Partida Rol por web

"Joshua Sweet, uno de los veteranos de la facultad de medicina. Era generoso, noble de corazón y divertido. Era alto y fuerte de una forma intimidante, pero él no dejaba de entrenar, pues uno de sus pocos temores era no encontrar nunca la fuerza suficiente para enfrentarse al mundo. Era tan gentil. Te acogió bajo su ala en tu primer año de facultad y te llevó de un lado a otro, sacándote las penas a sacudidas y obligándote a encarar a la sociedad de la que tanto te hubiese gustado ocultarte. No huir, no esconderte, pero sí… mantener un perfil bajo, con la nariz metida en los libros, como cuando eras niño.

Pero Joshua no te dejó. Era el favorito de muchos profesores y gracias a su labia consiguió que tú siguieras su estela. Acabó la carrera honoris causa y aunque a ti aún te quedaban unos cuantos años, su influencia en ti continuó guiándote hasta que terminaste. Fue el médico de urgencias en Yarnfable antes decidir marcharse a conocer mundo, ir de voluntario a otros lugares para continuar formándose y fortalecerse como persona. A las pocas semanas de su partida dejó de llamar, pero pensaste que era porque, en fin, estaría más ocupado haciendo otras cosas. Salvando gente."

Que tú sepas, Joshua era soltero y entero, y su familia vivía en EEEUU. No tenía ninguna de esas cicatrices antes de marcharse, y siempre tuvo el impulso de hacer algo grande, algo más importante que él. Tampoco sabes si tiene amigos íntimos, ya que en la época en la que te estuvo ayudando... bueno, estabas más preocupado por tu madre, por Nicole y por ti mismo que por saber con quién se iba de cervezas cuando no estaba contigo.

Si quieres saber algo de las pesquisas policiales, tendrás que recurrir a la policía.

Miro el informe rápidamente, si, sé como son las heridas por una escopeta no hace falta 7 palabras distintas para describir un boquete en el pecho. Pero necesito otra clase de información

" Solo quiero saber dos cosas. La primera ¿se va a salvar?, la segunda ¿donde están las balas?. No me mires así le dispararon al lado de mi casa, mi padre vive alli. La poli no va a hacer nada asi que voy a pillar al hijo de la gran puta que hijo esto y lo voy a reventar."

De momento está estable, está respondiendo al tratamiento, la presión está estable y se podría decir que está fuera de riesgo. solo necesita reposo y dejar que su cuerpo cicatrice. 

Suspiro cuando la chica sale con tales comentarios, obviamente incendiados por la ira.

- Las balas están en una habitación guardadas para la policía, son una prueba. No podemos sacarlas.
Escucha, Joshua era mi mentor y maestro, nadie más que yo quiere que el bastardo que le ha hecho esto pague por su crimen, pero no podemos saltarnos todas las leyes como si esto fuese el viejo oeste.

El juez y la alcaldesa ya nos tiene en su punto de mira. Ya viste que casi encierran a Ernest Merirovso por tomarse muchas liencias. ¿quieres acabar como él?

levanto las manos en señal de calma, debemos pensar y actuar con lógica.

- Debe de haber una manera de averiguar qué pasó allí. Buscar huellas, alguna pista .... - frunzo el ceño mirando al infinito unos segundos - una pregunta ¿allí no habíais puesto cámaras de vigilancia con activación por movimiento para ver osos que se hayan acercado mucho a las zonas pobladas? ¿Quien tiene esas grabaciones? ¿puedes acceder a ellas?

Me acerco al musculoso del cuerpo semidesnudo del hombre que yace casi inerte en la cama. Lamento mucho su situación, ¿qué cojones está pasadno en este puto pueblo... niños asesinados, un violador pederasta, jóvenes que desaparcen, la policía corrupta. No puedo evitar sentirme algo más angustiada por la desaparicónde mi madre, cada día veo más improbable que vuelva a casa, pero debo enfocarme, no puedo tener sentimentalismos. 

Las balas aún están aqui en el hospital. 

"Mira con lo eficiente que son los polis de esta ciudad, seguro que las balas aun están en el hospital, solo necesito echarles un vistazo y sabré el tipo de arma que las disparó." y sabre quien de este pueblo ha sido. 

No voy a encerrarme ahora a revisionar los vídeos, lo puedo hacer por la noche . PEro ahora no me voy de aquí sin averigareso.

