Partida Rol por web

Olivia observó las tres últimas casas con curiosidad, y como siempre le vió el lado positivo.

Mejor solo, que mal acompañado... Refranea. Lo que le faltaba, encima de que su "padre" se cabreaba cada vez que le maldecía, no tenía lo que tenía que tener para reconocerla. Era mejor dejarla en la casa de los huérfanos. En fin, mientras no supiese quien es, viviría feliz en la ignorancia. Se centraría en entrenar y hacerse más fuerte y obligar a ese Olímpico a reconocer a su hija por propio orgullo.

Olivia asiente a las explicaciones y ante los sustos de caerse, la chica reacciona rápido e intenta evitarlo, aunque, por poco, no acaba de hacer falta su colaboración.

Observa el lago. Le habían entrado unas ganas immensas de meterse en él y hacer unos largos. Cualquier cosa con tal de empezar su "entremaniento". Pero se lo calla y sigue educada a su ¿profesor?. Que comenta lo de caerse y se queda mirando la silla y sus piernas.

Si no es mucha molestia profesor...¿puedo preguntarle qué le ocurrió? Pregunta con educación.

- ¿A mi? ¿Dices por la silla? - Dijo el hombre con una sonrisa. - Mejor ir caminando los dos. Para evitar malos entendidos, nada mas. - Dijo Quiron mientras sonreía.

Y en ese momento, se quitó la manta que cubría sus piernas y lentamente, se fue levantando...

Bueno, fue algo más así como "saliendo" de su silla.

Su torso asomó primero, aunque después, te quedaste sorprendida al ver que de cintura para abajo, no tenía piernas normales, sino un cuerpo de un caballo enorme y marrón. Y por que no decirlo, con un pelo sedoso y brillante que te deja anonadada.

- Me lo lavo con H&S para Caballos. Por eso el brillo. Vale, ahora si quieres, seguimos, así mejor. Intentaré no dejarte atrás. -

Aunque tu rostro no podía salir del asombro de estar viendo delante de tus narices un centauro, el intentó responder lo que habías preguntado.

Oliva abrió los ojos en cuanto se dio cuenta de lo que realmente era su profesor.

Vaya... no pudo evitar murmurar alucinada. Sin embargo, ante el último comentario se le escapó una risa incontenible, que intentó acallar tapandose la boca. No, no parecía que lo hubiese dicho en broma.

Con una aún más enorme sonrisa sigue al hombre. Realmente se encontraba cómoda con él. Se encontraba realmente cómoda en se campamento. Cada minuto que pasaba descubría cosas nuevas y emocionantes. Por fin se sentía realizada y más se sentiría cuando empezasen los entrenamientos, a los que estaba dispuesta a dar su 100%.

Quiron sonrió también.

Parecía contento al verte contenta. Tal vez su misión como subdirector sea simplemente hacer sentir bien a sus "alumnos". Aún así, continuó caminando-galopando a tu lado mostrándote el campamento.

En ese momento, una bola ignea apareció delante vuestro, en el cielo, a unos dos o tres kilómetros. Estaba lejos aún, pero se acercaba a vuestra posición escopetada. Era enorme, casi como un avión, pero de forma esférica.

Si hubiera sido de noche, podrías haberla confundido con un OVNI, pero de día era algo asi como una bola enorme-gigante de fuego. Un sol en miniatura.

El problema era que no estaba quieta, sino que iba directamente a vuestra posición, a gran velocidad. Quiron la miró y después, te miró a ti con el rostro serio.

- ¡Al lago! ¡Ahora! - Gritó.

Olivia horrorizada alternó su mirada entre la esfera y Quirón.

¿Qué e..? Iba a preguntar que qué era, pero había recibido una órden immediata y Olivia no era quién para desobedecer a alguien que ya la había salvado en una ocasión, por lo que no duda en correr hacia la orilla del lago y zambullirse, sacando la cabeza después esperando ver qué hacía Quirón.

¿No decían que ahí estaban seguros? ¿A qué venía ese ataque? No entendía nada.

Quiron sacó un arco de la nada y lo apuntó a la bola de fuego, que cada vez estaba más y más cerca, pero de repente, cuando asomaste tu cabecita toda empapada en la superficie del lago, la bola se detuvo aumentando la temperatura varios grados centígrados en el ambiente.

Poco a poco, la bola ignea se fue disipando, quedando a la vista un corvette rojo fuego, con unas llamas pintadas a un lado del motor y un rubio con pinta de rebelde sentado al volante. El coche tenía sólo dos plazas, y en el asiento del acompañante no había nadie, o por lo menos, nadie a quién tu puedas ver.

