Partida Rol por web

La mujer sonrió con una frialdad escalofriante.

Que no tengamos prisa, no significa que vaya a ganar tiempo a costa del alcohol, señor Wong. Tenemos unos tiempos, y los voy a cumplir. cruzó los dedos sobre la mesa mirándote fíjamente. Se haya bebido o no su whisky, eso se lo aseguro.

Aunque el tono pudiera sonar a amenaza, Laura lo trataba como hechos consumados. Te daba la sensación que era una mujer que no necesitaba amenazar, una de esas féminas con las cosas muy claras y que no se dejaba amilanar por cualquiera. Se limitó a esperar a que te terminaras la bebida, pero tenías la certera sensación que si detectaba cierto remoloneo ibas a terminar muy rápidamente la copa.

A su lado, el otro agente te miraba con tranquilidad, sin gesto hostil o de premura en sus ojos que, por otro lado, brillaban atentos e inteligentes.

De nuevo, la voz de la IL interrumpió vuestros silencios de radio.

Señor Thorn, señorita Agnarsson, acabo de localizar una coincidencia de llamada. Realizada ahora mismo, el destino se encuentra en la sala de máquinas de la Plavalaguna. Acabo de perder visión de la zona, la tengo a oscuras, no funcionan las cámaras. 

Explicó con tono de alerta, luego añadió con preocupación.

He intentado hacer un barrido previo, el último metraje de grabación no había más que personal de mantenimiento. Doce personas, es posible que Alexandre Harvy se haya hecho con algun uniforme de la nave. 

La mujer enrojecía por momentos, en un arrebato de ira se levantó lanzando otra sonada maldición. Miró a LeCompte con severidad.

¿Sabrías identificar a Alexandre? te preguntó directamente como si ladrara. ¿Sí? Te vienes conmigo, me vas a ayudar a localizarlo. 

El tono de urgencia que teñía la demanda no parecía admitir discusión.

Sonrío levemente ante su comentario mientras recupero el vaso, ya que ella no hace ademán de cogerlo.

- Yo no tengo prisa, agente Durham, estoy de vacaciones, se lo crea o no. - Doy un pequeño trago al whisky antes de continuar. - Estoy aquí para relajarme, descansar y desconectar. Nada más. - Me encojo levemente de hombros antes de decir. - Es usted la que quiere algo de mi, Agente Durham, o al menos es quien quiere hablar conmigo, yo sólo soy un "turista" al que le gusta el buen whisky. Como bien ha dicho, es usted quien marca los tiempos, a mi me es indiferente si va a hablar o a verme beber el whisky. Mientras no me ponga las esposas soy un hombre libre y disfrutaré del whisky tal y como se debe. Ya se lo dije, soy un profesional de la vieja escuela, no voy a resistirme, pero tampoco le voy a dar ningún nombre o la dirección de mis contactos o presuntos asociados. 

Termino con una amplia sonrisa y le doy un sorbo al whisky.

- 

Miro seria a la mujer por las formas.

-Desconozco el motivo de su enfado, señorita, pero no me parece las formas ni el tono correcto para tratarme... Ya le he dicho lo que sé...- me levanto y niego. No me gustaba crear polémica o controversia, pero no iba a tolerar tampoco que esta mujer me gritara por a saber qué razón. Tampoco era tan grave, Alexandre ya aparecería, ¿dónde iba a ir? 

Tampoco es como si se me hubiera caído un café sobre un libro impreso, no es para ponerse así...

Miro a la mujer y trato de asimilar todo lo que dice. Parece que finalmente quiere ayudarme, estoy metido de mierda hasta el cuello. Dejo que mis ojos se paseen por toda la habitación desde los guardias hasta las cámaras o el aspecto que tienen todos los que están allí. Todos me miran a mí.

Abro los brazos interrogante y los dejo caer lánguidamente sobre la mesa. Me he quedado sin fuerzas para nada.

¿Y ahora que pasará?- pregunto con voz resignada.

Sam se aleja de junto a las dos mujeres hasta perderse de vista. 

Una vez fuera de la vista de LeCompte, abre el comunicador.

