Partida Rol por web

BUSCANDO JUSTICIA

1 de Noviembre: Domingo

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09/01/2016, 04:09
Melissa Whedon

Allan parecía completamente ido cuando le pregunté sobre lo que quería hacer, y efectivamente así era, a juzgar por su manera de responderme, o mejor dicho, de no responderme. Observé cómo miraba en una y otra dirección, sin acabar de centrarse en nada, hasta que finalmente me ofreció una respuesta.

¿Qué le pasa?

Su primera respuesta me resultó inquietante, inaudita, viniendo de alguien como él; le hacía mostrarse débil, todo lo contrario a su habitual imagen segura y socarrona, y aquello hizo que me produjera una gran ternura. Seguramente siendo consciente de su tono, en seguida rectificó, convirtiendo su petición en casi una orden.

- C-claro, vamos… - le respondí, sin poder evitar preocuparme, apoyando un momento mi mano sobre su hombro; el tiempo justo para que no resultara extraño, ni al resto, ni a él mismo.

Salimos y nos encontramos de nuevo junto a su moto, la cual estaría un tiempo aparcada a partir de hoy.

- ¿Voy llamando al taxi? ¿O vives muy lejos? – le pregunté, tratando de informarme, pero también de distraer su mente.

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09/01/2016, 04:30
Allan Jefferson

La respuesta afirmativa de Melissa actúa en mí como un resorte, poniéndome en marcha hacia la salida aún con la mirada perdida. La mano que posa brevemente en mi hombro me lleva a preguntarme que demonios estoy haciendo, actuando de esta forma ante algo inevitable y esperado, preocupando al parecer a esta mujer en el proceso que la ha pillado en medio sin siquiera saber lo que sucede. El cabreo conmigo mismo se mezcla con el torrente de sentimientos de mi interior, no me deja pensar, no me deja respirar, sólo acelero el paso, ignorando a cuantos policías me cruzo en el camino hacia la dichosa puerta principal, que abro con las dos manos saliendo al exterior.

Ya en la calle, antes de bajar la pequeña escalinata de la comisaría, me detengo, respirando profundamente el aire de la calle, tratando de calmarme.

Lo... -Estoy a punto de decir "lo siento" en cuanto noto a Melissa a mi lado, con la mirada perdida en la calle, en la gente, los coches. Pero me recuerdo que yo mismo he dicho que debíamos dejar de pedirnos disculpas. Aunque siento que ahora, más que nunca, se merece que se lo pida. O, al menos, una explicación- E-esa mujer... Es m-mi... -¿Cuñada?- ...la es... -¿Esposa?- ...la viuda de mi hermano. -Confieso finalmente, lanzándole a Melissa una mirada de reojo, avergonzado, no de lo que he dicho, ni de lo que ha pasado, sino de toda mi vida, las decisiones que tomé, las consecuencias que no me importaron- N-no esperaba encontrármela de momento... -Me llevo las manos a la cintura, agachando la cabeza- Es... c-complicado. Ya se que es lo que suele decirse cuando no se quiere hablar de algo, pero no es eso. Es que... -Me quedo con la mirada fija en un punto del suelo, recordando tantas y tantas cosas- Le eligió a él... y no fui capaz de entenderlo, de aceptarlo. Rompí a mi familia, me alejé, me escondí en el ejército... Y ahora ella está viuda, mi sobrino, al que ni conozco, es huérfano... y todo porque yo no estaba aquí... Debería haber estado aquí... para protegerle.

Levanto el rostro, inspirando profundamente. Me doy cuenta de que he hablado demasiado. Puede que Melissa no quisiera tener que oír tanto, aguantar mi mierda. A fin de cuentas, no es su responsabilidad. Pero estoy tan a gusto con ella, que no he podido evitar la necesidad de sincerarme.

Menudo héroe de guerra, ¿eh? -Digo con ironía, volviendo a sonreír amargamente- Sólo me falta echarme a llorar aquí mismo... -Y ya remataba este patético momento. Meto una mano en el bolsillo y saco las llaves de la moto, mostrándoselas a Melissa- No hace falta taxi... y sí, vivo lejos. En las afueras.

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10/01/2016, 19:04
Melissa Whedon

Mi intento porque pensara en otra cosa pareció en vano, pero si quería hablar de ello, por mí estaba bien. Comenzó a explicarse, con la mirada perdida en la calle y las palabras saliendo de su boca con dificultad. Me confesó que aquella mujer era la viuda de su hermano, lanzándome una particular mirada, que parecía mostrar vergüenza. Con sus manos en la cintura, continuó contándome, visiblemente apesadumbrado.

Era su cuñada, pero también algo más. Huyó al perderla, aislándose de su familia, y se acusaba de haberla roto; culpándose además de la muerte de su hermano, alegando que debía haberle protegido. Agradecí que no me mirara durante su relato, y es que me era imposible no mostrar la congoja en mi cara mientras le escuchaba. Aquello era terrible. No lo que él hubiera hecho, sino su historia y lo que creía haber hecho.

