Partida Rol por web

La imagen de un hombre de unos cincuenta años, de rostro severo, endurecido y con distintos implantes cibernéticos en su cabeza aparece en cada una de las pantallas de la nave y en los omnipad. Incluso los que habían muerto por la explosión del artefacto de Alexandre Harvy resucitan. No hay manera de interrumpir la señal, está en todos los canales.

Buenas tardes, ciudadanos de la Federación, lamento profundamente haber interrumpido vuestra ignorancia, pero lo que he de comunicaros es mucho más importante que el superfluo tiempo perdido que dilapidáis en la StarNet. la voz de aquel hombre era fría como la profundidad espacial, había algo en aquel tono de voz que os exigía escuchar. Parecía la de un narrador de los tiempos antiguos.

Me llamo Gerrard Ramsey, soy el líder de la Legión del Nuevo Mañana y, desde este momento, anuncio que la humanidad vuelve a estar en guerra. aquel anuncio fue recogido con escepticismo por la mayoría, mas luego continuó.

Ciegos y sordos a las advertencias, habéis repetido los mismos errores que hace cuatro siglos casi nos llevan al desastre. Ya no hay segunda oportunidad, tampoco un plan alternativo entre las estrellas, el mañana se acerca y yo soy su heraldo. Somos muchos, somos invisibles, somos legión, y aunque no estamos en condiciones de ganar esta guerra, sí la sufriréis y aprenderéis el significado de la palabra terror. Pero la historia recordará que unos pocos salvaron a miles de millones. llegado a este punto, la mirada de aquel hombre cambió. Había un leve brillo venenoso en la mirada a la cámara.

Y este es un mensaje para Vosotros, a los que gobernáis en secreto detrás de máscaras y marionetas: lo sé todo, incluso mucho más de lo que creéis saber. Temblad, porque haré zozobrar vuestro poder hasta derrumbar sus cimientos. tras esta amenaza, la imagen se desenfocó mostrando la profundidad del espacio, un planeta de tono verdi-celeste.

Os ahorraré la molestia, me encuentro en Delphosse transmitiendo. Pero cuando vengáis ya no estaré, pero mi mensaje final resonará en los corazones de millones de vosotros. de nuevo, un cambio de imagen enfocó a dos naves familiares en un paisaje de tonos anaranjados muy particular. ¿Podéis verlo? El sistema Eridani, la órbita de La Comunidad, el crucero de lujo Plavalaguna y el FNV Asdrubal a su lado. Los motores del crucero han sido desactivados, ¿podrá nuestra querida armada proteger a la inocente élite de la Federación?

Disfruten de estas imágenes, como prólogo a lo que está a punto de ocurrir. Todo ha cambiado.

La voz de Gerrard se perdió en el espacio, pero la imagen de las dos naves permanecía fija retransmitiendo los acontecimientos. Efecticamente, la Plavalaguna estaba detenida demasiado cerca de la nave militar, hubieron unos instantes de silencio de indescifrable desenlace. Pero aquello no se hizo esperar: una enorme explosión brotó del babor de la Asdrubal que enseguida se apagó en el vacío espacial, la deflagración empujó el destructor contra la Plavalaguna que se encontraba indefensa e incapaz de moverse. En aquel complejo ballet espacial, alguien había estado manipulando los movimientos con puntillosa precisión, mientras el silencio del vacío anulaba cualquier sonido, el interior del crucero de lujo era un aterrador coro de gritos conscientes de lo que estaba ocurriendo.

Desde la cubierta principal se podía ver a través de la cúpula transparente como el destructor se precipitaba, veinte agónicos segundos necesito el titán espacial para el impacto y el tonelaje de metal quebró la cúpula precipitando a la muerte a centenares de personas antes de que se sellaran los pasillos de acceso a la cubierta. Un estremecedor sonido de crujir metálico se propagó por toda la Plavalaguna, el inexorable avance de la caída Asdrubal continuaba empujando dispuesta a partir por la mitad al crucero de placer.

