Partida Rol por web

La entrada del campamento está un poco alejada de unas cabañas que podéis ver allí al final. Las cabañas son, al parecer, doce, puestas en semicírculo hacia la entrada. En el centro de las cabañas, podéis ver una gran hoguera en dónde el fuego crepita e ilumina la noche. Además, todo el lugar está adornado con farolillos en cuyo interior, unas luciérnagas vuelan e iluminan todo alrededor.

Rápidamente, te llevaron a una cabaña pintada de rojo, el trabajo de la pintura era pésimo, y allí había por lo menos una o dos docenas de personas vestidas con pantalones cortos y camisetas naranjas fosforito que decían “Campamento Mestizo”. Todos salieron a saludarte con una sonrisa, agitando los brazos y se unieron a los que ya estaban a tu alrededor, pero no veías ninguna persona mayor.

Claro que la mayoría de los que estaban allí parecían mayores que tú, un par de años por lo menos, pero no había lo que tú podías llamar un “adulto”.

Tu acompañante te miró con una sonrisa y te indicó que entres a la cabaña.

- Esa cabaña es para los no reconocidos. Eso quiere decir, que hasta que tu padre o madre no te reconozca, esta será tu cabaña. Si en algún momento logras que uno de los Olímpicos diga que eres su prole, ya veremos dónde ponerte. -

La muchacha sonrió y se alejó de ti, caminando tranquilamente a una cabaña en cuya parte superior, podías ver una especie de escudo que parecía tener una espada y un escudo redondo en su interior.

- Ahora duerme, que mañana será otro día. – Y te guiñó un ojo para desaparecer en el interior de esa cabaña.

Angelo se despidió de su acompañante. Muchas gracias por acompañarme.

Tras saludar a todos sus compañeros Angelo entró en la cabaña. El agotamiento por el viaje y la bienvenida habían conseguido minar al joven. Ahora solo quería tumbarse y descansar. A pesar de todo el cansancio Angelo no consiguió dormir hasta bien entrada la noche. Los pensamientos sobre como había cambiado todo su mundo en un dia le mantenían despierto. El joven no paraba de pensar en encontrar a Cherry y descubrir quienes eran sus padres, pero todos eso problemas los comenzaría a resolver a la mañana siguiente.

Los chicos y las chicas comenzaron a reirte cuando te tumbaste.

Y al parecer, todos, todos, te entendían. Además, como si fuera algo sorprendente... ¡hablaban tu idioma!

Uno de ellos, uno bajito, algo rechoncho, se acercó a ti. Tu no eras la mar de alto, sin embargo, a este le sacabas casi una cabeza y media. Desde abajo, levantó la cabeza y te miró, esbozando una goblinezca sonrisa.

- Puedes elegir cualquiera de las que están hechas. La verdad, es que tu llegada nos ha despertado y las camas desechas son las ocupadas. - Dijo sonriente mientras que con la mano, te mostraba varias camas que no estaban ni siquiera con una arruga. - Elige, que es gratis y que mañana, será otro día. Pero elige otra, por que esta es de Selena y no creo que cuando regrese de su guardia le guste encontrar su cama ocupada... aunque... bueno, no, déjalo. -

El pequeño se quedó a tu lado, esperando que elijas algo durante unos segundos, pero después, un cuerno sonó en todo el campamento y uno a uno se dirigieron a sus camas.

- Elige rápido, que nos tenemos que acostar y... no te preocupes por las novatadas... no solemos hacerlas el primer día. - Finalizó la frase con una leve carcajada y se fue saltando hasta tumbarse en una cama que era tres veces más grande que él.

Angelo miró a su pequeño interlocutor agradablemente. Era la primera vez que alguien se dirigia a el para algo que no fuera decirle "no te acerques" o "No quiero que me vean con los de tu clase". Su fama injustificada de delincuente le había costado muchas amistades pero parecía que eso aqui no pasaba.

Siento mucho haberos despertado. Espero que a pesar de eso nos llevemos bien.

Cuando mencionó el hecho de que la cama pertenecía a otra persona Angelo retrocedió rapidamente. no quería problemas y menos por algo tan sencillo. Aunque no entendió la broma por estar demasiado serio.

Con el sonido del cuerno desperto de sus pensamientos y busco otra cama vacía. Las novatadas no le asustaban, aunque quien sabía que clase de novatas podría hacer el hijo de un Dios.

