Partida Rol por web

No hubo ningún tipo de respuesta a tu pregunta. No había nadie ni frente a ti, ni a tus costados ni detrás tuyo. No solo eso, la sensación de soledad aumentaba a cada segundo, era casi asfixiante pero, ¿por qué? Si no había nadie más que tu y tu sombra.

Tu teléfono sonó una vez... 

El silencio que acompañó a mi pregunta no hizo que me sintiera mucho mejor... la verdad es que hizo que sintiera todavía más escalofríos por mi cuerpo imaginándome qué clases de cosas podían haber por el lugar. ¿Se tratarían de las sombras? ¿Tendrían otras formas? ¿Me buscarían por algo que había hecho? 

La repentina vibración del móvil hizo que dejara de hacerme preguntas para que toda mi atención pasar a él. ¿Debería cogerlo? Antes de que mi mente terminara de formular la pregunta ya tenía el dedo sobre el botón verde mientras me acercaba el teléfono a la oreja. -...¿Sí? 

Evidentemente no hubo respuesta alguna. Volviste a revisar la pantalla del móvil y te diste cuenta de que se trataba de un mensaje.

SAL RÁPIDO DE ESE LUGAR. ES PELIGROSO. NO HAY TIEMPO PARA EXPLICAR!

Esas tres oraciones fueron cortas, concisas y lo suficientemente crípticas como para ponerte los pelos de punta...

Pero... pero... 

Apenas entendía nada de lo que sucedía. El móvil (o la persona que estaba tras él) me decía que fuera a ese lugar y ahora me dice que salga de él... ¿Por qué? 

Aunque, mirándolo por el lado positivo, por lo menos había descansado y como no había nada mejor que hacer... Me puse de pie y marché hacia alguna salida del lugar, sin dejar de mirar de tanto el tanto la pantalla por si decía algo más. 

-Por si acaso...- escuchar mi voz me resultaba de alguna manera reconfortante. Por el camino pulsé el botón verde del aparato esperando que se marcara el número que había mandado el mensaje. Quizás funcionase.

Un par de veces el tono de llamada sonó en tu celular pero nadie contestó. Era evidente que no querían contestar o que no podían contestar. Dejaste eso de lado y comenzaste a seguir tus pasos, tratando de recordar como salir de ese lugar cuando a la distancia escuchaste unos tenues pasos acercarse a ti...? En verdad, no estabas segura si venían por detrás de ti, por delante o de alguno de los otros pisos del edificio...

Continué caminando un poco más por el camino que creía correcto, notando cómo las rodillas me temblaban. Una garra fría se agarró en mi pecho cuando escuché los pasos, haciendo que parase en seco y mirase hacia delante y me girase mientras trataba de agudizar la vista para tratar de ver algo. 

-¿A-amigo o...o... e-enemigo?- apenas conseguí tartamudear la pregunta en un susurro. Solo esperaba una respuesta, deseando que la respuesta fuera la primera opción. 

La única respuesta que recibiste fue el romper de unos cristales en la cercanía, quizá una ventana o algún objeto de vidrio siendo triturado por alguna cosa que aun no cruzó tu linea de visión. Un escalofrío recorrió tu espalda y te sentías indefensa... algo tenías que hacer antes de que lo que sea que viniera en tu dirección te alcanzara...

-¡Iiiiik!- me encogí tras el sobresalto al escuchar los cristales romperse. Estaba cerca... pero no lo suficiente todavía. Al menos tenía algo de tiempo. Sin dudarlo más me puse en pie, tratando de estar decidida a escapar del lugar. 

Así, dándole la espalda al lugar del que había procedido el estruendo de los cristales rotos, salí corriendo con todas mis fuerzas esperando buscar un lugar en el que pudiese estar a salvo. 

Mientras los pasos se acercan más a ti, en un momento de desesperación, empiezas a golpear puerta tras puerta hasta que logras abrir una y te metes casi de cabeza. Una vez dentro de la habitación cierras la puerta y te apoyas contra la misma, esperando  que lo que sea que te este buscando pase de largo...

Una vez cerré la puerta traté de respirar profundamente. Sentía el corazón acelerado, y no quería que una respiración acelerada llamase la atención de aquello que iba por el pasillo. Eché un rápido vistazo a la sala, buscando algún tipo de salida o puerta contigua. Estaba asustada y no podía hacer otra cosa que no fuera huir. "Que alguien...me ayude..." cerré los ojos con fuerza y, armándome de valor y muy despacio, apoyé la oreja en la puerta, tratando de percibir si el sujeto pasaba de largo.