El fin de una noche helada

Todos llegaron a casá agitados. Habían logrado esquivar a la policía y el fuego y poder espiritual de Natsuki lograrían no ser seguidos. Nadie sabe nunca algo de un kitsune. Sin embargo, todo el grupo estaba aun agitado. Claramente Sakura tenia mucho que enseñarle al nuevo Riki sobre los peligros de los Youkais y sus habilidades.

Natsuki no puede correr, está demasiado débil. Se tambalea por la calle en dirección a la casa. Teme no poder llegar o quedarse inconsciente a mitad de camino. Sabe que los humanos no le harán nada, pero no son ellos su mayor preocupación... Hace un esfuerzo mayúsculo para poder contactar con Sakura o con Riki-san... Teme no poder hacerlo... Ya casi le da igual quién le oiga. Siente como le flaquean las piernas y cae al suelo. Sakura... Riki-san... Por favor, si hay alguien cerca... Por favor... Unas lágrimas se escapan de los ojos de la kitsune. Su brillo natural se desvanece, su pelo se vuelve de color pajizo casi gris y sus ojos pierden color. Lo que le duele de verdad no es no tener fuerzas... Sino no poder llegar a proteger a Sakura nunca más...

Su hechizo de supervelocidad había logrado que, junto a Riki, llegaran a la casa en cuestión de segundos, siendo una simple sombra en las calles junto a otras personas. Entraron a la casa y como ya era su costumbre, se anunció. ¡Ya llegamos! Esperaba que Shirayuki estuviera en casa y que Natsuki no tardara mucho mas en aparecer. Le indicó a Riki que debía quitarse los zapatos y cambiarlos por las pantuflas para estar dentro de casa. Al entrar al comedor, todavía había comida en la mesa, lo que instintivamente le recordó a su cuerpo que no había terminado de alimentarse correctamente aquella noche. Giró la cabeza desechando la idea de comer algo y, aún vestida con su traje de Magical Girl, se dejó caer sobre el sillón con aplomo.

¡No puedo ser mas estúpida! ¿Como pude haberlo olvidado? Suspiró, casi bufando y le hizo señas a Riki de que se acercara. Recuerda siempre que los espíritus que no están ligados a un invocador o a una determinada área, no pueden afectar a su entorno de manera permanente. Por eso los edificios destruidos por los gemelos se reconstruían en segundos. Además, nadie mas que nosotros, los invocadores, somos capaces de ver a los espíritus.

Miró por unos segundos a Riki y, tras meditarlo, volvió a hablar, con curiosidad. No todos los humanos pueden hacer la clase de cosas que nos viste hacer a Shion y a mi, nosotras somos especiales, ¿Comprendes? Tu... ¿Tienes alguna habilidad especial como esas?

Levantó la vista en dirección al techo, ¿Shirayuki estaría en casa o también habría salido al sentir las presencias de Youkais en la ciudad?

-Entiendo... dije reflexionando, la verdad es que no entendía demasiado bien todo, solo había querido ayudar... yo lo siento, siento que por mi culpa todo se estropeara dije agachando la cabeza, nunca quise estorbarte... añadí con un hilo de voz casi inaudible...

-Y bueno... no se si es como vosotras o porque soy lo que soy... dije aun con ese deje de tristeza que siempre ponía cuando hablaba de mi mismo con Sakura... pero según ella si tengo poderes... aunque ella los llamo habilidades especiales....

Shirayuki supo esa noche que algo andaba mal y se dirigió sin pensarlo dos veces a la casa de Sakura a asegurarse que tanto ella como Natsuki estuvieran bien. Cuando llegó se encontró con la casa vacía y los platos servidos, por lo que supuso que, fuera lo que fuere que había sucedido, las había obligado a abandonar la casa rápidamente. Se dijo a sí misma que Sakura era más que capaz de cuidarse sola y que con la compañía de Natsuki no tendría nada que temer, pero aún así, luego de un rato de esperar en silencio, se decidió a salir a buscarlas.