-Hanna, se supone que trabajo de incógnito. ¡No vuelvas a poner en riesgo mi tapadera y menos aún delante de una sospechosa!. Y ya que estás con LeCompte, quizás sería buena idea que le pidieras una foto de Harvym aunque no creo que podamos confiar en que la tenga o al menos, en que nos la proporcione. 

-Jason, ya que no podemos obtener una imagen de Harvy, ¿nos podrías conseguir imágenes de esos técnicos?. Si las tenemos, podremos saber cual de ellos es el infiltrado, si es que lo hay. ¡Voy para allá!. 

Según se acerca a la zona indicada por Jason, Sam aminora el paso y se acerca camuflado entre la gente como un pasajero más hasta donde puede. Al salir de la zona frecuentada por el pasaje, sigue avanzando, pero ahora de forma sigilosa con idea de echar un vistazo a lo que ocurre.

La mujer te miró con paciencia, aunque viste que se le estaba agotando. El cierto grado de burla y arrogancia que le imprimiste a tu parlamento, la hizo reaccionar, pero quizá no como esperabas.

Está bien, señor Wong. Si quiere que lo hagamos como en la vieja escuela, lo haremos de ese modo. Agente Barsamian, arreste a Jack Wong acusado de robo y suplantación de identidad. hizo una pausa mirándole con el rostro pétreo. Hay más cargos, señor Wong, pero prefiero guardarme lo más goloso para el privado.

La reacción de Laura hizo generar en Barsamian un leve gesto de hastío por la situación.

El otro agente del DSF se levantó sacando las esposas escondidas bajo la gabardina, se dirigió hacia ti con tono educado, casi cordial.

Por favor, señor Wong. No se resista y deme las manos, no hagamos de esto un circo. dijo sin acritud, parecía un hombre que prefería la discreción y la tranquilidad, casi te dio la sensación que el comentario del circo no iba dirigido hacia ti solamente, sino que Laura también recibía con aquello.

Los dos agentes te llevaron al puesto de seguridad de la nave, mientras Laura era una zorra fría e implacable que no te dirigió la mirada en todo el rato, Barsamian incluso te dio algo de conversación superflua sin ninguna profundidad. Para ser un aumentado era lo más peculiar que habías visto en tu vida.

La mujer alzó una ceja por el comentario de Juliette con perplejidad, estuvo a punto de soltarle un nuevo soplamocos cuando una fuerza superior relajó su respuesta.

Si no es consciente de lo que está pasando aquí es que está muy ciega, señorita. Vendrá conmigo y me ayudará a identificar a Alexandre Harvy, colabore y veremos si le doy una disculpa cuando todo esto acabe. la mujer estaba tensa, desde luego parecía que aquella situación se estaba yendo de las manos por algún lado y no sabías por cual. Hanna suspiró recurriendo a toda la paciencia que pudiera aunar.

Por favor, señorita LeCompte. Por aquí.

La voz de Hanna crepitó en el aparato.

Ya ya, tu tapadera. Lo siento. dijo sin darle excesiva relevancia. LeCompte ha intentado buscar imágenes de Harvy, pero también estaba seca. Alguien se está tomando muchas molestias con esto, LeCompte está limpia. La llevaré en retaguardia para que nos ayude a identificar a Harvy si tenemos dudas. La tengo controlada, ¿vas tú delante?

La voz cibernética de Jason sonó en tu aparato de comunicaciones.

Te paso los datos e imágenes de todos los miembros de mantenimiento designados a esa zona en este horario, señor Thorn. hubo una pausa, tras la cual arrancó a comentarte alertado. He estado rastreando la señal que provenía de la FNV Asdrúbal, ahora mismo se encuentra emitiendo de nuevo, sea quién sea se está comunicando ahora mismo con el señor Harvy.

Tras la exposición de Jason, otra voz femenina se unió al canal de comunicaciones. Era una voz robusta y marcial, pero se percibía la juventud en el tono.

Señor Thorn, señora Agnarsson. Soy la teniente Marta Danchev, tengo en posición al equipo de intervención en la cubierta por encima de la sala de máquinas esperando a su señal. Ante cualquier problema, responderemos. No se preocupen, tienen las espaldas cubiertas.

