Partida Rol por web

El tiempo es oro, sobretodo cuando en cuestión de segundos puede que seas incapaz de defenderte o incluso de respirar.
Corres hacia la salida con tus armas en alto, en cuanto se asoman disparas sobre tus enemigos. Sin embargo apuntar en carrera no es algo sencillo y las balas terminan lejos de su objetivo.
La suerte no solo no te acompaña, parece estar en contra de ti. Una de las pistolas se encasquilla, algo sencillo de arreglar pero inviable en la situación en la que te encuentras.

Los dos hombres no se han asomado solo para mirar como corres hacia ellos, levantan sus armas y devuelven el fuego. Como si fuesen una sola persona coordinan sus movimientos y disparan contra ti. Afortunadamente también coordinan sus errores y sendas balas pasan a ambos lados de tu cabeza provocando un potente zumbido en tus oídos.

Cuando llegas a su lado ya estás preparado para un combate a corta distancia, has guardado tus pistolas y sacada un par de dagas con la que también sabes defenderte.

Sonreí. Siempre fui bueno en el arte del sigilo, y la agencia me había entrenado como un asesino letal y callado. Y a pesar de amar mis armas con silenciador siempre tuve preferencia por las dagas. Su filo frío, rápido y mortal hacían que toda mi adrenalina se desplegara al máximo.

Ambos se encontraban frente a mi. Desde mi punto de vista, totalmente indefensos, con sus armas a distancia intentando detener una oleada de muerte. Me abalancé con precisión sobre sus gargantas y ojos, ahorrando movimientos para ejecutarlos.

En un rápido movimiento coordinas tus manos para hundir sendos cuchillos en las gargantas de los dos hombres. Apenas viven unos segundos antes de ahogarse con su propia sangre.

El sótano permanece oscuro, apenas está iluminado por las linternas del grupo de asalto que ahora enfocan hacia el suelo.
A tu alrededor hay seis cadáveres, el bedel parece ser el único inocente del lugar, el resto son agentes presumiblemente de la agencia.

Los disparos, sus disparos, se han tenido que escuchar en la planta superior. Seguramente reinará el caos debido a la ausencia de energía, te haces con una linterna e investigas una alternativa para huir que no incluya la salida principal.
Si te ven salir te asociarán al ataque, si te están esperando no tendrás opción de defenderte.
Encuentras en un rincón un conducto de ventilación que no habías visto antes, es pequeño pero puede que logres trepar por él. Al menos saldrás del sótano, después tendrás que seguir improvisando.

Tras revisar rápidamente la zona solo tienes dos opciones. Arriesgarte por la puerta que lleva a la planta baja o probar suerte por el conducto, desconoces a donde lleva y su verticalidad dificulta la escalada.

La situación se había complicado más de lo esperado. Comprobé mis armas, destrabé la pistola atrancada y rebusqué por cargadores al completo. Limpié mis cuchillos y los guardé. Luego, sabiendo que había pocas posibilidades de salir de allí sin ser atrapado, decidí arriesgarme por el conducto.

Aproximé una caja cercana y me impulsé hacia el interior del conducto. Utilizando manos y piernas para trepar a través de él. Esperaba que el camino me guiara a una salida discreta y pudiera abandonar el hospital con tranquilidad y sigilo.

Aunque subes lentamente el ruido del metal al aplastarse es bastante fuerte. Está claro que este conducto no está hecho para que alguien trepe por él, casi te atascas en un giro y por un momento has pensado que tus días iban a terminar atorado en un claustrofóbico túnel, rodeado de agentes, policía y médicos. Sería irónico cuanto menos.

Por la forma de doblarse deduces que es inviable avanzar por el conducto sin un suelo debajo que aguante tu peso, en cuanto ves la primera salida te descuelgas. Por fin algo de luz.
Te encuentras en un aseo de la planta baja, en el espejo te ves disfrazado de enfermero y con toda la ropa manchada de polvo, la ventana esta enrejada así que te asomas a la puerta. Puedes ver el pasillo principal a oscuras y la recepción iluminada con linternas, en la puerta se agolpan periodistas y policías a partes iguales, parece que solo ponen pegas para entrar al hospital.

