Partida Rol por web

Hugo escala los escombros de la torre, trepa mientras pisa un resbaladizo barro y grandes rocas que ceden ladera abajo a su propio peso, la pendiente en al que está edificada la torre colabora a que el agua fluya con rapidez y dificulte la escalada. Sin embargo el pequeño halfling continúa su ascenso. A medida que sube puede escuchar el choque de acero, se agazapa tras una roca y oye gritos y lamentos.

La piedra en la que está apoyado cede, y comienza a desplomarse, con un ágil movimiento se agarra a la pared de la torre. Se queda de pie ahí y puede ver cómo tres hombres luchan con dos de esos seres rata. Los humanos le miran extrañados pero pronto vuelven a sus preocupaciones: seguir vivos.

Uuuops! Llega a pensar Hugo antes de que todo se venga abajo y se descubra ante los hombres que luchan frente a él, pero que tras mirarlo unos escasos segundos vuelven a pelear por sus vidas.

¿Que está pasando aquí? Piensa confuso Esos hombres son los que atacaron a las ratas, de eso estoy seguro, pero... ¿Quien es esta gente?

Dudando por un momento Hugo termina reaccionando ante la evidencia de que delante de él, hay unos hombres que pelean contra dos monstruos y que abajo, la mujer a la que ha dejado moribunda, necesita ayuda deseperadamente.

Y no quiero pensar en lo que pasará si los seres rata ganan la pelea... Decidido a ayudar, Hugo busca una piedra entre los escombros para lanzarsela a uno de los monstruos, como ya hizo anteriormente.

Las ratas cada vez atacan con más ferocidad y Johannes empieza a temerse lo peor. 

- Necesitamos un golpe de suerte o las ratas acabarán con nosotros. - piensa el ladrón mientras ve como una de ellas cuela sus dagas en un hueco de la defensa de Rainer. - ¡Páralo clérigo! - en ése momento se percata por primera vez del halfling. - ¿Y ese? Parece igual de sorprendido que yo, así que dudo que esté con las ratas. ¿Habrá respondido Sigmar a mis plegarias?

- ¡Eh, tú! - grita al mediano - ¡Más vale que nos eches una mano si no quieres que las ratas te coman junto a nosotros!

Sin esperar a su respuesta el ladrón vuelve a concentrarse en el combate. Sabe que tiene que esperar al momento justo en el que Wolfgang se separe de su contrincante y entonces ocupar su hueco antes de que la rata le siga. La oportunidad sólo durará unos instantes y tiene que estar preparado para ello.

Eldarendil continuaba colocando escombros tras la puerta para evitar que las ratas pudieran volver a entrar. Con toda la rapidez que podía apilaba pierdas, maderos y restos que habían quedado repartidos por toda la estancia.

-¡Aguantad compañeros, sólo un poco más! – El ritmo del elfo es frenético, no sólo por si volvían los hombres-rata sino por poder ayudar a sus compañeros.

Palpa su arco con la mano, ya había acabado de bloquear la puerta. Con suma delicadeza realiza un movimiento para equipar el arma. Justo en ese momento es cuando escucha a Johannes y repara en la nueva presencia.

-¿Un mediano?- Sólo con ver la silueta del pequeño, el recuerdo de su tormentoso pasado se hace mucho más latente. Las piernas y el pulso comienzan a temblar débilmente y un sudor frío le recorre la nuca. - ¡Malditos! Pagarán por lo que hicieron.

Rainer se sorprende al ver al nuevo compañero de batalla mas no repara mucho en él. Algo le dice que es amigo y no adversario.

Deseando acabar cuanto antes agita su arma y trata de golpear al ratido, mas vuelve a fallar...

La aparición del mediano sorprende a todos los presentes, incluido él mismo, que no se esperaba encontrarase a las ratas; bueno, sí que se lo esperaba, pero no en estas circunstancias. Pronto los humanos, y un elfo que hay en la planta baja se olvidan de él, centrándose en luchar contras dos ratas.

Dos de los humanos, Johannes y Wolfgang, intercambian sus posiciones, liberándose uno del combate -que está malherido- y sutituyéndole otro. La rata en seguida se lanza al ataque de la nueva presa chillando con los ojos enrojecidos y el rostro cubierto de ese polvo amarillo. Polvo que el halfling aspira en el segundo piso y le produce náuseas y malestar general.

La otra rata ataca con éxito a Rainer clavándole la daga en el brazo con una fuerza impensable para algo tan pequeño.

Hugo se había distraido momentaneamente buscando unas buenas piedras con las que atacar a los seres rata y casi al mismo tiempo de encontrar un puñado, el grito de uno de los hombres lo empujó a actuar.