Y lo peor de todo eso, es que aquel hombre había dispuesto cámaras por toda la nave. La muerte en directo, estabais presenciando, si aún estabais pendientes de la pantalla, la muerte de la Plavalaguna.

Según va pasando el tiempo estoy cada vez más nervioso, por lo que la aparición del ciberpsicótico no me alegra mucho la vida precisamente. Según va desgranando su discurso del fin del mundo mi gesto es de hastío, hay cientos de tipos como este que sólo saben decir tonterías mientras los demás nos tenemos que ganar la vida como podemos.

Sin embargo, la parte final de su transmisión hace que primero me levante incrédulo y que después, cuando la comprensión de lo que está a punto de suceder llega a mi cerebro, me quede pálido y busque apoyo agarrándome a algo que sea lo bastante sólido y que esté lo bastante anclado a la estructura de la nave como para que sea mi ancla a la realidad, se que esto es una tontería, no va a servir de nada, pero me da una falsa sensación de seguridad y me permite seguir pensando a toda prisa mientras me planteo las escasas opciones que tenemos encerrados en esa sala.

Cuando finalmente llega el impacto, la nave se sacude de forma violenta mientras toda su estructura es torturada y sus chirridos de protesta se pueden escuchar por toda la nave mientras se retuerce, se estira y, al final, se rompe. Las imágenes que muestra la pantalla son desoladoras y no estoy seguro de que la estructura del crucero pueda resistir el impacto de la nave militar, por muy grande que sea la nave, sigue siendo una nave civil, no está preparada para soportar este tipo de daño.

Ya sólo queda esperar el final de la nave y, tal vez, el nuestro.

Me agarro fuerte donde pillo ante el inminente choque. Observo todo de forma horrorizada. Mi mente solo quiere que huya despavorida, sin ningún razonamiento de por medio, por primera vez en mi vida. ¿Qué era todo aquello? ¿Por qué Harvy estaba metido?

Sin pensar mucho más, busco alguna de las naves de evacuación. No estaba lejos de casa, podría subir en una e ir donde mis padres. Esperar que todo se calmara y luego retomar mi trabajo. Sin pasar siquiera por mi habitación, corro hacia una de las naves, sabiendo que no seré la única con esta idea.

-¡Oh, Dios!-gritó Sam rabiando de terror e impotencia ante la embestida mientras intenta mantenerse de pie. Parecía que toda la nave se estaba partiendo en dos. Nunca habría pensado que una nave como aquella fuese en realidad tan vulnerable. 

-¿Cómo demonios ha podido suceder esto?. Junior, dame informe de daños. ¿Puente?. Aquí Samuel Thorn. Estoy a su disposición. Indíquenme en qué zona puedo ser de más utilidad. 

El lamento metálico de la Plavalaguna se propagó por toda la nave, vuestra celda no fue una excepción y visteis como el techo de combaba a causa de la presión ejercida por el impacto de la Asdrubal. En esos instantes de confusión, parecía que ibais a morir atrapados como ratas sin posibilidades de escapar, pero un segundo sonido metálico irrumpió en la estancia. El sonido de la puerta doblarse.

Detrás de esta apareció la mole de engabardinada de Barsamian que Jack conoció al instante, aunque le resultó desconocido para Alexander. El agente del DSF terminó de arrancar la puerta gracias a sus brazos cibernéticos, interpuso su cuerpo en el marco de la puerta para evitar que volviera a cerrarse.

Caballeros, por aquí por favor. la tranquilidad con la que anunció vuestra vía de salida os sorprendió. Se está evacuando la nave, si hacen el favor de seguirnos a la agente Durhan y a mi, por favor.

Detrás de él había una mujer de largo pelo oscuro, la agente Laura Durhan. En la escena había múltiples correveidiles de los operarios de seguridad de la nave, aparataje chispeando y roto. El caos y la confusión más absolutos, pero los dos agentes del Departamento de Seguridad Federal estaban ahí como dos estatuas manteniendo el control de la situación casi de forma sobrenatural.

