Partida Rol por web

BUSCANDO JUSTICIA

1 de Noviembre: Domingo por la noche; bajo el ala de la justicia

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28/09/2020, 10:04
Montaraz

Las palabras de Jack Li no me convencen, que sus hombres se deben a un deber sagrado y que no hablarán es algo que no puedo creer. Todo hombre o mujer tiene un punto de presión, y si se aprieta dicho punto cantará sí o sí. Salvo que sean mudos y no sepan escribir. En ese caso...podría creérmelo.

- Los puntos fuertes quedan claros, pero y ¿las pegas? - pregunto - Creo que hay algo que no nos ha contado, o ha evitado contar.

Supongo que el índice de supervivencia de la Hermandad es bajo. Eso no me preocupa, es algo que asumo haciendo lo que hago pero hay algo que creo que nos esconde. Y ese algo me da miedo...

Notas de juego

Sorry por no postear. Ando literalmente en el medio del monte y desde el móvil se hace tedioso.

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29/09/2020, 09:18
-- Jack Li

El hombre oriental sonríe de una forma realmente cálida, oyendo con paciencia el modo en que varios de los presentes exponen sus dudas. La actitud de Jack es la propia de quien ha pasado por la misma situación demasiadas veces como para perder los nervios, unido a una personalidad calmada y paciente. Por ello, va respondiendo uno por uno a cada justiciero, comenzando por Freda.

Sin lugar a dudas, intentamos mantener con nuestros agentes la mayor cantidad de canales de comunicación abiertos. Eso incluye teléfonos irrastreables y comunicaciones informáticas... encriptadas, sea lo que sea eso. Debo reconocer que no soy un experto en tecnología moderna, eso lo dejo en manos más expertas. -Admite restando importancia al asunto, meciendo una mano ante sí mientras cierra los ojos un instante- Pero sí, dispondrán de una base de operaciones, perfectamente oculta y bien equipada. Lamentablemente, deberán compartirla con el otro equipo, aunque espero que eso no suponga inconveniente alguno. -Al indicar tal cuestión, los ojos de Jack Li recorren los rostros de todos los presentes- El otro equipo consta actualmente de seis miembros. Pero si se refiere al número total de activos en la ciudad, la cifra es más complicada. Tenemos gente infiltrada en el ayuntamiento, la policía, los hospitales y morgues, y en algunas de las organizaciones criminales de la ciudad. No todos son miembros de la Hermandad, por supuesto. Muchos son únicamente colaboradores que nos suministran información, por buena voluntad, dinero, o... por otros intereses. Es una intrincada red, gestionada por distintos hermanos. Ni siquiera yo conozco el número exacto, ni la identidad de todas las fuentes. 

Tras aclarar esos puntos a Freda, Li se gira en dirección a Armour, alzando una ceja con condescendencia.

¿Esta discoteca? Por supuesto que no... y sí. El Loto Rojo es un punto de reunión temporal. No pertenece a la Hermandad del Murciélago, pero su propietario goza de un préstamo por nuestra parte, con el que echó a andar el negocio. A cambio, contamos con privilegios respecto a las instalaciones, que utilizamos para reunirnos con muchos de nuestros colaboradores. Por supuesto, el título de propiedad está a nombre de su legítimo propietario, y el dinero que empleó en la compra lo obtuvo a través de diversas empresas pantalla y es imposible de rastrear hasta nosotros. Nada une al Loto Rojo con la Hermandad. -Explica, deteniéndose unos instantes para llevarse su pañuelo a los labios, ahogando un amago de comenzar a toser de nuevo- Sus secretos, insisto, están a salvo con nosotros, se nos unan o no. Es nuestro deber sagrado. Además, aunque no aceptasen unirse a la Hermandad, ustedes siguen combatiendo a nuestro mismo enemigo. Si no son nuestros hermanos, esperamos al menos que sean nuestros aliados. Y si todos o la mayoría aceptasen unirse, sí, formarían ustedes su propio equipo. Por supuesto, en caso de que varios desechasen la oferta, podríamos plantearnos la posibilidad de reorganizar los equipos, pero eso sería algo que ya se iría viendo, llegado el momento. La posible coordinación entre ambos equipos dependería de ustedes. -Expone Li, aún con el pañuelo en la mano- Sobre esos enmascarados... -El rostro de Li se ensombrece, perdiendo toda calidez- ...en efecto, son ellos quienes han venido a Metro City a romper el equilibrio. Nos hemos enfrentado a ellos antes, en otras latitudes. Usan muchos nombres, pero nosotros los conocemos como la Tormenta Infinita. Tratan de aparentar que buscan construir algo a costa de la destrucción de lo existente, pero lo cierto es que con ellos la destrucción no termina jamás. Por desgracia, nuestra investigación acerca de sus actividades en Metro City aún está muy verde. Esperábamos que ustedes nos ayudasen con eso. Esta noche, ustedes tres... -Indica, señalando a Montaraz, Misery y Armour- ...les han dado un golpe que no esperaban. Les reconozco que ha sido un buen trabajo, rescatar a la rehén. Sin embargo, tan sólo han apartado la presa de una de las cabezas de la hidra. Esa cabeza seguirá buscándola, y las demás tendrán sus propias presas en mente. La única forma de acabar con ésto es descubrir la localización de cada una de esas cabezas y cortarlas para que la hidra no vuelva a alzarse contra las buenas gentes de Metro City.

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29/09/2020, 09:23
-- Karen Jameson

La intervención de Misery, apoyada por la insistencia de Montaraz al respecto, hace que Li frunza el ceño ligeramente. No muestra molestia, no obstante, sino una intensa curiosidad, contemplando a la justiciera hasta alzar una ceja cuando ésta le solicita una conversación en privado. Sin embargo, cuando sus labios se separan para hablar, desvía la vista hacia el pasillo, por donde hace su aparición alguien más. 

Se trata de una mujer, joven pero no demasiado, delgada, con el pelo castaño suelto en media melena y ropas sencillas, un suéter oscuro y unos vaqueros ajustados sobre unas botas de tacón bajo. En una de sus manos porta una tableta electrónica, mientras que en la otra lleva un pesado taburete, que deja justo a la mesa para sentarse junto a vosotros. 

¿Ya estamos en la parte de los cuchicheos privados? -Comenta la mujer con soltura, mostrando un gran sentido del humor, posiblemente fuera de lugar- Créeme, cariño, Jacky no es tu tipo. Ya se que tiene ese aura de sabiduría y de madurito misterioso, pero te aburrirías en seguida. -Dice a Misery, antes de echarse a reír- Tranquila, guapa, sólo es una broma. Bonitos disfraces, por cierto.

Jack comienza a carraspear, dedicando a la mujer una severa mirada, que ella no parece tomarse demasiado en serio. No como el hecho de que el oriental sufra un estertor y se lleve el pañuelo a los labios, momento en que la desconocida pierde su sonrisa. Los presentes pueden ver la preocupación en la mirada de la mujer. 