También ves algunos hombres ajenos al hospital, intentan detectar cualquier movimiento sospechoso en mitad de la penumbra. Ademas de la salida principal también puedes ir hacía urgencias, aunque ese acceso está muy controlado.
Los ascensores y las escaleras también tienen presencia policial, es normal que estén en alerta después del atentado y el misterioso apagón.
Otra puerta lleva a los vestuarios, los mismos donde te cambiaste al llegar. Un policía discute con un médico en la misma puerta, no oyes de que hablan pero la tensión crece por momentos.

Ahora simplemente tenía que pensar. Era muy probable que la misión fuese un total éxito y que el puto secretario estuviese muerto. Podía arriesgarme y abandonar el hospital ahora, cuando las posibilidades me lo permitían.

Sin embargo, con policías y caos incluido, quizá aquella fuese la situación más fácil que tendría para asegurarme de la muerte del objetivo.

Tenía que tomar una decisión rápido y lo hice. Aquel hospital había sido suficiente. El objetivo no tenía posibilidades de sobrevivir, lisa y llanamente. De lo contrario, me enfrentaba a un puto arcangel, y tendría que utilizar algo de artillería pesada para matarlo luego...

En fin, me dirigí por el pasillo a la salida principal. Fingí toser y encontrarme agitado, tras guardar cuidadosamente mis pistolas y evitar a los policías. Yendo por donde estuvieran los paramédicos y enfermeros asistiendo a las personas del hospital. Una vez fuera, abandonaría la escena y me desharía de mi disfraz. Justo antes de darme una última ronda para cerciorarme de la muerte del secretario.

Pese a tu sospechoso aspecto logras salir del hospital por la puerta principal. Los policías están mas pendientes de contener a los periodistas que de quien salga. Seguramente han visto que no eres mas que un enfermero, tu apariencia está lejos de cualquier descripción de un criminal.

Una vez fuera te alejas para evitar permanecer en el recinto y levantar sospechas. Están acordonando la zona, tarde, y tras unos minutos aparece un enorme camión con un sistema de alimentación de emergencia. La energía vuelve parcialmente al hospital, aunque seguramente sea tarde para el secretario.

Desde fuera es imposible conocer si tu objetivo ha sobrevivido, de hecho no tienes claro que fuera uno de los que estaba en quirófano, puede que simplemente fuese una de las bolsas negras que sacaron del hotel.
La veintena de periodistas en la puerta intenta sin éxito saber eso mismo, la identidad de los fallecidos y el estado de los supervivientes.

El caso es que sigues vestido de enfermero, con la ropa bastante sucia y tus armas pobremente escondidas bajo la ropa.
No tienes mas objetivos y las cosas se complican en la zona, te preguntas como les estará yendo a tus compañeros.

Abandono rápidamente el lugar utilizando calles internas poco importantes. Me deshago de mis ropas de enfermero y me abro paso caminando, ahora tranquilo y respirando normalmente, hasta el punto de reunión con los otros agentes leales. Me preguntaba si todos mis compañeros habían logrado sus objetivos o si por el contrario toda la operación se había ido al demonio.

En todo caso, para la mayoría de los ojos de Geld, eramos traidores. Ahora solo restaba mantener todo en secreto y absoluto silencio. Si tan solo existiera una sospecha, terminaríamos en una camilla recibiendo la inyección letal. Como demonios había terminado allí, no lo sabía, pero todo parecía una mezcla entre un loco sueño y una misión como cualquier otra.

Mis armas no se separarían de mi, no me podía arriesgar a que las encontraran y me relacionaran a mi o a la Agencia con ellas. Claro que podían atraparme llevándolas, pero eso al menos me permitiría, en el remoto de los casos que sucediera, eliminar al observador curioso...

Te alejas todo lo que puedes con el fin de no ser relacionado con los ataques. La ciudad está en alerta, ves pasar coches de policía constantemente y mucha gente se asoma a las ventanas atraídas por la curiosidad.
Recuerdas las instrucciones que te dieron: Cuando la misión termine debemos desaparecer. A medida que los objetivos se eliminen la tensión crecerá fuera y dentro de Geld, no podemos volver a la agencia hasta que la purga haya terminado. Buscad un agujero y esperad a que las cosas se calmen, entonces haced de nuevo las llamadas y esperad a que os citen en este mismo lugar.

Volver a Gelder puede ser peligroso, sin contar con que pisar la agencia puede ser un suicidio. Tus pisos franco estarán controlados y si sospechan de ti pronto estarás en busca y captura. Puede que ahora comience la parte mas dura de la misión, ocultarse de tu propia agencia y de las autoridades locales.

