Partida Rol por web

BUSCANDO JUSTICIA

1 de Noviembre: Domingo

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15/11/2015, 08:18
Allan Jefferson

Aparto la vista del móvil un instante, cuando oigo la provocación de Jenkins. Pongo los ojos hacia arriba y los cierro, sonriendo y negando con la cabeza.

Madre de dios...

Entonces noto la vibración en mis manos y vuelvo a abrirlos, leyendo la respuesta. Interesante, muy interesante. Parece que tenemos un boleto ganador por aquí, así que habrá que jugar.

Disculpe, ¿qué? -Levanto la vista del móvil, guardándolo en el bolsillo, cuando Melissa me invita a elegir vehículo. No se que es lo que trama, pero viendo el plan en que se está poniendo este tío no se si quiero saberlo- Oh, sí, claro, ahora mismo... -Jenkins también me invita a marcharme, y tardar en regresar. Le dedico una sonriente mirada de complicidad, ocultando lo que pienso realmente, y empiezo a caminar rodeando a Melissa en dirección a esas plazas del garaje. Lo hago lo bastante despacio para alcanzar a oír cómo invita a Melissa a quedar, de ese modo tan... Joder, no se ni cómo describirlo. Pero algo ha dicho que me ha gustado, un detalle que voy a recordar.

Con esa idea en mente, me alejo en busca de esos vehículos. Espero que haya alguno realmente bonito...

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15/11/2015, 15:32
Melissa Whedon

Mientras rellenaba el formulario, pude notar como Jenkins se levantaba y apoyaba sus manos a ambos lados de este, con su cabeza algo por encima de la mía, dejando nuestros rostros muy cerca si me levantaba del todo.

Abrí los ojos incrédula, aún mirando al formulario, cuando soltó aquella insinuación. Levanté levemente la mirada, viendo como me guiñaba el ojo, y esbocé una fingida sonrisa, volviendo cuanto antes al formulario.

Cuando indiqué a Allan que escogiera vehículo, Jenkins también le animó a hacerlo, continuado hablándome en un intento de resultar seductor. Al terminar de rellenar el papel y erguirme, di un paso atrás, comprobando como aquel tipo me escrutaba con la mirada desde su nueva perspectiva.

Era mejor cuando simplemente era desagradable…

- A las cinco, ¿Eh? – dije coqueta, poniendo un dedo en mi barbilla y haciéndome la ingenua. – Pero como ya sabrá estoy de niñera… - dije señalando con el pulgar hacia atrás, refiriéndome a Allan, tratando de desmerecer a este, en un intento de que el tipo pensara que tenía alguna posibilidad. – Aunque si tengo algún rato libre… Podríamos compartir notas, sí, siempre es bueno conocer más a los compañeros. – dije cambiando al tuteo intencionadamente.

Me giré, mirando cómo iba Allan con la elección, no tardando en volver a mirar a Jenkins.

- ¿Pero no te ocuparás tu sólo de todo, no? Al chico de gafas sí que lo conozco… - sonreí.

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17/11/2015, 11:42
Allan Jefferson
Sólo para el director

Me alejo de la garita dejando a Melissa a solas con ese gilipollas. En realidad, quiero ver cómo se desenvuelve, lo que puedo permitirme estando en un lugar concurrido y habiendo una jaula de metal separándolos. Yo, por mi parte, ya tengo lo que necesito.

Me acerco a las plazas destinadas a los vehículos blindados para escoltas, donde la mayoría son aburridos modelos de gama alta. Cómodos, amplios, señoriales... Aburridos, en realidad. Pero en la parte de atrás descubro lanzando un silbido varios modelos deportivos.

Increíble...

¿De donde sacan estos coches? En realidad, es una pregunta muy seria. Estoy viendo Ferraris, Porsches, Maserattis... ¿Cómo es que la policía cuenta con esto?

Bueno, si tengo que elegir uno, mejor de estos que de los aburridos, ¿no? Total, es una cuestión de imagen, es lo que Johnson quiere. Miro los distintos modelos, descartando los más llamativos. ¿Rojo? Por favor... Me fijo en un Mercedes AMG GT, gris metalizado, un modelo biplaza elegante dentro de lo deportivo.

Sí, no está mal...

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17/11/2015, 12:58
* Stuart Jenkins

Jenkins alza una ceja, sonriente, al ver cómo repites su propuesta, aparentemente sopesandola. Sin embargo, se encoge de hombros al ver que pones como excusa tu trabajo.