Te haré traer un té de esos tuyos, ¿de acuerdo? ¿Los demás queréis tomar algo? -Pregunta para todos, consultando algo en la pantalla de la tableta antes de bloquearla y depositarla sobre la mesa- Mi nombre es Karen, y no soy la camarera, soy la que se encarga de que la Hermandad no viva completamente en el siglo quince, como le gustaría a Jacky. Por cierto, no le llaméis Jacky, no le gusta nada. -Afirma, negando ostensiblemente con la cabeza, en un gesto excesivamente teatral que leva a Li a mirarla con el ceño fruncido- Por cierto, Jacky, Reina Bast está que se sube por las paredes, y Cazador Urbano y Doble Ala llegarán a las manos como no aparezcas pronto por ahí. Yo no tengo paciencia para tanta testosterona, por eso no me van los tíos. -Con una sonrisa socarrona, dedica una mirada de medio lado a los varones sentados a la mesa- Lo siento, chicos, no os habríais hecho ilusiones, ¿verdad? Aún estoy tratando de decidir si me pone más la rubia o la pelirroja... -En ese momento, Jack vuelve a toser, aunque no parece nada tan grave como anteriormente. Incluso podría ser una tos falsa, disimulada, tan sólo para hacer callar a Karen. De hecho, es lo que consigue, pues la mujer vuelve a mirar al oriental con preocupación- Esperamos una respuesta, digamos... preliminar, esta noche. Contactaríamos mañana con los interesados para volver a quedar, y ahí tendríais que dar una respuesta ya más segura. Debéis tener en cuenta que sois libres de abandonar cuando queráis, pero es una gran responsabilidad. Todo cuanto conozcáis de la Hermandad tendría que desaparecer con que uno sólo nos abandonase, por motivos de seguridad. Así que no seáis capullos, ¿vale? Respecto a ser demasiado bueno para ser verdad... si fuéramos tan buenos en lo nuestro no existiría la delincuencia en el mundo, ¿no es así? -Karen sonríe nuevamente, haciendo un gesto divertido con su cabeza, moviéndola a un lado y al otro- La Hermandad tiene pasta. No tengo ni idea de dónde la saca, quién la financia ni nada de eso, pero tiene pasta. Lo que no tiene son demasiados efectivos, y eso se debe a la necesidad de mantenernos en secreto. Unos pocos hombres y mujeres leales, demasiado aficionados a pelear con las manos y con armas antiguas para mi gusto, en un mundo en que hasta el más inútil tiene una "pipa". Honor y esas mierdas, mira que he intentado hacerles cambiar de opinión, pero son tercos como mulas. ¿Os extraña que se hayan fijado en vosotros? En fin, aquí veo un escudo, un arco, unos palos, un hacha... Lo único que me extraña es que tú tengas ese pistolón. -Indica mirando directamente a Ácido-Base- La Hermandad del Murciélago no es ni mucho menos perfecta, se dedica a luchar con una mano a la espalda con tíos más grandes. Al menos, intentamos ser más listos, golpear por sorpresa y salir corriendo para golpear de nuevo en otro momento. ¿Es un salto de fe? Sin duda. Poneros esos disfraces y salir a combatir a delincuentes también lo es. Entrar en ese muelle del puerto para rescatar a una niña secuestrada lo era. Os damos la oportunidad de ir un paso más allá. 

Las últimas palabras de Karen la llevan a mantener un gesto mucho más serio del que ha mostrado hasta el momento, pasando su mirada de un rostro a otro, para terminar en el de Misery, la que ha sacado el tema. Pero su seriedad se desvanece bruscamente, pues de pronto sonríe y se encoge de hombros. 

Me ha quedado bien, ¿eh? -Comenta distendidamente, guiñándole un ojo a la justiciera pelirroja mientras alza el pulgar de una de sus manos- Venga, levanta ese culito y vete a hablar a solas con Jacky en el reservado de en frente. Pero nada de hacer manitas, ¿eh? -Comenta, sin que quede claro si la advertencia va para Misery o para el propio Jack, que ya se está poniendo en pie- Los demás podéis seguir hablando conmigo. No soy tan solemne pero gano en simpatía. Preguntadme lo que queráis, y yo responderé lo que pueda. Si os portáis bien, quizás alguien en esta mesa consiga mi número y todo... -Advierte finalmente, con picardía, dedicando una mirada nada disimulada a Ácido-Base.

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05/10/2020, 06:22
Ácido-Base

La discoteca fue la cereza del postre para todos los simbolismos de túneles oscuros y de luces rojas. La justiciera cada vez sentía más que lo que se le ofrecía a todos era un trato con el diablo. Uno que, aún con todas las alarmas que le despertaba, cada vez se hacía más interesante. 

Dio una mirada breve y amable al hombre cuando empezó a toser nuevamente. Su forma de comportarse le hacía entender que este sabía muy bien de la gravedad de su malestar y que no tenía interés en que se lo recordasen aún con buenas intenciones de por medio. Sin embargo, simpatías aparte, no podía evitarse sentirse un poco irritada por todo ese secretismo, más sabiendo que conocían a su mujer y su hija. Seguramente conocerían a todos sus amigos y compañeros también a detalle, si la habían seguido el tiempo suficiente y parecía que así era. El pedido de Misery le llamó la atención, pero no iba a cuestionar los motivos que pudiera tener la justiciera. Las preguntas de mis compañeros me habían parecido todas adecuadas y resaltaban muchas dudas que cargaba, pero aún tenía muchas más. Por suerte llegó aquella mujer, que con su desparpajo fue un respiro de alivio en el marco de aquella noche tan enigmática. Devolvió el halago con una sonrisa amable y ladeando ligeramente la cabeza, le hubiera dicho que estaba felizmente casada pero no iba a ofrecer más información de si misma aún, menos de su esposa.

-¿Qué pasa si alguien de nuestro entorno se entera de la Hermandad? Todos podemos mantener el secretismo, pero los accidentes ocurren - Preguntó con amabilidad pero mirándola fijamente a los ojos resaltando la importancia de la pregunta. No iba a entrar en algo que ante un descuido de alguien pusiera en riesgo a los suyos. Aunque la idea de que pudieran abandonar cuando quisieran constituyo un gran reaseguro.

-¿Podemos negarnos a un objetivo? Y en caso de que aceptemos el mismo hay indicaciones de que tenemos que hacer? O es a nuestro criterio como equipo - Prefería discutir con sus, quizás, futuros compañeros si era necesario a que algo llevara ya una bajada de linea desde arriba. -Seré más clara, esto es una asociación, no un contrato de servicio, ¿verdad? - Expliqué ofreciéndole la misma franqueza con la que ella se manejaba. Hasta ahora todo estaba resultando demasiado bueno para ser verdad, y aquella mujer le había hecho bajar su guardia más de lo que le gustaría. Le agradaba, probablemente hubiesen sido amigas en otro contexto y lugar. 

Suspiro enterrando una mano en su cabello mientras pensaba, tenía una pregunta más - ¿Que pasa con la información sobre nuestras familias si algún día nos consideran el enemigo? - Preguntó con seriedad y firmeza clavando la vista en ambos con intensidad. Necesitaba una respuesta clara, y si tenía alguna duda sobre eso su respuesta a todo aquello era definitiva. Era su hija de la que estaban hablando allí. 

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05/10/2020, 10:55
Montaraz

Aliados o miembros. Al menos podemos decir que no. Es un punto a su favor la verdad. Decido ajustarme la capucha para que no puedan ver que me quedo pensativo, tengo que darle una vuelta a muchas cosas y debo hacerlo rápido. El soldado y la pelirroja trabajaban ya juntos antes y es posible que decidan seguir haciéndolo, mola tener a alguien que te cubra las espaldas la verdad. Demasiado tiempo cazando solo puede ser peligroso, y viene bien cazar en manada si tus compañeros te protegen. Aunque eso significa que deba "abrirme" a ellos, cosa que en principio no me gusta demasiado pero lo veo un mal necesario para la confianza. Las otras dos incorporaciones son algo más peliagudas la verdad, no he luchado con ellas y no sé de qué pasta están hechos. 

La rubia hace unas preguntas muy interesantes a la mujer, ¿Qué pasa si por ejemplo decido aceptar la oferta de cierto maleante para formar parte de los suyos? Serán honorables y mantendrían a los míos al margen o los usarían para terminar conmigo. Interesante pregunta y espero que responda ya que es un punto a tener en cuenta muy importante.

