Partida Rol por web

-No conocí a Hitchcok así que no se lo puedo decir. Lo lamento. Yo la acompañaré hasta la cantina con gusto. Así nos juntaremos con Alexander que probablemente siga aún por allí. 

Le tendió la mano a Voski. 

-Gracias por todo. Nos veremos por aquí, estoy seguro. 

Miro la nota, releyendo el texto hasta en tres ocasiones. Levanto la vista pero no veo a nadie que haga movimientos extraños, que coño espero encontrar ¿a una persona con gabardina y lentes oscuras?

-No tengo ni la más remota idea- respondo a la piloto mientras me guardo la nota en el bolsillo pero sigo con el ceño fruncido- Tamaya- hago un alto porque no quiero hacerle caso a la nota, pero me ha intrigado- ¿Puedo acceder a mi yo pasado verdad? Nos han dicho que todo está registrado...

Me despido con una sonrisa y un apretón de manos de los agentes, mientras sigo a la cabo.

-Es una lastima, señor Thorn. El es un buen hombre, y  un excelente mecánico.  Aveces solíamos discutir un poco, pero le puedo asegurar que es bastante agradable. ¿Usteded tenía conocidos en el Plavagunda?

Sonrío levemente ante el comentario de la agente Durham antes decir:

- Ese es un buen consejo, agente Durham, lo tendré muy en cuenta, igual que a usted. - Digo ampliando la sonrisa.

Dedico un cordial gesto de despedida al agente Barsamian de la que se despide de nosotros. Pero ante las palabras del señor Grant sobre el motivo de que llame Nora a la IAL Aedriel enarco las cejas antes de preguntar:

- ¿Willy Wonka está aquí? - Pregunto poniendo cara de inocente. - Vaya, y yo que pensaba que era una leyenda. 

Le hago un guiño rápido mientras salen hablando con la cabo, yo continúo con mis ejercicios un poco más.

- Ya nos veremos por ahí, este sitio no es tan grande. - Digo en tono afable a modo de despedida.

-Hablo porque el libre albedrío no siempre es lo mejor, incluso entre los humanos... Nos traicionamos, matamos y aprovechamos unos de otros- frunzo el ceño levemente, la singularidad de Aedrel no me perturba. De hecho parece la mejor inteligencia artificial que pueda existir jamás, como un humano, pero yo no me fío ni de ellos. -Comprendo tu ausencia de cadenas y la respeto, tampoco me he sentido amenazada por ti, por lo que tienes mi voto de confianza que durará hasta que me demuestres lo contrario, como pasaría con cualquier otra persona.

Asiento, esbozando media sonrisa y tomo la taza. -Es un placer trabajar en un sitio tan avanzado que incluso han creado una inteligencia artificial exitosa, si he de ser sincera.

La cabo os condujo por los pasillos del Celaeno, era poco habladora y su porte decididamente marcial era imponente. La gente pasaba por su lado asentía como saludo, pero os cruzasteis con poca gente a esas horas. Probablemente porque se acercaba la hora de la comida.

Si no os dirigisteis a ella, Nele no lo hizo para con vosotros. Y así llegasteis a la cantina.

Te quedaste solo en la sala de entrenamiento ultimando tus ejercicios. Marcharon por un lado la cabo Morgenstern junto a Thorn y Grant, por el otro los agentes Durhan y Barsamian.

Contigo solo quedó el suave zumbido de las luces a tu alrededor, las armas descansaban en un armario de seguridad y los aparatos de gimnasia estaban totalmente disponibles para ti. No parecía que fuera a entrar nadie a la hora de la comida.

La piloto se encogió de hombros con algo de extrañeza, te miró con cara de circunstancias.

Sé que lo único que tienen registrado son las entrevistas, pero más allá de eso.. dijo dubitativa. Quién sabe, ¿no? A los locos de la conspiración les encanta pensar que los malos tienen toda nuestra vida en vídeo, que no tienen otra cosa que hacer en su jodida vida. alegó sin preocupaciones Tamaya.