Suspiro y cierro los ojos mientras me froto la sien.
Por desgracia DD tiene razón, la policía de este pueblo no es nada eficiente y está saturada. 

- Está bien, está bien... las conseguiré.
Puedes quedarte aquí, no dejan pasar a gente no autorizada a la zona privada de los residentes. Allí guardamos las biopsias y cosas como esas. Las dejé en una batea de acero inoxidable.

¿Te sirve una foto o debo traerte una de esas balas?

Espero a que me conteste y luego me dirijo a la puerta mientras le despido - Vuelvo enseguida, quédate aquí cuidándole. Si alguien te pregunta di que eres una amiga de la familia - 

Salgo de la salA a toda prisa y bajo por las escaleras hasta la zona privada de quirófano donde guardamos esas cosas.

Suspiro y le miro con suspicacie, no se si sabrá...

Si me traes una mejor, tienen una numeración que corresponde al calibre pero es difícil de ver y más de fotografiar. 

Este chico no ha roto un plato en su vida. si solo por dejarme en esta habitación me está dando mil cincuenta explicaciones. levanto los brazos y los agito compulsivamente. 

No te preocupes, si entra alguien diré que soy su hermana pequeña. Y le guiño un ojo.

Sales de la habitación totalmente resuelto, y atraviesas el pasillo para llegar hasta el ascensor. El quirófano está en el semisótano, un lugar aislado y sin ruidos, que mantiene muy bien una temperatura fría idónea para evitar el crecimiento de bacterias y demás fauna indeseada en un entorno supuestamente estéril. 
El lugar está vacío, y tus pasos levantan eco al chocar contra las paredes. Se te eriza el vello conforme te acercas a la sala de quirófanos. Normalmente las enfermeras almacenan los objetos extraños extraídos de las cirugías en el laboratorio anexo, pero eso fue ayer, quién sabe si no lo ha estudiado alguien ya; quién sabe si la policía no se lo ha llevado esta misma mañana.

Caminas por el pasillo, esta vez pisando de forma especial para que tus pasos no alerten a nadie en la planta. Te aproximas lentamente al laboratorio, y descubres que la puerta está entreabierta. Por la rendija, y abriéndola poco a poco para que las bisagras no suenen, ves que hay alguien con bata blanca sentado en un taburete, examinando una placa de petri al microscopio. Es el doctor Luttenberger; después de Joshua y Ava Himler, es el que más tiempo lleva trabajando en el hospital. Su trato siempre es frío y correcto, y jamás ha dado una voz más alta que la otra.

Se sabe que, aunque es médico general -algo que hace mucha falta en un pueblo tan pequeño-, él quería dedicarse a la investigación, especialmente la forense. Quizá por eso esté sentado en el laboratorio a media mañana.

Te encuentras junto al paciente, que aún respira profundamente, inconsciente. El tatuaje en su brazo parece lo único que no es reciente en su piel, mientras que todas las heridas son relativamente nuevas: las conoces bien, son heridas típicas de campistas.

De pronto, unos pasos resuenan por el pasillo, a tu espalda, y alguien abre la puerta. 

Está a punto de entrar, mientras examina unos papeles con el ceño fruncido, cuando levanta la vista y la cruza con la tuya.

-Uy, ups. Perdona, pensaba que esta habitación estaba vacía -sonríe, con una fila de dientes muy blancos y rectos- Creía que las visitas estaban prohibidas.

Miro un poco sorprendido al principio, de que un  tipo que no conozco sse siente junto a mí a tomar un café. Luego... lo reconozco. El mayordomo/guardaespaldas del Sr. Juez... Fantástico, ¿qué demonios querrá ahora de mí?.

- Hola... - Le hago un gesto para que se siente, aunque ya se haya sentado.- ¿Bonito día no?. ¿Puedo ayudar en algo al guardaespaldas del juez?.

Le miro por encima de la taza mientras doy un sorbo largo de café. 

- Ésto no trae nada bueno, seguro.

A ver si nos aclaramos rubita. Pensabas que no había nadie o no pensabas encontrar visitas... Levanto la mirada del libro que me había sacado para leer. Me hago la distraída.

Evidentemente si estoy aquí tan tranquila es porque las visitas no están prohibidas. No cree?
Quién es usted? Tiene alguna novedad en el estado de Joshua?