Ahhh... La historia de mi vida, pelirroja... -Aunque ver cómo abres la puerta a la posibilidad le envalentona de nuevo- Eso es, compartir notas, jeje. Tú librate del pez gordo ese, el niñato no durará lo que un caramelo a la puerta de un colegio una vez pasadas las elecciones. Esos puestos de protección sólo compensan si el protegido puede devolver favores el día de mañana...

Con esa opinión deja claro el tipo de poli que es, el modo en que se toma su trabajo. Al girarme, ves que Allan está emprendiendo el camino de regreso, lo que te dejará poco tiempo de "intimidad" con este sujeto.

¿El niñato? ¿Rick? -Pregunta Jenkins con sorna- Está bien como bibliotecaria, sí, pero no es un verdadero poli. No duraría en las calles ni cinco minutos. Yo me las llevo pateando veinte años, ¿sabes? -Dice con orgullo, señalando su propio pecho con el pulgar- Ahora estoy en este rollo temporalmente, por un marrón administrativo, ya sabes, le cargan el mochuelo al primer cabeza de turco que ven y le meten en la nevera para que no monte demasiado jaleo... -Vuelve a encogerse de hombros, restando importancia al asunto- Lo que es por mí, se podría quedar el niñato con todo este curro de mierda, es lo que le gusta... -Anota un número en un papel, lo dobla y te lo entrega con aire sugerente- Las veinticuatro horas del día, guapa, siempre estoy disponible para... "compartir notas".

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18/11/2015, 01:01
Melissa Whedon
Sólo para el director

A pesar de sus bastas maneras e intentos patéticos de ligoteo, lo que más asco me dio sin duda era la forma en que se refería a nuestros trabajo; en particular al que ahora estaba realizando yo.

Devolver favores… Así le va a esta ciudad.

Sonreí ante el despreciable comentario, mordiéndome la lengua, y dándome cuenta de un vistazo atrás que Allan ya se encontraba regresando. Escuché lo que opinaba Jenkins sobre Rick, pareciéndome demasiado benévolo con la cantidad de majaderías que había tenido que escuchar ya de aquel tipo.

Me llamó la atención lo que dijo sobre su traslado. Tan inesperado y… ¿Conveniente? Tendría que darle una vuelta a ese tema. Entonces Jenkins escribió algo en un papel, doblándolo y entregándomelo en un intento de resultar seductor.

Cogí el trozo de papel y me lo llevé a los labios, dando pequeños toques en mi labio inferior, haciéndome la pensativa mirando hacia arriba. Entonces me levanté ligeramente la chaqueta y camisa, para guardar la nota en el bolsillo de la falda.

- Ya me contarás que marrón es ese… Lo mismo puedo repetirlo, y acabo también aquí. – reí, bromeando. – Aunque tengo entendido que ya sois tres, ¿No? – le dije, inclinándome ligeramente sobre el mostrador. - Íbamos a estar un poco apretados… - susurré, dedicándole una sugerente sonrisa. 

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30/11/2015, 13:12
* Stuart Jenkins

Jenkins se inclina sobre el pequeño mostrados, apoyando los brazos en él mientras te mira con gesto sugerente. Un gesto que, de venir de otra persona, alguien realmente agradable y agraciado, sería realmente encantador. Pero no de este hombre.

Eso sería genial, pelirroja, trabajar juntos... ser compañeros... Estar apretados no sería un problema... -Puedes notar cómo su imaginación se deja llevar a lugares que no quieres ni vislumbrar- Lamentablemente, para cuando la líes tanto con esa preciosa carita tuya como para que te metan en este agujero, yo ya no estaré. Me deben demasiados fvores ahí arriba, ¿sabes? Le he sacado la mierda de encima a demasiada gente para que esto dure... -Dice con orgullo, aunque estás convencido de que no se trata de nada de lo que estar orgulloso.

En ese momento, notas cómo Jenkins se aparta del mostrador, incómodo, mirando de mala manera a Allan, que se acerca con una nota en la mano, sonriente.

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30/11/2015, 13:40
Allan Jefferson

Regreso a la zona de la grita con una amplia sonrisa, imaginando el rostro que se le quedará a más de uno con esto. Sobre todo, y muy especialmente, al estirado de Patton. No se hasta qué punto está metido en la mierda, pero ese tipo me cae lo bastante mal como para disfrutar de cada ocasión de tocarle los huevos.

Dejo la nota sobre el mostrador, para que la lea Melissa. El una matrícula, una marca, un modelo, un color. El coche elegido. Un Mercedes AMG GT, gris metalizado, un modelo biplaza. Un deportivo elegante y muy, muy caro.