Vagó por las calles circundantes, aún un poco abrumada por la ciudad, sus formas y sus ruidos. Logró identificar unos vehículos luminosos y ruidosos que se acercaban a una zona en particular. Se dirigió allí, pero no llegó a ver a Sakura ni a Natsuki, decidió regresar hacia la casa en caso de que ya hubieran regresado por otro camino. En medio de la noche, creyó escuchar una voz conocida, casi un lamento y, sigilosamente, se dirigió al lugar del que provenía. El espectáculo la dejó petrificada: Natsuki yacía en el piso, con el color de la piel y el pelo decolorado, grisáseo y no había rastros de Sakura. Se apuró a tomar en brazos a su amiga Tranquila, Natsuki, te llevaré a casa y pronto te sentirás mejor... El problema es que, si Natsuki se encontraba en este estado, Sakura podría estar en peligro y esa idea la torturaba.

Regresaba en dirección a la casa tan rápido como podía, culpándose una y mil veces por no haber estado allí, si alguien había lastimado a su hijita, a su pequeña... lo pagaría. Lo pagaría caro.

Casi sin darse cuenta, el frío alrededor de la yuki-onna iba aumentando, sus ojos tomaban un tinte amarillento y su cabello se empezaba a cristalizar en hielo. La ira de la yuki-onna era terrible y hacía bastante tiempo que no se desataba. El responsable de lastimar a su amiga sufriría... y si se había atrevido a tocar siquiera a su hija... iba a desear no haber existido jamás.

Los ojos de Natsuki se abren débilmente. Una pálida figura la alza. Cree oír su voz, pero no está segura. Es tan dulce como la miel... Unos segundos después de llevarla en brazos por la calle, la temperatura baja, pero a la kitsune no le importuna en absoluto ese frío... Entonces la reconoce.

Esa amiga de hace siglos con la que siempre pudo contar. La Dama de las Nieves de cálido corazón. Su princesa del invierno.

Susurra: -Shira... Shirayuki-hime- alza la mano débilmente y se fija en que está casi blanca. Intenta llegar a la cara de la yuki onna. Sus dedos rozan el rostro y nota su rabia. No quiere que su amiga se ponga furiosa. No soporta la furia... Por parte de nadie. La ira solo conduce a actos malos y peligrosos, y eso no trae nada más que lo mismo... Y muerte. La kitsune era un avatar de la vida en el mundo.

- Shira-chan... - el frescor de su querida amiga le da sueño. Mezclado con el poco calor interno que le quedaba, le proporciona la comodidad necesaria para dormirse plácidamente.

Vamos a casa... Quiero que veas a Sakura... Está tan mayor...

En medio de su ira, escucha que su querida amiga intenta llamarle la atención, le roza el rostro con su débil mano y los ojos de Shirayuki cambian de inmediato, no puede mirarla con ira. Natsuki, tranquila... pronto llegaremos a casa y estarás a salvo... pero para cuando terminó de hablar la pequeña kitsune ya estaba dormida encima suyo, lo que era lo mejor, así no desgastaba más energías.

Desplazándose en el viento frío de la noche, se apresuró a llegar a resguardo. No sabía bien qué haría, en el estado de Natsuki no creía poder dejarla sola, pero en el caso de que Sakura estuviera en peligro... no, no podía dejarse vencer por la angustia en ese momento, tenía que ser fuerte.

Entró a toda velocidad en la casa, aún cargando a Natsuki en sus brazos, aterrada y angustiada, cuando vio luz en el comedor. Se preparó emocionalmente para un enfrentamiento, para enfrentarse a lo que fuera y... ni bien entró vio a una Sakura cansada, vestida con un traje muy colorido rendida en un sillón, acompañada por un muchachito que parecía bastante inofensivo.

Sintió un alivio inmenso, quiso correr a abrazar a su pequeñita, pero Natsuki era una prioridad. Se acercó rápidamente a su hija, con preocupación en sus ojos y sólo llegó a balbucear Natsuki... Sakura... ¿Qué pasó? y extendió a su amiga enseñándosela a Sakura.