Quiron, en ese momento, bajó su arco y caminó hacia ti negando con la cabeza, mientras que el coche se posaba sobre la hierba, quemando el pasto de su alrededor. El rubio conductor, apagó el motor y se bajó de un salto, sin abrir la puerta de su descapotable y caminó a paso tranquilo hacia vosotros.

El muchacho os saludó con la mano.

- ¡Eh! Perdón por la entrada, pero me había quedado sin frenos. ¿Estáis bien? -

Olivia al ver que al final resultaba ser alguien conocido por Quirón y que éste había bajado el arco decide salir del agua. Aún así lo hace con desconfianza hacia el rubio. Camina sacudiendose como puede el agua de la ropa y se detiene junto a Quirón.

¿Estás loco? ¡Podías habernos matado! Exclama sin cortarse. Luego espera algunas palabras por parte de Quirón, ella ya se había quedado a gusto. Se preguntaba sobretodo quién sería ese extraño sujeto y por eso esperaba que el profesor les presentase o almenos nombrase su nombre. Lo que más le repateaba esa era actitud pasota que tenía el chico.

Quiron sólo se colocó las manos en la cintura, negando con la cabeza.

Pasaron un par de segundos antes de que el profesor dijera algo.

- Ya podrías usar el claxón o por lo menos, avisar que vas a quemar medio campamento. No sé como aún mantienes tu trabajo. - Dijo Quiron sin mostrar ni una mínima sonrisa en su rostro.

El rubio se adelantó, se quitó el pelo de la cara con su mano y se puso unas gafas de sol que parecían las más caras que podías haber visto. También, para que negarlo, el muchacho estaba muy bien vestido, algo rebelde en su indumentaria, pero con ropa también bastante cara.

Y era bastante guapo.

El rubio, al final habló.

- Bueno... - Dijo poniéndose una mano en la cabeza como compungido. - Se me fue un poco el pie, pero es que tengo un horario que cumplir y salirme del itinerario para venir a buscar mis cosas no estaba en mis planes. ¿Tienes lo que es mío? - Te dijo directamente a ti, extendiendo su mano.

Olivia se queda algo extrañada, y para que engañarnos, algo enfurruñada, tanto con el rubio como con Quirón. Almenos podrían presentarles. Tampoco le había pasado por alto lo que habían dicho ambos...¿de qué trabajo hablaban? ¿Su trabajo era poner en peligro la vida de los Mestizos?

Se cruza de brazos al lado de Quirón, aún empapada y carraspea a propósito. Sin dejar de mirar a ambos con cara de mala leche y realmente lo estaba, no iba a disimularlo.

Quiron te miró con cara de entender muy poco lo que pasaba.

El coche del muchacho rubio parecía irradiar calor, como si fuera un coche viejo y recalentara, pero por fuera estaba inmaculado. Era uno de esos coches que usaban los famosos o gente con mucha pasta, descapotable, rojo fuego, y para más detalles, también volaba.

- Ya he dicho que lo siento, no pongas esa cara. - Dijo el muchacho a la chica con una sonrisa conciliadora. - Ha sido un error de cálculo. Es lo que tiene dar vueltas a la tierra una y otra vez. -

El muchacho se encogió de hombros y te volvió a sonreir.

- Ahora, a lo que venía... tienes algo mío o por lo menos, lo has tenido hace unas horas. Y bueno, es normal que venga a interesarme por ciertas cosas, como por ejemplo, por la persona que porta mi arco en la batalla, ¿entiendes? -

Fue en ese momento cuando la cara de Quiron cambió a un: "Aaaaaahhhhhhhhh", y al parecer, al fin comprendió todo y comenzó a sonreir.

Olivia seguía con su mirada de mala leche. Ya no estaba enfadada por el intento de homicidio, ahora estaba molesta por que parecía que no sabían que ella estaba ahí, escuchando y mirando y sin enterarse de nada. Nunca había sido muy buena en historia, y a pesar de que sí había oído hablar de Quirón, no tenía muchos más detalles sobre el Olimpo.

Pero algo llama su atención, algo que dice el chico. ¿Un arco? Quirón parece entenderlo y los ojos de Olivia se agrandan aún más.

¿Qué pasa aquí? ¿Quién es éste? Pregunta siendo ahora ella quien ignorase al rubio, casi dándole la espalda mientras le señalaba con el dedo índice, dirigiéndose a Quirón.

Quiron levantó las manos y se encogió de hombros, en plan "a mi no me metas en esto, es cosa tuya", mientras retrocedía unos metros intentando no meterse de más en el asunto. Por otro lado, el muchacho estaba bastante impaciente por recuperar lo suyo, sin embargo, cuando le diste la espalda, se movió rápidamente hacia delante, hasta que su rostro entró en tu campo de visión, aunque de lado.

