Partida Rol por web

Barsamian os miró con la beatífica tranquilidad que lo caracterizaba, inclinó la cabeza hacia vosotros tras mirar por la ventanilla que daba al espacio. La lanzadera se sacudía, anunciando el abandono del crucero condenado.

Pobres desgraciados, los que no lograron escapar. suspiró sintiendo realmente esas palabras. A partir de hoy cambiarán muchas cosas, para todos. 

La mirada que continuó dirigida a ambos parecía decir mucho más de lo que sus palabras dejaban entrever. Con una mirada disconforme, el gigantesco agente del DSF volvió la mirada hacia su compañera que también había apartado la suya de vosotros.

A vuestros lados, los soldados actuaron por sorpresa, sin que pudierais oponeros. Os inyectaron algo en el cuello. Al principio confusión, luego enfado... y al final.. la negrura.

Arrugo la nariz cuando dice que no me dará una muestra. Voy a abrir la boca para quejarme, pero me lo pienso. Miro casi con pena cómo se llevan el cuerpo. Entro en la lanzadera. Debo investigar a ese hombre cuando pueda... ¿Por qué me conocía? ¿Por qué me ha salvado? ¿Y esa fuerza? ¿Algún tipo de hormona? Pero el efecto ha sido tan... "maximizado" del habitual...

Mira al guardia que habla con la mujer. Le pregunta por el tal Szala y yo soy todo oídos. Hablar solo complicará las cosas para mi aquí. Esta gente no entiende, son meros guardias, militares y soldados... Al menos Thorn ha sido lo suficiente inteligente para preguntar por la ausencia de instinto de supervivencia de Szala.

Apenas le dedico una breve mirada al tecno que traen los soldados, estoy concentrado en lo que viene a continuación.

Una vez desacoplados y alejándonos del crucero asiento ante las palabras del agente Barsamian:

- La lista de muertos va a ser muy grande, hoy va a ser un día aciago, no sólo el aniversario del Avalon. - Digo apesadumbrado. - ¿Iremos a La Comunidad o esperaremos en órbita la llegada de otra nave?

No puedo olvidar que si no me hubiera enfrentado a Durham tal vez yo sería uno de los muertos, pienso.

Me fijo en la mirada que intercambian los dos agentes y veo un movimiento extraño por el rabillo del ojo:

- ¿Pero que cojones...? - Es todo lo que me da tiempo a decir antes de que la negrura me absorba por completo.

La mujer miró a Samuel con el gesto sobrio, sin dar pábulo a ninguna hipótesis acerca de lo que le pasaba por la cabeza.

Un hombre enfermo, eso es todo. No puedo decirle más, señor Thorn. dijo de entrada, poco laboriosa en la frase. Supongo que la desesperación es una buena razón, como cualquier otra, ¿verdad?

Los minutos se prolongaban angustiosamente, algo pasaba por la cabeza de Danchev que no paraba de miraros fíjamente a ambos. Con desgana miró por la ventanilla contemplando los últimos estertores de la Plavalaguna, suspiró e hizo una leve señal que pasó desapercibida por vosotros de entrada. Pero por las instantáneas reacciones de los soldados a vuestro lado supisteis que era algo más.

Con un gesto sincronizado, los militares se volvieron hacia vosotros inyectando algo en vuestro cuello. Una poderosa sensación de mareo os impregnó, luego enfado por la actuación de los soldados y al final.. la oscuridad del desmayo.

Intento mirar en la consola que rumbo está fijado, pero no estoy en una buen ángulo. Salimos despedidos mientras las luces parpadean indicando que estamos sueltos. Me gustaría indicar un par de cosas en las que no estoy de acuerdo, levanto el dedo, justo en el momento que me clavan algo en el cuello.

-Auch- me quejo mirando al que me ha inyectado, con el ceño fruncido, un segundo antes de desmayarme.