Partida Rol por web

Se sonroja un poco cuando Hoturi-san comienza a retirarse la parte de arriba del kimono, pero enseguida le da la espalda para mostrarle algo en ella. Se apresura a coger una de las velas cercanas y se acerca a la espalda de Hoturi, con cuidado de evitar el pelo con la llama. 

Se queda sin habla al ver la espalda llena de moratones. No puede evitar tocar ligeramente la espalda del chico, siguiendo una de las lineas.

-Esto es horrible, Hoturi-san. ¿Qué padre puede hacer esto?

- No se lo he dicho a Yoshi-san ni a Toshimoko-sensei porque se que ellos le matarían por esto. Pero no ganaría nadie y sería un varapalo para el clan. Al fin y al cabo un daimyo no puede acusar a un campeón de clan. - Respondí con voz algo temblorosa al recordarlo.

- Es su manera de enderezarme, porque sabe que no lo haré bien como campeón y lo odia. Y yo le odio a él por eso. -
 

-¿Habéis estado padeciendo esto en silencio? Perdonadme, Hoturi-san. No sabía que vuestro padre era tan cruel...

No puede imaginar el dolor que debe de haber sufrido en todos esos meses y sin poder decírselo a nadie. Aparta la mano de su espalda al darse cuenta de que no es apropiado hacer algo así.

-De todas formas, creo que seréis un buen campeón de clan. Quizá solo tenéis que madurar un poco más... 

- Es un campeón, en un clan de ambiciones desmedidas, política y engaños. Que además tiene que mantener el control de una fuerte parte militar y lidiar con los León. Es su deber ser implacable y cruel. Yo soy quien está mal. - El discurso de mi padre había calado en mi mente, al fin y al cabo habían sido muchos años bajo su yugo.

- Era lo mejor para todos. Además, me sigo avergonzando de haber traído tal mancha al clan. Supongo que eso también influyó. - Cuando sentí como alejaba la mano hablé de nuevo. - No la retiréis, por favor. -

Detiene su mano antes de retirarla por completo. Se le rompe el corazón al escuchar todo lo que le ha dicho Dijo Satsume-sama. Le recuerda un poco a como su abuela la trataba de pequeña. Siempre esperando lo mejor y no dejando pasar ningún error.

-En absoluto estáis mal, Hoturi-san. No es cierto.

Retira su mano y lo abraza por la espalda, para darle fuerzas. Sabe que ha dicho que se sentía incómoda con eso, pero no puede evitarlo ahora.

Sonrío al sentir el abrazo de Akiko-san, y coloco mis manos sobre sus brazos con suavidad. - Sois muy amable conmigo, eso me hace temer por vos. - le respondo con cierta preocupación. - Pero os agradezco de corazón vuestro esfuerzo. -

-No temáis por mí, Hoturi-san. Cualquier cosa que necesitéis contar... podéis buscarme y hablar conmigo. Tendréis a una aliada en mí.

Se separa de él, sabiendo que ha estado abrazada a un hombre medio desnudo en un lugar poco apropiado. Ayuda a Hoturi-san a vestirse de nuevo y a ocultar su secreto a ojos indiscretos.

-Solo tenéis que prometerme que usaréis esto para crecer.

Se desplaza para colocarse frente a él y coge sus manos.

-Yo sé que podéis ser un buen campeón. Sé que lo seréis. Tengo fe en vos, Hoturi-san.

Alargo el abrazo todo lo que puedo, disfrutando de la cálida muestra de afecto de Akiko-san. Cuando ella se retira dejo que me ayude a vestirme. - ¿Crecer en que sentido, Akiko-san? - pregunto con curiosidad ante su afirmación.

Tras eso me sujeta las manos y yo le dedico una amplia sonrisa cuando dice que tiene fé en mi. - Tenéis mas fe que yo mismo, pero vuestras palabras en cierta forma resultan inspiradoras. - subí una mano y le hice una caricia suave en la mejilla.

- Veremos como se presenta la corte de invierno. -

-Cuando creces en la adversidad, te haces más fuerte. Así que creo que esta experiencia puede ayudaros a crecer más fuerte y sabio.

Sonríe, aunque se sonroja un poco por la caricia de Hoturi-san.

-No debéis olvidar que tenéis aliados. Tenéis gente que cree en vos... Yoshi-sama, Toshimoko-sama... y yo misma, aunque no sea poderosa.

- Es.. una forma de enfocarlo. Nunca me habían hablado de ello así. - dije apretando sus manos y entrelazando los dedos. Con la mano que acariciaba su mejilla, pase un suave dedo por sus labios.