Saliste disparada buscando las naves de salvamento, no habías sido la única que tuvo esa idea y enseguida te viste envuelta en desesperadas colas por avanzar hacia la salvación. No tenías forma de continuar avanzando de ninguna de la maneras, el rugir moribundo de la Plavalaguna cada vez se hacía más intenso y amenazador. En ocasiones la estructura de los pasillos se combaba, anunciando un fatídico y definitivo final. Cuando todo parecía perdido para ti, alguien te agarró del brazo.

¡Por aquí! ¡No hay tiempo! era un hombre de unos sesenta años, pero que se movía con agilidad y rapidez. Antes de que pudieras reaccionar, aquel hombre se encontraba manipulando puertas mediante un omnipad en su antebrazo. Hay una nave de salvamento en la cubierta inferior, pero el camino se ha sellado por las brechas en el casco. Creo que podré abrir el sellado, ¿aguantas bien la respiración?

Todo era tan confuso, ¿quién era aquel hombre? Fuera lo que fuera.. el tiempo se estaba agotando.

Los angustiosos momentos de desconcierto te hicieron pensar que estabas solo, nadie respondía por tu comunicador, pero de repente este chisporroteó renaciendo para tus oídos.

¿Samuel? Soy Pauwel.. ¿estás bien? ¿qué demonios ha ocurrido ahí abajo? detrás de la voz del jefe de seguridad se escuchan gritos de gente dando órdenes o soltando maldiciones, un caos absoluto. Jason ha caído, así que lo haremos a la vieja usanza. Por el momento los sistemas de seguimiento funcionan, la teniente Danchev ha asegurado una nave de evacuación a un par de cubiertas encima de ti, el capitán Alexandersen le ha dado orden que te espere. Pero solo tienes diez minutos para llegar antes de que se colapse todo, es cuanto te he podido conseguir, amigo.

De nuevo el caos detrás de Pauwel, una pequeña explosión y los gritos de este dirigiéndose a los hombres que estuvieran ahí.

¡Maldita sea! ¡Recoged a Flores y sacadla de ahí! ¡Todos a las naves de evacuación, ahora!

El hombre volvió al comunicador, habló con solidez para que pudieras entenderlo.

Desde la posición donde estás, a veinte metros a tus seis ha de haber una escalera de servicio. Esta te llevará a la parte superior de la sala de máquinas y a la siguiente cubierta. Si las pasarelas aún se mantienen, podrás llegar a los pasillos de servicio. Descríbeme todos los pasos para que pueda orientarte.

Samuel mira a su alrededor buscando la escalerilla y avisa a los técnicos y al personal que va encontrando de que le sigan ordenadamente.

-¡Vale, estoy subiendo por la escalerilla!-dice cuando finalmente la encuentra-¿Que qué ha pasado aquí abajo? Pues que Harvy ha...explotado. Literalmente. Tenía una bomba dentro o algo así y no parecía que la hubiese detonado voluntariamente.  

Cuando llega al final de la escalerilla, mira a su alrededor. 

-¡Vale, he llegado a la sala de máquinas!. 

Samuel consulta su omnipad para ubicar las pasarelas de las que le había hablado Pauwel. Una vez ubicadas, comprueba si efectivamente están operativas. 

Cuando la estancia se comba pierdo la esperanza durante un instante, no esperaba acabar así, pienso entristecido.

De pronto la puerta cruje y se comba mientras unas manos cybernéticas la obligan a abrirse y la retienen en su sitio. En el marco de la puerta aparece como surgido de la nada al agente Barsamian, al que miro con sorpresa ante la gran fuerza y habilidad que acaba de demostrar para abrir la puerta. Me levanto de un salto y me aproximo a toda velocidad a la puerta, suponiendo que Alexander me seguirá de cerca.

- Sabe una cosa, agente Barsamian, ahora mismo le besaría. - Digo con una sonrisa mientras me agacho para pasar por el hueco que deja libre su cuerpo. - Pero supongo que si lo hiciera me dejaría dentro, así que... mejor no.

Una vez al otro lado me pego a la pared para no estorbar a los que corren por el pasillo mientras miro a su compañera:

- Agente Durham. - Saludo ampliando la sonrisa y tendiéndole los brazos con las muñecas juntas. - A su disposición.

