Partida Rol por web

Un rato después Roark y Rudar regresaron al claro. Psshhht había desaparecido y aunque Dworkin parecía algo cansado el ambiente general era de buen humor. 

- Entonces Sarem es una posibilidad- decía Dworkin.

Los compañeros en el claro acerca del rumbo a seguir, lo peligroso que sería que la caja cayese en malas manos y los pasos a seguir para decidir que hacer con ella.

- Pero en Sarem también está quien quiere la caja- siguió- qué pasará si nos tiende una emboscada y se hace con ella. Creo que esto nos viene grande, deberíamos investigar más la caja y llevarla allá donde sepan qué hacer con ella y cómo protegerla. Podríamos volver a Sarem para investigar pero yo dejaría la caja a buen recaudo, lejos de las manos de quien quiere hacerse con ella. Los sabios de la gran biblioteca de Harrash[1] podrían ayudarnos y los clérigos de mi orden podrían proteger la caja. Los enanos nunca juegan con este tipo de cosas- buscó la complicidad de Gromenauer con un gesto- somos gente de fiar a los que confiar un objeto como este.

—Creo que olvidamos una cosa: si tan potencialmente peligroso es ese tal Zamatayid[1] que quería la caja, ¿para qué necesitaba que unos aventureros la buscasen? Quizás podamos ser nosotros quienes le tendamos a él una emboscada, y así averiguar qué oculta. De todos modos, no me parece mala idea llevar la caja a Harrash— le respondió Rathikus, mientras Roark y Rudar regresaban de su "excursión forestal".

Gromenauer decidió que de momento no tocaría el tema de lo que había pasado mientras el mediano y el ladrón se aproximaban. Así que se guardó la caja* y levanto la vista cuando estos venían, para decir—. Bien, ya vienen nuestros los exploradores. El elemental ya no nos molestará más. ¿Habéis encontrado algún camino interesante?

—Por mi parte, algo me dice que ahora que deberíamos ir por el bosque y evitar el camino. Y parar en la Columna. Seguro que encontramos algo de utilidad allí.

Cuando dijo esto, Dworkin añadió que lo mejor sería llevar la caja a los enanos. A priori, era un buen plan, pero algo le decía que no era buena idea. Este artefacto podría corromper a los enanos si averiguaban lo que era, o puede que incluso se negasen a devolverla llegado el caso. Y lo único que le apetecía a Gromenauer era tener una raza corrupta, o mucho peor, en peligro.

—Desde luego, estaría más segura que con cualquier otra raza. Pero yo no me fiaría para esto ni de los enanos. Antes de entregar esto a nadie, primero iría a ver para qué la quería ese tipo de la taberna. Una vez que nos ocupemos de ese problema, veremos a ver quién se hace cargo de ella. Pero hasta entonces, lo mejor será que la custodie algo más peligroso que un gólem de hierro.

Roark miró a su alrededor con el ceño fruncido mientras se aproximaba -¿Y nuestro luminoso amigo?- señaló hacia atrás sin girarse -Por allí no hay nada más que una madriguera de algún tipo de bicho grande, pero parece desierta. Para más información remitíos a Rudar, que yo de bichos ni idea. 

Juntó las manos y se las frotó sonoramente mientras su sonrisa torcida regresaba a su rostro -Bueno ¿Qué? ¿Nos vamos? No sé vosotros, pero yo estoy deseando comerme un rosbeef en la posada de Shen. Luego terminamos lo que sea con la cajita esa y nos relajamos un poco que nos lo hemos ganado. Había pensado en Fendor: bazares, mercados, armeros, herreros, casas de juego. Lo ideal para relajarse y reabastecerse en estos tiempos inciertos... 

Se interrumpió al fijarse en las caras de los otros tres y volvió a fruncir el ceño. -¡Oh no! Conozco esas caras. ¿En qué lío nos hemos metido ahora? ¿Y como nos hemos podido meter en un lío en un bosque donde Arsenius perdió la yesca y en el rato que he estado fuera?

—Lo que ha pasado, Roark— dijo Rathikus, en cuanto el ladrón regresó con el resto de sus compañeros —, es que nos vamos a Sarem. Tenemos un asunto que investigar y muchas preguntas que responder.

El mago parecía un poco más serio que de costumbre, pretendía centrarse en el problema que tenían entre manos y no pensar en el elemental. Tenían un largo viaje por delante y no debían demorarse.
Sarem era la mejor opción, y estaba seguro de que, de someterlo a votación, saldría victoriosa. Además, había que ser muy temerario o muy estúpido para acercarse a las posesiones de un enano. Y más de uno como Gromenauer.

—Estoy de acuerdo —dijo el enano, apuntando a las palabras del mago—. Pero sigo pensando que lo mejor es ir bosque a través. Todos sabemos como son los caminos de los bosques. Casi será mejor cruzarse con un oso que con bandidos. Que además, de eso ya tenemos.

—Venga, pongámonos en marcha. Rudar, ¿puedes convertirte en algún animal que nos ayude a ver cómo de despejado está el bosque? Será lo mejor para avanzar con seguridad.

—Claro, de hecho ya lo hice —contestó el mediano esbozando una sonrisa—. De aquí a unos kilómetros está bastante despejado, tanto que podríamos ir tranquilamente por el camino. El camino se hará más liviano por ahí. Luego cuando paréis a comer echaré otro vistazo a vista de pájaro.

El mediano hizo un gesto con los dedos matizando esas últimas palabras.

Roark asintió a lo que iban diciendo sus compañeros. -Yo creo que deberíamos ir a Sarem por la ruta más directa posible, más que nada porque estoy ya saboreando el rosbeef de Shen. Respecto a que Rudar vaya explorando el camino por delante, me parece buena idea. Cuanta más seguridad, mejor.