- Buena pregunta... - digo - y esperamos una respuesta más directa que la del honorable Li. Por suerte parece que tú eres más directa que él... - le comento a la chica.

Ahora a esperar que nos den una respuesta, aunque por el momento y visto lo visto me decanto por aceptar su oferta. Mejor tener aliados y gente que te suministre equipamiento que no tenerlos y puede que encima te estén vigilando.

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06/10/2020, 15:05
Freda

Tsk. - Es lo único que todas las respuestas de Li son capaces de hacerme expresar cual mental respuesta a lo que oigo. Todo es demasiado bonito, demasiado claro para una organización que se mueve entre el secretismo, entre las sombras de una sociedad tan pútrida como en la que vivimos. Así que no, aquí hay algo que no cuela, que no me termina de cerrar y por primera vez creo que no tiene nada que ver, con la paranoia que con el paso de los años he comenzado a sintomatizar. - Puto Sasha. - Me quejo mentalmente mientras guardo preguntas y me quedo con las respuestas, mientras observo sus rostros y me quedo con ellos para lo que después pueda y termine por ser menester. 

Pero ahí donde la solemnidad y cierta condescendencia por parte el asiático terminan por ser silenciados, es la presencia de una mujer la que irrumpe desde una insolencia que, para que negar, me agrada. Y así habría seguido siendo de no ser por su al parecer, poca capacidad para mantener el silencio por más de unos cuantos segundos. La insolencia es algo que siempre he tenido en una alta estima, posiblemente ser de donde provengo pero por lo mismo, el silencio en ocasiones es un atributo que pesa más que los demás. - Si come el coño como toca los cojones... - Pero más allá de aquellos pensamientos que van y vienen sin cesar, y mientras mis gestos quedan a buen resguardo bajo la máscara para gracia de todos, las palabras de la mujer hacen que enarque una ceja en más de una ocasión, obligándome a plantearme cuestiones que hasta ahora, había pasado completamente por alto. 

Podría darle a lo que pienso, pero aquello sería caer en un error del cual hace tiempo he aprendido, y por lo mismo, dejo que sean los demás quienes pregunten mientras Li abandona la escena y Misery es invitada a seguirle para hablar en privado. Me hago mayor para estas mierdas, de eso no hay ningún tipo de dudas, y mientras sigo escuchando todo lo que tan a bien parece querer ser dicho, rebusco entre mis bolsillos un paquete de tabaco y tras levantar ligeramente la máscara solo para que mis labios queden tenuemente al descubierto, cojo uno y lo enciendo dándole una más que larga calada. 

¿Qué es lo que no nos estáis contando? - Pregunto cuando la respuesta a los demás han sido solventadas, sin que la máscara distorsione ya mi tono de voz, aunque tampoco es algo que a estas alturas, me vaya a quitar realmente el sueño. 

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07/10/2020, 00:34
Misery

Li continuaba ofreciéndonos información sobre La Hermandad del Murciélago a tenor de nuestras preguntas, sin perder la paciencia y con un aire paternal que terminó por difuminarse. No lo hicieron sus repetidos tosidos, si no el abordar una cuestión que además de importante, resultaba sumamente grave. En general, y para mi en particular.

La Tormenta Infinita.

Repetí para mis adentros. Aquel era el nombre de los responsables de la pesadilla que había vivido aquella noche, y que por lo que nos contaba aquel hombre, estaban más que dispuestos a repetir. Me quedé conmocionada unos instantes, no acertando más que a musitar unas pocas palabras cuando mi ánimo se calmó un poco.

- Yo no he hecho nada... - afirmé ante aquel reconocimiento que no creía merecer.

Si ya me encontraba confundida respecto a qué hacer, ahora lo estaba mucho más, teniendo ahora aún más sentido la petición hecha a nuestro anfitrión.

Mis últimas palabras y preguntas parecieron sorprender a este, pero no para mal, pareciendo ir a responderme cuando alguien más hizo acto de presencia. Se trataba de una mujer, quien se encargaría finalmente de responderme, aunque no sin antes hacer gala de su particular personalidad; la cual incluía el gusto por las bromas y un marcado descaro, haciendo incluso que me sonrojara ligeramente por la vergüenza al hacer mención a que le atraía.

Al menos, el ver cómo se preocupaba por Li me procuró cierta tranquilidad, demostrando así que había cosas que sí se tomaba en serio. Demostró también bastante profesionalidad cuando respondió a las cuestiones que había manifestado, volviendo a su particular comicidad al acabar su discurso.

- Tranquila, es todo tuyo. - traté de responder con humor a su broma sobre hacer manitas, pero en seguida me di cuenta de que la pesadumbre que crecía en mi interior se había reflejado en mis palabras. - Por cierto, no quiero tomar nada, gracias. - añadí a propósito de la pregunta que nos había hecho con anterioridad, dispuesta a dirigirme hacia aquel reservado. - Usted primero. - le dije a Li, haciéndome a un lado para dejarle pasar y seguirle hasta aquel lugar.

Mientras nos dirigíamos a este, pude escuchar cómo Karen invitaba a los demás a continuar hablado y como estos empezaban a formular nuevas preguntas, preguntas cuya respuesta puede que también me conviniera conocer; pero lo que debía abordar era también muy importante, y seguramente determinante.

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07/10/2020, 00:45
Misery
Sólo para el director

Aguardé a que Li entrara en el reservado y pasé tras él, asegurándome de cerrar aquella tela roja después, aunque el que nos hubieran indicado que habláramos precisamente allí ya me daba qué pensar. Seguramente aquella no fuera una verdadera conversación a solas, pero así parecía ser cómo funcionaban allí las cosas.

- Y ahora no sé por dónde empezar... - dije por lo bajo con una amarga sonrisa, sentándome después de que aquel hombre lo hiciera.

Mi mirada, escondida tras mis gafas, se encontraba gacha; fija en la nada que representaba aquella mesa. Fue al ordenar algo mis ideas cuando la alcé, volviendo a mirar al hombre.

- Supongo que usted también sabe quién soy... Ustedes tienen experiencia con La Tormenta Infinita, - extrañamente, el sólo pronunciar aquel nombre hacía que sintiera una ligera presión en el pecho. - ¿qué cree que sucedería si alejo a la “presa” de esa cabeza de hidra? Si su objetivo es Metro City, deberían dejarla tranquila, ¿no? - le pregunté con un deje de esperanza que tan sólo se reflejó en mi rostro un brevísimo instante.

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07/10/2020, 09:36
Armour

Me incorporé ligeramente mientras Misery se ponía en pie para acudir a otro reservado a conversar en privado con Li, un gesto de mera educación como tantos otros que se me habían grabado a fuego desde pequeño. Era un protocolo inculcado por mi familia, aunque nunca se me había dado tan bien asimilar aquel tipo de cosas como sí lo hacía Austin. A él se le daba mejor todo lo que fuera digno de orgullo para nuestros padres. A mí... a veces tenía la impresión de que se me daba mejor ser Armour que ser un Jefferson-Kennedy. 

Podía suponer la temática de la conversación privada que la justiciera deseaba mantener. No así las cuestiones que se plantearían en la mesa cuando ella se fuera. No se trataba de cuestiones banales, aunque me sorprendió la última de las preguntas que formuló Ácido-Base. Me pareció inusitado que se estuviera planteando algo semejante, sin alcanzar a comprender a qué se debía. 