Miro al hombre y le sigo casi sin pensarlo. Algo raro en mi, pero el pánico se adueñaba de mi mente como para hacer reflexiones filosóficas. Asiento cuando dice que si puedo aguantar la respiración.- Al menos lo intentaré...

Temo por mi vida, ya tendremos tiempo de presentaciones. Solo espero poder llegar a casa desde una de las naves de salvamento. Una vez allí aclararía todo, porque todo tiene una explicación... Incluso lo de Harvy.

Empecé mirando lo que pasaba en la pantalla,sin creerme muy bien lo que estaba viendo. Me parecía una cámara oculta, o una broma para que los detenidos se aflojen. Pero mi sonrisa se queda congelada en la boca ante el poder de las palabras de ese tío. Es un gran comunicador, por no decir la palabra líder, y cuando la imagen se corresponde con el gran movimiento de la nave casi me quedo paralizado del terror de lo que implica. Vamos a explotar. Me siento y pongo la cabeza entra las rodillas, en posición de emergencia.

Días más tarde, un noche antes de acostarme, me daría un ataque de risa al acordarme, pero ahora me parecía una acción super lógica. Tras unos momentos de histeria introspectiva, oigo como la puerta se está rompiendo pero en vez de entrar fuego y humo. Dos brazos aumentados, no veo la marca, la arrancan y un señor aparece tras ellos. Casi lloro de alivio.

-Si, si, nosotros, necesitamos salir de aquí- Me estiro el traje para arreglarlo- sáquenos de esta maldita nave. Necesito mi portátil, no puedo irme sin él- profesionalidad ante todo, seguro que lo tienen en pruebas.

Pauwel siguió dándote instrucciones por el comunicador con precisión quirúrgica, o era muy bueno con los mapas o se conocía al dedillo la nave. Conociéndole, seguramente que sería ambas cosas. 

Bien, ahora cruza la pasarela. Ten cuidado porque puede balancearse, la nave se está desintegrando y esto puede irse al carajo en cualquier momento. de nuevo otra pausa, otra vez dirigiéndose a alguien que no era tú. ¡Salid todos, demonios! ¡No me voy a marchar del puesto, aún hay gente ahí abajo! ¡Solo se necesita una persona para llevar esto si Jason está fuera de servicio! ¡Fuera, es una orden!

La marcialidad con la que dirigía Pauwel a su equipo parecía retrotraerlo a su pasado militar, estaba en su salsa. Aunque fuera una dramática y amarga, y por sus palabras parecía tener decidido que haría con él.

Cuando llegues al final de la pasarela, verás la puerta de salida de la sala. Tiene un código, no te la puedo abrir desde aquí, si nadie ha estado trasteando con eso también. El código es: 45125. Cruza el pasillo hasta el primer cruce, a la izquierda verás un camino sin salida, pero unas escaleras de servicio que te llevarán a la siguiente cubierta. Te quedan siete minutos.

El sobrenaturalmente tranquilo Barsamian asintió con cortesía a Jack y a Alexander mientras mantenía abierta la puerta, por el riesgo de que se volviera a cerrar sellando de nuevo a los que hubiera en el interior.

Primero tenemos que salir de aquí, señor Wong. Habrá tiempo para agradecimientos si salimos de aquí. respondió con calma ante el tono irónico, pero agradecido, de Jack. Señor Smith, sus cosas permanecen confiscadas, pero las sacaremos junto a nosotros. No tema.

Barsamian seguía tranquilo en su posición, las sacudidas a las que se veían inmersos no parecía afectarle. En el peor de los casos ya estaban muertos, y aquel hombre de polímero y carne lo tenía asumido. El resto, luchar por sobrevivir, es fácil.

La mujer negó con la cabeza con severidad ante el gesto de Jack.

Confío en que su sentido común le hará acompañarnos sin hacer estupideces, señor Wong. Cuando la vida de uno está en juego pocas tretas sirven de algo. la mujer miró a Smith, e hizo un gesto sutil hacia una mochila que llevaba ella encima. Ahora, ¿nos marchamos?

