Partida Rol por web

La entrada del campamento está un poco alejada de unas cabañas que podéis ver allí al final. Las cabañas son, al parecer, doce, puestas en semicírculo hacia la entrada. En el centro de las cabañas, podéis ver una gran hoguera en dónde el fuego crepita e ilumina la noche. Además, todo el lugar está adornado con farolillos en cuyo interior, unas luciérnagas vuelan e iluminan todo alrededor.

Rápidamente, te llevaron a una cabaña pintada de rojo, el trabajo de la pintura era pésimo, y allí había por lo menos una o dos docenas de personas vestidas con pantalones cortos y camisetas naranjas fosforito que decían “Campamento Mestizo”. Todos salieron a saludarte con una sonrisa, agitando los brazos y se unieron a los que ya estaban a tu alrededor, pero no veías ninguna persona mayor.

Claro que la mayoría de los que estaban allí parecían mayores que tú, un par de años por lo menos, pero no había lo que tú podías llamar un “adulto”.

Tu acompañante te miró con una sonrisa y te indicó que entres a la cabaña.

- Esa cabaña es para los no reconocidos. Eso quiere decir, que hasta que tu padre o madre no te reconozca, esta será tu cabaña. Si en algún momento logras que uno de los Olímpicos diga que eres su prole, ya veremos dónde ponerte. -

La muchacha sonrió y se alejó de ti, caminando tranquilamente a una cabaña en cuya parte superior, podías ver una especie de escudo que parecía tener una espada y un escudo redondo en su interior.

- Ahora duerme, que mañana será otro día. – Y te guiñó un ojo para desaparecer en el interior de esa cabaña.

Olivia lo observa todo. Bueno, no parecía diferente a un campamento normal y corriente, que había visto por la tele claro. Porque ella no había estado nunca antes en uno.

Observa el criterio que utilizan para separarles y pone los ojos en blanco. Genial, somos los bastardos. Piensa sin decir nada, pero dando a entender que lo había entendido.

Estaba segura de que no podría dormir, aunque había sido un día bastante duro, por lo que se tumba en la primera cama que pilla y se tumba boca arriba, con las manos detrás de la nuca, mirando el techo y pensando en lo ocurrido ese día.

Los chicos y las chicas comenzaron a reirte cuando te tumbaste.

Y al parecer, todos, todos, te entendían. Además, como si fuera algo sorprendente... ¡hablaban tu idioma!

Uno de ellos, uno bajito, algo rechoncho, se acercó a ti. Tu no eras la mar de alta, sin embargo, a este le sacabas casi una cabeza y media. Desde abajo, levantó la cabeza y te miró, esbozando una goblinezca sonrisa.

- Puedes elegir cualquiera de las que están hechas. La verdad, es que tu llegada nos ha despertado y las camas desechas son las ocupadas. - Dijo sonriente mientras que con la mano, te mostraba varias camas que no estaban ni siquiera con una arruga. - Elige, que es gratis y que mañana, será otro día. Pero elige otra, por que esta es de Brian y no creo que cuando regrese de su guardia le guste encontrar su cama ocupada... aunque... bueno, no, déjalo. -

El pequeño se quedó a tu lado, esperando que elijas algo durante unos segundos, pero después, un cuerno sonó en todo el campamento y uno a uno se dirigieron a sus camas.

- Elige rápido, que nos tenemos que acostar y... no te preocupes por las novatadas... no solemos hacerlas el primer día. - Finalizó la frase con una leve carcajada y se fue saltando hasta tumbarse en una cama que era tres veces más grande que él.

Olivia, se incorpora, apoyando los antebrazos en la cama, mirando al chico con cara de goblin. Realmente le daba igual lo que pensase ese Ryan o Brian... pero no quería líos el primer día de clase, por lo que, con algo de pesadez, se cambia a la que tenga más cerca y se tumba de nuevo boca arriba.

Al pasar al lado del enano, le mira con la cabeza bien alta. No temía a las novatadas. Se preguntaba donde estaría Martin, pero sabía que estaría bien, por lo que ya le buscaría mañana.

Lo primero que piensa Olivia es que es un "uniforme" horrible. Parecían boyscouts. Pero bueno, no estaba en condición de quejarse.

La coge y sin mirarle le da las gracias.

¿No hay algun sitio en el que pueda darme una ducha o un baño? Obviamente no estaba pidiendo un baño, simplemente un lago o un río le iría bien. Pero se sentía realmente sucia.