Él da otro sorbo a su taza, pensativo. Como si estuviera tratando de escoger con cuidado las palabras que iba a decir a continuación.

-Sé quién eres. He intentado hablar con el marinero antes que tú, y con... con tus otros amigos. -Sin mirarte, baja el tono de voz, observando de reojo el entorno de la cafetería. El sonido del piano amortigua sus palabras- Tienes que ayudarla. A Panna. La van a deportar. No sabes lo que eso significa, no es sólo regresar al país de donde ha venido, es... 

Se muerde el labio inferior, conmovido.

-La policía está vendida, todo el sistema jurídico lo está. Pero sé que vosotros podéis hacer algo, sé que habéis hablado con el señor Florit. Sea lo que sea lo que estéis haciendo por él, terminadlo ya. Cuanto antes. No sé cuánto más podrá durar esto.

Te mira fijamente a los ojos, esta vez, y puedes ver que hay lágrimas en ellos.

-Por favor.

Ella sonríe, tratando de disimular el shock que le han producido tus bruscas palabras. Camina lentamente por la habitación, hasta aproximarse a la camilla. Allí, echa una ojeada al historial, como ha hecho Enzo hace pocos minutos, y después examina al paciente con delicadeza. No mucho, explora el reflejo de las pupilas y le toma la temperatura. Mientras lo hace, te pregunta:

-¿Eres familiar? 

¿Está haciendo el paripé o realmente está mirando al paciente? vamos hombre si ni siquiera ha cogido el chisme ese para auscultarlo. Por lo visto hay inútiles en todas partes. 

Soy familiar, y estoy esperando al Dr. Erthal, llegará en cualquier momento. Repito. Quién es usted?

Levanta la vista de la máquina de pulsaciones, enarcando una ceja. Mira al hombre en la camilla, de evidente raza negra, y luego te mira a ti, toda pelirroja. Sonríe.

-Soy la doctora Evangeline Groom, ¿está el doctor Erthal aquí? No sabía que le tocaba guardia en la UCI.

Vuelve a observar al paciente, examinándolo más de cerca. Le toma de las manos para hacerle girar las muñecas, y después repite el proceso con la cabeza y los tobillos.

-No debería estar así, no entiendo nada... -murmura, frunciendo el ceño.

Me levanto del sofá con un respingo, miro el "cuerpo" está exactamente igual que hace unos minutos cuando lo examinó Enzo.

¿Cómo que no debería estar así a qué te refieres?

Deslizo cerca y busco las balas depositadas en un bote estéril de plástico, muy similar a los que usamos para recoger orina.
Dejo con cuidado mi chapa identificativa del hospital y luego doy un par de pasos atrás.

Entro en la habitación como quien no quiere la cosa, haciendo como que busco algo.

- Buenos días Doctor Luttenberger. Disculpe si le moleste, estaba buscando mi... - señalo a la balda y pongo gesto de despistado - Ahí está, sabía que la debía haber dejado por aquí. Me acerco a la balda después de saludarle con un  gesto y una sonrisa, y me pongo de espaldas a él para recoger mi chapa y a la vez meto el bote en el bolsillo de mi bata a la vez que guardo una de las manos.

Me giro hacia él y estudio su rostro.

- Es increíble lo que ha pasado con el doctor Sweet, ¿no le parece?
Aún no puedo creerlo, ¿quien puede haber hecho una salvajada como esa? ¿ha visto sus lesiones?

Tomo un sorbo de café mientras miro al tipo y le hablo en voz baja mientras jugueteo con la taza.

- Mire, señor... no recuerdo si nos han presentado. Le voy a hablar sin tapujos. Hacemos ésto, porque sabemos que la chica es inocente, y que su patrón es quien lo ha organizado todo. No sé porqué, ni me importa.

Empiezo a buscar en la cartera para pagar las consumiciones.

- Le aseguro que lo arreglaremos si podemos... pero necesitamos información. ¿ Exactamente, qué se está jugando Panna aquí ?, ¿ Y qué le han dicho el... marinero y los demás?, ¿ le han negado ayuda acaso?.

Le miro intentado averiguar sus intenciones.

- Yo procuraré quedar ésta tarde con mis... amigos para solucionarlo, pero si de verdad le importa esa chica, necesito que confíe en nosotros y nos lo cuente todo. Y relájese... no deberíamos llamar la atención.