Di un paso hacia él, en el momento que le vi suspirar, queriendo consolarle de alguna forma, pero sin saber del todo cómo. Entonces pareció querer sacar fuerzas de flaqueza, bromeando sobre su heroicidad y la posibilidad de echarse a llorar con una amarga sonrisa.

Al sacar las llaves de la moto y mostrármelas, no pude evitar sujetarle suavemente por el antebrazo.

- El taxi es para volver después a mi casa, aunque… Podría quedarme un rato, si quieres… - dije desviando la mirada un instante, para ponerme frente a él justo después, subiendo mi mano por su brazo en un gesto de consuelo. – En realidad, los héroes también pueden llorar. – le dije con una tenue sonrisa, dejando su brazos, temiendo estar sobrepasándome. – Si me permites opinar… - me atreví a decir, dejando un breve espacio de tiempo para que pudiera detenerme si así lo quería. – Tú no rompiste nada, ni siquiera eras tú… Eres tú el que estaba roto entonces. – le dije, dedicándole una tierna mirada. – Cuando pierdes a la persona que amas… Es difícil volver a ser uno mismo… - bajé la mirada, profundamente avergonzada por la confesión que iba a hacerle. – Cuando mi marido murió, todo mi mundo se desmoronó, y… - mi ojos habían empezado a aguarse. – me aislé, desatendí a mi hija… La tuve abandonada durante semanas… - algunas lágrimas parecían querer desprenderse, pero en seguida me llevé la mano a los ojos, deteniendo su avance. – No era yo. Del mismo modo que tu tampoco eras tú. – le dije con convicción, volviendo a mirarle. – Y tampoco eres responsable de lo que le pasara a tu hermano. Él tomó sus propias decisiones, y esos malnacidos hicieron el resto... No es culpa tuya. – insistí, alzando mi mano para acariciar su rostro un instante, procurando darle ánimos. – Además ya no tiene sentido pensar en lo que hubiera sido. Sólo podemos pensar en el futuro, en que algo así no vuelva a suceder.

Traté de mostrarle una sonrisa, retirando mi mano de su rostro, y agarrándome con ambas a mi maletín, algo avergonzada.

- Cuando estés preparado... Puedes contar conmigo. – añadí al final, con gran sinceridad. 

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12/01/2016, 13:45
Allan Jefferson

Sin perder la sonrisa, esa que he convertido en compañera inseparable y en otro tipo de escudo personal tras el que ocultar mis sentimientos, uno que he quebrado ahora por cierto, veo cómo Melissa pone una mano en mi antebrazo hablando nuevamente del taxi. Para regresar a casa, algo que me hace negar con la cabeza, y aún más la idea de que pueda dedicar un tiempo que estaba destinado a su hija a hacerme compañía.

Pero antes de que pueda replicar, se sitúa frente a mí, subiendo su mano por mi brazo, y mi sonrisa, mi escudo, desaparece. Justifica el llanto, si hubiera sucumbido a él, y soltándome excusa mis actos del pasado, de un modo tan coherente que casi me veo tentado a hacerle caso y negar mi culpa. Casi. Pero entonces confiesa sus propios errores, y me quedo petrificado viéndola sufrir de ese modo, recordando un sufrimiento aún mayor. Que baje su mirada me duele, pero más aún ver las lágrimas en sus ojos, aunque se apresure a llevarse la mano para limpiarlas. Echo mano del bolsillo trasero de mi pantalón, extrayendo un pañuelo de tela con mis iniciales bordadas en una esquina, y tendiéndoselo.

Es duro. Tiene que ser muy duro haber pasado por eso, haber sufrido tanto, y saber que desatendiste a tu propia hija. Pero sólo fueron un par de semanas, nada más. El shock, el duelo. Yo he vivido escondido de mi familia durante más de diez años. Y mi motivo no era la muerte de mi ser más querido, era únicamente haber perdido una novia.

Soy un gilipollas...

Pero su mensaje final cala en mí. No tiene sentido mirar atrás, hay que mirar hacia delante, tratar de no cometer los mismos errores, que esto no vuelva a suceder.

Y me regala una caricia en la cara, una muestra de apoyo que me deja con la boca abierta unos instantes, observando su sonrisa y la propuesta que deja en el aire. Una que no se si merezco.

¿Sabes, Melissa? Acabaré teniendo que darle las gracias a Johnson por ponerte en mi vida. -Admito volviendo a sonreír, aunque con algo de amargura. A fin de cuentas, odio la decisión que ha adoptado el alcalde con ella, sigue pareciéndome despreciable- Espero que Patton no me oiga. -Bromeo, cerrando los ojos y torciendo la cabeza, para ponerme más serio a continuación- Lo que quiero decir es... gracias, Melissa. Y... espero que sepas que... también tú puedes contar conmigo, para lo que necesites.

Me quedo mirándola un instante, volviendo a sonreír, hasta que recuerdo las llaves de la moto en mi mano, alzándolas y haciéndolas tintinear.