No es culpa tuya... Sentada en el sillón con la cabeza en el respaldo, el cuerpo no estaba cansado, sino que su espíritu había sido vapuleado. Le dolía la moral y el orgullo, le dolía no haberse dado cuenta de lo que estaba sucediendo a tiempo para evitarlo, no haber logrado detener a aquellos espíritus, haber sido tantos invocadores y espíritus en el mismo lugar y tropezarse unos con otros, como si en una enorme sala de baile, alguien se tropezara y todos los demás cayeran al piso. Nosotras debíamos darnos cuenta de lo que estaba sucediendo y, aunque lo tuvimos frente a nuestros ojos todo el tiempo, no fuimos capaces de reconocerlo.

Apretó el puño intentando soltar algo de su frustración pero detuvo toda acción, acomodándose en el sillón para poder ver en dirección a Riki cuando mencionó que él tenía poderes. Estaba a punto de indagar al respecto cuando sintió la presencia de Shirayuki llegando a casa. Miró en dirección a la puerta y, en cuanto la vio entrar, sus ojos, humedecidos por lágrimas que se forzó a no soltar, se abrieron de sorpresa, su rostro empalideció por unos instantes, como quien mira al terror a los ojos y no es capaz de hacerle frente.

Se levantó de golpe del sillón y apresuró sus pasos para llegar donde Shirayuki y abrazar a Natsuki, con la misma expresión de preocupación de su madre. ¡No tengo idea que pasó! Acarició el rostro de Natsuki, miró a los ojos a Shirayuki y le hizo un gesto de que la dejara acostada en el sillón. Se acomodó a su lado, acariciandole la cabeza con cuidado, notando que estaba mas fría de lo habitual. Un frío impropio y no proveniente del contacto de Shirayuki. La clase de frío que solo podía significar que tenía realmente poca energía espiritual. Tuvimos un combate, pero nadie la atacó. Apenas realizó uno o dos ataques. Luego ella... Abrió la boca por la sorpresa cuando se percató de lo que en verdad había sucedido. Natsuki había utilizado su energía para salvar a otros. Ella... utilizó su energía para calmar al espíritu del fuego que está atado a Fukuhoshi. Y luego volvió a utilizar su energía para salvarla de la muerte...

Pasó un trago difícil, cargado de angustia, agarrando un poco mas fuerte a su amiga. Levantó el rostro en dirección a Shirayuki. Se sacrificó para salvar a los demás. Necesita energía, está débil. Yo... Miró a Riki por un instante, jamás le había explicado al chico como alimentaba a sus Youkais. Se sonrojó ante la sola idea de tener que explicárselo. Rápidamente volvió hacia Shirayuki. Voy a llevarla a la habitación, necesita descansar y reponer energías. Acentuó las últimas palabras para que su madre comprendiera lo que haría. Él es Riki, ¿Recuerdas que te hablé de él? Va a estar aquí un tiempo... ¿Podrías explicarle? Sabía que le estaba pidiendo algo difícil, pero ella misma no era capaz de hacerlo en ese momento. Menos cuando debía concentrar toda su energía en lograr que Natsuki se recupere.

Calor... El olor de la comida que ella y Sakura-chan habían preparado antes de irse... Ahora se arrepentía de haberlo hecho y exponer a su amante al peligro. De exponerse ella misma al gélido abrazo de la muerte. Pero no estaba muerta. Estaba tumbada. Era cómodo, relajante, con su cabeza algo alzada.

¿Qué es esto? ¿Estaré soñando? He visto a Shira nee-chan... Tanto tiempo...

Recordaba perfectamente haberle dicho a Sakura y a Riki que se fuesen. Lo volvería a hacer. volvería a quedarse atrás para cubrirla... A ella y a Ri... a Siro-san. No lo conocía, pero en unas pocas horas, algo le había confirmado que era de fiar y que en el peor de los casos, él podría cuidar a su amada niña. 

Hace un gran esfuerzo. Los párpados le pesan como planchas de acero. Luz. No era un sueño. Olía a comida. El agradable frío de la Yuki-Onna estaba allí. Eso le hizo sonreir.

- Shira-hime...- pero lo que terminó de acentuar la sonrisa de la kitsune fue ese pelo anaranjado tan precioso que disfrutaba tocar, peinar, oler. Esos ojos aguamarina. Ese divertido rostro que tanto adoraba ver sonreir. 