Una vez que estaba ya en su cama pensando en sus cosas se dió cuenta.

Un momento si soy italiano como puedo entender a la gente de Inglaterra...

Mañana se preocuparía de ello, ahora tenía mas cosas en las que pensar. Se colocó los cascos de su mp3 y empezó a pensar en que haría a partir de mañana

Esa noche, no soñó.

No era algo raro que pasara una noche sin soñar con nada, pero esta vez, ya sea por el cansancio o por que estaba completamente estresado y necesitaba descansar, no se sentía con las fuerzas suficientes ni para soñar.

Así que, tras unos minutos de duermevela, sus ojos se cerraron y su cerebro desconecto rápidamente.

...

Las horas pasaron tranquilas, aunque de alguna manera, sintió algo de bullicio por la noche, aunque seguramente era producto del cansancio. Cuando el sol salió por el horizonte, el cuerno volvió a sonar y la gente comenzó a despertarse en la cabaña. Poco a poco, todos se iban levantando, ella los veía con los ojos entreabiertos, y se iban poniendo la ropa del campamento ( camisetas naranjas o azules con las letras C.M. en el frente ).

La personita que se había presentado la otra noche, se colocó a un lado de tu cama con unos pantalones cortos y una camiseta naranja, además de un par de calcetines blancos y unas zapatillas, que a simple vista, parecían de tu talla.

- Esto es para ti, ya que seguramente, no tienes. - Dijo con una sonrisa tendiéndote la ropa.

Angelo se despertó sin tener muy claro donde estaba, en un principio no entendía que hacía tanta gente en su habitacion pero entonces lo recordó. Ahora estaba en el campamento mestizo y estos eran sus compañeros de habitación. Tras estirarse un poco se giró hacia la personita y cogió la ropa que le estaba tendiendo. No tenía muy claro porque todo el mundo vestía igual, pero como nunca había estado en un campamento no le dió más importancia.

Muchas gracias dijo entre un bostezo y otro. ¿ha pasado algo esta noche? tengo la sensacion de haber oido ruidos mientras dormia.

Angelo comenzó a vestirse lentamente con la ropa que le habían dado. No quería pensar que pintas tenía pero seguramente no podría rechazar el uniforme.

¿Bueno que haceis aqui durante el día? Angelo miraba a su acompañante con cara de curiosidad. La emocion de pensar donde estaba le incitaba a salir hacia la puerta pero la vergüenza, sobretodo por el aspecto que tenía, le ayudaba a controlarse.

- Mi nombre es Charly, Carlitos o como quieras llamarme. Soy... - Bajó un poco el tono de voz. - El que consigue cosas aquí, ¿sabes? -

El chico te dejó la ropa y se escabulló entre los demás, así que rápidamente lo perdiste de vista.

- Ahora no puedo hablar, pero si quieres saber que hacemos... - No terminó la frase, salió de la cabaña.

Salieron todos de la cabaña como si el cuerno indicara algo importante, pero salieron corriendo dejándote solo.

Tras unos segundos de incertidumbre, Charly o Carlitos o como quieras llamarlo se asomó con una sonrisa.

- ¡Vente rápido! ¡Es el desayuno! -

Angelo tenía curiosidad por el chico que hablaba con él. Sus palabras le habían llamado la atención.

¿Conseguir cosas, que clase de cosas conseguirá este pequeño?

Angelo no tuvo tiempo de preguntarselo, desapareció demasaido rapido para volver a aparecer. Era la hora del desayuno, ademas se imaginó que ese tipo de cosas no se habñaban a plena luz del día por lo que Angelo se terminó de vestir, se puso su mp3 al cuello y, olvidandose de encenderlo como de costumbre, salió tras el resto con la esperanza de comer algo tras el complicado dia de ayer.

Todos corrían hacia una casa enorme en el medio del campo. Los chicos y las chicas de otras casas, también lo hacían, salvo los de la casa del frente, que parecían los más tranquilos ( o los más serios en su caso ) e iban todos en formación con una rubia por delante. Seguro que eran los que fueron a rescatarte al bosque, por que se comportaban de manera militar.

