Partida Rol por web

Leto se hinchó y respiró hondo. Quizás lo mejor era que entregaran a Moesla, ver cómo se separaban, y asaltar la nave una vez se alejaran del lugar donde podían hacer daño. Debían de mantener a la población a salvo, ¿cuán importante era Moesla? ¿Y si con ello conseguian traer el final del mundo tal como lo conocían? Quizás no debiese arriesgarse.

- No nos fiamos - gritó Leto. - ¿Quién me dice que una persona que es capaz de mutilar a un niño inocente sin siquiera pestañear va a cumplir un trato que le conviene tan poco?

Obviamente no le estaba intentando hacer entrar en razón, pero debía intentar que fuese el sith el que diera el primer paso. Quizás de ese modo sus compañeros pudiesen hacer algo. Quizás sería mejor dejarle ir... seguia con su duda en la cabeza... Moesla... ¿por qué ella?

-Haré cualquier cosa por evitar los males mayores-dice con voz seductora...-Moesla es una usuaria de la Fuerza, como sabes los Jedi y otros usuarios de estos extraños poderes llevan cientos de años dominando la galaxia... hasta que el Emperador Palapatine los exterminó y trajo la paz y la justicia... los mundos alaban su nombre.-

-Devuelvemela y yo me la llevaré a un lugar seguro donde no hará daño a nadie, nos olvidaremos de este pequeño encontronazo y hasta-mira al suelo- de mis muchachos muertos.-

Esperaba que Moesla lo entendiese. Leto había tomado ya su decisión. Miró hacia la chica, tan inocente, tan predispuesta a lo que fuese. Miró hacia el niño y su batalla interior se vió aún más acrecentada. Los niños en Tatooine, siempre habían sido víctimas de secuestros y asesinatos. Por parte de los moradores o de las filas Hutt. Era una pequeña batalla personal, que había vivido toda su vida. No podía dejar que le mataran.

Miró hacia sus compañeros, estaban heridos. Y visto lo visto, no podrían contra un sith oscuro y sus secuaces. Lo mejor era separarles. Si entregaban a Moesla, el sith seguramente mandara acabar con todas las personas que quedasen y ellos, luchando contra solo los secuaces tendrían una ligera posibilidad. No quería poner en peligro la seguridad de nadie, pero estaba claro que al Sith le importaba mucho que Moesla no muriese.

La Arouse era una nave muy rápida, seguramente pudieran ir en su búsqueda y rescatarla más tarde.

- Estamos de acuerdo en algunas cosas - dijo Leto dejándo entender que iba a acabar cediendo. - Pero hasta que no sueltes al niño, no pienso hacer nada más. Entiéndelo es una cuestión de negocios. Hagamos algo, me pondré a tiro. Cuando me veas, estaré en una situación única, podrás soltar al niño y dejárle marchar. Después me tendrás bien visible y expuesto. Sólo será cuestión de que deje ir a Moesla y tú la recojas sin problemas.

Anzak tiene que estar hecho una furia, estoy seguro de que si sobrevivo un puñetazo es lo mínimo que voy a recibir, si no una bala en la espalda.

-De acuerdo-dice sin inmutarse-déjate ver... -Chaval, ahora acercate al hombre que está hablando, nada más que le veamos... tanto como se acerque la mujer a mí-

Cuando Leto se asomó, el chaval empezó a avanzar lentamente hacia él...

Leto sale de detrás de un edificio que estaba usando como parapeto. Está muy lejos del lugar donde estaban sus compañeros, alejándoles del peligro para que así pudiesen curarse o preparar un plan. Seguramente él estaba más muerto que vivo ya.

Si me matan y se llevan a Moesla, lo cual es lo mas probable, al menos ellos tendrán la oportunidad de curarse e ir tras el sith. En igualdad de condiciones. La Arouse no tiene porque temerle a ningúna otra nave.

Sin soltar a Moesla y apuntándola con el rifle, Leto se paró a unos pasos del sith mientras éste soltaba al chico. El soldado le dió un beso en la mejilla a Moesla y le dijo al oído: No te abandonaremos, no te preocupes. Iremos a por ti en cuanto podamos.

Sin estar seguro de si ella lo entendería o no, Leto dejó que marchara sin dejar de apuntarla.

- Un solo movimiento extraño y quito de en medio a aquello que nos tiene aqui reunidos. ¿Entendido?

Mejor morir ellos tres y que se salvaran los demás a que les mataran allí a todos. Leto estaba realmente acongojado.

-Atentos les digo en un susurro a mis compañeros -cuando esten a medio camino....

-Anda, que ambos sabemos que no la vas a disparar...- dice divertido el monstruo con forma humana que tiene Leto delante-Puedo leerte como un libro abierto-oye Leto en su mente...

Moesla ya se acerca tambaleandose hacia el miserable y el niño hacia Leto, se cruzan a mitad de camino... los cuatro enemigos empiezan a cerrar filas alrededor de su señor con Moesla detrás...

Anzak, apoyado contra la pared y cogiendo con fuerzas su rifle blaster, no podía creer lo que estaba ocurriendo. Si no actuaba ya, Moesla, quien había compartido tantos buenos y malos momentos con ella, desaparecería para siempre. No, no podía permitirlo.

Concentrándose en su interior, sacó fuerzas de donde no sabía que las tenía y en un movimiento inesperado, se asomó a una de las ventanas y apuntó a engendro oscuro. Vio como se realizaba el intercambio y entonces lo supo. Nunca más vería a Moesla.

Algo se despertó en su interior y le aclaró la mente. Con la idea en la cabeza de acabar con la amenaza reinante, Anzak disparó su rifle.

El disparo de Anzak sobresalta a Dann cuando iba a tirar la granada.

Anzak no puede contener su disparo que otra vez vuelve a fallar... afortunadamente Dann está preparado con la granada...

-Como? digo practicamente a la vez que mis sentidos reaccionan al disparo de Anzak y mueven mi brazo con precision para lanzar una granada aturdidora lo mas cerca posible del objetivo -disparad!!! digo a continuacion.

Dann arroja la granada, que cae justo a los pies del encapuchado con una explosión sónica aturdidora... pero vuestros enemigos son suficientemente resistentes para aguantar el impacto, no así Moesla...

La suerte está echada.

Leto no tarda en reaccionar. No le gusta la salida que Anzak ha dado a todo esto. Seguramente haya firmado la sentencia de muerte del soldado.

Con el arma en la mano, Leto no tarda en efectuar sus dos primeros disparos. El sith, aturdido por la granada de Dann es el objetivo. Si iba a morir, al menos se llevaría al que más dificil se lo iba a poner a sus compañeros. Movido pues por una desesperación propia del animal acorralado, el soldado efectuó sus primeros disparos.

Los disparos iban raudos hacia su objetivo. Parecía que Leto había jugado bien sus cartas. Y al menos conseguiría dar a su oponente desarmado.

Los reflejos en combate que Leto había adquirido en sus numerosas guerras le daban un extra a la hora de anticiparse a las situaciones. Sabía leer perfectamente cuando algo se desencadenaba y era el más rápido usando el rifle blaster. Ello le permitió que, antes de que pudieran casi pestañear, efectuó dos nuevos disparos con el mismo objetivo.