- _{¡Sakura-chan...!}- una tos no la deja terminar la frase. La mira a los ojos y no puede contener las lágrimas. Se echa a llorar.

- Creí que no te iba a volver a ver...- parece un bebé, pero no puede evitarlo. Se limpia las lágrimas con la manga del estropeado kimono. Puede volver a ver su piel. Está casi tan pálida como un muerto.

Al menos... le sirvió a ellos de bien...

Busca con la mirada a Siro-san. Ahora lo veía. No estaba segura de como describirlo, pero no era como mirar a aquel pequeño Riki que jugaba con Sakura. Le sonríe afectuosa.

- Siro-san... Gracias...- extiende el brazo. Necesita tocarle. Quiere sentir que no estaba equivocada y que él era tan capaz como ella de defender a la joven Ishida...

Mientras hablo siento como alguien entra en la casa, espero que sea Natsuki... pero no va sola, alguien, o algo la va cargando... parece muy debilitada tanto su voz, como sus gestos... sin duda ha perdido mucha energía... Sakura me pide que me quede con aquella chica de ojos intensos... no se da cuenta que esta vez si puedo ayudarlas...

-Sakura espera déjame a mi, me preguntaste por mis poderes... creo que ahora puedo demostrártelos... me acerco y agarro con facilidad a Natsuki, es ligera como el viento, le veo intentar acercar la mano a mi rostro pero sus brazos no responden, tranquila, yo te salvare esta vez,le susurro al oído,  acerco mi rostro a de Natsuki y comienzo a besarla suavemente, mis labios rozan los de la kitsune muy despacio poco a poco acariciándolos en un baile acompasado...

Natsuki, Notas como las energías vuelven a u cuerpo y lo relajan, poco a poco te sientes mas viva y un calor inunda todo tu cuerpo dandote paz y fuerza.

Sakura y Shirayuki, poco después de que Riki comience a besar a la Kitsune, veis como su cuerpo comienza a brillar con una tenue luz cálida.

Cuando al fin me separo de Natsuki, parece totalmente recuperada, sin duda necesita descanso, pero ya no esta desfalleciendo, la dejo de pie sobre el suelo, justo a tiempo para agarrarme al sofá y no caerme, mi respiración es agitada y el sudor ha aparecido resbalando por mi frente, me dejo caer en él mientras sonrío a las chicas.   

¿Por qué lo ha hecho? No... No quería... No quería dañar a nadie... Pero él lo ha hecho para que Sakura no tenga que sacrificar sus fuerzas...
La kitsune intenta ponerse de pié delicadamente, apoyándose en Sakura y Siro-san. No era como estar al cien por cien... Pero poder caminar era una bendición. Totalmente sorprendida, sus colas se mueven con emoción infantil y sonríe, algo que pensó que nunca podría volver a hacer para su amor, para Shirayuki... para Siro-san. Abraza algo débil a Sakura y besa sus labios con ternura.
- Te he echado de menos, mi amor...- le sonríe, total y absolutamente enamorada. Se gira hacia su princesa de las nieves, le toma las manos y las besa delicadamente.
- Gracias por venir Shira nee-chan. De no ser por ti quizás no habría llegado nunca. Te lo compensaré- y luego se giró hacia el cansado muchacho. Había hecho exactamente lo mismo que ella... Pero ellos no se conocían de nada. Había sido un gesto muy noble y bello. Ahora podía sentirlo, todo el dolor y tristeza de ese ser. Acarició el rostro de Shirayuki y se acercó a él, poniéndose ligeramente en cuclillas. Limpia el sudor de su frente y acaricia su mejilla con cariño.
- Siro-san, lo que acabas de hacer es algo que no sé cómo puedo agradecerte. Aunque no esté totalmente recuperada, me has ayudado a poder seguir con la tarea de proteger a Sakura. Para mí, este tipo de actos suponen una deuda y una conexión casi eterna. Si me necesitas... llámame, porque ahora eres un miembro más de nuestra familia, Siro-kun- le sonríe y le da un largo beso en la comisura de los labios, devolviéndole un pequeño porcentaje de su regalo. Quería que, al menos esta noche, descansara a gusto. Se lo merecía. Al día siguiente, harían una comida fuerte ^^.

