Partida Rol por web

La mujer observó a Ben durante unos instantes antes de mirar hacia un lado y a otro, asustada, y retroceder, sin querer dar la espalda, a trompicones, una distancia prudencial. Entonces se dio la vuelta y corrió, huyendo, perdiéndose en la noche. Algo en el interior del vástago se removió, deseando perseguirla como el perro de caza que husmeaba tras el conejillo asustado, pero su parte racional supo controlar aquel instinto. 

La figura que tomaba la vitae del otro hombre soltaba a su presa, dejándola caer al suelo con un ruido sordo y pesado. Se llevaba el dorso de la mano a los labios y los secaba, aún cubierta por la oscuridad, ocultando su identidad.

Ignoré al otro vástago. Si había intervenido tendría sus motivos y ya me los diría. Le interesaba. De lo contrario no habría intervenido.

Miré el cuerpo inconsciente del estibador que yo había tumbado y me agaché junto a él. Sin miramientos le sujeté de la camisa y lo alcé hasta que alcanzó mi boca, saqué mis colmillos y probé su vitae. Estuviera rica o no, debía alimentarme y en esos momentos aquel humano era para mí como cualquier otro animal para él, una fuente de alimento.