Tengo que descubrir por qué tienen aquí cochazos de ese nivel...

Sin decir una palabra, lanzo una divertida sonrisa a Melissa, mientras termina con la burocracia, echando una ojeada al tal Jenkins. También de él tengo algunas cosas que descubrir...

Notas de juego

El coche en cuestión:

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04/12/2015, 19:03
Melissa Whedon

El hombre se inclinó sobre el mostrador, tratando de mostrarse sugerente mientras me respondía. Parecía estar haciendo volar su imaginación, provocando que deseara que aquello parase ya cuanto antes; aunque su posterior comentario acerca de todos los favores que le debían me resultaba casi peor. La podredumbre de esta ciudad era increíble…

De repente Jenkins se apartó del mostrador, poniendo mala cara, lo cual hizo que girara mi rostro. Aguanté una risa al ver que se trataba de Allan, que llegaba sonriente con una nota en la mano que rápidamente posó en el mostrador frente a mí.

Leí esta, viendo el coche que mi protegido había elegido. No era muy entendida en coches, pero creía saber de cual se trataba, me parecía recordarlo de alguna puesta a punto.

- ¿Ese era biplaza, no? – pregunté a Allan, mientras deslizaba la nota para acercársela a Jenkins. – Menos trabajo que hacer, no hay asientos traseros que revisar. – sonreí.

Rellené los últimos datos que me faltaban y volví a mirar al hombre tras el mostrador.

- Mándamelo a esa dirección, ¿Quieres? Lo necesito antes del mediodía. – le pedí a Jenkins con una fingida sonrisa y me giré hacia Allan. – Parece que esto ya está, cuando quiera… - hice un gesto, instándole a dirigirse a la puerta.

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12/12/2015, 10:35
Allan Jefferson

Veo que entiende de coches... -Sonrío a Melissa ante su conocimiento del modelo elegido. Sí, biplaza, menos trabajo para ella y más desenfadado para mí. Con eso termina los trámites de asignación del vehículo, y me invita a marcharnos. Con una irónica sonrisa, me despido de Jenkins, y comenzamos a alejarnos. Mientras lo hacemos, saco mi móvil, releyendo el mensaje de antes.

Todo un figura, ese Jenkins, ¿eh? -Bromeo, echando un ojo a la reacción de Melissa- Múltiples expedientes por problemas de conducta, abuso de autoridad, manipulación de pruebas... Y le meten en el depósito de pruebas, precisamente, nada menos que como castigo disciplinario extraoficial por golpear a un superior. -Silbo, impresionado por tan elegante historial- Lo que no entiendo es cómo Asuntos Internos pierde el tiempo con Rick...

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14/12/2015, 00:18
Melissa Whedon

Sonreí ante la apreciación de Allan, aunque no, no sabía gran cosa sobre coches, sólo lo justo. Ambos nos despedimos de Jenkins y comenzamos a alejarnos, momento en el que mi protegido comenzó a hablarme sobre aquel tipo, refiriéndose a él como un figura.

- No lo sabes tú bien… - murmuré, poco antes de que Allan comenzara a enumerar las hazañas de Jenkins.

Llegó incluso a silbar, ante el increíble historial del tipo, apuntando lo incomprensible de que Asuntos Internos dedicara su tiempo a Rick y no a él. Yo no podía pensar en eso ahora. Me había quedado clavada, con el ceño fruncido y apretando los puños, mientras mis carillos se hinchaban de pura rabia contenida.

¿Está diciendo que ha descubierto todo eso únicamente con su móvil, sin moverse del sitio, y yo he tenido que seguirle el rollo a ese tío para no obtener ni la milésima parte de lo que sabe él?

- Ufff… - solté todo el aire de mi boca. – Vamos, necesito una ducha. – le dije seria reanudando el paso, raudo y firme, adelantándome a Allan incluso, aunque esperando que este me siguiera hasta la salida.

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14/12/2015, 08:17
Allan Jefferson

Cuando termino de compartir lo que he podido descubrir de momento, me giro satisfecho para comprobar el parecer de Melissa sobre ello. Sin embargo, me sorprendo al ver que no camina a mi lado, sino que se ha detenido y me mira con los puños apretados y cara de cabreo.

¿Pero qué...? ¿He hecho algo...?

Suelta un bufido y sigue caminando, pasando a mi lado y dejándome atrás mientras comenta que necesita una ducha, aunque tardo unos instantes en reaccionar e ir tras ella, sin comprender qué ha sucedido.

