Y poco dados a los cumplidos, pensó Stela. Los enanos tachaban a los humanos de poco fiables pero hacían muy poco por intentar caer simpáticos.
-Sí, claro. Como ordenes, maese enano.
Stela se incorporó y recogió su equipo.
Por Dios, esa imagen que se vea que es genial.
Morkai asintió, acostumbrado a que el enano calvorota tomara decisiones incomprensibles para él. Cada cierto tiempo se le escuchaba: ── Me aburro. ── O bien: ── Tengo hambre.
Sobre todo esto último, conforme pasaban los minutos. Ahora miraba las pantorrillas de Stela con doble interés, cabría imaginar. Inquietante.
– Bien, tu despierta al oso entonces, pero evita que quiera ir a por su amo sin esperar por los demás. Recuerda que los osos tienen un gran olfato, y puede que al despertar quiera marcharse sin esperar a nadie – exclamó el ladrón humano, intentando que el enano pensase y no se dejase llevar por sus instintos enaniles.
Así, Firfin procedió a regresar lo antes posible corriendo a toda prisa para dar a viso a los demás.
– ¡Coged todo rápido! – gritó Firfin apenas llegó hasta donde los demás se encontraban. – Hemos encontrado al oso, no hay rastros del explorador. Tenemos que reunirnos con Noren pronto, antes de que el oso despierte y decida ir a toda prisa a ayudar a su amo –. Firfin no respondería a preguntas hasta que no viera que estaban preparándolo todo para partir, y solo entonces les diría sobre su hallazgo, los dardos envenenados que adormecieron a Rakard y la desaparición de Aren.
—Estamos preparados, humano— señaló con la vista: las armas al ristre, los cachivaches recogidos, mulas cargadas, los indicios de acampada ocultados. —Explícate— preocupación en su rostro. Algo grave debía haber pasado para que Aren y Rakard se separaran
—¿Que ha sucedido? ¿Que habéis descubierto? — preguntaba a la vez que indicaba a Kraken que iniciara la marcha. No había tiempo que perder y podía hablar y caminar al mismo tiempo.
Morkai, con un respingo, levantó la mirada del suelo y se irguió como un lebrel que ha levantado una liebre. ── ¿Amo Aren?, ── dijo de manera automática. ── ¿Oso?
No tenía ni idea de lo que quería decir el Kraken ese, o como se llamara. Pero se levantó, desenvainó su espadota y comenzó a importunar a Firfin para que se diera prisa.
Stela ya estaba preparada antes de que llegase Kraken. La vida de mercenario le enseñaba a una a estar siempre lista para ponerse en marcha hacia el enemigo, hacia nuevos horizontes o a salir por piernas cuando la cosa pintaba muy mal.
Cerró la marcha junto a los porteadores y las mulas. La retaguardia no era honorable pero sí necesaria.
Apuraron para llegar hasta donde Firfin había dicho que estaba el oso. En el claro se encontraron a Noren el suelo mientras Rakard rugía sobre sus dos patas. Había tardado en despertarlo y, cuando lo hizo, el oso respondió con fiereza. Sólo gracias a que el precavido enano había dispuesto su escudo frente a él seguía teniendo la cabeza sobre sus hombros.
—¡Espera Rakard! ¡Debemos ir todos juntos!
El oso parecía realmente entender al guerrero pero se notaba a las leguas que estaba desesperado por seguir el rastro de su compañero explorador. Daba vueltas en redondo intentando pasar por donde Noren se interponía. Pero cuando vio llegar a toda la comitiva el animal no esperó más. Dando un rugido se lanzó a la carrera tumbando al enano nuevamente como si fuera una rama en su camino.
Los demás casi no habían tenido tiempo de ver como desaparecía ya entre la maleza, aunque el oso dejaba un rastro claramente visible de ramas y arbustos destrozados a su paso. Eso sin contar los rugidos enfurecidos que soltaba.
Seguir a Rakard es sencillo. Pero si queréis seguirlo a su ritmo vais a tener que apurar y dejar las mulas detrás. Vosotros diréis...
Estáis todos juntos, desmarcad únicamente al pobre @Aren.