Y no te hace falta ningún taxi, recuerda que tu regreso a casa quedaba de mi cuenta. -Digo con seguridad, divertido- ¿Has montado alguna vez en un Rolls Royce clásico?

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15/01/2016, 23:03
Melissa Whedon

Tras dedicarle aquella última frase, con la que no sabía si me había pasado, pero que me había salido del alma; Allan comenzó a darme las gracias, primero entre bromas, para luego ponerse más serio.

- Tranquilo, Patton no lo sabrá, al menos por mí. – le sonreí, algo más relajada, al ver que él también lo estaba. – Y no tienes nada que agradecerme, sólo he dicho lo que pienso… - quité importancia a mi intervención, sonrojándome ligeramente.

Al devolverme el ofrecimiento, diciéndome que yo también podía contar con él, me sentí algo inquieta, sin saber cómo reaccionar.

- ¿Lo que necesite? Cuidado con lo que dices… - le dije con media sonrisa, optando finalmente por bromear al respecto.

Al quedarse mirándome, mientras yo hacía lo mismo, ambos terminamos mostrando una sonrisa. Entonces Allan volvió a alzar aquellas llaves, haciéndolas tintinear y recordándome que mi vuelta a casa quedaba de su cuenta.

- ¿Tienes un Rolls Royce? – dije sorprendida, sin pensarlo. – La verdad es que no… Aunque me van más las motos. – añadí, arrebatándole las llaves de la suya. – Vamos, anda… - le dije comenzando a bajar la escalinata, rumbo a la moto.

Durante el trayecto, y antes de que me diera alcance, me giré un instante para mirarle, mostrándole una sonrisa burlona a la vez que alzaba sus llaves y las hacía tintinear.

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16/01/2016, 09:00
Allan Jefferson

Las sonrisas se suceden, hasta que saco las llaves de la moto y nombro el rolls, momento en que Melissa se muestra sorprendida, arrebatándome las llaves de la moto y comenzando a descender la escalinata. No hago el menor amago de resistirme, sonriendo divertido mientras meto las manos en los bolsillos y comienzo a bajar tras ella.

¿Yo, un Rolls? ¡Por dios, no! -Niego exageradamente, encogiéndome de hombros al final- Es familiar, de mi padre. Le encantan los coches antiguos. -Antes de llegar abajo, veo a Melissa mirarme con expresión burlona como una niña pequeña, meneando las llaves divertida- Entonces, ¿conduces tú? -Pregunto, divertido, sin la menor intención de poner reparos, preparado para cruzar la calle hasta donde he aparcado la moto.

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16/01/2016, 09:09
Director

Cruzáis la carretera cuando el tráfico lo permite. A estas horas, a pesar de ser domingo, empieza a haber bastante afluencia en las calles. Mucha gente aprovecha la jornada para salir de la ciudad, o comer en algún restaurante, y eso hace que haya algo de tráfico. Por fortuna, eso no supone mucho problema cuando se va en moto.

Al cruzar la calle, echáis un vistazo por la cristalera de la cafetería, donde Claire parece bastae ocupada pues se está llenando de gente. Tanto que ni os ve, por lo que no intercambiáis saludos.

El recorrido en moto os lleva por las arterias principales de la ciudad, saliendo de ésta hacia el extrarradio y las zonas residenciales, mucho más tranquilas y poco frecuentadas. Pasadas éstas, hay ya campos y algunas casas aisladas.

Es frente a una de éstas donde os detenéis, debiendo cruzar un portón que Allan abre con un mando a distancia, que abre el acceso a un camino asfaltado rodeado de jardines y árboles, que lleva directamente a una enorme mansión que casi se asemeja a un castillo, debido a las almenas que coronan ciertas zonas de su fachada. El lugar es enorme, y no dudas que hay mucho más de lo que puedes ver desde aquí. Os detenéis frente a la puerta principal, en una especie de rotonda ajardinada preparada para que los vehículos que llegan a la casa puedan dar la vuelta.

Bueno, pues hemos llegado. -Dice Allan, no sin apostillar con un deje de amargura- El hogar... -Tras descender de la moto, te mira un instante, pensativo, como si tratara de decidir algo, lleno de dudas- ¿Quieres verla por dentro?

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17/01/2016, 13:35
Melissa Whedon

Reí ligeramente ante la negación de Allan sobre ser el propietario del coche. Al parecer el coche era de su padre, el cual era aficionado a los coches antiguos, haciendo ello que me preguntara si ese sería el único del que dispondrían.

Al bajar la escalinata y darme Allan alcance, preguntándome si iba a conducir yo, negué.

- No, en realidad no. – sonreí devolviéndole las llaves. – Va ser la última vez que pueda hacerlo en un tiempo, así que… Yo puedo hacerlo cuando quiera. – añadí con una sonrisa burlona, retomando el camino hacia el vehículo.