Te adentraste en los pasillos menos transitados de la Plavalaguna con la incertidumbre de ser capaz de reconocer a tu hombre. El lugar estaba extrañamente desierto, algún operario de mantenimiento que se cruzó contigo te miró con extrañeza, pues al límite de la zona restringida se adentraban pocos pasajeros. 

Ya en el acceso de las máquinas de la nave, lograste colarte sin muchas dificultad. El motor sublumínico zumbaba en el corazón de la nave, alimentando la propulsión del crucero. El motor de impulso permanecía dormido, a la espera de ser encendido cuando se le requiriera, estaba todo iluminado arrebatando cualquier intento a la imaginación por formularse una imagen idealizada de aquella estancia. A lo lejos veías algunos operarios enfrascados en sus asuntos de mantenimiento que no te prestaron atención, hasta el momento todos coincidían en las descripciones que habías recibido de Jason.

El tiempo se hacía pesado a tus espaldas, todos los rostros coincidían y ninguno estaba fuera de lugar. Fue entonces cuando contaste todos los presentes, allí había trece personas, no doce como te había indicado inicialmente la IL de la nave. ¿Qué podía significar aquello?

La mujer te miró con la misma fría paciencia que había tenido hasta el momento, no así con el iracundo militar que permanecía pegado junto a la puerta.

Ahora tendremos que cotejar los datos, señor Smith. Si todo es como ha dicho, no ha de preocuparse por nada. explicó lentamente. Le pediremos paciencia, espere aquí unos minutos, ahora le facilitaremos una llamada a quién nos pida.

La diplomática mujer ya se había levantado, se dirigió a la puerta haciendo salir al militar por delante de ella.

Unos minutos, eso es todo, señor Smith. Estoy convencida de que todo ha sido un grave malentendido.

No sabías cuanto había de sincero en esas palabras, pero era lo único que tenías para que tu situación mejorase. Al cabo de unos minutos, te sacaron de la sala y te llevaron a otra algo más amplia en forma de sala de espera que parecía ejercer la función de calabozo. Te acomodaron y te preguntaron si querías comer o beber algo.

Barsamian abrió la puerta de una sala de espera que había sido aclimatada como calabozo, o esa sensación tenías. Unas pocas sillas y mesas coronaban la estancia, que era bastante impersonal y poco acogedora. En su interior había otro hombre, joven y bien parecido, pero parecía bastante hundido y abatido. Seguramente había pasado por tiempos mejores.

Espere aquí, señor Wong. dijo el agente liberándote de las esposas.

Dicho eso cerró la puerta tras asentir al otro hombre de la estancia con educación.

Sonrío levemente al ver la reacción de Laura, es una buena noticia saber que es relativamente fácil hacerla saltar y enfadarse, y la gente enfadada comete errores. Cuando el agente Barsamian se levanta con gesto hastiado mientras saca sus esposas, le doy el último trago al whisky para terminarlo mientras me levanto ampliando mi sonrisa ante su comentario.

- No se me ocurriría agente Barsamian. - Digo mientras tiendo las manos para que las pueda esposar con facilidad.

Acompaño a los agentes sin resistirme haciendo caso de sus indicaciones, manteniendo la charla intrascendente con el agente Barsamian, teniendo mucho cuidado de no decir nada comprometedor, sonriendo y saludando a los que se me queden mirando.

Cuando el agente Barsamian me quita las esposas sacudo los brazos y me froto las muñecas para que la circulación vuelva a ser fluida y para relajar las muñecas. También ejercito un poco los dedos, abriendo y cerrando los puños.

- Por supuesto, agente Barsamian. - Digo con una sonrisa. - No se preocupe, aquí estaré a su vuelta.

Después busco una silla cercana a la pared, que me permita vigilar la puerta y que esté cerca de alguna salida de aire, para así estar más fresco y cómodo mientras espero. Mientras me acerco a la silla, o la desplazo hasta donde me interesa, miro con curiosidad a mi compañero de calabozo, aunque la sala parece más una sala de descanso de la tripulación que otra cosa.

- Jack Wong. - Digo a modo de presentación esperando a ver su reacción antes de acercarme a él para darle la mano o no.