Lo que me he reído con la imagen de Oten y su sudor al ser llamado 'amo' no tiene precio XDDDD
Aren se deslizó por el palo para estar más cerca de su oponente. Con sus ojos entrecerrados intentaba dejarse mecer por el bamboleo para que su acción no fuera tan evidente y así pudo aproximarse a la criatura. Vio entonces esa cabeza hormigoide, inhumana, cuyos ojos saltones parecían mirar para los lados. Y aunque la criatura no pareció darse cuenta de su cercanía lo que preocupaba a Aren eran las pinzas que tenía como boca y que de vez en cuando chasqueaba. Podría golpearle con fuerza, sí, pero probablemente se haría daño a la par que se lo hacía a la criatura1.
Hubiera dado por válido tanto Destreza como Fuerza para el movimiento. Como DES es la que más te beneficia veo perfecto que la uses.
Te doy una situación peor: puedes intentar darle un cabezazo (sería un movimiento de Saja-Raja) pero tanto si tienes éxito como si no sufrirás 2 puntos de daño por el contacto de las pinzas. Si tienes éxito serán sólo 2 puntos de daño. Si fallas será el daño que haga el mordisco del ser +2.
Cada vez más preocupado por la distancia que avanzaban, que no solo lo separaba de sus compañeros, sino que lo acercaba al hormiguero de los hormigombres, el explorador decidió atacar.
Sus posibilidades eran entre malas y peores, pero debía hacer algo, aunque corriera el riesgo de que esas pinzas le desgarraran el cuero cabelludo. Después de todo era un enano y según decían todos los enanos se destacaban por su cabeza dura, así que usar la dureza de su cabeza como arma de ataque le pareció algo perfectamente adecuado.
Aprovechando el balanceo del palo se preparó a usar el arma que había adoptado por la fuerza de la necesidad. Respiró profundamente y, aferrándose al soporte con sus atadas manos, realizó su ultimo y estudiado balanceo. Su objetivo estaba claro: desequilibrar al insecto de dos patas con su golpe lo suficiente como para que soltara el extremo del palo con que lo transportaban
Resultó. Quizás no tan bien como hubiera podido resultar pero resultó. La enorme frente de Aren se insertó en el medio de la cara de su captor, suficientemente cerca de sus pinzas como recibir un par de tajos, pero a la vez con la suficiente fuerza como para hacerlo perder, por un momento, el equilibrio.
Con suerte el golpe sería suficiente como para que soltara el palo en que lo transportaban. Y sino, por lo menos, había conseguido demorarlos un momento. Y eran momentos, muchos momentos, los que Aren deseaba ganar. Los suficientes como para que sus compañeros, encabezados por Rakard lo encontraran. O por lo menos esa era su esperanza!
Motivo: Cabezazo por sorpresa. No me interesa hacer daño, sino que suelte el palo
Tirada: 2d6
Dificultad: 10+
Resultado: 9 (Fracaso)
Veremos si hay suerte: FUE tiro con +0 y... bueno, éxito parcial. El +2 de daño lo recibo y calculo que el mordisco también, solo espero que el bicho haya soltado el palo para que Aren pueda liberar primero las manos y luego los pies (aunque ambos sigan atados). Tu dirás.
– Marchaos tras él, dejadme a mi al cuidado de las mulas junto a los porteadores. Iremos tras de ustedes al ritmo de las mulas – exclamó Firfin dudando en su mente ante la idónea situación que se le presentaba, el Dios de los ladrones se había burlado de él y ahora le ofrecía un banquete. Bien podría burlarse de él y no tomarlo, pero el maldito banquete era muy grande. Tendría que pensarlo.
– El Kraken es famoso por su capacidad de orientarse. No me costará nada seguir su rastro, vamos dense prisa o perderemos al oso – les apuró mientras se acercaba a las mulas para empezar a apurar su paso en la misma dirección tomada por el oso, al menos de momento.
El enano no esperó a nadie. Ni bien el oso se adentró en la espesura abriendo camino con su enorme cuerpo y su férrea determinación, Noren salió disparado a la mayor velocidad que le permitían sus cortas piernas.