El tráfico parecía haber aumentado, la gente aprovechaba el domingo para salir de la rutina, y eso hacía que Claire también estuviera bastante ocupada; con lo que ni siquiera pude saludarla. Subimos a la moto, y comenzamos a dirigirnos hacia las afueras de la ciudad recorriendo las calles principales. Al adentrarnos en las zonas residenciales se hizo evidente la reducción del tráfico, pero aún debíamos alejarnos más, no tardando en alcanzar los campos y casas aisladas más alejadas del núcleo urbano.

Nos detuvimos frente a una de estas casas, atravesando el portón que Allan abrió con un control remoto, y avanzando por un camino asfaltado rodeado de jardines y árboles hasta dar con una enorme mansión.

¿Mansión o castillo? Ya no sólo por su aspecto, sino por su tamaño…

Mi protegido anunció la llegada, llamando hogar a la casa con cierta desgana. No tardó en bajarse, haciendo yo también lo mismo, y quedándose mirándome unos instantes, como si tratara de decidir algo.

- ¿No te referirás a todo eso, no? – respondí a su invitación, riendo ligeramente, señalando el enorme edificio. – Si es una cuestión de cortesía… - apunté, imaginando que su actitud pensativa se debería a aquella proposición. – No te molestes. Sé que estás ocupado. – le dije con una sonrisa. - Además… ¿No es la casa familiar? No quiero incomodar a nadie con mi presencia… - añadí, esforzándome por mantener aquella sonrisa.

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18/01/2016, 06:44
Allan Jefferson

Reí con cara de circunstancias cuando Melissa dijo, allá en la ciudad, que iba a estar un tiempo sin conducir. La gracia del asunto estaba en saber lo que ella obviamente desconoce, que a pesar de la protección y de mi cara pública, eso no va a impedirme seguir haciendo este tipo de cosas.

Claro que lo haré con un casco cubriendo mi rostro...

En cualquier caso, llegamos a la casa de mi familia, que cada vez me cuesta más reconocer como mi propio hogar. Me he estado planteando mudarme al centro, a un apartamento o algo así, pero he de reconocer que este emplazamiento ofrece múltiples ventajas. Un apartamento no me ofrece amplios sótanos donde ocultar material y equipamiento, ni un lugar donde ocultar una moto con el número de bastidor borrado y matrículas falsas, ni diferentes rutas discretas de entrada y salida... No todo son ventajas, claro. Es estratégicamente perfecto, pero supone tener que convivir con mi padre, y eso lo hace sumamente desagradable.

Jajaja, todo no, mujer. -Respondo entre risas a su comentario- Pero al menos una parte. No pretenderás que te deje aquí fuera esperando mientras busco a Geofrey para que te lleve a casa, ¿no? Sería muy maleducado por mi parte... -Comento con una sonrisa de suficiencia, dejando claro que no pienso dar el brazo a torcer en este tema ¿Dejarla esperando aquí, en la calle? Ni de coña- Además, incomodar a mi familia es trabajo mío, no te preocupes. Mi madre al menos estará encantada de conocerte...

No nombro a mi padre, pues es quien me da miedo. Su comportamiento se ha vuelto tan errático en todo lo que a mí respecta... Pero siempre ha sido un hombre discreto y recto, no creo que en presencia de una visita...

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18/01/2016, 21:29
Melissa Whedon

Rió con mi comentario de si me pretendía enseñar toda la casa, negando en seguida, y diciéndome que el motivo de ello era no tenerme esperando fuera mientras buscaba a ese tal Geofrey.

¿El chófer? ¿El mayordomo? ¿Uno de sus cinco mayordomos? Viendo la casa…

- Espero que no tengas que buscarle por toda la propiedad, creo que llegaría antes andando. – bromeé, antes de que me dijera que no había ningún problema por su familia, haciendo un comentario que dejaba intuir que la relación no era del todo buena. – Bueno, como prefieras. – acepté finalmente, con una tenue sonrisa.

A pesar de que Allan me había dicho que no me preocupara, no pude evitar acompañarle con cierto sentimiento de inquietud. Después de todo, era policía, parte de esa policía que no había cogido al asesino de su hijo… Y para colmo la hija de la comisario.

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20/01/2016, 15:20
Director

Accedéis al interior por la puerta principal, la cual da a un ancho hall con un gran armario y un perchero, donde Allan te ofrece dejar tu chaqueta si quieres. Ese hall tan sólo cuenta con otra puerta, la que da al interior de la casa, casi tan amplia como la exterior.

Y el interior os acoge en un amplio recibidor presidido por una enorme chimenea de piedra, sobre la que brilla la pasarela de madera de la primera planta, a la que se accede por sendas lujosas escaleras a ambos lados, quedando a vuestra espalda u a entreplanta coronada por unas inmensas cristaleras decorativas.

Frente a vosotros, una mesa redonda de gran tamaño con un centro de flores frescas, y en la pasarela de la primera planta, tres cabezas disecadas de caza mayor.

Mi padre... -Aclara Allan señalándolas con la mirada, aparentemente poco orgulloso de ellas- Era cazador... de joven.

