Partida Rol por web

Oigo las palabras de zaddion,no necestaré ayuda, me las puedo apañar solo esta vez. Que bicho invocará  para que le ayude a bajar. Creo que debería bajar yo el primero, ya que llevo un arnés y un rezón para enganchar lo a cualquier estructura. De esta manera bajo seguro seguro. Observo el tunel para ver si mis indicacones se pueden realizar,cosa que parece.  Eso sí el último que baje no puede usarlo ya que hay que desmonrtar el rezon y el arnes, por si hay que volver a utilizarlo

Albrek medita preocupado por consecuencias de una mala pisada o cualquier resbalón mientras se baja la pared, aunque al escuchar a Atellus respira un poco aliviado.

-Bien, entonces será mejor que nos preparemos y no perdamos mas tiempo.- alega mientras comienza a preparar cuerda y espera que Atellus facilite el arnés.

- Ten cuidado cuando bajes y no te sueltes hasta asegurar la zona, asi en caso de urgencia podremos sacare de alli rápido.-

Atellus saca los garfios que anclan las cuerdas del arnés y comienza a descender. Ayudado por los salientes parece que el guardia imperial está acostumbrado a este tipo de dificultades, es probable que en su mundo salvaje tuviera que escalar a menudo.

Una vez han bajado todos, cierro los ojos y me concentro en mi entorno, extrayendo la energía de mi interior para enfocarla hacia la disformidad que me rodea. Tras algunos aspavientos y gestos que me ayudan a mantener el control, abro los ojos de repente y descargo mi poder para poder caminar por el muro que tengo delante. Cojo la linterna y bajo tranquilamente por la pared mientras mis compañeros desatan los arneses y cuerdas que han tenido que usar para bajar.

Cuando llego abajo, vuelvo a ponerme de pie en el suelo (lo que en ese momento es el suelo para mis compañeros) y les sonrio ante su cara de asombro.

Poco a poco vais descendiendo por la escarpada pared hasta el camino que continúa debajo. El proceso es lento porque al descender debéis quitaros el arnés y el siguiente debe ponérselo y ajustarlo. Al final observáis atónitos cómo Zaddion baja andando por la pared aunque está vez no hay efectos secundarios.

Retomáis el camino hacia las profundidades de la mina. El olor a tierra es fuerte y la oscuridad reina por cualquier pasillo que descubrís. Veinte minutos más tarde topáis con una galería un poco más ancha que las demás, y sobre el dintel de una puerta de acero hay un cartel que dice “Subsección Cinco”. Hay una ventana de cristal a la altura de los ojos, pero la ensangrentada huella de una mano enturbia la vista del interior e impide ver más allá. 

El camino marcado continúa dejando la sala atrás.

Albrek se detiene intentando atisbar algo a través dela ventana, pero la sangre del cristal no se lo permite, refunfuñando por lo bajo, prepara su arma.

-Creo que deberíamos echar un ojo a esta sala antes de continuar, si hay algo ahí dentro, mejor que no nos coja por la espalda mas adelante, no?-

Pregunta cuando todos se hayan agrupado cerca de la ventana

El asesino vigila la continuación del pasillo: Yo estaré pendiente por si es una trampa

Yo creo que es mejor investigarlo. Como bien dices, por la espalda ni el rumor del viento...

Dicho esto, sujeto lalinterna con una mano mientras con la otra desnfundo la pistola láser, preparado para lo que pueda surgir...

Tiráis de la puerta, la zarandeáis, incluso Atellus intenta echarla abajo de un empujón pero el metal aguanta. Parece atascada de alguna manera.

Una vez llego a la puerta, siendo el último en observar la mano sobe el cristal. Intento como mis compaeros tratar de abrir la fuerza, pero parece que la fuerza no sirve en está situación. Ebn un susurro que sale de mis labios con cierto sentido de aprovación Podríamos tratar de volar la puerta con grandas  Empiezo a mirar la estructura de la mina, realmente dañada y empiezo a descartar la idea para evitar que se colpase el tunel y quedar atrapados como ratas en una nave. Descartando mi propia idea de las granadas, y cojo el soplete laser que llevo en una de mis piernas. Chicos, podríamos abrirla cono una lata con este soplete. Todo depende del tiempo que invirtamos ya que el grosor cero que no es un impedimento.  

Albrek, tras los inútiles esfuerzos, se frota la frente quitándose el sudor, mientras enfunda de nuevo su arma, mirando hacia el pasillo que sigue de frente.

-Lo cierto es, hermanos, que preferiría abrir esta puerta. Opino que la opción del cortador es ideal en este momento, quizás aún no saben que estamos aquí, y una detonación de una granada sería como anunciar nuestra llegada a gritos.-

El sacerdote observa al resto con los brazos cruzados en el pecho, inquieto ante lo que hubiera en la sala.

Albrek se acerca a Atellus y coge el cortador, lo studia brevemente y acercándose a la puerta comienza con el árduo trabajo de perforar la puerta.

-Chicos, vigilad, no quisiera que alguna criatura viniera a morderme el culo mientras abro esta maldita puerta.-

Tras unos 15 minutos el trozo de plancha cae hacia vuestro lado y el espectáculo del otro lado os revuelve las tripas. Un cráneo humano sale rodando por el agujero y dentro se pueden distinguir los restos de unas 12 personas.

El sacerdote hace un esfuerzo por contener las náuseas, mientras desnfunda su arma examinando con detenmiento la sangrienta sala antes de acceder a ella por completo.

-Por el Emperador, que ha pasado aquí- atina a decir en un tono inquieto.

Menuda carnicería... poco pudieron durar esos, e incluso es posible que alguno no sufriera... demasiado.

Paso a la sala con la pistola por delante, tapándome la nariz con la otra mano para intentar parar en la medida de lo posible los efluvios nauseabundos de los cadáveres.

A veces es mejor dejar las cosas como están... esto nos enseña que lo que nos encontremos será bastante escalofriante. Ya podemso tener cuidado, porque sino...