- ¡Eh! ¡Tía! ¿Por qué me ignoras? - Dijo el chico quitándose el pelo de la cara. - Vamos, pregúntame a mí si quieres saber algo, deja al viejo Quiron en paz, ¿no lo ves que ya no puede correr ni doscientos metros sin cansarse? -

En ese momento pudiste ver como Quiron le sacó la lengua y el rubio se carcajeo.

- Mírale, si hasta se habrá olvidado de como lanzar una flecha. -

Y lo que sucedió después, ha sido tan rápido que casi te costó una contractura al girar tu cuello.

Una flecha pasó surcando el cielo desde el arco de Quiron e impactó en una de las llantas del coche del rubio, el cual se giró y salió corriendo hasta ese sitio y arrancó la flecha... pero cuando se llevó la mano a la espalda para coger un arco... nego con la cabeza y así, cabizbajo, se acercó a ti con la mano extendida...

- ¿Me lo devuelves, por fa? -

Olivia iba a replicarle ya cansada de todo el misterio y jueguecito, pero entonces sucede lo de la flecha y su reflejo es agacharse un poco poniéndose a cubierto.

¿Que te dé qué? Seguramente se refería la pluma-arco-espada. Pero ahora ya la sentía como suya, ¿por qué se la había dado Quirón si era de otro? No quería darsela. Se sentía fuerte con él. ¿Quién narices eres tú y qué está pasando aquí? Pregunta ya cansada. ¿De quien es esta flecha? ¿De alguno de tus amiguitos tan locos como tú? Pregunta sin respeto ninguno.

- Jo, tía, que me des mi arco... no creo que me haya confundido tanto en una distancia. Lo había sentido por aquí, hace casi un día, entonces decidí pasarme. - Dijo el chico mientras giraba alrededor tuyo mirando si lo tenías escondido. - Y la flecha es de este semental... - Señaló a Quiron. - ¿Quién crees que me enseñó a disparar con el arco? Bueno, pero ahora no lo llevo encima, creo que mi hermana me lo ha robado sólo para fastidiarme. -

El muchacho volvió a mirar tus manos y al final desistió.

- ¿Seguro que no has visto un arco dorado, muy bonito, con unas flechas doradas y que nunca falla el disparo? Por que si no lo has visto, tendré que seguir buscando a mi prole por otro lado. Sobretodo antes de que Zeus se entere de que hay una Hija de Apolo suelta por la tierra. -

Olivia se le queda mirando, encima de chulopiscinas, era un pijo rematado y seguramente homosexual. Aunque no tenía nada encontra de lo último.

Cuando comenta lo de su hermana, lo de su padre y la hija suelta, sus ojos se abren y contiene la respiración. Su vista se desvía rápidamente hacia Quirón, ya que era el único (además de Martin) que sabía que tenía ese arco. El arco que el rubio había descrito perfectamente y que ella había utilizado no hace mucho. Todavía recuerda cuando la pluma acabó transformandose en un poderoso arco.

¿Apolo? ¿Apolo era su padre? Sigue esperando alguna señal de Quirón. Alguna confirmación. ¿Debía darle la pluma-arco? Algo. Con tal de volver a respirar.

Quiron simplemente sonrió y levantó un par de veces las cejas cómplice.

Al parecer, no iba a meterse en una charla entre padre e hija.

Apolo, por otra parte, te miraba extrañado.

- A ver, Olivia, si no respiras te vas a morir, y además, no es bueno para el corazón. - Dijo el rubio mientras inclinaba la cabeza delante de tus ojos para verte mejor. - ¿Te pasa algo? Simplemente, respira, y dame ese arco tan bonito que se te ha aparecido. Te daré uno igual, aunque no tan chulo como el mío, claro, pero creo que hará bien su función. ¿Qué dices? ¿Le harías ese favor a tu...( hasta que no vea ese arco no lo diré )? -

Olivia simplemente se limitaba a no mirar fijamente a ese hombre. No es hasta que oye las últimas palabras que reacciona y se enciende, apartándolo de un empujón con una mano.

¡Cállate! ¡Tú no eres mi padre! ¡Mi padre murió hace unos años! Grita enfadada.

¡Toma tu maldito arco! Exclama sacándolo de su bolsillo. ¡No quiero saber nada de ti! ¡Solo quiero hacerme más fuerte... para eso no te necesito! Poniéndole la pluma en la mano y dando unos pasos para darle la espalda.