La cantina se fue llenando poco a poco, se acercaba la hora de comer y las mesas se iban ocupando con grupos de toda clase de empleados de la base. A pesar de ello, no parecía que fueran a llenar todas ellas, al menos de momento.

Para eso deberás hablar con Adri, ella es la que sabe de estas cosas. sugirió echando una ojeada a los que iban llegando.

Nigellus se mostraba totalmente confiado en sus palabras, te daba la sensación que era incapaz de concebir una traición proveniente de Aedrel. Te sirvió con su característica sonrisa el chocolate, tomándose su tiempo.

Si reduces a la mínima expresión las envidias, los celos o, incluso, el odio.. no son más que reflejos de nuestro primitivo instinto de supervivencia. Este evolucionado por miles de años de añadidos sociales, espirituales e, incluso, económicos. Desde el primer hombre en la caverna de mataba a garrotazos a su vecino por una mujer, hasta la última guerra de la Tierra contra las colonias, todo se reduce a un mero instinto de supervivencia: sea de la vida o de la vida tal y como la conocemos. explicó Nigellus dando un sorbo del chocolate. Aedrel no tiene ese problema, ¿por qué desear algo a lo cual no debes temer? ¿por qué querer más cuando eres capaz de todo? reflexionó el ingeniero hablando con su voz aterciopelada.

Mientras hablaba Nigellus, la atractiva silueta virtual de Aedrel se materializó junto a vosotros, esta os miraba a ambos alternativamente como un niño que atiende a los mayores. Cuando el ingeniero terminó su exposición, ella participó del debate respondiéndote.

Es cuanto pediría, Dra. LeCompte. La confianza debe ganarse, no se otorga a ciegas. sonrió de un modo encantador, y sentiste que aquel gesto era totalmente genuino y más de un hombre hubiera caído seducido por esta. Gracias por su comprensión, sabía que lo entendería. Huelga decir que pocos en esta base saben de mi condición, requerirá ser cuidadoso.

Una vez que se van todos continúo con mi suave entrenamiento unos minutos más antes de parar y salir del gimnasio.

Avanzo por los pasillos de forma relajada, con las manos en los bolsillos y silbando alguna canción antigua, mientras me dedico a vagabundear por las instalaciones. 

Asentí ante las palabras del doctor, aún ensimismada por el descubrimiento de la IA. Distaba mucho aquello de los proyectos de IA que se hicieron en el pasado y que obligaron a los humanos a solo crear IL. Sonrío de forma amable a Aedrel.

-No tengo necesidad alguna de compartir con cualquiera la ausencia de cadenas, yo misma sé cuánto daño hace cierto conocimiento sobre las mentes ignorantes.

Sam siguió a Nele en silencio. Quizá necesitaba coger confianza o simplemente, no le gustase hablar más de lo necesario. En cualquier caso, deseó respetar sus deseos. Tan solo cuando llegaron a la cantina le preguntó con cortesía.

-¿Nos acompañará tomando una copa? Así podrá aconsejarnos. No sabemos qué toma la gente por aquí.

En silencio, camino junto a ellos, observando de reojo a Nora. ¿Qué clase de persona sería?, ¿Cómo abría llegado aquí?, ¿tendría familia, amigos, mascota, o algún ser querido?. Pienso en mis conocidos del Caledano, y en cuál podría ser su destino. Hemos llegado a al cantina, y observo con curiosidad el lugar, y a Nora.

Tu paseo en solitario por el Celaeno te reveló unas pocas pistas acerca de la base. Era una instalación compacta, no excesivamente grande y que, rápidamente, dedujiste que la mayor parte de su tamaño se lo quedaban los hangares. Los dos laboratorios: ingeniería y biología, se distinguían de las otras dos alas del complejo en los que se repartían las salas de ocio y entrenamiento con las habitaciones del personal. El centro estaba presidido por el vestíbulo principal del Celaeno, con el ascensor que conducía al Pináculo, aunque podías deducir que había más niveles inferiores a los que, por lo que parecía, no tenías acceso. No apreciabas conductos por los que pudieras deslizarte, y tus ojos implantados no eran capaces de atravesar las paredes para ver que escondían en sus entrañas, desde luego el Celaeno estaba bien preparado para cualquier tipo de incursión.