El correveidile empezó tomando uno de los pasillos principales, junto a vosotros iban tres operarios de seguridad que cerraban vuestra retaguardia mientras que Barsamian iba detrás vuestro. Laura iba en vanguardia abriendo camino entre los pocos focos de gente que se acumulaban en algunos puntos, pero por como se movía parecía donde se dirigía. A vuestro alrededor sentíais el rechinar metálico de la nave, el colosal crucero estaba herido de muerte y solo le quedaba la opción de lamentarse, pero esperabais que con sus lamentos no se convirtiera en vuestra tumba.

Al cabo de tres minutos que fueron eternos, Laura giró por un pasillo de servicio. Os encontrasteis con un pequeño equipo de militares que estaba guardando la posición, uno de ellos le era familiar a Smith. La agente del DSF asintió somera y pasó a través de ellos, nadie dijo nada. Todos estaban atentos a quien pudiera venir de fuera.

El misterioso hombre asintió al escucharte.

Todo éxito empieza con el primer paso, ¿verdad? dijo, no sin hilo de un sarcasmo amable. No se separe de mi, doctora LeCompte.

Sin darte tiempo a preguntar cómo diablos sabía tu nombre, desactivó las pantallas de contención de la cubierta. Una sensación de frío abrumadora os inundó, sin pensárselo te llevó de la mano a través de aquel cementerio en el que reposaban algunos cuerpos envueltos de terribles rictus de muerte. Ahogados con toda probabilidad, avanzasteis junto a una escotilla que os mostraba un espacio sucio, salpicado de chatarra espacial y de cuerpos. Junto a esa escotilla había pequeña brecha, que parecía la culpable de la situación, pasando frente a ella notaste el efecto de succión que ejercía muy leve. 

Fueron unos cuarenta segundos de angustioso avance, tu cuerpo reclamaba respirar ya que no estabas acostumbrada a eso. Pero había luz al final del túnel, la sección en buen estado de la nave. El hombre se apresuró a llevarte hacia allí, tenías la sensación de que te ibas a desmayar, pero al abandonar la parte moribunda activó de nuevo los campos de contención, el aire volvió a fluir por tus pulmones.

Una experiencia aterradora, ¿verdad? La muerte es una amante exigente, no acepta un no por respuesta. dijo dándote tiempo para recuperar el aliento. La nave de evacuación se encuentra una cubierta por abajo de nosotros, tenemos poco tiempo, ¿verdad?

Samuel puso toda su atención en las palabras de Pauwel. Repitió para sí "cuatrocincounoveinticinco, cuatrocincounoveinticinco..."

Hizo un gesto a la gente que le seguía para que se detuviese. Avanzó por la pasarela con cautela.

"cuatrocincounoveinticinco, cuatrocincounoveinticinco..."

Y finalmente llegó a la puerta. "Cuatro-cinco-uno-dos-cinco". Tecleó la secuencia y cruzó los dedos para que funcionase. Sólo cuando la puerta se abrió indicó al resto del grupo que pasasen por la pasarela de uno en uno y mientras ellos lo iban haciendo, él siguió adelante hasta alcanzar las escaleras de servicio.

-¡Vamos, vamos, vamos!-gritó desde allí justo antes de subir.

La espalda de Samuel tenía un cerco de sudor, más debido al estrés que le provocaba la situación, que al cansancio físico.

-Pauwel, estoy subiendo por la escalera de servicio.

De repente una explosión que nació en tu comunicador, hizo retumbar toda la nave. La escalera de servicio se balanceó cuando los agarres se soltaron, por suerte ascendías por un tubo estrecho y no te viste precipitándote al vacío. Aún así recibiste un buen golpe en la espalda, las luces de emergencia se apagaron quedándote a oscuras.

¿Sam? se escuchó por el auricular, la voz de Pauwel estaba teñida por un dolor intenso que intentaba reprimir. ¿Estás bien? ¿Sigues ahí? El puesto de seguridad ha explotado.. dios.. menos mal que mandé que salieran todos. una tos muy fea se propagó por tu oído.