Como no le he pasado energia si no que le he pasado fragmentos de mi propia esencia... esa noche tendrá sueños/visiones de mi pasado y de mis pensamientos... (te parece bien Kim??) lo digo porque me parece algo lógico y que le puede dar juego :P

Shirayuki observó con atención cómo el muchacho reponía las energías de su querida amiga. Le resultó un tanto incómodo ver cómo la besaba, pero guardó la compostura y la distancia. Poco a poco una luz fue rodeando a Natsuki y su piel y pelo fueron recobrando el color. Un gesto muy noble, sin duda, de su parte... por lo visto es digno de confianza.

Natsuki se acercó a agradecerle, asintió con un movimiento de cabeza y contestó -Por lo visto, llegué en el momento adecuado. No hay nada que compensar, sólo me alegra que ya estés a salvo . Estaba realmente enfadada por el modo en que se había puesto en peligro entregando toda su energía, pero sabía que si ella no hubiese estado ausente, no habría sido necesario que su amiga se expusiera tanto.

Se acercó a su hija, que aún estaba un tanto alterada y le abrazó con fuerza. -No te imaginas la angustia que me generó encontrar así a Natsuki - le susurró al oído - se me ocurrió que si ella estaba en este estado deplorable algo podría haberte sucedido -se le quiebra la voz- a tí, mi pequeñita... Le besó las mejillas con ímpetu mientras le acariciaba la cabeza. -Sakura, creo que lo mejor sería que me quede a acompañarles estos días, al menos hasta que Natsuki esté completamente recuperada. Y... ¿Por qué Oreki-san está viviendo con ustedes? No es muy bien visto que dos jóvenes compartan techo sin ser una pareja formal... - se frena unos instantes y la mira sorprendida - No te habrás casado con él sin que yo lo supiera, ¿verdad, hijita?

Estaba sorprendida, visiblemente. En parte por la osadía de Siro de besar a Natsuki. Muy a pesar de que sabía que él provenía de un mundo donde las reglas eran otras, no dejaba de incomodarle la soltura con la que accionaba. El poder no le era inusual, mas si le resultó llamativa la demostración y facilidad con la que lo realizaba. Se alegró, con lágrimas en los ojos, de la pronta recuperación de su amada, a quien no dudo en corresponder el dulce beso. No vuelvas a preocuparme de ese modo... si algo te pasara, ¿Quien estaría a mi lado? La Youkai sabía bien que cumplía un rol único e irreemplazable en la vida de Sakura, su pérdida sería imposible de cubrir o superar.

Abrazó con fuerza a Shirayuki, aferrándose de las ropas de ella para sostenerse. Undió su rostro en el pecho de su madre, sabiéndose refugiada y contenida. Secó las lágrimas que afloraban contra ella y elevó el cuello para besarle la mejilla con el mismo cariño. No te preocupes, Mami, nada malo me ha pasado. No me pondría en peligro innecesariamente. Aunque no intensificó aquellas palabras, de algún modo estaba reprendiendo a Natsuki por haberse arriesgado tanto. Cuando su madre preguntó por el casamiento, las mejillas de Sakura se enrojecieron tan de repente, que el calor era palpable a varios centímetros de distancia.

¿¡Que!? No, no. ¡Claro que no! Sacudió las manos con efusividad, remarcando la negación. Esos tiempos pasaron hace mucho, Ma. Ahora dos jóvenes pueden convivir sin tener ningún tipo de relación amorosa. Esta vez si había pronunciado especialmente las palabras para dejarlo en claro, a pesar de la vergüenza que le generaba aquella situación. Oreki-san se quedará con nosotros un tiempo, hasta que pueda desenvolverse con soltura en nuestro mundo. Mas tarde, cuando estuvieran a solas, hablaría con ella al respecto.