Montaraz no hizo sino incidir en las preguntas de la rubia, esperando que Karen fuera más resuelta a la hora de responder que el oriental. Yo, mientras tanto, guardaba silencio, y mis ojos se desviaron hacia la tal Freda al descubrir que se había levantado su máscara lo justo para poder llevarse un cigarro a los labios, mostrando con ello un atisbo de un rostro femenino. 

Antes... ha hablado de armas. -Indiqué devolviendo mi atención a Karen- Llevo una Smith & Wesson 645 en la cintura, y no soy el único con un arma de fuego aquí. ¿Es eso un problema?

Había dicho que la Hermandad era demasiado aficionada a luchar sin armas de fuego, de modo que necesitaba saber si nos forzarían a combatir con una mano a la espalda. 

Respecto a esa gente que tienen infiltrada... ¿Podríamos llegar a conocerlos? -Quise saber también- Quiero decir, si por ejemplo ustedes tienen a alguien en el cuerpo de policía, y yo trabajase allí, estaría bien saber quién es otro miembro de la Hermandad y poder tener trato directo con esa persona, algo de colaboración, ¿no cree?

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07/10/2020, 09:58
-- Karen Jameson

Karen aguarda con una media sonrisa, mientras Misery se parta junto a Jack hasta otro reservado. Lo hace siguiendo sus pasos, hasta que Li corre una cortina para mantener una mayor intimidad a su conversación, igualmente roja como las demás. Sólo entonces se vuelve hacia el grupo sentado a la mesa, dedicando al principio toda su atención a Ácido-Base, sonriendo sinceramente ante sus preguntas hasta que formula la última, ante la que su sonrisa se tuerce y la mujer permanece unos instantes observando a la justiciera, parpadeando en cuando en cuando, especialmente ante la intervención de Montaraz en apoyo de su compañera.

Bueno... los accidentes ocurren, sí. Es uno de los motivos por los que todo en la Hermandad se mantiene con tanto secretismo. -Explica- Si alguien de vuestro entorno descubre que trabajáis para la hermandad... tampoco será mucho lo que pueda descubrir acerca de nosotros, ¿no es cierto? Joder, si vosotros mismos tampoco sabréis demasiado, si yo misma apenas tengo algunos detalles más... -Karen se encoge de hombros- En cualquier caso, vosotros seríais los responsables de manejar la situación. Al fin y al cabo, son vuestra gente, los conocéis mejor que nosotros. -La mujer deja pasar unos segundos, antes de abordar la segunda cuestión, negando con la cabeza- No se qué palabras ha empleado Jacky, pero nosotros no os designamos "objetivos". La Hermandad suministra información, pero qué hacer con ella es cosa vuestra. Marcar objetivos, y decidir cómo afrontarlos, queda en manos de cada grupo. Si, por ejemplo, os damos información acerca de las actividades de una organización mafiosa, podríais querer matar al jefe, o desmontar la organización desde los cimientos y dejar a ese jefe en la ruina. O tal vez no os interese esa organización y prefiráis ir a por su rival, yo que se. A mí, mientras estéis haciendo algo contra el crimen organizado de la ciudad y no jugando al Fortnite en la base, me da igual. Espero haber sido lo bastante clara. 

En ese momento, Karen se levanta del taburete en que estaba sentada y hace un gesto a Armour, indicándole que se mueva en el banco para hacerle sitio en el extremo en que él está sentado. 

Anda, guapetón, muévete y déjame algo de sitio, que no aguanto no tener respaldo. -Indica, tomando asiento cuando el justiciero se desplaza- Padezco de la espalda, ¿sabes? Es por tener las tetas grandes. -Le dice a Armour, sonriendo con picardía, claramente divertida ante la posibilidad de incomodarle con su atrevimiento. Entonces vuelve a dirigirse a Ácido-Base- Si algún día te vuelves mi enemiga, guapa, tengo un bazooka en mi armario para resolverlo. -Afirma con seriedad, antes de sonreír de nuevo, como si se tratase de una broma, aunque en ningún momento lo confirma, quedando la duda en el aire- No sería la primera vez. Jacky conoce mejor la historia de la Hermandad, pero me consta que ha habido hermanos que se han corrompido, uniéndose a aquellos a los que combatían. Son situaciones... jodidas. Suelen decir que los peores enemigos con aquellos que una vez fueron nuestros amigos. Pero, por lo que veo, lo que te preocupa es tu familia... Atacamos a los culpables, no a sus familiares. ¿Te vale con eso?

Karen sostiene la mirada de Ácido-Base unos instantes, antes de mirar a Freda, a esa porción de rostro que muestra tras su cigarro y el trozo de máscara que no oculta la capucha.

Hay muchas cosas que no os estamos contando, cariño. Como lo que he desayunado hoy. ¿Acaso lo sabéis? ¿Os lo he contado? Y lo que es más importante, ¿necesitáis saberlo? Huevos fritos con bacon y un café. ¿Te sirve de algo? Lo dudo. -Afirma, mirando también a los demás, alternativamente- Hay cosas que no os importan, y cosas que no puedo contar. Entre esas dos cosas se encuentra lo que os interesa y puedo revelar ahora, así que elegid bien vuestras preguntas si queréis saberlo.

Cuando Armour toma la palabra, Karen se gira hacia él con una sardónica sonrisa en sus labios. 

¡Hostia puta! ¿Me hablas de usted? ¿Vas a llamarme "señora" también? Hasta el caballero medieval me tutea, joder. -Se queja señalando a Montaraz- ¿Es que quieres que me sienta una vieja? ¿Es porque no vas a lograr acostarte conmigo, soldadito? -Pregunta antes de echarse a reír a carcajadas, propinándole un codazo a Armour- Que llevéis armas de fuego no es problema, pero lo cierto es que a la Hermandad no le gustan, y eso se traduce en que no las fomenta. No os daremos armas de fuego ni munición, no como aquí al arquero que sí podríamos conseguirle un suministro continuo de flechas, o estrellitas ninja para Freda. Seguro que podemos hacer algunas mejoras en vuestras armas más tradicionales, o facilitaros algunas cosas extra. No se... se me ocurren unos brazaletes para Montaraz, uno con una mini ballesta plegable y el otro con una hoja oculta. Por ejemplo. O un sistema de imanes en el antebrazo de tu uniforme, Armour, para sostener y soltar el escudo más fácilmente. Podéis aportar ideas, tenemos un experto en tecnología al que se le dan muy bien ese tipo de juguetitos. Está probando unos guantes con garras retráctiles, ahora mismo... -Cambiando de tema a la segunda cuestión, niega con la cabeza- Secretismo, ¿recuerdas? Los infiltrados responden únicamente ante un miembro de la Hermandad, y ese miembro sólo informa al Murciélago y a su consejo asesor. Se analiza esa información, y se decide qué es lo bastante fiable como para suministraros los detalles. Me temo que no es negociable, lo siento, no os daremos información sobre nuestras fuentes. 

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07/10/2020, 10:48
-- Jack Li

Jack camina lenta y sosegadamente hasta otro de los reservados, invitando con la mano a Misery a tomar asiento a un lado de la mesa. Antes de tomar asiento él mismo frente a ella, suelta el cordel con el que las cortinas se mantienen sujetas, corriéndolas hasta cerrar con ellas el acceso, de forma que ambos quedan en un espacio cerrado. Entonces toma asiento, escuchando con gravedad las palabras de la justiciera. 

Su mirada se mantiene sobre la mesa, mientras Misery trata de explicarse, pero su ceño se frunce ligeramente y su rostro se ensombrece cuando la mujer despliega sus dudas ante él, un gesto que arrebata la poca esperanza que queda en el alma de Misery. 