Sacando la lengua un poco, cerrando un ojo y apuntando cuidadosamente, Hugo lanzó la piedra a uno de los monstruos, esperando impactar y ayudar a los hombres con lo que tenían entre manos. No sabía quienes eran, si eran bandidos o simples viajeros metidos en líos como él, pero al menos no eran peludos, ni tenían colas, ni les olía el aliento como mil tumbas abiertas, y aquello ya era algo.

Una momentanea situación de tranquilidad invade al elfo, al ver como wolfgang consigue escapar malherido. Intenta serenarse pensando en cualquier otra cosa que no sea el trágico suceso que aconteció hace apenas unos meses.
Al ver como sus compañeros se encuentran enfrascados en un combate que los está dejando sin aliento se decide, debe ayudarles.
 

Rápidamente carga una flecha en el arco y apunta en dirección a la rata con la que se debe enfrentar, ahora, Johannes.
Eldarendil agarra el arco con fuerza, la flecha silba fuertemente al salir despedida. Al ver la brutalidad con la que ésta impacta en la pierna de la rata, el elfo se siente más aliviado; aunque nunca antes había experimentado ese tipo de sensación.

Con un rápido y ágil movimiento, escapo de la rata, y Johannes ocupa mi lugar. Como ya estoy libre, aunque algo malherido, lo único que puedo hacer es estar preparado, y dar ánimo a mis compañeros. En realidad, podría desmoralizar a las ratas, pero dudo mucho que las mismas puedan entenderme, así que me limito a dar ánimos mientras adquiero una posición en la que me vea seguro, y pueda defenderme con facilidad...

¡Eso es muchachos! -Grito a mis compañeros- ¡Es hora de dar una lección a esas ratas! ¡ensañadles porque los humanos somo mejores que ellos y... -Me detengo un momento, para mirar a mi alrededor, y ver a un pequeño halfling salido de vaya usted dónde- ¡Pero que ven mis ojos, un halfling! ¡Por Sigmar, estamos salvados! ¡Si salimos de esta, podremos alimentarnos como está mandado, seguro que incluso sabe cocinar alcachofas!. ¡Así, valientes, ya sabéis, dadlo todo, pensad en las alcachofas, en la comida caliente, en Altdorf, en sus alcachofas!... ¡Lo que sea, pero tenemos que acabar con ellos! ¡Vosotros podéis!... Seguro que hay alguna manera de dar énfasis a mis palabras, pero aún no lo encuentro... ¿Quizás si tuviese algún tipo de artilugios hechos con cuerdas y los agitase mientras hablo?. Tendré que pensar en ello, no es mala idea...

Johannes practicamente siente como la flecha del elfo pasa entre él y Rainer para acabar clavandose en la rata que tiene justo delante.

- Gracias a Sigmar que no nos ha dado a ninguno. - piensa el ladrón - Eldarendil tiene buena puntería pero aun así era un tiro complicado.

La rata parece estar herida de gravedad así que Johannes decide centrar sus esfuerzos en la restante, que le está causando dificultades al clérigo. Animado por Wolfgang, el ladrón encuentra algo a lo que obtener cuando salgan de esta.

- ¡Por las alcachofas! - grita golpeando con su arma, sin saber muy bien a qué viene su repentina obsesión por las alcachofas que nunca ha visto ni probado. El ataque queda demasiado corto y la espada surca el aire a varios centimetros del enemigo.

Rainer aguanta estoicamente el tajo de la malefica criatura... pero no deja pasar un instante para golpear la cabeza de la Rata, en un intento de matarla por fin.

¡¡MUERE BELLACA!! grita a la par que con la otra mano aferra feroz el colgante de Ulric*

¡Alcachofas! Ese ha sido el grito de guerra de los aventureros, para sorpresa del halfling que desde luego era lo último que esperaba oir en este mundo como grito de batalla. Una de las ratas se ve abrumada por la sucesión de golpes de los aventureros, primero la piedra que lanza el halfling golpea a la rata sin daño aparente, acto seguido una flecha del elfo le alcanza en la pierna causando una terrible herida por la que brota su sangre oscura y para sentenciar el ladrón ataca a la rata, fallando pero desequlibrándola y haciéndola caer de cabeza contra el duro suelo del primer piso junto a los escombros y muebles apilados.

La otra rata sigue el mismo destino, un mazazo del clérigo -ayudado por su fe en la deidad- golpea bajo la axila izquierda (o lo que sea que tengan las ratas) y con un sonoro "crack" suelta sus dagas y cae al suelo.