Entramos en el ascensor en un tenso silencio. Frunzo el ceño y miro hacia arriba, distraído con las luces del techo de la cabina, hasta que me decido a pulsar el botón de STOP del ascensor, deteniéndolo a medio ascenso. Me giro hacia Melissa y la miro directamente a los ojos.

¿Qué ha pasado ahí atrás? ¿He hecho algo por lo que debería estar disculpándome? -Pregunto preocupado.

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14/12/2015, 22:51
Melissa Whedon

Entramos en el ascensor, aún intentando controlar aquel tonto enfado que se había apoderado de mí. Me mantuve en silencio, no queriendo pagarlo con Allan, cuando de pronto este pulsó el botón de STOP del ascensor.

- ¿P-pero qué haces? E-eso no es ningún juguete…. – dije señalando el panel, mientras Allan se giraba hacia mí, haciéndome aquellas preguntas.

¿Disculparse?

- ¡No! ¿Pero qué dices? – pregunté sorprendida, aunque relajando el gesto de mi cara. – No has hecho nada malo, al contrario. Soy yo la que no ha hecho bien las cosas. – le explique con calma, tratando de tranquilizarle, aunque en seguida me crucé de brazos, volviendo a fruncir el ceño. – Estoy cabreada conmigo. – dije tajante. – He tenido que seguirle el rollo a ese tío para obtener dos míseros datos que ni siquiera sé si serán ciertos… Y tu sin moverte… Al final Claire va a tener razón y llevo demasiado tiempo fuera del circuito… - murmuré aquella última parte, indignada, mirado hacia un lado.

Entonces me sobresalté, mirando a Allan y comprobando por su rostro que sí, que había dicho aquello último en voz alta.

- L-lo siento, eso ha sido muy poco profesional. D-disculpa. D-disculpe… - hablaba nerviosa, sin saber muy bien cómo actuar.

Lo peor es que no sé si estoy nerviosa por la poca profesionalidad, o por haber dicho eso justo delante de él…

Volví a activar el ascensor, emitiendo un suspiro.

- Lo único que me ha dicho Jenkins es que estaba ahí por un error administrativo, que le han usado como cabeza de turco, y que pensaba salir pronto de ahí gracias a los innumerables favores que le deben… - le comenté cabizabaja. - ¿Vamos a casa? – le pregunté levantando la mirada, sin saber si querría hacer algo más antes.

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05/01/2016, 05:00
Allan Jefferson

La reacción de Melissa cuando detengo el ascensor es sorprendente, al menos para mí. ¿Un juguete? Sólo es un ascensor, en el peor de los casos, ya he entrado y salido de cajas de estas por el hueco otras veces, no es nada que me importe. No me importa, en comparación con lo que le estoy preguntando.

Sin embargo, su reacción a la pregunta es aún más sorprendente. Me tranquiliza comprobar que no he hecho nada malo, pero me deja anonadado el modo en que se recrimina a sí misma haber obtenido menos información que yo con más esfuerzo. No sólo me sorprende, más aún me duele y hace sentir culpable. Porque lo que yo he hecho no tiene el menor mérito, sólo es el fruto de una fortuna que no me corresponde, que he usurpado como me recrimina mi padre.

Entonces murmura una frase que me hace parpadear, entre el asombro, la indignación y la diversión. Y ella misma parece sorprendida de haberla dicho, disculpándose y pretendiendo reactivar el ascensor.

Pero de eso nada, aún no.