Sabía que no podía salir de la ciudad, tenía que permanecer allí, escondido entre el silencio y la oscuridad. Stadt es la segunda ciudad del país, por lo que es lo suficientemente grande como para ocultarme fácilmente. Quizá pasaran semanas antes de que el estado de alerta se disipara y pudiera salir de allí, hasta entonces sería invisible.

Dibujé en mi mente un mapa de la ciudad, con los principales puntos vigilados (comisarías, cuarteles, edificios públicos) y lugares importantes de la agencia (pisos francos, oficinas, etc), luego me dirigiría a los barrios bajos más lejanos de estos sitios. Allí podría ocultarme fácilmente, pasando desapercibido entre los trabajadores, quizá alquilando la habitación de un hotelucho y cambiando de lugar cada dos días. 

Quizá esperaré tres o cuatro semanas antes de realizar el primer contacto, al menos de mi lado y asegurándome que el pánico haya pasado.

Localizas los puntos calientes de la ciudad con el fin de evitarlos y buscas el lugar mas desapercibido para alojarte.
Sin direcciones exactas es imposible ubicar los pisos franco de la agencia, quien se encarga de que mantenerlos en secreto lo hace muy bien.
A diario lees los periódicos y escuchas la radio, buscando en las noticias el resultado de las misiones de tus compañeros. La muerte de un general enemigo o un rebelde imperial suelen tener hueco al menos en la prensa, sin embargo no hay nada. Todo sigue igual y lo único remotamente relacionado es otro ataque a un tren que viajaba hacia Geld.
En cuanto a las noticias sobre el ataque en el hotel y el hospital todo se ha atribuido a un grupo terrorista, según los periódicos los culpables han sido detenidos y recluidos en la prisión de Geld. En las fotos de los detenidos no se ven caras ni nada que pueda determinar de quien se trata realmente, ni siquiera su procedencia.

Tres semanas después las noticias siguen sin indicarte la suerte que han corrido las demás misiones. Los culpables del atentado han resultado ser ciudadanos de Geld que simpatizaban con los rebeldes imperiales. El gobierno ha anunciado que reforzará la seguridad en el país con el fin de evitar nuevos ataques, del mismo modo aumentará la vigilancia en las fronteras para que no entren ni salgan nuevos enemigos de la patria.

En vista de que la única fuente de información confiable es la misma agencia decides hacer la llamada. Sin embargo no hay respuesta, parece no haber nadie al otro lado.
Durante cuatro días llamas desde diferentes teléfonos con idéntico resultado. Realmente te extraña la ausencia de contestación, el lugar donde obtener respuestas puede ser el último lugar que debes pisar.

Huelo algo mal en todo esto. Nadie contesta, no sucede nada de lo que debería suceder, solo hay silencio. Decidí entonces partir de Stadt y dirigirme nuevamente hacia la Capital. Tras tres semanas las investigaciones del SIG seguramente continuarán pero nunca supondrán que sigo en aquella ciudad.

Una vez en la capital me dirigiré hacia el hotel donde me encontré con el resto de los agentes, cuando me dieron esa misma misión, en busca de pistas sobre su paradero. Más tarde, y si esto primero no da frutos, me encaminaré al edificio central del SIG con la esperanza de que la Agencia no haya logrado deducir que era yo quien estaba detrás del atentado.

Sentía nervios y ansiedad. Encendí un cigarrillo y exhalé el humo mientras perdía mi vista en el cielo, mirando desde la ventana de aquel tugurio donde me había hospedado en Stadt.

Tu viaje de vuelta a Gelder está lleno de tensión. Pese a que la situación se ha relajado notas como todavía hay mas vigilancia policial en los puntos clave.

Llegas al modesto hotel donde os reunisteis hace casi un mes, subes a la habitación y pegas la oreja a la puerta para comprobar si hay alguien dentro. No oyes nada y decides abrir con la llave que aún conservas.
En el interior te encuentras con uno de los agentes con los que te reuniste en este mismo lugar, está sentado en la cama y parece que se ha levantado repentinamente cuando has abierto la puerta.
No lleva camisa y puedes ver todo su torso y su brazo derecho vendado, al ver que eres tu te saluda con un movimiento de cabeza y apura un vaso de lo que parece ser whisky.

- Parece que no soy el único superviviente. Todos los demás han caído, parece que solo tú has logrado tu objetivo.