Unas voces indican la presencia de al menos dos personas en una sala contigua. Te acercas tras Allan, que se asoma a lo que parece una sala de estar, donde un hombre que, a pesar de rondar las seis décadas, conserva un hermoso cabello rubio, lee el periódico en un amplio sillón con un caro traje y unas gafas de lectura. A su lado, sentada en un sofá de tres plazas, una señora algo más joven y con un sosegado conjunto de falda y chaqueta, también de cabellos rubios pero ya mostrando las primeras canas, revisa lo que parece son unas tarjetas de invitación personalizadas.

Ehm... Buenas... -Saluda Allan, visiblemente incómodo, haciendo que ambos progenitores muestren diferentes reacciones al verle. Y a ti. Ella sonríe, con jovialidad, aunque su mirada es incapaz de desprenderse de un aura de profunda tristeza.

Él, en cambio, muestra una frialdad que roza el más puro desprecio.

¿No tienes un mínimo de respeto? -Espeta el hombre a Allan, que rápidamente se pone en tensión- Este no es el lugar más adecuado a donde llevar a tus "amiguitas"... -Dice doblando el periódico, malhumorado.

¡August! -Su esposa le mira con los ojos desorbitados, sin dar crédito a tal salida de tono de su marido. Allan, por el contrario, no parece tan sorprendido como furioso, con la mandíbula tensa y las aletas de la nariz completamente abiertas mientras respira profundamente, con una mirada llena de fuego clavada en su padre- Eso ha estado totalmente fuera de lugar...

Madre... -Allan se gira hacia la mujer, ignorando a su padre, aunque su rostro continúa encendido y su respiración agitada- Te presento a la agente Melissa Whedon... -La mujer se levanta y camina hacia vosotros, sonríe de forma protocolaria a pesar de todo, alargando su mano en tu dirección- ...asignada a mi seguridad por el alcalde Johnson.

Es un verdadero placer, Melissa. Soy Susan Kennedy, la madre de Allan. Y él es mi marido, August Jefferson. -Susan te da dos besos, educadamente, aunque su forma de actuar, a pesar de ser tan comedida y protocolaria, esta revestida de una gran calidez. El padre de Allan también se levanta, con el rostro descompuesto, quitándose las gafas- Lamento profundamente...

Aún puedo disculparme sólo, Susan. -Interrumpe August, cortante, acercándose y ofreciéndote su mano mientras agacha la mirada, tan avergonzado como rígido. Se ve a la legua que su orgullo le impide hacer esto a menudo- Le ruego... acepte mis más sinceras disculpas.

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20/01/2016, 20:36
Melissa Whedon

Entramos a la casa, quedándome sorprendida a cada paso. Dejé la gabardina en el perchero de aquel ancho hall y entramos al recibidor, un enorme pero acogedor lugar presidido por una chimenea de piedra. Me llamaron especialmente la atención aquellas cristaleras, que daban una gran luminosidad a la estancia; y las flores frescas, un precioso detalle que le daba un toque femenino al sitio.

Sin darme cuenta, fruncí el ceño al ver las cabezas de aquellos animales decorando el pie de la pasarela; puede que lo único que no me gustara de aquel lugar. No es que estuviera especialmente en contra de la caza, pero ver algo así, simplemente me resultaba desagradable. Allan me sorprendió ofreciéndome una explicación al respecto, preguntándome si se habría fijado o no en mi rostro, sintiéndome avergonzada por la posibilidad.

Mi protegido terminó por asomarse a la sala de estar de la que provenían las dos voces que podíamos oír desde nuestra posición. En seguida imaginé que se trataría de sus padres. La estampa se me antojaba muy lejana a lo que era mi familia, transmitiendo una imagen clásica, entrañable, allí parecía respirarse paz… Al menos hasta que el padre de Allan abrió la boca.

Ante el saludo de Allan, su madre sonrió, mostrándose amable, aunque había algo en sus ojos… Sin embargo, su padre resultó todo lo contrario, esputando aquellas palabras que me dejaron conmocionada.

¿A-amiguita?

Mis ojos se abrieron como platos nada más oír sus palabras, pero en seguida traté de desviar la mirada hacia otro lado, sin saber dónde meterme; mucho menos cuando la madre de Allan empezó a increpar a su marido.

- T-tranquilo, no pasa nada… - susurré a Allan, al escuchar su fuerte respiración.

Este trató de hacer como si nada, presentándome a su madre y dando los motivos de mi presencia allí. La mujer en seguida se levantó a saludarme, dándome dos inesperados besos.

- Gracias señora Kenney, para mí también es un placer. – respondí con una sincera sonrisa, justo antes de que la mujer comenzara a disculpar a su marido.

No me dio tiempo a interrumpirla, queriendo dejarle claro que no era necesario, y es que fue su marido quien lo hizo, ofreciéndome después su mano junto a una disculpa. Parecía realmente avergonzado.