Melissa... -Pongo mi mano sobre el tablero, impidiendo que active el botón de subida y mirándola fijamente a los ojos con seriedad- Lo que he podido descubrir no es mérito mío, sólo es una herramienta que ha caído en mis manos sin merecerla, heredada de un hermano que se la ganó a pulso y cuyo vacío trato de llenar. -Reconozco con dolor- No se a qué viene eso del circuito, pero eso que he visto ahí abajo ha sido es-pec-ta-cu-lar. -Recalco la palabra sílaba a sílaba, moviendo la cabeza con cada una para realzar aún más lo que pienso de ello- Has sacado petróleo con las herramientas que tenías a tu alcance, y puede que el tío haya mentido, claro que sí ¿acaso crees que lo que me han dicho desde el ayuntamiento no contendrá mentiras también? ¿En que ciudad crees que vives, Melissa? ¿Crees que confío en alguien dentro del ayuntamiento? No logro fiarme de nadie en toda la puta ciudad... Mi hermano confiaba en la ciudad, ¡y lo mataron! -Todo lo que tengo alrededor es lo que tenía Austin, y alguien a su alrededor es el responsable de su muerte, en una ciudad que él mismo reconocía corrupta de raíz. En una ciudad por la que dio su vida, por la que arriesgó todo y perdió. Por eso recurrió a mí, y respondí demasiado tarde. Aparto la mirada de Melissa, suspirando, cerrando los ojos un instante con el rostro bajo, aún apoyado en el tablero del ascensor. Me doy cuenta de lo que he dicho, más de la cuenta, la confesión de mi sospecha acerca de la muerte de mi hermano. Pero no me importa, necesitaba sacarlo, y no se me ocurre mejor persona que Melissa Whedon para confiarle algo así- N-necesito algo de esperanza para esta ciudad... Creer que sigue habiendo gente honesta, dispuesta a sacarla adelante. Necesito alguien en quien creer. -Abro los ojos, girando la cabeza en su dirección pero sin mirarla directamente- Pero tú tienes que creer en ti misma, Melissa. Eres una gran policía, y una buena persona. Y son cosas que no abundan.

Me aparto del panel, permitiéndole reanudar el ascenso si es lo que quiere. Doy un par de pasos hacia atrás, chocando con la pared posterior del ascensor y permaneciendo apoyado en ella, con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados, metiendo las manos en los bolsillos.

Lo siento si... he dicho algo... inadecuado.

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06/01/2016, 05:11
Melissa Whedon

Traté de volver a poner en funcionamiento el ascensor, queriendo olvidar cuanto antes mi metedura de pata, y a ser posible que él también lo hiciera. Sin embargo, Allan me detuvo, adelantándose y poniendo la mano sobre el tablero, pronunciando mi nombre antes de dirigirse a mi serio, demasiado serio.

Me explicó que su logro no había sido mérito suyo, mientras me miraba de aquella forma que comenzaba a resultarme intimidante. Alabó entonces mi labor, sospechando que no había entendido mi referencia al “circuito”, cosa que me hubiera alegrado de no haber sido por el tono que estaba tomando su discurso.

La mentira fue entonces la protagonista de este, dejándome estupefacta con sus palabras. Aparentemente, ponía en duda el conocimiento que yo tenía de la ciudad, diciendo que nadie era de fiar en ella, y achacaba la muerte de su hermano a haber sido demasiado confiado…

¿Ni siquiera confía en el alcalde? ¿Qué demonios hace entonces en su equipo?

Desvió la mirada, agachando la cabeza, momento en el que pude haber intervenido; pero me limité a callar. No sabía muy bien qué pensar de todo aquello, todo se estaba volviendo demasiado confuso, y por alguna razón no era capaz de pensar con claridad.

Me quedé mirándole, viendo como volvía a levantar su rostro en mi dirección, aunque sin mirarme. Si bien no parecía confiar en nadie, sus palabras dejaban claro que al menos sí deseaba hacerlo, que aún guardaba esperanzas. Además, a pesar de no confiar en nadie, parecía tener un buen concepto de mí, lo que me hizo pensar que ojalá pudiera ser yo esa persona en la que sí pudiera llegar a confiar.

- G-gracias… - le agradecí escuetamente sus palabras, aún bloqueada, mientras se echaba hacia atrás y adoptaba una postura más relajada; aunque no parecía estarlo mucho. – No, no pasa nada. Está bien. – respondí seria, mirando hacia abajo sin saber qué hacer con mis manos, ni qué hacer en general.

No reanudé el trayecto del ascensor, pero sí el mío, dando un paso al frente para acercarme a Allan.

- Hay quien piensa que es cosa de la ciudad… Que está maldita. – apunté, queriendo hablarle sobre mi concepto sobre la metrópolis. – Pero sé que no es así, todos los problemas vienen de algún lado, no surgen mágicamente… – esbocé una amarga sonrisa. – Siento haberme expresado de forma inadecuada, yo si que lo he hecho. – añadí avergonzada. – No suelo ser así en el trabajo, pero… Supongo que a mí me cuesta menos confiar en determinadas personas. – me encogí de hombros, acercándome al panel. – Es pronto para una copa, así que… ¿Dónde te llevo? ¿O prefieres quedarte aquí? – bromeé, esperando que el ambiente se relajara un poco.