No... no contaba con información exacta de su identidad, pero sí piezas suficientes como para sospechar. Sin embargo, con lo que ha dicho creo que las pocas piezas que me faltaban han encontrado su lugar... ¿agente Whedon? -Pregunta, aguardando una confirmación en la mirada que se oculta tras tus gafas. Li suspira, negando con la cabeza- Quisiera poder ofrecerle garantías, pero me temo que no está en mi mano. -Afirma con cierto pesar- Podría sacar a la niña de la ciudad, alejarla de Metro City. ¿Estaría a salvo? El objetivo de la Tormenta Infinita es Metro City, y su presa no es realmente la niña. Ella es tan sólo un medio para alcanzar un fin, y mientras la comisaria de Policía de la ciudad sea la madre de usted... esa niña siempre será una opción para ellos. La verdadera cuestión es si dispone de los medios para mantenerla oculta de ellos, y hasta cuándo. No estará a salvo hasta que la Tormenta Infinita caiga, o desista de sus objetivos para esta ciudad. Yo... -El hombre duda durante unos instantes, antes de proseguir- ...puedo poner a su disposición algunos recursos, fuera de la ciudad. Contactos, quizás una pequeña vivienda, en algunas ciudades del país. Un lugar donde mantener a la niña a salvo por un tiempo. No le negaré que preferiría que fuera con alguien más cuidando de ella, alguien de su confianza, pero lo comprendería si decidiera irse usted con su hija y renunciar a luchar esta guerra. Aún con todo, espero que nuestra cruzada pueda hacer caer a nuestro enemigo común, y con ello que la pequeña pueda estar a salvo finalmente.

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09/10/2020, 00:59
Misery
Sólo para el director

Antes de que Li acertara a decir nada, el gesto de su rostro ya me hizo saber que no merecía la pena tratar de mantener la escasa esperanza que atesoraba en mi interior. Aun así, lo que pudiera decirme al respecto podía ser importante, así que me decidí a mantener la compostura y centrarme en eso.

Finalmente resultó que aquel hombre no sabía quién era yo, aunque no consideré que revelarle mi identidad fuera algo realmente importante dado el nivel de confidencialidad que manejaban dentro de la organización. Así, asentí ligeramente cuando preguntó si era la agente Whedon, aguardando con impaciencia lo que tuviera que decir.

Las palabras de aquel hombre acerca de que mi hija difícilmente dejaría de ser el objetivo de la Tormenta Infinita terminó llevándome a una reflexión que no había hecho antes. Aun pudiendo realmente poner a mi hija a salvo, aun consiguiendo que dejara de ser un objetivo para aquella gente... Estos tendrían que señalar uno nuevo, y todo apuntaba a que continuaría siendo mi familia quien tuviera que sufrir mientras aquellos malnacidos trataban de lograr hacerse con la ciudad. Era altamente improbable que pudiera mantener a salvo a mi hija durante mucho tiempo yo sola, y en caso de lograrlo, el resto de mi familia podía pagar las consecuencias.

Agaché la mirada mientras Li me hablaba de lo que podía hacer por nosotras, agradeciendo llevar aquellas gafas puestas, aunque poco era lo que podían ocultar mi compungido rostro. Todo lo que le escuchaba decir a aquel hombre me parecía insuficiente para mi pequeña. ¿Cuánto tardaría una organización como aquella en encontrarnos? Probablemente no mucho tiempo, pues por lo que habíamos podido comprobar y lo que nos había contado Li, no era precisamente una organización de poca monta. Aquella hija de la gran puta había logrado incluso infiltrarse entre el personal de la fiesta para acercarse a mi hija. Por otra parte, quedándonos en Metro City quizás lo tuvieran aún más fácil. O no. Estaba realmente confundida.

- Se lo agradezco... - dije alzando de nuevo mi mirada hacia el hombre ante sus últimas palabras. - Llegué a pensar que lo que le pasó a mi hija era en parte culpa mía por haberla dejado ir a esa fiesta, pero ahora veo claro que todo esto hubiera pasado de un modo u otro. - compartí con él con amargura. - No tengo ni la más remota idea de qué hacer... Esto no viene en el manual de cómo ser una buena madre. - señalé con triste ironía, buscando así un pequeño escape a tan complicada y tensa situación.

Mi pequeña no estará a salvo hasta que la Tormenta Infinita caiga.

Repetí para mí parte de lo expuesto por aquel hombre, preguntándome si acaso el trabajar en pos de aquello no era lo mejor que podía hacer por Liss. En ocasiones, en el día a día, resultaba complicado tomar decisiones acerca de mi hija cuando se trataba de cuestiones importantes; echando en falta el contar con su padre para ello, y ante esta situación... No me sentía tan sola desde el momento en que fui consciente de que mi marido había muerto.

- Me gustaría creer en ustedes lo suficiente como para poder confiarles la seguridad de mi hija. - reconocí con pesar. - La Hermandad del Murciélago estuvo operando en Metro City hace algunos años, no sólo como meros espías, pero aun así no lograron detener lo que aquí sucedía... ¿Qué les hace pensar que ahora son capaces de frenar una amenaza mayor? ¿Tanto han cambiado las cosas? - pregunté con toda la serenidad de la que era capaz.

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12/10/2020, 04:10
Freda

 

Más allá de lo que la actitud de la mujer me pueda o no parecer, doy una larga calada mientras me dedico a escuchar cada una de las respuestas que ofrece, pero más allá de eso, me dedico a observar a consciencia cada uno de sus gestos, sus formas y aquello que las palabras jamás revelan por sí solas. Pero aunque las respuestas que ofrece tanto a la rubia como a Montaraz tienen cierto sentido, algo me sigue escamando en demasía, hay algo que no me termina por cerrar del todo. Nadie es tan honorable, nadie es tan bueno como esta corporación nos intenta transmitir, y justamente es eso lo que me asquea terriblemente. - Igual te estás emparanoiando de más. - Me dice esa vocecita que habitando en mi cabeza, a veces le da por hacerme la réplica ante cada pensamiento que se puede llegar a cruzar. Y aunque me joda si, puede que tenga razón, puede que haya levantado tantos muros a mi alrededor que ahora que todo parece encontrar un sentido entre tanto caos, simplemente sea capaz de bajar las defensas, pero ya con toda la experiencia vivida desde mi niñez, no es que esté precisamente por la labor de cambiar, o no de buenas a primeras. 

Y justamente por eso, cuando la respuesta que ofrece a mi respuesta se entrega desde el sarcasmo, sonrío por lo bajo mientras dejo que el humo escape lentamente de entre mis labios. No me importa la forma en la que responda mientras lo haga y por lo visto, había que preguntar como si se tratase de alguien con un asperger contundente, lo cual podía o no ser divertido, acorde a mi paciencia y sobre todo, a mi sobriedad, y visto que de lo primero no es que vaya boyante. - ¿Me pides un tequila? Solo, sin mariconadas... Por favor. - Le pido haciendo al primera pregunta "clara" por mi parte. - Entonces y a ver si me aclaro que hoy me levanté algo espesa. Nos ofrecéis entrenamiento, juguetes nuevos, información para hacer lo que ya hacemos de por sí de manera más, llamémosle eficiente, cierta protección para quien lo necesite por nuestra parte, y ser los únicos responsables en caso de cagarla o irnos al lado oscuro de la fuerza y todo a cambio de ¿Guardar el secretismo y recibir la información que nos deis para actuar en consecuencia? - Pregunto enarcando una ceja aunque este último gesto no se pueda ver. - Todo suena demasiado bien como para que no haya una letra pequeña en todo esto. Pero ya que estamos, de perdidos al río total... Necesito protección para una persona, por eso de si me vuelan la cabeza y esas cosas bonitas, si me podéis garantizar eso y algo de alcohol, me apunto. - Termino por decir y es que debo ser honesta conmigo misma, apuntarme aunque fuese por pura curiosidad lo iba a hacer igual, y aunque trabajar en grupito no me ha ido en la puta vida, no es que vaya a estar más jodida de lo que ya estoy, y además debía empezar a pensar en el futuro de Katty cuando yo la cagase lo suficiente como para perder la vida por una gilipollez. 