Todo queda en silencio, salvo la lluvia del exterior. Todo ha acabado, ha sido un difícil combate y hay nuemrosos heridos, tanto físicos como psicológicos, y lo más extraño de todo es la repentina aprición del mediano, quien ha mostrado su apoyo a los aventureros

Hugo se siente desconcertado ante la situación y el grito de guerra, pero pese a ello, y al temor a esa gente, respira aliviado cuando ve caer al último de los monstruos, se frota las manos y el cuerpo, aterido de frío por la lluvía que lo ha mojado desde la cabeza a los pies y por el viento, y les habla a los hombres desde su lugar, preparado para salir corriendo a la mínima.

-Eeesto... ¡Vaya! Hola ¿Quienes sois? Pregunta con algo de miedo Ví que alguien atacaba a esas monstruorratas que nos tenían apresados y cuando huimos en el momento en el que nos dejaron para venir aquí, me acerqué a ver que ocurría...

Hugo espera una rápida respuesta de los hombres para pensar si contar lo de Hilda, cada segundo es vital para la mujer.

Quizás sea mejor que no sepan lo de la Hilda hasta que no esté seguro de que nos pueden ayudar...

Rainer limpia su maza llena de sangre de rata mientras observa al hombrecillo que ha acudido en su ayuda. Amigo o enemigo solo el tiempo lo dira.

Coloca en su cuello de nuevo el medallon de Ulric y entonando un salmo venda las heridas de Wolfgang, apenas dedicandole tiempo a las suyas.

¿Estais herido? ¿necesitais un remiendo? dice mientras patea los cuerpos de los monstruos por si alguno se levanta de nuevo.

Johannes escupe sobre la última rata caida y a continuación le da dos golpes con la puntera de sus zapatos para asegurarse que está bien muerta.

- Lo tienes bien merecido, bicho. - gruñe mientras repite el procedimiento con la otra - Así aprenderéis a no crecer más de lo que os corresponde.

Tras la breve comprobación y no muy satisfecho, como si esperase que los cadáveres se alzaran en cualquier momento, evalúa el estado del grupo. Rainer trata sus propias heridas y las del charlatán, mientras que el elfo y él mismo se encuentran intacto.

- Hemos salido mal parados de la situación; Rainer y Wolfgang tienen mala pinta a pesar de los cuidados del clérigo y en cualquier momento pueden echársenos más ratas encima. - pensó preocupado - Al menos estamos vivos. La pregunta es: ¿qué hacer con el mediano? - el ladrón recorre al halfling con la mirada mientras trata de decidirse.

El halfling resulta toda una estampa: calado hasta los huesos, con el flequillo pegado a la frente por la lluvia y tiritando por el frío no da la impresión de ser un temible enemigo. Aunque la onda que lleva en una mano y la habilidad que ha demostrado con ella indiquen lo contrario.

- Estoy bastante seguro que no es un aliado de los monstruos, además nos ha ayudado y en estos momentos nos hace falta toda la ayuda posible. Tendremos que fiarnos de él por ahora.

- Hola mediano. - dice sonriendo tranquilizadoramente - ¿Apresado dices? Ha sido una suerte que escaparas pues. ¡A saber que pensaban hacer contigo! Mi nombre es Johannes, y estos son mis amigos. - señalo a los demás a modo de presentación - Estabamos viajando por la zona cuando tuvimos que refugiarnos en esta torre para huir de las criaturas. ¡Pero hombre, baja de ahí! Que vas a coger unas fiebres con tanto frío. - continúa el ladrón antes de caer en algo que ha dicho el halfling: ¡ha hablado en plural!. - Un momento, ¿nos? ¿Hay alguien más contigo?

Hugo observa la escena con consternación, los hombres se encuentran heridos y no parece que las ratas hayan tenido ningún tipo de clemencia con nadie en esta aciaga noche, pero al menos, la desconfianza incial deja paso a la esperanza al ver que uno de ellos le habla con las palabras más amables que se pueden encontrar en esa situación.

La urgencia y el peligro, casi habían logrado hacerle olvidar el mal tiempo y las palabras del hombre le recuerdan a Hugo que si no se refugia pronto, acabara encogiendo con tanta lluvia, convirtiendose así en el halfling más pequeño a este lado del Imperio.