Se sirve otro vaso de alcohol y te ofrece la botella casi vacía por si quieres beber con él.

- Ni siquiera lograron salir del país, nos emboscaron en la frontera. Esa chica murió, nuestro líder y yo escapamos. Pero aquí solo he llegado yo, bueno, y ahora tú.

Con bastante dificultad se tumba en la cama y se queda mirando al techo, pensativo. Con la mirada perdida sigue hablándote, aunque mas parece una reflexión.

- Estamos jodidos. No se que ocurrirá si volvemos a la agencia, puede que nos arresten nada mas entrar o puede que no sepan nada. No se quien nos esperaba, si fueron los nuestros o los imperiales. He llamado y nadie responde, no tengo fuerzas para ir a la central y comprobar que ocurre. Si Gehlen no está al mando será difícil explicar nuestra ausencia, aunque si el general no está las excusas serán nuestro ultimo problema.

Se gira hacia ti para mirarte.

- ¿Qué vas a hacer? Eres el ultimo activo que queda.

Aquella noticia me caía como un balde de agua fría. Tomé la botella y le dí un trago largo. Eso quería decir que todo había fracasado, y por alguna razón: alguien había soltado la lengua.

No sabía si había sido el General o el mismo oficial que nos reclutó. Quizá nos podríamos inclinar favorablemente hacia este último ya que había sido emboscado junto con el resto, pero sobrevivió y ahora nadie sabía de él.

-¿Qué podemos hacer? ¿Alguna pista de quién pudo haber sido el culpable de la filtración?

Sabía que era probable que no hubiera ni siquiera una sospecha del traidor, pero tenía que hacer la pregunta.

-¿Necesitas algo? ¿Cómo fue el ataque? 

Escuché su historia y atendí a lo que necesitara mi compañero. Tenía ganas de vomitar por lo que había pasado y por aquello que podría pasar pero no me quedaban muchas opciones: debía volver a la agencia.

El agente niega ante tu pregunta, su mirada vuelve a perderse en algún punto del techo. Supones que debe haber pasado por lo mismo que tú estás experimentando ahora.

- Es muy difícil saber quién nos ha delatado. No sé tú, pero yo ni siquiera sabía quien estaba metido en esto. No sé sí solo eramos nosotros cuatro y el general o había alguien mas de la agencia. Ni siquiera sé a quien beneficiaba realmente todo lo que íbamos a hacer.

Da otro trago y hace un gesto de dolor.

- ¿Por qué acataste las ordenes? Por fidelidad a Gehlen ¿verdad? ¿Como demonios sabemos cuál era su intención real? Todo el secretismo que nos protege se ha vuelto contra nosotros, estamos ocultos de nuestra propia agencia de inteligencia y ni siquiera sabemos si estábamos trabajando para ella o contra ella.

Apura su vaso antes de contar el ataque.

- Íbamos en tren, como suele ser habitual. Nos detuvimos en la frontera y pasamos el control, sin embargo cuando subimos de nuevo el tren no arrancó. Vimos como la estación se llenaba de refuerzos y esos agentes tan siniestros del Imperio, en seguida supimos que iban a por nosotros. Nos hicimos con el control de la locomotora y forzamos la marcha, la mujer murió en el tiroteo dentro del tren. El líder y yo logramos escapar por el bosque saltando en marcha. Acordamos regresar a este lugar, de eso hace semanas.

Ante tu oferta de ayuda responde con la mano haciendo un gesto de desdén.

- Solo necesito descansar, unos días mas y estaré preparado para moverme. Intenta averiguar como están las cosas sin arriesgarte demasiado, puede que solo quedemos tu y yo fieles a Geld.

-¿Cómo puede ser....?

No lograba comprender. No cabía dentro de mi mente el haber sido engañado. Había sido agente de inteligencia, espía y asesino durante mucho tiempo, creía que era un profesional y que sabía leer a las personas en sus verdaderas intenciones. Se trataba de mi trabajo y de mi vida. Simplemente no podía creer que hubiese caído en una trampa, era simplemente imposible.

Así que entonces me incliné por creer lo que sí era posible: que todo había salido mal. Que existía un traidor y debíamos averiguar que estaba sucediendo.

Abandoné el hotel y me dirigí hacia el edificio central del SIG. Rondé varias manzanas a la redonda intentando detectar comportamientos sospechosos, cámaras y posibles agentes que vigilaran, para luego evitarlos y colarme incluso más cerca.