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12/10/2020, 22:12
Montaraz

- Unas flechas ahora no me vendrían mal la verdad...ando algo corto de munición está noche...- comento por si puedo lograr algo de munición para el arco y sobre todo por si la noche se pone más interesante. - y por cierto me gusta que reconozcas que soy un caballero... - le digo a la morena aunque sin ninguna connotación. 

Tras una breve aportación me mantengo en silencio ya que de momento no tengo suficiente información para aportar nada más. Ahora queda pensar sobre aceptar o no la oferta. De momento me mantengo en el sí, pero hay algo que no me termina de encajar en todo esto. 

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13/10/2020, 02:55
Ácido-Base

Se largo a reír al escuchar la amenaza... no, la advertencia que le había dado esa mujer. Definitivamente era alguien con quien podía llegar a congeniar muy bien. -Me gusta la gente honesta- Confesó sonriendo y asintiendo con la cabeza en respuesta, mirando a la mujer. La respuesta al tema de los objetivos también la había dejado satisfecha, hasta ahora tenían unos cuantos temas cubiertos. Armas, familiares, secretos, objetivos, quizás fuera el sueño, o la presencia de esa mujer, que ahora dudaba mucho que fuera fortuito el que ella hubiese sido precisamente la encargada de encontrarlo, pero no se lo ocurría mucho más que preguntar al respecto. -Tienes una capacidad de labia impresionante, ¿te lo han dicho? - Y el carisma para ser política "Discutiría mucho menos con mis colegas si pudiera hacer lo que ella".

-¿Que hay acerca de balas especiales? ¿Pueden llegar a entrar en los suministros de la Hermandad? - Preguntó haciendo el exceso de confianza o la cortesía según se mirase de tomar un par de sus balas de su bolsillo y ponerlas frente a la mujer para que las observase si quería, de cualquier forma estaba segura que la Hermandar las conocía, o no hubiese sido citada al parecer. Su curiosidad había vuelto a picar al oír de un experto en tecnología, tenía mucho que conversar con alguien así. -¿Nuestras vidas personales se verán afectadas? Más allá de nuestro "trabajo nocturno" - Nadie había hablado mucho de eso, pero la mención de pasar tiempo sin hacer nada en la base se lo había traído a la mente. 

-Creo que tengo solo una pregunta más - Ya tenía también la decisión casi tomada - ¿Ganaremos enemigos nuevos con esto? Alguien que conozca la Hermandad y pueda decidir sacarnos del medio por estar enlazados con esta, por ejemplo - No era algo que le hiciera inclinarse a un lado u otro de la balanza, pero sí tenía que saberlo. 

-Y también voy a necesitar protección para alguien, si me la garantizan... pues, me apunto

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13/10/2020, 09:54
Armour

Empezaba a entender, e incluso a valorar en cierto modo, tanto secretismo con respecto a aquella organización. Suponía un riesgo, ya que nos dejaba sin herramientas que emplear contra ellos si fuera necesario, y eso nos dejaba en cierta desventaja. Pero al mismo tiempo, también suponía una cierta ventaja también para nosotros. Si no teníamos nada contra ellos, tampoco supondríamos un riesgo del que pudieran tener que ocuparse. Y eso suponía toda un ventaja, sobre todo, para nuestros seres queridos. 

Seres queridos...

Aquellas palabras se me clavaban en el pecho con fuerza, cada vez que me detenía a pensar en ello. Lo más parecido que yo poseía eran un padre que me despreciaba y una madre que ya no era capaz de sentir otra cosa sino lástima. Yo mismo no era capaz de mirarme al espejo sin que una mezcla de aquellos dos sentimientos me atenazara la garganta. Una cuñada que una vez fue el amor de mi vida y que ahora me despreciaba incluso más que mi propio padre. Un sobrino al que había visto una sola vez, y que probablemente sólo sabía de mí lo que su madre le hubiera contado. Ninguna mentira, en verdad. 

La abrupta forma en que Karen me pidió que le dejase sitio en el banco me llevó a apartar aquellos pensamientos mientras parpadeaba con incomodidad y, por qué no admitirlo, bastante pudor. No estaba especialmente habituado a que me hablasen de aquella descarada forma, esa es la verdad. Así que me hice a un lado y dejé que prosiguiera hablando, poniéndome en tensión cuando arrojó como si tal cosa aquella amenaza a Ácido-Base. ¿Había sido una broma... o no? A pesar de que se echase a reír, no me había quedado claro. Rápidamente miré a la justiciera rubia, temiendo que se lo tomase a mal, pero al parecer el resultado fue justo al contrario, y la conversación pudo proseguir con cierta calma hasta que Karen volvió a sacarme los colores por sorpresa, tan sólo por la forma en que la había llamado. Incluso llegó a acusarme de hacerlo a propósito, a lo que negué inmediatamente.

N-no, no, es... la costumbre. -Tuve que admitir, antes de recibir un codazo y comprender que tan sólo se burlaba de mí. Fui capaz de mostrar una tenue sonrisa, cargada de incomodidad, pero atendí a su respuesta sobre las armas. Incluso fruncí el ceño mirándome el antebrazo izquierdo, imaginando algún tipo de brazalete con un potente sistema de imanes con los que enganchar y soltar el escudo sobre la marcha y a gran velocidad. Sin duda, era una idea curiosa, y visto el uso que empezaba a darle a aquel disco con el que tan cómodo me sentía, podía llegar a resultar algo bastante efectivo. Respecto a su negativa a poder contactar con sus "espías", tuve que asentir, puesto que lo que decía parecía guardar todo el sentido. 

Los demás comenzaban a situarse en aquella negociación. Freda, la mujer que apenas mostraba el mentón bajo aquella máscara, parecía no fiarse demasiado pero estar dispuesta a aceptar a cambio de protección para alguien cercano. Montaraz parecía proclive ante la idea de obtener munición para su arco, aunque no había dicho explícitamente que estuviera aceptando la oferta. A Ácido-Base aún le quedaban algunas preguntas, pero terminó aceptando con la misma condición que Freda. 

Tardé unos segundos en decidirme a hablar, y cuando lo hice fue de forma lenta y sosegada, como si estuviera pensando mis palabras detenidamente mientras las pronunciaba. De hecho, así era.

Estamos hablando de trabajar en equipo, pero... ¿Tendríamos que actuar siempre juntos? ¿Qué pasa si tenemos algún asunto personal del que ocuparnos? -Pregunté a Karen, aunque desvié mi mirada hacia los rostros de los demás un instante, antes de explicarme mejor- Estoy investigando un caso en concreto, un homicidio, y no puedo pedir que el equipo ni la Hermandad dediquen sus esfuerzos a eso. Necesitaría poder disponer de algo de tiempo para ocuparme de ello, a título individual. Si eso es posible, creo que podría alistarme.

Tenía que ser honesto conmigo mismo. No me había arrojado a aquella cruzada únicamente en busca de venganza. Armour no representaba eso, sino un ideal, aquello por lo que Austin luchaba en vida. Pero la venganza también formaba parte de la ecuación. No iba a engañarme diciendo que buscaba justicia para mi hermano. Las víctimas nunca clamaban por justicia, sino por resarcimiento, por venganza. Y yo no iba a dejar de lado la búsqueda del culpable de su muerte. 