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06/01/2016, 08:08
Allan Jefferson

Cierro los ojos, con la espalda y la cabeza contra la pared del ascensor. ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué he dicho todo eso? Estoy cansado, demasiado cansado de toda esta pantomima, de ser utilizado como "chico de sonrisa fácil" por los mismos que, probablemente, mataron a Austin. De no saber en quien confiar, o más bien de saber que no puedo confiar en nadie absolutamente. Hasta el mismo infierno iba sin rechistar en el ejército, pero allí estaba con mi unidad, hombres en quien podía confiar mi propia vida sin vacilar. No me había dado cuenta de lo mucho que necesito eso.

Hasta ahora...

Y aquí estoy, poniendo en un compromiso a esta mujer, que no sabe ni qué responder con lo que le he soltado. Sonrío, aguantándome la risa cuando afirma que hay quien cree en una maldición como explicación a lo que le pasa a la ciudad. Ella misma niega que crea en ello, pero aún así no puedo evitar mostrar mi parecer al respecto.

No existe más maldición en este mundo que la impunidad de los malos hombres. -Digo abriendo los ojos, mirando al techo mientras recuerdo al hombre que decía lo mismo con otras palabras, una cita célebre cuya autoría nunca supe: para que el mal triunfe, sólo es necesario que los hombres buenos no hagan nada. O algo así. Lo decía el capitán Rouge, un veterano recto pero cercano, antes de cada misión. Le llamábamos "capi", y si estuviera aquí seguro que sabría qué hacer. De hecho, se burlaría de esto en lo que me he metido- Esta ciudad necesita una oportunidad, que los hombres buenos tengan alguna oportunidad de hacer lo que saben que es correcto.

Son palabras de Austin. A él siempre se le dieron mejor estas cosas, la oratoria, la dialéctica, los discursos. Nuevamente me veo usando a mi hermano para cubrir mis carencias.

Tendrá que llegar un momento en que dejemos de pedirnos disculpas mutuamente, ¿no crees? -Miro a Melissa con una sonrisa cargada de ironía y humor- Que, cuando estemos solos, aparquemos el "usted" y la posibilidad de que algo de lo que nos digamos sea inadecuado... -Me encojo de hombros- Hasta entonces, puedes ir enseñándome a confiar un poco como tú lo haces. -Comento con picardía, apartándome de la pared y pulsando el botón de la planta baja de la comisaría- Si me llevas a casa ahora, debería darte tiempo a regresar para comer con tu pequeña...

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07/01/2016, 18:26
Melissa Whedon

Allan continuó desvelando parte de lo que llevaba dentro, esta vez de forma más controlada y solemne, palabras cargadas de compromiso y seriedad; una seriedad que no mostraba de seguido, pero que había observado que estaba muy presente cuando se trataba de cierto tipo de temas.

Esbocé media sonrisa al escuchar sus palabras, estando completamente de acuerdo con estas, y es que por mucho que aún hubiera gente con buenas intenciones, el escenario en el que nos movíamos aún no estaba listo para que pudieran actuar en libertad, sin tener que temer a las represalias. Incluso mi madre se estaba viendo envuelta en las tinieblas de Metro City, queriendo atarla de pies y manos…

Cuando mi protegido me miró, diciendo que tendría que llegar el momento en que dejáramos de disculparnos el uno con el otro, así como de temer decir algo inadecuado y mantener aquel habla de “usted”;  mi sonrisa se amplió, aunque con un visible rubor en mi rostro, consciente de que al menos esa última parte iba sobre todo por mí. Lo que decía sonaba muy bien, pero mi posición era complicada, pues yo era la subordinada, y no él. Aun así, en contra de cómo actuaba generalmente en el trabajo, estaba saltándome mis propios límites. Él hacía que me los saltara. Allan había dicho no poder hacerlo, pero yo ya había empezado a confiar en él… Y aunque por mi trabajo no veía adecuado un acercamiento, este se estaba produciendo a pesar de eso.

Tras decirme aquello se encogió de hombros, sugiriéndome con picardía que mientras lograba llegar a ese punto, podía enseñarle un poco a confiar. Pulsó entonces el botón del ascensor, diciéndome que si le llevaba a casa ya podría darme tiempo a comer con mi hija.

- Me gustaría. – le dije sonriendo. – Y comer con mi hija también. – añadí, volviéndose pícara mi sonrisa, dejándole ver que me gustaría ayudarle a poder confiar.

Entonces tuve una idea y busqué el teléfono móvil, consultando la agenda, volviendo a mirar a Allan antes de que el ascensor terminara de subir.