- E-encantada, señor Jefferson. – le saludé, algo incómoda por la situación, mientras estrechaba su mano. – N-no se preocupe, no tiene importancia. - añadí en referencia a sus disculpas, soltando después su mano.

La verdad es que importancia tenía, pero más por Allan que por mí. La forma en que su padre se había dirigido a él… No decía nada bueno. Cuestionarle de aquella manera de buenas a primeras…

– Tienen una casa realmente preciosa. – dije dirigiéndome a ambos, tratando de ser amable. – Gracias por recibirme en su casa. – añadí esbozando una tenue sonrisa, mirando después a Allan, esperando que estuviera ya más calmado.

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28/01/2016, 15:09
Director

Allan logra mantener una respiración constante, más tranquila, o al menos no tan alterada, especialmente tras tus tranquilizadoras palabras. Sin embargo, se mantiene en un segundo plano, con la vista perdida a un lado, posiblemente tratando de no mirar a su padre para evitar males mayores. Casi podrías sentir el modo en que su corazón palpita a toda velocidad.

Muchas gracias, agente Whedon. -Responde a tus palabras el padre de Allan, meditabundo- Antes era un hermoso hogar. Ahora, sólo cuatro paredes...

August... -Su esposa le reprende con la mirada, en un tono cariñoso. Desde luego, no es el tema de conversación más adecuado para una visita, aunque un hombre que ha sufrido una pérdida como la suya debe encontrar difícil no sacarlo de cuando en cuando...- Agente... ¿Whedon? No será familia de la comisaria, ¿verdad? -En cuanto tu simple mirada le confirma el parentesco, continúa- Oh, tuvo la amabilidad de visitarnos un par de veces, tras el fallecimiento de Austin.

Pero tu madre no emplea el apellido de tu padre, ¿cómo ha...?

El señor Whedon es un viejo conocido mío. -Explica el señor Jefferson- De hecho, traté de convencerle de hacerse mi socio hace años, aunque las negociaciones no... fructificaron, me temo. Un hombre brillante, debo añadir.

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30/01/2016, 22:26
Melissa Whedon

Mi protegido parecía estar algo más tranquilo, pero aun así podía notar su incomodidad. Había decidió mantenerse en un segundo plano, dejándome hablando con sus padres, mientras su mirada continuaba perdida.

“Incomodar a mi familia es trabajo mío”, dijo… Parece justo al revés.

El padre de Allan agradeció mis comentarios, desviándose en seguida hacia temas más tristes. Su mujer no tardó en volver a reprenderle y no pude evitar intervenir.

- N-no se preocupe, Señora Kennedy, no pasa nada… - dije dirigiéndome a la señora, comprendiendo que el Señor Jefferson actuara de aquel modo dado lo que había vivido recientemente.

Este, en seguida pareció cambiar de tema, preguntándome si era hija de la comisario, haciendo referencia a mi apellido. Al parecer la sola expresión de mi rostro fue suficiente para confirmárselo, pero lamentablemente aquello nos llevó de nuevo al tema del fallecimiento de su hijo. Sin embargo, la extrañeza en mi rostro acerca de cómo me había relacionado con mi madre le instó a seguir hablando, aclarándomelo a través de algo que desconocía.

- ¿Se conocen? No tenía ni idea, la verdad… Pero sí, por lo que dice, suena totalmente a él. Mi padre no es exactamente un hombre de negocios, pero sí muy brillante. – le respondí, mostrando una amplia sonrisa, llena de orgullo por mi padre.

Me quedé entonces pensativa, sin saber si decir algo al respecto de su hijo Austin o no, darles el pésame, dado que era algo tan presente en aquella casa. Pero finalmente desistí, no queriendo remover más las cosas.

- P-pero vuelvan a sus quehaceres, no se molesten por mí. – dije algo incómoda, agitando mi mano en señal de negación. – Su hijo tiene trabajo que hacer, así que yo me iré en seguida. En cuanto avise a… ¿Cómo se llamaba? ¿Geofrey? - pregunté mirando a Allan.

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04/02/2016, 10:47
Allan Jefferson

No puedo creer que esto esté sucediendo.

No puedo creerlo.

Ya no es sólo que me desprecie a mí, que me odie por lo que hice. Eso lo puedo entender, nadie me odia más de lo que lo hago yo mismo. Puedo aceptar que me trate mal, que me insulte y menosprecie, como hizo esta mañana, como no pierde una ocasión de hacer. Pero al menos esperaba que dejara eso en el ámbito privado, como él mismo diría. Sólo porque aparezca en casa acompañado por una chica preciosa, ya se cree con derecho a tratarla a ella con el mismo desprecio que a mí.

Un nuevo error a mi larga lista, nunca, JAMÁS debo invitar a nadie a poner los pies en esta casa, en este... mausoleo a la memoria de mi hermano.