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13/10/2020, 10:42
-- Karen Jameson

Karen apenas se encoge de hombros cuando Ácido-Base ofrece su opinión acerca de la labia que posee. No da la impresión de que sea la primera vez que le dicen algo semejante, aunque seguramente también le hayan dicho lo contrario en más de una ocasión. Su forma de hablar puede gustar mucho o causar desagrado, pero es casi seguro que no deja a nadie indiferente. 

Ante la petición de Freda, toma su tableta electrónica de la mesa y comienza a pulsar sobre su pantalla táctil. Tan sólo Armour, sentado a su lado, puede comprobar que la mujer ha accedido a un menú de mensajería, y está escribiendo en un teclado virtual. Son apenas unas pocas palabras, y tras dar la orden de enviar, vuelve a dejar la tableta sobre la mesa. 

Sin mariconadas. -Confirma mirando a Freda- Me encantan los comentarios homófobos. -Añade como si tal cosa- Respecto a estar espesos... no se si sois vosotros o Jacky, pero lo de ofrecer protección para alguien no es algo que podamos ofreceros nosotros. En todo caso, es algo que tendríais que tratar personalmente con el Murciélago. Lo demás sí, no habría inconveniente, incluso el alcohol mientras no suponga un problema. ¿Una copa de vez en cuando, sobre todo para celebrar la victoria de sobrevivir otra noche? Guay, incluso espero que me invitéis. ¿Justicieros borrachos haciendo el cabra por los tejados? Eso no mola, ya me entiendes. -Afirma, con la mirada clavada en Freda- Yo no diría que hay una letra pequeña. Ni vosotros sois Keanu Reeves ni nosotros Al Pacino, ¿vale? -Dice en una clara alusión a la película Pactar con el Diablo- Ibais a librar esta lucha de todos modos. Descoordinados, escasos de recursos, y en cierto modo a ciegas. La Hermandad del Murciélago se dedica a buscar gente que ya esté en guerra contra el crimen y tratar de ofrecerles una oportunidad de ganar. A la mayoría de nosotros el crimen nos ha quitado algo... -En ese momento, Karen se queda callada un instante, mirando fijamente la superficie de la mesa ante ella, aunque parece que su mente esté muy lejos de allí. Tan sólo durante un breve instante- ...somos todos víctimas de un enemigo común. Y os aseguro por experiencia propia, que devolver el golpe mola. Mola de la hostia. 

La mujer cambia su actitud rápidamente, como si se obligase a ello, sonriendo a Montaraz cuando comenta lo interesante que sería disponer de unas flechas con que reponer su vacío carcaj. 

Si tanto te interesa, supongo que como muestra de buena voluntad podría conseguir que hoy salgas de aquí con algunas flechas. Las normales no suponen mucho problema. -Comenta, antes de inclinarse hacia la mesa y tomar uno de los proyectiles que Ácido-Base le muestra- Esto ya es otra cosa... -Se percibe en el modo en que inspecciona la bala, bien de cerca, el interés que le suscita- Interesante tecnología, la verdad. Tendríamos que saber de dónde las sacas, si quieres que te consigamos más. O los componentes, si las fabricas tú misma. Al Murciélago no le gustan las balas, pero ¿ésto que es lo que hace? Parece demasiado elaborado para simplemente agujerear el pecho de un capullo. -La mujer continúa inspeccionando el proyectil mientras cambia de tema, aunque lo hace hablando de forma ausente- Vuestras vidas personales son vuestras. Si habéis podido compaginar vuestras dos vidas hasta ahora, no debería haber diferencia. Y esto no es un curro en que tengáis que fichar al llegar y al iros, así que si alguien tiene otra cosa que hacer, puede hacerlo. Aunque también os digo que, en mi opinión, si un miembro del equipo tiene un caso personal del que ocuparse y los demás no le echan una mano con ello, valiente equipo estará hecho. Pero sólo es una opinión personal.

En ese momento, un hombre joven vestido con ropas justadas de color negro aparece por el pasillo, portando en una de sus manos con cierta soltura una gran bandeja redonda. No parece tener del todo claro a dónde se dirige, pero al ver el reservado con las cortinas abiertas se acerca a la mesa directamente, con una sonrisa más protocolaria que otra cosa. Saluda educadamente y apoya la bandeja en la mesa, teniendo cuidado de no acercarse demasiado a la tableta electrónica de Karen, que deja de inspeccionar el proyectil para dedicar su atención al camarero. Éste deja sobre la mesa una botella demasiado decorada para ser barata, y sin abrir, de un tequila que reza "Patrón en Lalique extra añejo". También posa en la mesa una taza de té humeante sobre un platillo, y acto seguido comienza a poner uno a uno varios vasos de tamaño chupito. Sin embargo, en un momento dado, el camarero parece dudar, al darse cuenta de que hay más vasos que personas a la mesa. 

¡Tranquilo, está bien! -Exclama Karen, divertida ante la confusión del joven camarero- ¡Nuestros amigos están en el baño echando un polvo, en seguida vuelven! ¡Deja los vasos, cielo!

El camarero sonríe con cierta incomodidad, aunque también picardía, y deja todos los vasos sobre la mesa antes de recoger la bandeja y despedirse con un gesto, desapareciendo por el pasillo. En ningún momento hace ademán de dejar una cuenta en la mesa o pedir pago o propina alguna. Karen toma entonces los vasos y los sitúa en fila, abriendo la botella de tequila y comenzando a servir. 

No se cuánto cuesta esta botella, pero creo que es cara de cojones. -Afirma- Pero ésta es una noche especial, ¿no?

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13/10/2020, 11:33
-- Jack Li

Jack Li agacha la mirada, mostrando un gran pesar en sus ojos. Sin embargo, se inclina hacia delante adoptando una pose más cercana, apoyando incluso sus manos sobre la mesa, una sobre la otra. 

No existe un manual, me temo. No existe una forma exacta de ser una buena madre. Al igual que el agua del río se adapta al terreno en su discurrir y busca su camino, cada mujer al volverse madre debe buscar su propia manera de ser la mejor versión de sí misma posible. -La voz de Jack parece cargada de repente de una intensa calidez- Estoy convencido de que ha sido usted la mejor madre que ha podido y sabido hasta ahora, y no me cabe duda de que seguirá el mismo camino, velando por su hija de la mejor manera posible. Y soy consciente de que este consejo puede parecer interesado, pero permítame ofrecérselo igualmente: tal vez, para proteger a su hija, acabe necesitando contar con gente en la que confiar. 

La forma en que el hombre oriental hace un gesto en dirección a las cortinas cerradas del reservado deja claro que en su consejo no hace referencia a sí mismo ni a su organización, sino que va un paso más allá. En la mesa del reservado de en frente hay una colaboradora suya, pero sobre todo hay cuatro personas dispuestas a combatir el crimen de la ciudad como la propia Misery. Dos de ellos, incluso, han colaborado esta misma noche en el rescate de su hija. 

¿Es formar parte del equipo que se plantea en esa reunión la mejor opción de Mlissa para proteger a su hija? Eso es lo que debe valorar.

Sin embargo, cuando Jack oye las siguientes palabras de Misery, su rostro se retuerce en una mueca de incomprensión. Frunce el ceño, y su rostro se aleja al retornar a una posición en que apoya la espalda en el respaldo, con la boca entreabierta durante unos instantes. 

Tendrá que perdonarme... pero realmente no se de qué me está hablando. -Afirma, negando lentamente con la cabeza- No llevo tantos años en Metro City, y vine junto con el Murciélago para dar inicio a esta operación. No se nada de ninguna actividad de la Hermandad anterior a eso, ni de espionaje ni mucho menos de otras acciones. ¿Puedo saber a qué se refiere?