Mantendría un buen disfraz sigiloso durante unas buenas horas, tomando quizá un café en la cafetería más cercana para poder identificar posibles objetivos. Mi intención era encontrar a Gehlen.

Las instalaciones del SIG en Pullach están ubicadas en un lugar tan remoto como inaccesible. Una sola carretera lleva hasta allí y los diferentes puntos de control y vigilancia lo convierten en una fortaleza contra intrusos.
Sin embargo cualquier agente sabe que el pequeño pueblo de Pullach suele servir de zona de descanso para el personal de la central, de hecho sus habitantes son agentes retirados o familia de los mismos, también vigilados y aislados.

En una cafetería a la entrada del pueblo encuentras a alguien que te resulta familiar. Se trata de la secretaria de Gehlen, o al menos la que guardia su puerta.
No te ha visto, antes de entrar te dedicas a revisar la zona en busca de mas agentes. El local está vacío, ademas de la secretaria tan solo hay un hombre de mediana edad y se trata del dueño, el cual hace las funciones de camarero, cocinero y cajero.

La presencia de la secretaria puede significar muchas cosas, si Gehlen ha sido relevado o detenido su personal directo también lo es. En este caso, que ella esté en libertad en buena señal. Que se encuentre en la cafetería sola si levanta mas suspicacias, aunque desconoces sus costumbres y puede que sea algo habitual.

Llegar a la central del SIG definitivamente no era una tarea fácil. Se encontraba en un sitio apartado e incluso tenía un pueblo propio. Allí no podría confiar en nadie, solamente en mi mismo y mis habilidades.

Entré en aquella pequeña cafetería. Justo allí estaba la secretaria del general, si algo sabía, sería ella. Evité en un primer momento un contacto visual. Me dirigí hasta alguna mesa lejana y discreta y me tomé un café. Desde allí la observé, a ella y todo a mi alrededor: desde lo sospechoso de los clientes o el dueño, hasta las posibles vías de escape en caso de un ataque.

Al cabo de unos pocos minutos, tomé mi taza de café y me dirigí hacia la mesa de la secretaria. Tomé asiento y esperé unos segundos mientras bebía unos sorbos, hasta que ella se acostumbrara a que me encontrara al otro lado de la pequeña mesa. Esperaba algún tipo de acción anormal, más allá del "¿porqué este sujeto se sentó conmigo?", sino que esperaba que me reconociera, tuviera miedo u otro tipo de acción. Algo que me indicara que era consciente de lo que estaba pasando.

-Buenos días, ¿cuál es tu nombre?

Intercambiar cortesías era el menor de mis intereses.

Cuando ve que te acercas a la mesa de la secretaria el camarero comienza a seguirte por detrás de la barra. Una vez te sientas la mujer te mira y asiente al hombre indicando que no hay ningún problema.

Mientras te sientas mira por la ventana, posiblemente vigilando el exterior.

- Creo que no necesitamos nombres, ¿verdad? Tú sabes quien soy yo y yo se quien eres tú. Y acercarte a mi no es una buena idea, a no ser que quieras acabar como mi jefe, en un calabozo.

Por la forma en que lo suelta parece ser vox populi, o puede que sea mucho mas inteligente de lo que parece y finja inocencia para darte esa información.

- Seguramente mis días de asistente terminen pronto, ni siquiera me dejan salir de aquí. Esto es lo mas lejos que puedo ir sin que me cierre el paso uno de esos coches.

Señala con la cabeza hacia fuera al tiempo que pasa un coche grande y totalmente negro.
Cuando el camarero se aproxima ella eleva la voz para que él pueda oír perfectamente lo que dice.

- Así que si lo que quieres es ligar será mejor que te busques a alguien de mejor humor. Y ahora, si puedes dejarme tranquila...

Me estaba metiendo en la boca del lobo como un ingenuo. Sin embargo, todavía tenía muchas preguntas y no mucho que perder salvo mi libertad o mi vida, no me iba a tirar atrás justo en aquel momento.

-¡Vamos, solo un número de teléfono! -rogué, siguiéndole la corriente, mientras le pasaba una servilleta con un bolígrafo. 

Esperé a que el camarero se apartara lo suficiente para susurrar.

-Necesito que seas más específica de lo que me estás diciendo. Si eres un objetivo para la agencia, tu única salida es ayudarme para solucionar este entuerto.