Debería contestarle, insultarle, gritarle. Debería cruzarle la cara por la desfachatez de sus palabras. Es la voz de Melissa la que logra calmarme, contenerme, mantener la sangre fría suficiente como para presentarla debidamente y dejar claro el tremendo y nauseabundo error de mi padre. Ver cómo se disculpa no es suficiente, no para mí. Es lo menos que Melissa merece, pero nunca debió pasar por ese trance, para empezar. Me quedo al margen, mirando a ninguna parte mientras trato de calmarme, sin éxito, evitando mirar a mi padre por no demostrar al hacerlo lo mucho que le odio en este momento. Mientras tanto, ellos hablan con Melissa como si nada, una de esas conversaciones protocolarias que tanto les gustan, como en esas recepciones que hacían antes, cuando reunían a la alta sociedad en casa.

S-sí, Geofrey. -Respondo, ligeramente turbado, cuando Melissa me pregunta. Miro a mi madre, para explicarlo- Voy a pedirle que lleve a la agente Whedon a su casa, ya que ha tenido a bien acompañarme en mi moto. Parece que, a partir de ahora, tendré... -Miro a Melissa de reojo, corrigiéndome, de forma que un amago de sonrisa aflora a mi rostro brevemente- ...tendremos que ir en un vehículo de la policía.

¿Y no se queda a comer...? -Comienza a preguntar mi madre, con la cortesía que la caracteriza, pero la interrumpo inmediatamente.

Tiene un compromiso previo. -Respondo, tajante. ¿Quedarse a comer? ¿Con él? ¿Después de lo que ha hecho, para que tenga que pasar por lo mismo la próxima vez que al señor le de la gana de atacarme a través de aquellos que puedan importarme, o simplemente haciéndole pasar por un momento incómodo tras otro? No, madre, esa es una pésima idea...- Melisa... -Le indico el camino hacia la cocina, donde espero encontrar a Geofrey.

¿Y tú, hijo? -Insiste mi madre.

Se me ha quitado el hambre. -Respondo secamente, sin mirarla siquiera, alejándome.

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07/02/2016, 20:19
Melissa Whedon

Me quedé mirando a Allan, cuando me respondió de aquella forma, como si le hubiera pillado distraído. En seguida comenzó a explicarle la situación a su madre, viéndome obligada a mostrar una sonrisa por cortesía, aunque todo aquel asunto de proteger a un político no era de mi agrado. O no lo era antes. La verdad es que después de las pocas horas que llevaba con Allan, y a pesar de los contratiempos, esa labor ya no parecía tan mala; así que cuando me miró de reojo y vi el inicio de una sonrisa en sus labios, sonreí con verdadera sinceridad, deseando reforzar aquel gesto que asomaba en su rostro.

Su madre preguntó muy amablemente si no me quedaba a comer, recibiendo una firme respuesta por parte de mi protegido que no daba lugar a réplica, pero por si acaso este me instó en seguida a poner rumbo a la cocina.

- Ha sido un placer. Señor Jefferson, Señora Kennedy… - me despedí así de ambos, poniendo rumbo a la dirección que me indicaba Allan.

Este no tardó en seguirme, después de manifestar a su madre que no tenía hambre, aunque era más que evidente el disgusto en sus palabras.

- La oferta sigue en pie… - susurré, sin mirarle, caminando por delante de él. Entonces me detuve un instante, girando mi rostro. – Tengo internet de alta velocidad, y un pequeño estudio, si es por el trabajo… Puede que te encuentres algún lego bajo la alfombra, eso sí. – sonreí, a punto de reír, para volver a mirar hacia delante y continuar camino a la cocina.

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09/02/2016, 23:23
Allan Jefferson

Avanzo en tensión, detrás de Melissa, por los pasillos que llevan a la zona de servicio de la casa. Con la mirada en el suelo, y la mente en la vorágine de sentimientos que se arremolinan en mi interior: odio, culpa, lástima, desprecio, todo en un maremágnum que presiona mi cabeza, acelera mi respiración y mis pulsaciones, y me aleja del hombre controlado que siempre deseo ser.

Aunque rara vez lo logro.

Siempre he envidiado a los hombres tan fríos que son capaces de sobreponerse a cualquier circunstancia y seguir actuando racionalmente como si nada. Yo soy lo contrario, mi cabeza se deja llevar por mis impulsos, por mi corazón. Y eso me ha llevado a cometer los mayores errores de mi vida.

Aunque también fue un impulso lo que me llevó a crear a Armour. Espero que, en esta ocasión, salga algo bueno de ello.

De repente, Melissa me susurra algo, deteniéndose a continuación para añadir algo más. Me quedo petrificado al darme cuenta de lo serio de su ofrecimiento, incluso más que eso. Me sorprendo deseando con todas mis fuerzas aceptar, huir de estos oscuros muros llenos de rencor y recuerdos con ella. Incluso, cuando advierte de la posibilidad de encontrar juguetes de la pequeña, me descubro sintiendo una gran ternura hacia algo tan sumamente sencillo.

Y hacia ella por volver a ofrecerlo, tras ser testigo de "mi vida".