Antes de que a Misery le de tiempo a responder, al otro lado de la cortina se oye la ya familiar voz de Karen, exclamando sin pudor alguno:

¡Tranquilo, está bien! ¡Nuestros amigos están en el baño echando un polvo, en seguida vuelven! ¡Deja los vasos, cielo!

Ante los gritos, Jack cierra los ojos con fuerza y permanece sí un par de segundos, antes de suspirar pesadamente. 

Debería disculparme en nombre de Karen. Es extraordinariamente buena en su trabajo, y debo reconocer que le tengo en muy alta estima, pero es... -Jack medita unos instantes, sin parentemente encontrar la palabra más adecuada para definir la idea que pasa por su mente- ...Karen.

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15/10/2020, 23:32
Misery
Sólo para el director

Al compartir con Li aquellas palabras que daban cuenta de mis dudas sobre qué hacer y mi deseo de tomar la mejor decisión para mi hija, la respuesta de este no se hizo esperar demasiado, a pesar de notar claramente en su mirada cómo parecía compartir mi pesar. Sus palabras resultaron realmente cálidas, yendo aún más allá de ese aire paternal con el que nos había hablado en ocasiones. O mucho me equivocaba, o aquel hombre también era padre. Puede que incluso abuelo.

Esbocé una pequeña y triste sonrisa ladeada cuando puso de manifiesto su confianza en mí como madre. Me resultaba extraño que un desconocido depositara más confianza en mi en ese aspecto que yo misma, y es que en aquellos momentos me sentía demasiado confundida.

Li quiso mostrarme lo que haría él, en forma de consejo, pareciendo querer decir que aquellos justicieros que se encontraban cerca de allí y con los que podría formar equipo; quizás fueran esas personas en las que confiar. Puede que aquellos justicieros fueran las personas más adecuadas para acabar con esa organización, pareciendo aquella la única forma de proteger realmente a mi hija; así parecía ser en el caso de Montaraz, y no me cabía la menor duda de ello en el caso de Armour, pero no tenía nada claro mi papel en todo aquello.

Al abordar aquella información que aún no sabía encajar y que me hacía desconfiar de la Hermandad del Murciélago por ello, el hombre se mostró bastante desconcertado. Según sus palabras, no sabía de qué le estaba hablando, ni siquiera parecía tener constancia de ninguna operación anterior a su llegada a Metro City junto al llamado murciélago.

Me mostré decidida a responder, pero una voz que provenía del exterior me interrumpió. Se trataba de su compañera, expresándose nuevamente con su particular humor. La verdad es que aguantar mucho tiempo a alguien así no debía ser nada sencillo, aunque no estaba segura de si el gesto de Li se debía a eso o a la vergüenza que le procuraba la conducta de su compañera, pues terminó disculpándose por ella y viéndose en la necesidad de dar explicaciones.

- No tiene por qué disculparse en su nombre, seguramente ella no querría eso. - afirmé de forma serena. - Me alegra escuchar que es buena en su trabajo, aunque realmente es algo que suponía. No se ofenda, pero la hermandad parece bastante seria y taciturna... Me da la impresión de que no ficharían a alguien como Karen si no fuera una muy buena profesional.

Tras unos pocos segundos, decidí retomar el tema que había quedado en el aire.

- Hace algunos años se encontró muerto a un capo de la mafia de Metro City junto a trece hombres más. Fueron asesinados por piezas metálicas en forma de murciélago. - afirmé yendo directa al grano. - Al no hablarnos de esta incursión de la organización en la ciudad años atrás parecían ocultar algo. Aunque realmente usted no sepa nada de eso, todo indica que La Hermandad del Murciélago estuvo aquí, pero no logró solucionar gran cosa.

Mientras afirmaba aquello último con quizás demasiada seriedad, una idea cruzó mi mente, una idea que terminó provocando que mi rostro prácticamente se desencajara.

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25/10/2020, 19:03
Armour

Más allá de nuevas muestras de la peculiar personalidad que Karen se gastaba, la mujer quiso dejar claro que había ciertas cosas que la Hermandad ofrecía de forma habitual, y otras eran una cuestión más propia de acuerdos personales con ese al que se referían como "el Murciélago". En todo momento tuve la impresión de que se trataba únicamente de un título para su líder, aunque a veces me hacía dudar de ello. Quiso dejar sobre la mesa un toque de atención acerca de la seriedad de la tarea por delante, con lo que merecía la pena evitar actuar bajo los efectos del alcohol, aunque me pregunté si de verdad resultaba necesaria la advertencia. ¿De verdad alguno de los presentes se planteaba tal cosa? ¿Algo así había sucedido en el pasado?

Las balas que la justiciera de rubio cabello dejó sobre la mesa me llamaron la atención. No pude evitar permanecer mirando a Karen mientras las inspeccionaba de cerca, aprovechando la cercanía de la mujer para echar yo también un vistazo dentro de mis posibilidades. Sin duda, no era munición convencional, y costaba asumir que aquellos proyectiles pudieran ser disparados con un arma corta, algo que dejaba claro que la pistola que Ácido-Base llevaba  la cintura no debía ser nada convencional.

Karen no dejó de inspeccionar las balas mientras trataba la cuestión que yo mismo le había planteado. Teníamos autonomía con nuestras vidas personales, y con el tiempo y disposición con que servíamos a la causa común. Eso me sonaba a buena noticia, pues dejaba libertad para que cualquiera de nosotros se ocupase libremente de sus propios asuntos. Sin embargo, no dudó en dejar una buena puya en el aire, que se me clavó como un dardo envenenado, causándome una evidente incomodidad que, a buen seguro, todos percibirían fácilmente. Nunca se me había dado bien ocultar ese tipo de cosas. El que estaba destinado a la política era Austin, no yo.

No os lo voy a pedir, ni lo espero. -Dejé claro, mirando alternativamente a los tres justicieros, o al menos a lo que sus caracterizaciones dejaban ver. Sin embargo, no logré sostener sus "miradas" demasiado tiempo- Como he dicho... es algo personal.

Por fortuna, la incómoda situación se vio interrumpida por la llegada de un camarero que, curiosamente, no se mostró en absoluto extrañado por nuestra presencia allí, con el peculiar aspecto que mostramos. En cambio, lo que sí le perturbó fue descubrir que faltaba gente, algo que provocó una nueva intervención fuera de tono por parte de Karen. Cuando el camarero se marchó, la mujer propuso un brindis, comenzando a servir para todos. Mientras lo hacía, enarqué una ceja mirando aquella botella. Mi padre tenía una en el mueble-bar de casa. No es que yo fuera un experto en licores, pero sabía diferenciar las bebidas exclusivas de los licores más habituales, ya ni hablar de lo que se consideraba puro "garrafón". Por ello, cuando logré leer bien la etiqueta, solté un silbido de admiración.

Vaya, Patrón en Lalique... y extra añejo nada menos. -Indiqué, mirando a Karen un instante, antes de tomar uno de aquellos vasos entre mis dedos, acercándomelo  la nariz y oliendo a cierta distancia- Tengo que admitir que no acostumbro a beber más allá de alguna copa de cuándo en cuándo... -Admití, recordando que el único alcohol que tomaba era, prácticamente, alguna copa de champán en los actos sociales, y más por no desentonar que porque me agradasen las burbujas y el alcohol- ...pero, qué diablos, parece que la ocasión lo merece. No obstante, supongo que esperamos a que se nos unan los que faltan, ¿no? -Señalé, inclinando mi cabeza hacia el otro reservado- Ácido-Base, ¿me permites ver esos proyectiles también a mí? Parecen algo digno de estudiar...