- ¿Una ducha? ¿Ahora? Será un poco dificil por que no nos toca en este momento. Tenemos un lago y un río, pero no son recomendables para los nova... para los recién llegados. La verdad, creo que deberías esperar un ratito hasta que nos toque, oh, bueno, no hueles mal, chica. Hay sátiros que huelen a cabra a un kilómetro de ellos. Tu hueles a hierbas. - Dijo Charly mientras salía de la cabaña dando saltitos.

Se giró otra vez, antes de salir y sonrió.

- Date prisa o te quedas sin comer. -

Vaya.. sí que había normas. Pero estuviese de acuerdo o no, tenía que cumplirlas. Tampoco eran tan anormales.

En cuanto sale, Olivia se pone la ropa que le ha traído y tras poner una mueca de desagrado al verse, sale de la tienda en dirección al sitio al que le lleve la comida del aire, pues suponía que era hora de desayunar.

Sentía curiosidad por ver qué se encontraría.

Todos corrían hacia una casa enorme en el medio del campo. Los chicos y las chicas de otras casas, también lo hacían, salvo los de la casa del frente, que parecían los más tranquilos ( o los más serios en su caso ) e iban todos en formación con una rubia por delante. Seguro que eran los que fueron a rescatarte al bosque, por que se comportaban de manera militar.

Cuando llegaste a la casa, viste un montón de mesas de maderas con bancos largos, y en ellas, había de todo para un buen desayuno. Pan, bollos, mermeladas de frutas, zumos, leche, cereales, fruta fresca, verduras, latas de cocacola vacias, algunas bolsas de plástico y por supuesto, vasos de aluminio reciclado.

Supusiste, por la distribución de los alimentos, que la parte de los metales no era para ti, por lo que buscaste un sitio para sentarte en otra mesa. Justo cuando estabas buscando, Charly alzó una mano y la movió fuerte en el aire, mostrándote un lugar junto a él.

- ¡Ven! ¡Aquí hay sitio! -

Olivia camina despreocupada, flipando con cada cosa nueva que veía. Pasa al lado de las mesas con curiosos alimentos en ellos, levantando una ceja y mirándolo como si fuese algo raro. Y lo era. Aunque al resto del campamento no se lo pareciese.

Cuando Charly le ofrece un sitio, Olivia incluso se gira para saber si era a ella a quién se lo proponía. Al ver que nadie más le presta atención, se señala a si misma, y obtiene su respuesta. Se acerca a él, y se acaba sentando a su lado.

Oye... ¿has visto a un chico medio cabra, de mi edad más o menos? Se llama Martin. Le dice para luego mirar la mesa y ver el desayuno.

- ¿Martin? ¿Conoces a Martin? - Dijo el chico como sorprendido de que sepas ese nombre. - El no está hoy, se supone que estaba en una misión cuidando a un Mestizo para que no se lo coman... er... no sé quién quería comérselo o quemarlo o vaya uno a saber que cosa. El se encarga de cuidarlos cuando pueden estar en peligro. Tal vez está con eso o tal vez está de vacaciones o vete tu a saber. Es bueno en lo suyo, por lo menos después de lo que sucedió cambió para bien. A mi me sacó de casa de mis padres hace unos años ya, cuando ellos fueron... bueno, cuando ellos desaparecieron. -

Era pequeñito, pero... ¡cómo hablaba el crío! ¡no paraba!

- Bueno, ahora esperemos a los jefes y después a comer. -

Y dicho y hecho.

En la mesa del centro, se sentaron dos hombres. Uno de ellos en silla de ruedas y el otro, que parecía más jóven, con el pelo castaño y lleno de rizos. Ambos se sentaron y automáticamente, todos se lanzaron a comer.

- Mira, han llegado. El hombre de la silla de ruedas es Quiron*, el Subdirector y el de su lado, es el Señor D, el Director del Campamento. Seguro que irás a verles pronto, después de desayunar tal vez. Querrán conocer a la nueva. -

Olivia abre los ojos, sorprendida por la lengua del niño. Pero le deja hablar. No le dice que a quién estaba protegiendo es a ella... detalles... Piensa.

Su cara entristece un poco al decirle que no estaba y que quizá estaba de vacaciones. ¿No había ido a despedirse?

Mira de reojo al director y subdirector. Se le cae el tenedor cuando ve quien es el subdirector. ¡Su profesor! ¿Cuantos más había habido metidos en ese meollo? ¿Había estado rodeada de gente extraña y no se había dado cuenta?

Asiente a lo de ir a verles. Ella lo estaba deseando. Tenía preguntas y quería respuestas.

