cuenta el sitio en el cual se encontraba, podría ser normal que el dueño se vistiera de esa forma tan... informal y poco profesional. De cualquier manera, al escuchar las primeras palabras del aparente dueño, la joven suspiró, sabiendo muy bien que no tenía la apariencia usual de una guitarrista, o de alguien que estuviera involucrada en todo lo relacionado al rock. - Lo sé. Mi amiga siempre me dice lo mismo. - Reconoció con tranquilidad, intentando mantener aquella actitud valiente, a pesar del olor a whiskey y tabaco que el hombre emanaba, luego de que se acercara lo suficiente a ella. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para reprimir una expresión de desagrado, tras oler aquel aroma que no era para nada del gusto de la joven. Por fortuna, ya estaba un poco acostumbrada, principalmente a cuando había compartido algo de tiempo con su horrible padrastro, antes de mudarse con sus tíos. En comparación a su padrastro, aquel extraño era ciertamente una mejora. De cualquier manera, la guitarrista tan sólo permaneció en silencio, mientras el supuesto dueño la analizaba con la mirada, considerando lo que diría a continuación.

A Makoto, aquello le pareció una actitud falta de educación, y, por un instante, se preguntó lo que Kougou habría hecho en la misma situación. Posiblemente, habría demostrado su molestia al ser observada de esa manera. No obstante, lo que ciertamente molestó a la joven, fue lo que el hombre dijo, tras observarla lo suficiente. La expresión de la guitarrista no tardó en cambiar a una de claro enfado, dejando en claro que no iba a tolerar que nadie pusiera en duda su habilidad tocando su guitarra. Tenía demasiado orgullo en su propia habilidad como para permitir que alguien la insultara de esa forma. - Mi banda no es un grupo j-pop. Ni yo toco j-pop. Sólo porque no me muestro como un estereotipo Key, no significa que no me guste el rock, y que no sea una maldita diva de la guitarra. - Afirmó de manera brusca, dejando que la ira la controlara por un instante, olvidándose del nerviosismo que había sentido con anterioridad. Nadie iba a degradar su habilidad. Aquello era lo único en lo que se sentía demasiado orgullosa. Además, el hecho de pensar en Kougou le había permitido juntar el valor que necesitaba para pronunciar aquellas palabras. Ella poseía un poder increíble en su ser. Ya no era la misma de siempre. Debía de actuar como una emperatriz, como era debido. - Ahora... ¿quieres que toque y te demuestre de lo que soy capaz o prefieres juzgarme por mi apariencia como lo haría cualquiera en ésta sociedad? Para ser alguien que busca diferenciarse del resto de los "corderos"... hablas como uno. - Afirmó con seriedad en su voz. - No sabía que aquí se evaluaba por la apariencia en vez de por el talento. - Continuó expresándose, actuando como la emperatriz que ahora era. Ya no era Makoto. Era Kougou. Ella estaba en control. Tan sólo debía de demostrarlo.