Cuando llegaste a la casa, viste un montón de mesas de maderas con bancos largos, y en ellas, había de todo para un buen desayuno. Pan, bollos, mermeladas de frutas, zumos, leche, cereales, fruta fresca, verduras, latas de cocacola vacias, algunas bolsas de plástico y por supuesto, vasos de aluminio reciclado.

Supusiste, por la distribución de los alimentos, que la parte de los metales no era para ti, por lo que buscaste un sitio para sentarte en otra mesa. Justo cuando estabas buscando, Charly alzó una mano y la movió fuerte en el aire, mostrándote un lugar junto a él.

- ¡Ven! ¡Aquí hay sitio! -

Angelo se puso la mano en el estomago, le había empezado a rugir de manera avergonzante. No había probado bocado desde el desayuno de ayer y le estaba pasando factura el hambre.

Al ver al pequeño Charly dudo un instante, el pequeño era algo sospechoso, pero como solo conocía a dos personas en el campamento y una de ellas estaría con el resto de los de su cabaña eligió acercarse.

Gracias Charly, estaba un poco perdido.

Angelo miró un poco al resto de gente que había cerca de Charly, tenía curiosidad por saber mas sobre la gente del campamento y esta era una buena oportunidad.

Tras un breve vistazo esperó a que el resto comenzara a comer, tenía hambre pero no había perdido sus modales. En su estomago los rugidos proseguían para vergüenza de Angelo.

- Que extraño... nuestra jefa no está en la mesa... - Dijo el niño sin más. - Se supone que estaba en una misión cuidando a un Mestizo para que no se lo coman... er... no sé quién quería comérselo o quemarlo o vaya uno a saber que cosa. Ella se encarga de cuidarlos cuando pueden estar en peligro. Tal vez está con eso o tal vez está de vacaciones o vete tu a saber. Es buena en lo suyo. A mi me sacó de casa de mis padres hace unos años ya, cuando ellos fueron... bueno, cuando ellos desaparecieron. -

Era pequeñito, pero... ¡cómo hablaba el crío! ¡no paraba!

- Bueno, ahora esperemos a los jefes y después a comer. -

Y dicho y hecho.

En la mesa del centro, se sentaron dos hombres. Uno de ellos en silla de ruedas y el otro, que parecía más jóven, con el pelo castaño y lleno de rizos. Ambos se sentaron y automáticamente, todos se lanzaron a comer.

- Mira, han llegado. El hombre de la silla de ruedas es Quiron, el Subdirector y el de su lado, es el Señor D, el Director del Campamento. Seguro que irás a verles pronto, después de desayunar tal vez. Querrán conocer al nuevo. -

Angelo miró extrañado a Charly mientras comía a dos manos.

¿Quien es vuestra jefa? ¿Es la dueña de la cama en la que ayer me tumbe por error?

Angelo no paraba de comer mientras hablaba lo cual le llevo un par de veces a atragantarse y tener que beber un buen trago para pasar la comida. En breve tendría que encontrarse con los directores del campamento y, los nervios y el haber estado un día sin comer le estaban haciendo comer mas de lo normal.

¿Hay algo más sobre este campamento que debamos saber? Gente a la que no deba acercarme, lugares peligrosos...

Era raro preguntar tantas cosas a alguien tan pequeño, pero parecia ser la persona mas enterada de todo de cuantos había conocido.

- No tío, esto no es Hogwart. Aquí no hay Bosque Prohibido ni nada. Dentro del campamento, estarás más que seguro. Eso si, procura no meterte mucho con los de la casa de Ares, son bastante... ¿Cómo decirlo? Confiltivos. Quiero decir que si quieres una buena paliza, tócale a uno de Ares las narices. ¿Sabes que Ares es el Dios de la Guerra no? Pues sus hijos e hijas son... algo belicosos. - Dijo el niño con una sonrisa, señalando con la mirada la mesa de los de Ares.

Aunque cuando le preguntaste por la jefa de la casa, frunció un poco el ceño.

- Se llama Anna y es muy valiente. Es raro que no esté, pero ya te digo, seguro que está en una especie de misión o algo parecido. -

¿La casa de Ares? Que raro, al llegar aqui una chica de la casa de Ares fue muy amable conmigo. No tenía pinta de ser demasiado belicosa... Angelo comenzó a buscar con la mirada a Clarisa. La chica había sido muy agradable en su llegada y segurametne Charly la conociera. Angelo poco a poco iba dejando de comer, ya practicamente estaba lleno por lo que tenía la boca mas despejada para hablar.