Escucha, Sam. Vas a salir, amigo. Sigue arriba.. cuando llegues a la cubierta, sigue el pasillo de la izquierda, luego dos cruces y el tercero a la derecha. Ahí está Danchev y sus hombres. le costaba articular palabras, pero no emitía ninguna queja. Joder, Sam. No pudieron conmigo en Titán.. ni en Honorine.. y un puto terrorista sí lo hará. Puto cobarde..

-Mfffff-gimió Sam cuando la estructura se desprendió golpeándole en la espalda. Por suerte reaccionó rápido y consiguió detener su caída apoyando con la espalda sobre una de las paredes del tubo y los pies sobre la otra. Poco a poco y con mucho trabajo siguió ascendiendo hasta llegar al siguiente nivel.

Casi ni se acuerda de la gente que le seguía. Miró para abajo y sin poder reprimir un cierto sentimiento de culpa se lamentó pues nada podía hacer ya por ellos. 

-Sí, sigo aquí. Gracias. No puedo decir lo mismo del resto. Me temo que no lo conseguirán. Paw, tienes que largarte de ahí. Ya me las arreglaré. No quiero que mueras por mí. No quiero deberte eso.

Sam siguió las indicaciones. Llegó hasta el final del tubo y se arrastró para salir hasta la siguiente cubierta.  La nave seguía temblando. Casi se fue de bruces al suelo cuando intentö levantarse. Miró a su alrededor y echó a correr por el corredor de la izquierda. Uno, dos,...¡tres cruces! A la derecha. Allí debían estar Danchev y sus hombres. 

-Vale amigo. Ya has hecho demasiado por mí. Ya estoy con Danchev. Vete a la zona de evacuación de una vez. -dijo a Pauwell cuando hubo localizado a Danchev.

Miro al asusto agente Barsamian antes de decir:

- Salir, saldremos, de una forma o de otra, pero saldremos, agente Barsamian. - Digo encogiéndome levemente de hombros. - Y yo prefiero agradecérselo ahora, por si después no estoy en condiciones de hacerlo. Como decía mi abuela, "es de bien nacidos el ser agradecidos" y yo siempre he respetado mucho la sabiduría de mi abuela.

Cuando la agente Durham apela a mi sentido común no puedo evitar que una media sonrisa asome a mi rostro, a pesar de la situación en la que estamos, su frase me hace gracia.

- Le doy mi palabra, agente Durham, de que haré todo lo posible para que todos salgamos de aquí con vida y que si puedo ayudar en algo, dentro de mis limitaciones, lo haré. - La miro a los ojos antes de continuar. - Se que mi palabra no tiene ningún valor para usted, pero como ya le dije, yo soy un profesional de la vieja escuela.

Tras estos comentarios me limito a seguirla por los pasillos, tratando de memorizar la ruta que seguimos y de relacionarla con mis someros conocimientos de la nave y de las zonas públicas. 

Apenas presto atención a los otros miembros de seguridad que nos acompañan, aunque no puedo evitar extrañarme por el comportamiento que muestran los que están en el pasillo, como si esperaran un ataque en cualquier momento. A estos si que los miro con atención, fijándome en sus rostros, en su equipamiento y en su actitud.

Sigo al extraño hombre. No es momento ahora mismo de hacer preguntas, para eso ya habría tiempo si salíamos de esta. Quizás este hombre también fuera científico y hubiera leído alguno de mis numerosos artículos. Todo tenía cabida y explicación. Pero las explicaciones, al igual que las preguntas, cuando llegara el momento. 

Aguanto la respiración como puedo. Me cuesta bastante, es demasiado tiempo para mi. Miro los numerosos cadáveres que encontramos a nuestro paso. Algunos gestos de los mismos hacen que me recorra un sudor frío por la espalda. Cierro momentáneamente los ojos y me concentro. Aguantar la respiración y avanzar, vamos, no es tan complicado...

Tras unos segundos eternos, pasamos al otro lado. Retomo el aliento, con el corazón acelerado.- Mejor démonos prisa... Luego me explicará de qué me conoce.