No dice nada, pero empieza a comer, sin muchas ganas pero llenando el estómago poco a poco. Aún no tenía la confianza suficiente con ese niño como para contarle sus penas. E igualmente él no podría ayudarla, así que, mejor se lo ahorraba.

Sin embargo, le gustaba la idea de que les hiciesen trabajar duro. Le encantaba que la machacasen para conseguir lo mejor de ella. Y sin duda, lo conseguirían, porque estaba deseando volver a utilizar ese arco.

- El problema es aprender a distinguirlos. - Dijo mientras desayunaba, como sacando un tema de la chistera. - Es sencillo una vez que sabes quienes son los buenos y los malos... a ver... los cíclopes... algunos son buenos, otros no. Después, los demás, tú piensa que te van a comer y corre o pelea. Pero no pelees si no vas a ganar, a veces es mejor salir corriendo. ¿Entiendes la filosofia? Primero corre, ya después tendrás tiempo de preguntarte si eran buenos o malos. Primera impresión: Malos. Esta es mi primera lección para ti. Habrá más, no te preocupes, se me da bien hablar. -

Y otra vez el enano empezó a hablar hasta por los codos.

- Pero está claro que tienes que aprender. Aunque primero, tal vez es mejor que te reconozca un Olímpico como su hija o no, bueno. Ya sabes como va esto, dependiéndo quién sea tu padre o madre, tendrás ciertos amigos, y por supuesto, ciertos enemigos. Si recuerdas algo de Mitología, mejor que mejor. Así sabras que hijo de qué Dios se lleva bien con que hijo de que otro Dios. -

Era una máquina hablando.

- Así que ya sabes, come, que después, te enseñarán a darte cuenta de ciertas cosas, que me parece a mi que aún te afecta eso de la niebla. -

Olivia le escucha (era imposible no hacerlo con lo que le daba a la sin hueso), pero mira su plato y sigue comiendo.

No me había dado cuenta.. Murmura en voz baja cuando comenta lo de que se le da bien hablar. No lo hace en tono ofensivo, si no pensando en voz alta.

Le mira por primera vez cuando comenta lo de que le debe reconocer algun Olímpico. Por mucho que ese ser pusiese la semillita, no merecia llamarse padre o madre. Y mucho menos, dejar que él o ella influenciase en sus relaciones con sus compañeros. Era una tontería.

¿Lo de la niebla? ¿Qué pasa con ella? Pregunta ahora interesada y dirigiéndose directamente a él ahora. No se le daba bien tener paciencia.

- Vaaaaaaamos a ver, novatilla. - Dije entre dientes mientras terminaba mis cereales.

Carraspeé un par de veces, para aclarar la garganta y desatascarla de copos de maiz y la miré a los ojos.

- La niebla es una forma de decir que... veamos... te ha costado descubrir a Martin, ¿no es así? Pues bien, eso es por que nosotros, bueno, yo no, los dioses y los más poderosos, han creado una especie de barrera mágica que oculta la verdadera naturaleza de los monstruos a los demás. Quiero decir, que tú, con la practica, los podrás ver y tal vez, ese gato que maullaba sobre una pared en un parque, sea un perro del infierno. Mientras tú te darás cuenta que es un perro del infierno, los demás lo mirarán como si fuera un lindo gatito, aún cuando sus fauces se cierren sobre sus gargantas, ellos verán a un lindo gatito y no a un perro enorme que escupe fuego por la boca y por el culo. ¿Lo entiendes? Eso es la niebla. -

Olivia parpadea un par de veces dando a entender que lo habia entendido, pero que debia asimilarlo.

Asi que no es que ahora mismo hubiesen aparecido todos esos monstruos, ¿si no que podria haber estado rodeado de ellos toda la vida?

¿Y esos seres que la niebla disfraza no hacen daño? ¿Como dejan los dioses que vaguen libres por la tierra? Pregunta con interes.

- ¡Oh sí que hacen daño! ¡Y mucho! - Dijo Charly levantando las manos. - No sé muy bien como va la cosa, pero supongo que ellos no los dejan libres por allí. Simplemente se escapan o alguna entidad poderosa los deja libres. En realidad, la niebla es más para que los humanos no anden asustados por todos lados al ver que viven y conviven con personajes algo extraños. Eso sí, normalmente esas criaturas no molestan a los humanos y si lo hacen, te aseguro que hay suficientes en la cabaña de Ares que les encanta ir a por ellos. -

Charly sonrió de oreja a oreja e hinchó el pecho.

- Para eso nos entrenan, además de sobrevivir, muchos salen de cacería y ayudan a los humanos normales a vivir en paz y armonía. -