Bueno, volviendo a la jefa de la cabaña. Anna dices que se llama, estoy deseando conocerla seguro que nos llevamos bien, me recuerda a...

Angelo recordó entonces que él ya había tenido a alguien que le protegiera y la había perdido por sus errores. A punto de ponerse melancolico decidió cambiar de tema de forma tajante.

Aunque primero tendre que conocer a Quiron y al señor D. ¿Como son? ¿No tendran probleams en aceptarme no?

- Hum... tienes apetito... - Le pregunté mientras miraba mis cereales que ahora parecían una especie de masa gelatinosa en el cuenco. - Está bien que comas, por qué cuando empieces con el entrenamiento y esas cosas, el hambre te atacará y no quiero tener que llevarte en brazos a la enfermería, ¿sabes? -

En ese momento, todos comían.

Tenían la cara metida dentro del cuenco de lo que estaban desayunando y lo hacían como... bueno, como si fuera la última comida de sus vidas.

Todos y cada uno por igual.

- ¿Ves? Todos saben lo que se avecina. Es mejor meterse algo en el estómago, pero tampoco te quedes muy llena, o no podrás correr.Y con respecto a Quiron y el Señor D, bueno, Quiron es guay, se porta bien con nosotros, en cambio, el director tiene mala uva, así que procura no complicarte la vida si hablas con él, ¿Vale? -

El joven mestizo no se había fijado en que todo el mundo estaba comiendo abundantemente, su atencion se había centrado solo en su comida y en la conversacion con Charly. Estaba ya completamente saciado y era hora de verselas con los directores del campamento.

Gracias por el consejo, trataré de no meterme en ningun lio. Angelo se quitó lso cascos de los oidos, se acababa de dar cuenta de que no estaban sonando y le pareció estupido seguir con ellos. Ya te contaré que tal me ha ido.

Angelo apartó un poco la silla de la mesa, la verdad estaba impaciente por hablar con los directores. En su interior quería pertenecer cuanto antes al campamento y así poder prepararse para ir a buscar algun día a Cherry.

Charly se levantó junto a ti y te sonrió.

- Ahora no te toca hablar con ellos, ya te llamarán, ven que ahora toca clase. Sígueme, vamos. - Dijo Charly mientras se levantaba de la mesa y salía hacia fuera.

Antes de salir, se giró para ver si lo seguías y al verte allí, continuó su caminata hacia el exterior. Los demás chicos y chicas salieron escalonadamente de la gran cabaña y cada uno, se dirigió hacia el lugar que tenía designado. Muchos de ellos cogieron espadas de madera ( unas réplicas de las reales espadas cortas romanas y escudos redondos ) y se fueron hacia una especie de rectangulo de madera, dónde comenzaron a entrenarse en esgrima. Otros, salieron de sus cabañas con arcos y carcajs, y corrieron hacia lo que parecía un campo verde, justo a un lado de un lago enorme. Otros simplemente, se quedaron dentro de sus cabañas, de las cuales comenzó a salir un humo oscuro y los sonidos de golpes de martillos contra metal se hicieron patentes.

Caminaste junto con Charly hasta vuestra cabaña, cuando uno de los sátiros se acercó al galope hasta dónde estabáis y te habló con su voz graciosa.

- Teeeeee esperan en la cabaña del director, beeeeee. - Te dijo y sin esperar respuesta, comenzó a "galopar" hacia la cabaña principal. - Síguemeeeee, beee. -

Charly te miró y se encogió de hombros.

- Ve, ve. Te dije que querrían verte. Allí te responderán a todo lo que quieras saber... espero. -

Angelo se relajó un poco al saber que aun no tendría que ir a hablar con los directores. Siguió a a Charly por el campamento prestando atención a todo lo que le rodeaba. Todas las cosas llamaban su atencion y casi era imposible dar un paso sin distraerse con algo. Cuando apareció el satiro Angelo se vió a si mismo de nuevo nervioso. ¿Charly le había dicho que aun no iban a llamarle entonces por que lo hacian?

Con un paso un tanto inseguro se apresuró a seguirlo. Nos veremos luego Charly. Espero no tardar demasiado. Las piernas le temblaban un poco pero Angelo consiguió dirigirse a una velocidad aceptable detras del satiro.