- Os haréis una aliada fuerte, lo sé. Tenéis una lengua de plata y Yoshi-san os dará la perspectiva adecuada. - Reí. - Quien sabe si seréis una de mis consejeras algún día, aunque eso es mucho adivinar. -

Se sonroja aun más. Tanto por el cumplido como por el contacto de su dedo en sus labios. Esas cosas seguro que no son apropiadas para hacer en ese tipo de lugar, pero ella ha sido la primera que le ha animado a eso. Si solo es eso... puede dejarlo pasar.

-¿Eso creéis? Tengo miedo, yo también... - sonríe -. Quizá no tenga un padre estricto como el vuestro, pero mi abuela... ella me lo ha enseñado todo. Siempre ha esperado mucho más de mí de lo que yo he podido darle. Así que entiendo un poco vuestra situación.

- No tener miedo a una corte de invierno, siendo karô de Yoshi-san sería de idiotas. Pero vivir asustado te hace perder perspectiva. - Volví a sonreir, sin dejar de rozar sus labios con mi mano.  - La verdad es que no me extraña, Akiko-chan. Este clan basa su existencia en la perfección. Es lo que nos hace fuertes y nos destruye a la vez.  ¿Es irónico, verdad?
 

-Nunca podremos ser perfectos, Hoturi-san. Podemos hacer ver que lo somos, pero la perfección no existe en este mundo.

Sonríe.

-Al menos, eso es lo que creo. Por eso seguimos luchando y mejorando con cada paso... es nuestro objetivo. Supongo.

- Doji no kami probablemente no lo viese así, Akiko-chan. - le sonreí bajando con mi mano por su cuello dulcemente. - Pero nuestro deber como semuráis es dar lo mejor de nosotros y mejorar, eso si tiene cierto sentido. - 

-Como bien indica su nombre, Doji no Kami era una mujer excepcional, nacida con la divinidad corriendo por sus venas. Nosotros solo podemos aspirar a ser como ella.

La mano de Hoturi-san baja gentilmente por su cuello, pero es algo que le avergüenza.

-Hoturi-san... no sé si es adecuado...

- ¿Debemos aspirar a algo que nunca podremos alcanzar? Que destino mas cruel. - 

- Bueno, tampoco es adecuado que una joven kâro le diga lo que tiene que hacer al heredero del clan. - le respondí con una sonrisa dulce bromeando con ella mientras mi mano llegaba a donde empezaba la tela del kimono. 

-Pero creo que son dos cosas diferentes, Hoturi-san. Esta joven Karô os da un consejo como amiga y ayudante de Yoshi-sama. Esto - dice refiriéndose a su mano ya junto al kimono - puede manchar tanto vuestra reputación como la mía. Y más la mía, supongo. 

Le mira, sonrojada y un poco avergonzada.

-¿Puedo pediros que os detengáis en ese punto?

- Ya lo sé, Akiko-chan, no es necesario que os pongáis tan seria como si os hubiese poseído el espíritu de Yoshi-san. - le respondí con una expresión algo pilla y divertida. - Bueno, eso sería solo sí se hiciese público. Pero entiendo que la situación os preocupe. 

Detento mi avance en ese punto y asciendo de nuevo por su cuello lentamente. - Hai, Akiko-chan. -

-Es que me obligáis, Hoturi-san.

Hace una mueca de enfado bastante mona y graciosa, todo hay que decirlo.

-El Honor es una de las 7 virtudes del samurai. La más importante de todas, Hoturi-san. A través de nuestros actos, reflejamos quienes somos de verdad. Debéis actuar con honor, Hoturi-san. Solo pensad en... por ejemplo, ¿os gustaría que vuestra futura esposa no hubiese sido respetada?

Le mira.

-¿Qué decimos de nosotros mismos si hacemos estas cosas?

Río ante su mueca de enfado, bastante graciosa y divertida. - Vuestra expresión de enfado no asusta en absoluto, Akiko-chan. Pero tenéis razón, aunque supongo que no puedo evitar caer bajo los encantos de una mujer hermosa. - 

Ante la última pregunta suspiro encogiéndome de hombros. - Ni siquiera había pensado en casarme aún. Y bueno.. seguro que mi padre escoge alguna mujer que no me guste solo porque puede. - 

- Bueno, quizá lo estáis viendo como algo inapropiado, pero, ¿Acaso el afecto lo es Akiko-chan? - acaricié de nuevo su mejilla.