-No me debes nada Natsuki, estoy agradecido de poder ayudarte, me gusta mas cuando sonríes, le dije intentando esbozar una sonrisa ya que aun estaba débil.... 

pero lo que mas hizo daño a Riki fueron las palabras de Sakura, se clavaron en su corazón como puñales si eso era lo que pensaba, si yo solo era un niño al que criar y mantener, solo alguien al que enseñar, estaba claro que ese no era mi sitio, me levante como pude para dirigirme a lo que solo seria mi habitación por una noche mientras decía, 

-Tranquilas no seré una molestia para nadie, no soy un niño que haya que cuidar, mañana mismo me vuelvo a la que se supone que es mi casa no os tendréis que preocupar mas por mi, no quiero ser ninguna carga, y me dispuse a subir las escaleras apoyándome en la pared para mantener el equilibrio.

Natsuki siente la punzada de dolor y rechazo de Siro-kun. No le parece justo, pero ninguno tenía la cabeza ni clara ni fría como para pensar detenidamente. Se levanta despacio, vuelve a abrazar a sus chicas con todas sus fuerzas y se inclina a modo de disculpa.

- Mis amores, disculpad, pero... Debo hablar con Siro-kun. Sakura, después estaré contigo, ¿vale?- la besa en los labios con ternura, se gira a Shira nee-chan y la mira con los ojos brillantes de alegría.

- Espero que te quedes mucho, Shirayuki. Has conseguido que vuelva la alegría a esta casa- vuelve a disculparse y va tras Siro.

Alcanza al "chico" a lo alto de la escalera y lo coge del brazo para ayudarle a caminar. Le acompaña hasta su dormitorio siguiendo sus indicaciones. Una vez allí, lo deja sentado en el futon y ella se arrodilla al lado.

- Siro-kun... Gracias... No te preocupes por Shira-chan, no está acostumbrada a este tiempo... Y bueno ya has visto que pensaba que estabais casados *risa suave*. En cuanto a Sakura... Siento mucho que te haya ofendido. Pero tienes que enteder que es joven e impetuosa... Y no sé si tendrás recuerdos o algo así de Riki... Pero ha estado sola y triste durante muchos años... Solo hasta que me invocó no ha sido feliz, y cuando Riki... Osea tu despertastes, lo ha sido aún más... Quizás no debería haber hecho tanto sacrificio... Ya ves, Shira-chan se ha enfadado conmigo. A veces pienso que la causante de los problemas soy yo... Así que... No quiero que te preocupes. Yo tomaré toda la responsabilidad que haga falta. Después de todo, ahora puedo sentiros a los dos- mira hacia abajo, pero con una sonrisa muy suavita. Sus manos se apoyan sobre las rodillas y, dudando, una de ellas coge la del muchacho.

Agradezco tus palabras Natsuki en serio... y sabes que a partir de ahora estaremos unidos... y lo siento por ello no te di opción de elegir y no creo que tenga que cargarte con eso sin elegir... pero después de lo que ha dicho creo que es cierto... si yo no hubiera estado esta noche, Sakura habría estado contigo y no abrías llegado en este estado... creo que es mejor que no este aquí, no tenéis que cuidarme, no quiero ser una carga, sabre valerme por mi mismo, ademas no es un adiós, no seguiremos viendo siempre que queráis, pero Sakura me ha dejado claro lo que de verdad siente... y esta claro que no debo estar aquí. me suelto de la mano de la Kitsune y me doy la vuelta, el cansancio me llama y necesito descansar...

Natsuki lo mira con tristeza. Pero dentro de ella, sabía que en parte Siro-kun se equivoca.

- Siro-kun, si yo estoy así ha sido por mi propia voluntad. Si soy una estúpida es por mi culpa. Y si realmente piensas que Sakura va a pensar mal de tí siempre te equivocas... - se levanta algo molesta, y va despacio hacia la puerta.

- Buenas noches... Espero que puedas descansar en paz- apaga la luz y no llega a cerrar la puerta, sino que se queda afuera, se apoya en la pared y se deja caer hasta quedar sentada.

-No creo que seas estúpida... y no te enfades... por favor... intente levantarme pero no pude... y caí rendido del agotamiento cayendo de bruces en el funton.