—He de decir que la columna me llama la atención— dijo Rathikus —, pero, y aunque los mengunges exóticos de Sheen me dan bastante igual, sí que me gustaría dormir bajo techo sin que las ramas se quemen a mi alrededor o sintiendo el aliento de las bestias salvajes.

- Sea- concedió Dworkin- me parece bien lo de ir a Sarem y tratar de averiguar todo lo que podamos acerca de la caja maldita antes de decidir nuestro siguiente movimiento. No obstante, no veo la necesidad de salirnos del camino, de momento, tengo ganas de una cama mullida y un hogar caliente. Pero no nos olvidemos que debemos proteger la caja, pase lo que pase. ¿Qué os parecería decir que hemos fallado en nuestra misión, que no pudimos con el Golem, que hubo un pequeño derrumbe y que regresamos para retomar fuerzas? Zamatayid insistirá y podremos preguntarle qué tiene esa caja para que merezca tal insistencia, tratar de sacarle más información. 

—Parece plausible, Dworkin, quizá se lo crea y podamos sonsacarle la información que tenga— dijo el mago —. Aunque algo me dice que quizá el orgullo de Gromenauer no estará de acuerdo con fingir un fracaso en la misión. ¿Qué tal si decimos que pudimos acabar con el gólem pero la explosión nos obligó a huir sin la caja? No es por nada, pero el tintineante saco lleno de metal que lleva Grom a su espalda no es precisamente discreto.

—Como queráis —dijo Gromenauer, incorporándose y recogiendo todo listo para salir—. Pero estoy seguro de que el alquimista, antes de asentarse aquí, pasó un tiempo en el Colmillo. Igual allí podríamos averiguar más acerca de la caja, o de su trabajo, antes de meterse en un agujero en medio de un bosque y protegerse con un gólem extremadamente ineficaz.

—Pero si preferís hacer esto preguntando directamente a la fuente, que así sea. Pero creo que siempre es bueno medir el terreno antes de lanzarse a la batalla —dicho esto, el enano cargó con sus cosas, entre ellas el pesado saco de metal del gólem. Hecho esto, añadió—. Y sí, nadie se creerá que no hemos derrotado al gólem. Además, lo primero que pienso hacer es fundir esto para hacerlo más manejable.

Roark echó mano del arco y bufó de risa -¡Será por historias que se puedan contar! Mira: conseguimos entrar pero nos encontramos con defensas y nos tuvimos que conformar con algo de botín, queremos más dinero por intentarlo porque es más peligroso de lo que nos dijo, lo cual es cierto: no nos dijo que fuera tan difícil. Conseguimos entrar pero no encontramos la caja. Conseguimos entrar y conseguir la caja pero nos la robaron en el camino de vuelta...

Abrió las manos como para abarcar todas las posibilidades y prosiguió con la explicación -También podemos esconder el botín a las afueras de Sarem y así no tenemos que explicarlo. ¡Hay mil combinaciones posibles! Aunque claro, siempre podemos cargarnos al tipo ese y así nos ahorramos saliva. Después de todo, si nos mandó a por la caja esa es porque él no podía pasar las defensas que nosotros hemos derrotado así que, por lógica, podemos con él...

Y con la sonrisa aleteando bajo su bigote comenzó a andar tras Rudar.

- Sea- se encogió de hombros siguiendo a Roark- a Sarem entonces. Iremos pensando por el camino si entramos con la caja o la dejamos en el exterior aunque creo que todos estamos de acuerdo en que no nos sentiríamos muy seguros sin tener la caja cerca y a mano.

El sol empezaba a subir hacia el cénit y una brisa fresca se colaba entre los árboles, acariciándolos y creando un agradable rumor que, pensaba Dworkin, tal vez Rudar sabría interpretar. El clérigo siempre se preguntó si era cierto eso que rumoreaban los habitantes de los bosques de que la naturaleza hablaba a través del aire.

- Oye, Rudar- dijo acercándose al mediano- hay algo que siempre me ha intrigado...

Tras asentir a las palabras de Roark, Rathikus echó a andar detrás de ellos. Intentó escuchar la conversación entre Dworkin y el mediano, pues quería saber qué clase de conocimientos tenía el druida. Fue anotando mentalmente todo lo que podía escuchar mientras iba a pocos pasos, caminando con las manos a la espalda. Sin embargo, de vez en cuando, levantaba una para mirarse la runa roja en su palma. 

—Como queréis que escuche los susurros de la naturaleza si no paráis de parlotear —grunó mientras trataba de sintonizar sus oídos con los sonidos del bosque.

En realidad esos sonidos que a veces se oían no eran más que las voces de los espíritus solo perceptibles para aquellos que supieran escuchar.

—Algo me dice que esa caja no nos traerá más que problemas. Podéis desoir los consejos de la naturaleza pero tengo por seguro que lo mejor es entregar esa caja tal como se acordó. Nada nos impide decirle a ese Zamatayid que el precio a subido y que si no paga un extra no le entregaremos la preciada caja.

Una vez en la entrada del camino Rudar valoró opciones^[1] pero pronto se puso a caminar en dirección a Sarem

Tras un par de horas avanzando por el estrecho sendero debían estar acercándose ya al camino principal. En ese momento fue cuando escucharon un ruido entre la maleza. Todos se pusieron en alerta, preparándose para cualquier problema.

Pero lo que surgió de entre los matorrales no parecía especialmente peligroso. Era un tipo alto, vestido con un jubón verde. Aunque portaba un arco colgado a su espalda alzaba sus manos indicando claramente a los aventureros que no tenía intenciones hostiles.