Te lo agradezco en el alma, Melissa. -Digo con una sonrisa de circunstancia, tratando de sacar humor de donde no lo hay mientras por dentro aún estoy lleno de rabia. Y es algo que se refleja en mis ojos- Y te pido disculpas por... todo. Al final sí que ha sido una idea horrible invitarte a pasar, no se en qué pensaba.

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09/02/2016, 23:45
~A~ Geofrey Miller

¿Me buscaba, señor Jefferson? -Interviene en ese momento una voz rotunda que surge de una puerta entreabierta al fondo del pasillo. Corte de pelo formal, traje exquisitamente arreglado y maneras británicas, algo que se percibe incluso en el acento, el hombre pasa de largo la cuarentena.

Geofrey, ya te he dicho que el señor Jefferson es mi padre. -Le corrige Allan, sonriéndole con bastante confianza- Me llamabas Allan cuando era pequeño...

Y luego creció, señor. -Detectas un toque de humor en su voz, pero extremadamente disimulado- Y vaya si creció. He gastado dos rollos de cinta en su saco de boxeo, esta mañana, le durará al menos un par de sesiones, como siga así. Y es el tercero de este mes. -Añade, provocando que Allan se sonroje- Oh, y al fin trae una visita a casa, una... encantadora, debo añadir. Geofrey Miller, mayordomo, es un placer. -Dice inclinándose, ofreciéndote su mano dispuesto a besarla a la antigua usanza, mientras Allan mira al techo con divertida resignación.

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10/02/2016, 17:22
Melissa Whedon

Aún de camino, me detuve al escuchar a Allan susurrar, dándome las gracias por mi ofrecimiento. Me disponía a quitarle importancia al gesto, pero entonces me pidió disculpas, como si él hubiera sido el responsable de lo que acababa de suceder con su padre.

¿Idea horrible? Eso es un poco exagerado… ¿No?

Comencé a negar con una mano, más que dispuesta a librarle de toda culpa, cuando un hombre salió de una puerta entreabierta del fondo del pasillo dirigiéndose a Allan. Su seriedad, un peinado perfecto, un traje impecable y ese particular acento británico, me hicieron pensar en seguida que se trataría del mayordomo.

El típico tópico.

Sonreí para mí misma pensando en ello, continuando con esa sonrisa al presenciar la conversación entre los dos hombres, una conversación que me resultaba entrañable. Sin embargo, mi rostro se llenó de asombro con lo comentado por Geofrey sobre los sacos de boxeo, haciendo que mi mirada terminara por desviarse a Allan, que parecía algo sonrojado. Me hubiera gustado hacer un par de comentarios, pero me contuve no queriendo interrumpir.

Cuando Geofrey reparó en mi presencia, fue mi turno para sonrojarme, no sólo por referirse a mí como encantadora, sino por inclinarse y ofrecerme su mano; con al parecer toda la intención de besar la mía, como si hubiéramos retrocedido en el tiempo.

- Eh… Y-yo… - comencé a decir, mirando a Allan buscando que me ayudara a salir de aquella, pero este miraba al techo divertido. – E-el placer es mío, Señor Miller. – dije resignada, cediéndole mi mano para que pudiera saludarme a su manera. – Mi nombre es Melissa, Melissa Whedon. – añadí, retirando mi mano cuando me hubo saludado. – Siento importunarle en sus tareas, pero… - ¿Allan? ¿Señor Jefferson? ¿El rompe-sacos?  – el Señor Jefferson me ha dicho que usted podía llevarme a casa. Le he dicho que puedo tomar un taxi, pero ha insistido… - quise disculparme, a pesar de saber que aquel sería parte del trabajo de aquel hombre. – Bueno, ¿Llevarme o llevarnos? – miré un momento a Allan, imaginando su respuesta. – Quería invitarle a comer, pero se hace el duro. – bromeé con una sonrisa al volverme nuevamente hacia Geofrey, aunque dudando en seguida si habría sido algo adecuado, dada la formalidad del mayordomo.

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16/02/2016, 14:40
~A~ Geofrey Miller

El mayordomo hace el gesto de besar tu mano, aunque sus labios no llegan a rozarla siquiera. Su mirada inteligente deja claro que toma buena nota del nombre, y no hace mención alguna al hecho de poder estar interrumpiendo sus tareas. En su lugar, muestra una amable sonrisa, poniéndose ligeramente firme, al comentar la posibilidad de llevarla a casa, asintiendo y torciendo la cabeza con un gesto de absoluta disposición.

Bueno, si algo puedo decir de Allan Jefferson, es que nunca "se hace" el duro. -Dice con tono socarrón, mirando a Allan de reojo cuando este se queda boquiabierto sin acertar a decir nada al lanzarle nuevamente la propuesta de comer juntos. Sin embargo, también hay un cierto aire de orgullo en sus palabras, algo indefinido y difícil de comprender.

Esperaré en la cochera... -Se despide Geofrey haciendo una reverencia, alejándose por donde había venido.