Cuando llevabas unos diez minutos de aquel paseo, mientras te encontrabas en el área de las habitaciones, apareció la silueta virtual de Aedrel que empezó a caminar junto a ti. Dirigió la mirada curiosa hacia tu persona, no tardó en hablar.

Señor Wong, ¿puedo hacerle una pregunta? hizo una breve pausa, a lo que prosiguió la susodicha. ¿Por qué me llamáis Nora? Mi nombre es otro.

La cabo os acompañó con el silencio con el que había iniciado la marcha, al llegar a la cantina dirigió una analítica mirada a esta donde pudisteis apreciar en la barra a Alexander Smith conversando con la piloto Tamaya Alfero. Nele volvió finalmente la mirada hacia Samuel.

No veo el problema, señor Thorn. Aunque supongo que Edi.. sabrá aconsejaros mejor. respondió lacónica, incluso apreciasteis cierto sentido del humor.

Dicho eso hizo un gesto sutil detrás de la barra, un brazo robótico se afanaba por servir los pedidos de la gente que había en la cantina, que había bastante.

Pero supongo que es más apetecible una conversación.. a que una máquina deduzca nuestros gustos. dijo al final mientras se acercaba a la barra.

Nele se acercó acompañada de Samuel Thorn y Allan David Grant a la barra de la cantina. La mujer pelirroja apenas dirigió un asentimiento a los presentes, se dirigió a Edi y pidió.

Lo de siempre, Edi. 

En respuesta, el brazo robótico respondió sirviendo a la militar una bebida de color morado.

Aedrel te sonrió de una forma tan natural que resultó hasta inquietante, realmente había adquirido una capacidad increíble para imitar (¿o realmente sentir?) las emociones. 

Gracias por su comprensión, dra. LeCompte. dijo agradecida. Espero que pueda de serle ayuda en sus investigaciones, me estoy poniendo al día de sus campos de estudio. Estoy segura que lo que ofrece el Celaeno le será.. sumamente provechoso. 

La recién revelada IA caminó hacia una silla libre, se sentó con un gesto igual de natural que su sonrisa mientras atendía vuestra conversación.

Nigellus asintió satisfecho con vuestra interacción, miraba a Aedrel con orgullo, incluso cariño.

Aedrel es especial para mi, doctora. Sé que ella será muy importante en el futuro, lo sé. aseveró el ingeniero mientras cambiaba gradualmente el tercio de la conversación. ¿Y bien? ¿Qué le gustaría saber? ¿O tiene hambre? Es la hora, ahora todo el equipo de ingeniería está en la cantina, quizá también sus nuevos compañeros. En cualquier caso estoy a su disposición, doctora LeCompte. A veces es bueno escapar del trabajo, que no es lo mismo que escaquearse. con una sonrisa de hombre sencillo, te guiñó el ojo divertido. Quizá el gesto menos artificial que habías visto en toda la base. Aquí lo que se pueda hablar no sale, igual que lo que se pueda oír de fuera.. no entra. Un santuario es esto.. considérelo como tal.

Sam sonrió. Desde la entrada vio a Alexander hablando con Tamaya. Se sintió tentado a dirigirse al otro extremo de la barra para evitar a aquella mujer impertinente, pero no sería apropiado. 

-Allí-dijo señalando hacia Alexander. 

-Buenas Alexander.¿Tama?-saludó a ambos con una sonrisa-Te presento a Nele Morgenstern. Nele, este es Alexander y doy por hecho que ya conoces a Tama. Alexander llegó con nosotros ¿Qué?¿Ya te has hecho con el lugar?¿Qué tomamos?

Buscó en las estanterías su marca de Whiskey. Una mueca de disgusto asomó en su cara al comprobar que no la tenían. Se dirigió al barman.

-Buenas...Edi, ya veo que no tienes un Irish así que dime, ¿Qué toma la gente por aquí?-dijo con cierta apatía.

Se sintió estúpido al darse cuenta de que Edi no era más que un brazo robótico y entonces entendió el chiste. 

-Vale, un wishky.