Un sabio alguna vez dijo: "Los enanos no son rápidos en el llano, pero sí muy peligrosos en distancias cortas". Y eso se podía ver a simple vista, con el arrojado guerrero, escudo y hacha en mano, apartando los pocos matorrales que Rakard dejaba a su paso, comprometido a salvar a su compañero, a su hermano de armas.
Podía imaginarse a Aren maniatado, tal vez dormido como su oso, rodeado de vaya a saber qué criaturas malditas lanzadoras de somníferos, dispuestas a cortarlo, cocinarlo a fuego lento con papas y otras hortalizas, comerlo... o sólo matarlo por amor al arte... o pedir rescate... o... ¿por qué se habían llevado al enano? ¿Era acaso una carnada?
Apenas bajó la velocidad de su carrera por el bosque. Ni siquiera se detuvo a pensar si lo estaban siguiendo sus compañeros. Sólo anduvo un poco más precavido, con el escudo listo a tapar los dardos. Esperaba que su armadura fuera suficiente como para detenerlos...
Miró a Kraken de soslayo: ¿Dejarlo solo allí con las mulas?: Desconfianza vencida rápidamente por el apremio. Quiso preguntar: ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba Aren? Pero no hubo explicaciones solo premura así que salió corriendo tras Noren
—Vamos— un gesto a Stela y Morkai para que se unieran a la comitiva.
Siguieron fácilmente el rastro dejado en la maleza por Rakard. El oso los llevaría hasta su amado amigo. Aumentó su zancada todo lo que pudo. ¡Aprisa! Dio alcance a Noren que había bajado el ritmo de marcha. Ahora estaba precavido, protegiéndose tras el escudo ¿A qué se enfrentaban?
—Explicate Noren. Nos estás poniendo en peligro trayéndonos hasta aquí sin explicarnos nada— susurró con reproche.
Con la espada en la mano, Stela siguió fácilmente el paso de Oten.
Tenía sentimientos encontrados respecto a dejar a Firfin detrás. Por un lado, en una pelea era de poca utilidad (salvo que el enemigo estuviera subido a un árbol, sonrió) pero por otro no parecía sensato dejarle con las mulas. Decidió que no le pagaban por pensar y que era problema de los enanos. El sacerdote ya había dejado claro que no era muy receptivo a los consejos.
Además, Firfin era lo bastante sensato como para pensar en atravesar el Valle de los Sueños sin escolta y con un oso (en el mejor de los casos) pisándole los talones.
Noren escuchó la voz de Oten, y con la respiración agitada por la carrera, pero sin detenerla, comenzó a explicarle.
-Rakard estaba... en el claro.... dormido por... dardos que lo... durmieron- decía en susurros entrecortados -Vino a buscar ayuda... no escapó... nunca lo haría... los conozco- negó con la cabeza -Pobre muchacho... no llegó...- miró hacia todos lados -Puede que... sea una carnada... sino, ¿para qué... se llevarían a un enano?- hizo una pausa, más por resoplido que por otra cosa -¿Comida?-
En ese momento se dio cuenta de las largas zancadas de Morkai y Stela.
-¿Kraken? ¿Los demás?- preguntó, pero sin detenerse.
P'allá que iba Morkai, un poco distraído con el vaivén de las prietas carnes de Stela ──boing, boing── pero fieramente determinado a degollar y destrozar a quienquiera que hubiera hecho un uso indebido del amo Aren.
Con la emoción de la carrera se olvidó de guardar la linea de combate con los demás, y sus largas piernas hicieron que se adelantara cada vez más. A su espalda se escuchaban las explicaciones de Noren, que no le ayudaban nada de nada.
Ahora las formas protervas de Stela habían sido sustituídas por el culo gordo del oso. Y ya lo tenía a un lado, en lugar de delante... Oh la emoción de la pelea, siii. Agarró con más fuerza el mango de la espada.
Pues supongo que aquí el que tiene las patas más largas es Morkai. No intenta adelantar al oso porque seguramente si no se perdería, pero vaya.
"Una explicacion estupenda" penso Stela para si. "¿Que diablos le ha pasado a este? Parece demasiado asustado..."