- Domingo de pollo frito. – le dije sin más, evitando reírme al ver la cara que se le había quedado. – En algunas casas los domingos se aprovechan para hacer comidas familiares… En la mía comemos comida basura. – reí, relajada, confiándole aquel pequeño secretillo que poca gente conocía. – Si no tienes nada mejor que hacer, estás invitado. – le dije, justo en el momento en el que se abría la puerta del ascensor, haciéndole un gesto para que saliera delante de mí, y poder así guardarle la espalda rumbo al exterior.

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08/01/2016, 05:50
Allan Jefferson

Melissa no tarda en mostrar lo mucho que le agrada la idea de poder comer con su hija. Lo he dicho pensando en eso, no puedo olvidar que este encargo que le han endosado de mala manera conmigo le puede privar de demasiado tiempo con la pequeña. Que yo no tenga a nadie en mi vida no significa que no sepa lo importante que es.

Sin embargo, con una pícara sonrisa añade que "también" le gustaría comer con su hija. ¿También? Me echo a reír, con una amplia y luminosa sonrisa, cerrando los ojos, una risa muda, nada escandalosa, y sobre todo sincera. Esta mujer desborda sentido del humor y picardía, un desparpajo poco habitual.

Veo cin disimulo cómo revisa su teléfono, pero cuando habla de nuevo me quedo perplejo, con el ceño fruncido, expectante a la espera de que se explique. ¿Domingo de pollo frito? Curiosa costumbre, aunque es otra cosa lo que me llama la atención.

De modo que aquí el pollo frito es "comida basura", ¿eh? -Bromeo mirándola de reojo- Recuérdame que no te cocine nunca mi famoso "lagarto al fuego de campamento", la última vez que lo hice mis compañeros de unidad se plantearon asumir costumbres locales y lapidarme. -Bromeo, aunque lo cierto es que fue una noche muy divertida, aquella- En serio, hace unos meses el pollo frito me hubiera parecido manjar de dioses. El rancho es nutritivo... y nada más. Ni siquiera sabía mal, simplemente no sabía a nada, ¡no le echaban sal! -Hago un aspaviento, dejando claro con humor lo insólito que me parece- Teníamos un compañero, Pete, que traficaba con sobrecitos de sal, no sabíamos de donde los sacaba pero les sacaba más partido que el tabaco en una cárcel, jaja.

Dejo mis batallitas de militar a un lado, pues Melissa me deja ojiplático al invitarme a comer en su casa. Con su hija. No se por qué, pero me parece el gesto más importante del mundo, de una confianza increíble, demasiada, más de la que merezco. Las puertas del ascensor se abren, sobresaltándome, y Melissa me invita a salir delante de ella. Así lo hago, aún impresionado, aunque me debo recordar que, al menos en esta ocasión, no va a ser posible.

Esa es una invitación, Melissa... -Hago una mueca de disgusto- ...que odio tener que rechazar. Me temo que sí que tengo asuntos que atender antes de nuestra "cita" de esta tarde... -Comento a propósito, recordándole el asunto del sastre al que hemos quedado en visitar- ¿Otro día, quizás...? -Pregunto, esperanzado de no perder la oportunidad.

Pero, en ese instante, cuando abandonamos el ascensor y nos encaminamos hacia la entrada de comisaría, me detengo de golpe, sintiendo cómo se me hiela la sangre...

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08/01/2016, 07:02
Director

Estás caminando junto a Allan, tu protegido, cuando al doblar una esquina del pasillo notas que se detiene. Al girarte, lo que ves te desconcierta. Su expresión, su postura, todo es distinto, preocupante. Observa atónito un punto al otro extremo del amplio recibidor de la comisaría, como incapaz de moverse, sin que puedas discernir exactamente que tipo de emociones eclosionan en su interior para causarle un estado como ese.

Lo que si ves es lo que está mirando, o al menos lo deduces. A lo lejos puedes ver a una mujer, con traje protocolario, tal vez una abogada, rubia, joven, que también le mira a él, sorprendida.

Pero, a diferencia de él, la mirada de ella se vuelve dura casi al instante, girándose con un maletín en las manos y desapareciendo en el interior de un despacho en compañía de otro hombre trajeado.

Tras cerrarse la puerta, Allan continúa mirando en su dirección, incapaz de reaccionar.

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08/01/2016, 16:12
Melissa Whedon

A Allan pareció hacerle gracia mi primer comentario, lo cual me gustó, pues se le veía más relajado. Al dejarle caer aquella improvisada invitación, comenzó a hablar nuevamente de su etapa en el ejército, relatándome una anécdota sobre sus habilidades culinarias con los reptiles y otros detalles en torno a la comida durante aquel periodo.