De un salto, Hugo baja hasta el suelo de la torre y le responde al hombre:

-Encantado Johannes, como he dicho, yo soy Hugo... Hugo Montespino de Casanueva, Montespino por parte de madre y Casanueva por parte de padre, la herencia familiar de mi madre consiguió hacer que el apellido de su noble casa fuera colocado por delante por motivos de... al ver que la pasión genealógica de todo halfling comenzaba a liarlo y a sacarlo de la urgencia de la situación, frenó su charla antes de que aquello condujera a un desastre, de modo que hizo una reverencia a media frase y dijo para servirle a usted y a sus compañeros. Parece que esta noche no tiene ganas de dejar descansar a los viajeros, yo trabajo como mensajero, esos monstruos atacaron el edificio en el que me hospedaba y me desperté con un terrible dolor de cabeza junto a Hilda, la dueña de la posada ahí fuera, atados y en las garras de esos monstruos, conseguimos escapar, pero Hilda se encontraba muy malherida. La he dejado lo más a cubierto que he podido ya que a penas podía caminar, se encuentra muy mal y no se si podrá aguantar, no quería que la dejara sola y no pude ir en busca de ayuda más cerca que a esta torre, donde supuse que alguien estaba atacando a las ratas y que podría ayudarnos...

Tras decir la última frase volvió a fijarse en el estado de los hombres con los que se acababa de encontrar.

Aunque ahora que me fijo, aquí hay más de uno necesitado de ayuda... torció el labio ante ese pensamiento y se lamentó al pensar en el futuro que le podía esperar a Hilda.

-¡Hay que ayudarla, y yo solo no puedo!

Cuando todo estuvo en calma Eldarendil se acercó a Rocinante para intentar calmarlo. No quería que el pobre animal sufriera más por lo que comenzó a acariciarle mientras, escuchaba la conversación que mantenían Johannes y el mediano.

Mientras Hugo les explicaba las circunstancias que lo habían llevado hasta ahí, podía ver en sus ojos esa mezcla de rabia y frustración que, no hacía mucho, él había experimentado en sus propias carnes. Entonces, alguien que le hubiera dicho que hacer o hacia donde dirigirse hubiese sido de gran ayuda. Ayuda que estaba dispuesto a prestar al mediano.

-El mediano no dudó en ayudarnos en el combate con las ratas, ¿Por qué no debería prestarle mi ayuda? –Tragó saliva, algo que produjo un pequeño ruido.- Seguro que estará igual de agradecido de lo que yo lo hubiese estado si alguien me hubiera apoyado aquel día…

-Mi nombre es Eldarendil.- Dio unos pasos en dirección a Hugo, dejando atrás a Rocinante que parecía más calmado.- Con gusto te prestaré mi ayuda para traer aquí a tu compañera, pero antes debemos asegurarnos de que las ratas no puedan volver a entrar, si se produjera un nuevo ataque…..- Eldarendil quería ayudar al mediano, pero no podía abandonar a sus amigos en ese estado.- Dime, ¿Dejaste muy lejos de la torre a Hilda? – Preguntó mientras acercaba algo de agua a sus compañeros malheridos.

-Yo... yo... estooo... el mediano tartamudea un poco ante el shock que le produce ver a un miembro de la raza de los Azur frente a el.

Jo, la noche está resultando de lo más emocionante, he pasado de conocer de primera mano a los primos mayores de las ratas, a estar delante de uno de los seres místicos conocidos como elfos... Piensa desconcertado ante el repentino cambio de emociones que siente.

-¡No está muy lejos! ¡Tan solo a unos metros de aquí! Le responde De haber sido este un lugar seguro la habría traido desde el principio, pero con esas cosas rondando por aquí, y el ruido de pelea que venía de este sitio, no me atreví a ayudarla a venir a refugiarse a la torre. Os guiaré a donde ella, tenemos que ayudarla. Dice hablando para todos y ajeno a la ayuda que el mismo puede necesitar tras el secuestro que ha sufrido a manos de esos monstruos.

Una vez hablado, Hugo se mueve rápidamente por donde ha venido, para indicarles el lugar en el que dejo a Hilda y poder llevarla entre todos hasta el interior de la torre.

Johannes mira perplejo al mediano que empieza a desvariar sobre su familia.

- ¡Oh, no! ¡Otro charlatán! - piensa preocupado imaginandose cómo serán las siguientes horas con Wolfgang y Hugo hablando sin parar. Por suerte para el ladrón el halfling pronto vuelve a centrarse en lo importante.

- Es un placer, Hugo. - dice estrechando la mano del halfling. - ¿Una posada dices? Creía que a nosotros nos asaltaron pensando que eramos unos viajeros desvalidos, pero si se atreven a asaltar un edificio en buen estado y habitado... muy osadas son.

Cuando Eldarendil intercede, Johannes asiente con gravedad:

- Sí, dejar a esa mujer fuera es abandonarla a su muerte o algo peor. Tenemos que ayudarla, pero salir al exterior es muy arriesgado. - mientras dice esto se gira hacia los dos compañeros heridos - ¿Qué os parece? ¿Os encontrais en condiciones para hacer una incursión? Cuanto antes nos movamos, mejor. Quiera Ranald que hayamos repelido a las ratas y tengamos tiempo para recoger a la mujer.