Aprovechando que la carrera de los enanos era facil de seguir, aprovecho para descolgarse el escudo del hombro y estar totalmente lista para una pelea. No entendia mucho de la chachara del enano pero creia intuir que andaban derechos hacia una emboscada. Dardos somniferos, cebos... habia algo que no cuadraba(1).
Motivo: Discernir la realidad con Noren
Tirada: 2d6
Dificultad: 7+
Resultado: 7(-1)=6 (Fracaso)
(1) Y va a seguir sin cuadrar porque no consigo intuir que le pasa a Noren.
"Formas protervas". Nunca me habian dicho eso. Me siento alagado. Di que me cambie la imagen de Stela por una sin escote porque ultimamente ya me cansa tanta personaja hipersexualizada:
Y eso que lo del pelo suelto tambien me echa para atras en una bronca...
Cualquiera se asombraría de lo que para Morkai eran formas protervas. Si le ponían muñecos de peluche para que se desfogara, durante su estancia en las celdas de la arena.
Ja, proterva, proterva, proterva y protervaaaaaa. Pero tranquilo, Morkai le va a regalar un bikini de cota de mallas en cuantito que pueda XDDD
Usar dardos. Hacer prisioneros... Morkai había pasado largas jornadas en la arena, entre combate y combate, sin hacer mucho, escuchando ociosas conversaciones y poco más. ¿Qué puñeta podrían haber dicho sobre algo parecido? ¿Se había percatado de ello, o se encontraba preguntándose qué peluche le traerían durante la noche, después del combate?
Motivo: exhibir conocimientos :S
Tirada: 2d6
Resultado: 2, 2 (Suma: 4)
Es obvio que pensaba en peluches :(
Aren encajó el corte provocado por la mandíbula del hormigombre con más estoicismo que la criatura insectoide. Aunque la sangre que manaba de la herida lo cegaba ligeramente era más un estorbo que un verdadero dolor1. La cosa podría haber sido muchísimo peor.
A cambio de lo que para cualquier enano sería un arañazo su captor, tal como esperaba Aren, dejó caer su parte del palo. El que iba delante, sorprendido por el cambio repentino de peso, tampoco lo hizo mejor y se desequilibró haciendo que fuera fácil para el explorador deslizarse y rodar rápidamente por el suelo mientras intentaba librarse de las ataduras de sus manos.
Para su desgracia aquellas ataduras parecían más fuertes de lo esperado y pese a que se contorsionaba con fiereza no era capaz de romper o librarse del cáñamo que lo mantenía atado2. Sus captores se estaban recuperando del desconcierto inicial y estaban descolgando las lanzas que llevaban colgadas de sus hombros para recuperar a su presa. Por suerte la emboscada parecía haber sido obra de sólo dos de aquellas malignas criaturas.
Entonces entre la maleza se escuchó el fiero rugido de Rakard. Se oyó lejos pero parecía acercarse a gran velocidad. Aren calculó que, pese a todo, tardaría un poco en llegar. ¡Y de nada le servirían los refuerzos si una lanza acababa en su pecho!
Motivo: Daño de la mandibula
Tirada: 1d6
Resultado: 2(+2)=4
Motivo: Desatarse desafiando el peligro (+DES)
Tirada: 2d6
Dificultad: 7+
Resultado: 4(+2)=6 (Fracaso)
[1] Aren pierde 4 PV del impacto.
[2] Hice la tirada de Desafiar el peligro por ti. Ha sido un fracaso total por lo que no te has podido librar a la primera. Apúntate PX.
Es una situación un tanto desesperada. Estás atado de pies y manos en el suelo mientras tus oponentes se preparan para lancearte. Rakard todavía está lejos. ¿Qué harás? Recuerda que el combate en Dungeon World no va por asaltos ni hay tiempos premeditados. Tú narra lo que haría alguien como Aren en una novela para salir de este fregado y luego ya veremos que movimientos se pueden aplicar. O si lo tienes claro puedes intentar tirar tú. Saja-Raja es para ataque directo, en esta situación tiene pinta de que casaría más el de Desafiar el Peligro para varias opciones que se me ocurren...