Por su manera de hablar sobre su vivencia como soldado, parecía haber disfrutado de ella, lo que hizo que me preguntara si la echaría de menos. Si así era, ¿Qué le había hecho regresar?

Su hermano…

Sonreí ante sus andanzas, pasando a hacerle algunas aclaraciones.

- Nadie ha dicho que el pollo frito no sea un manjar, de hecho nos encanta. – le dije, incluyendo a mi hija. – Pero no hablaba de pollo hecho en casa, sino de comida para llevar. Esas piezas de pollo rebozado crujientes e hipercalóricas. – reí – Además hay una gran variedad de comida basura entre la que alternamos. – volví a reír, poco antes de hacerle la proposición.

Allan pareció sorprenderse con mi invitación, no sabía si para bien o para mal, mucho menos cuando a punto de salir del ascensor vi aquel gesto de disgusto en su cara. Al parecer este se debía a tener que rechazar la invitación, alegando que tenía asuntos que atender antes de que visitáramos al sastre por la tarde.

Casi lo había olvidado.

Dejó la puerta abierta, preguntándome si sería posible en otra ocasión, sin estar segura de si sería algo sincero o un gesto amable por su parte. Había supuesto que seguramente no aceptaría, pero aun así me sentí algo decepcionada; me apetecía demostrarle que podía confiar en mí, abriéndole nada más y nada menos que las puertas de mi casa, de mi pequeña familia, cosa que casi nadie había logrado en los últimos tiempos.

Es normal, es el hombre del momento, tiene que estar muy ocupado… Y en cualquier caso, comer trozos grasientos de pollo con una viuda, su hija de siete años y su hermano ex drogadicto… No es precisamente el plan del siglo.

- Claro, otra vez será. – le respondí con una sonrisa amable. – De todas formas ya te he dicho que te invitaba si no tenías nada mejor que hacer. – bromeé.

Salimos del ascensor, pero al doblar una esquina mi protegido se detuvo de repente, con una expresión en su rostro que me resultaba preocupante. Sus ojos se encontraban fijos en una mujer al otro lado del recibidor, ambos intercambiaron miradas, pero la de ella parecía bastante severa.

Está claro que tiene más de un asunto pendiente…

Pensé, mientras observaba como la mujer se iba, sin que esto hiciera que Allan reaccionara. Continuaba quieto, mirando en la misma dirección, atónito.

- ¿E-estás bien? – le pregunté en voz baja, frunciendo el ceño ligeramente de preocupación. - ¿Quieres esperar a que salga? ¿O vamos a tu casa? – pregunté, sin estar segura de si obtendría una respuesta inmediata.

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08/01/2016, 20:59
Allan Jefferson

No... No puede ser...

Joder, es domingo, ¿qué posibilidades había de encontrármela? No... no quería que fuera así. Bueno, no es que hubiera una forma correcta, en realidad, pero...

Me ha visto... Estoy aquí plantado, con cara de imbécil, mientras ella me ha visto ya. ¿Debería acercarme, decirle algo? Darle el pésame, al menos... Al fin y al cabo...

Parpadeo tragando saliva, incapaz de avanzar como me pide mi cabeza. La dura mirada que me dedica me destroza, no por inesperada, sino todo lo contrario. Me recuerda mi lugar en todo esto, el punto en el que estoy. Me recuerda en lo que se ha convertido mi vida.

Se gira y cierra la puerta del despacho en que se adentra. El que va con ella será su jefe, supongo. Madre ya me dijo algo acerca de su trabajo. Estará aquí por eso, algún caso.

¿Eh...? -Sólo logro apartar la vista de esa puerta cerrada cuando la voz de Melissa me despierta, preguntando si me encuentro bien, qué quiero hacer. Me he quedado aquí como un pasmarote, como un gilipollas. No, el gilipollas fui en su momento, cuando dejé que este asunto nos distanciara a todos, cuando rompí mi familia por la mitad- N-no, yo... esto... -No logro enfocar nada en concreto, me quedo con la mirada perdida, mirando en todas direcciones menos dos, menos ese despacho y la mujer que me acompaña, sin saber qué hacer, a pesar de que Melissa me ofrece las opciones más lógicas- S-sácame de aquí, por favor... -Digo de repente, sacudiendo la cabeza, instante en que me doy cuenta de lo que he dicho en realidad, y corrijo- Q-quiero decir, vámonos... -Cuanto más lejos, mejor.