Partida Rol por web

En el informe del Caso Tanis no había demasiada información. Únicamente lo que ya os había contado Evans de que un hombre con ese nombre se puso en contacto con el SAD demostrando tener unas capacidades adivinatorias, o bien perceptivas, muy grandes. La hora y el lugar del encuentro es un café Starbuck del centro de Pensacola a las 12:00 am, en pleno ajetreo diurno. Al margen de esto, tenéis los siguientes datos:

- No se sabe prácticamente nada de Tanis, solo que regenta una tienda de terapias alternativas en un barrio periférico de Pensacola. Solo se tiene información de él de los últimos tres años, cuando abrió el negocio, antes de eso no existe.

- El agente Carson será vuestro contacto.

Pensacola era la típica ciudad playera de Florida, casi al límite del Estado, estabais a pocos kilómetros de Alabama, pero dado vuestro estatus como agentes del FBI las fronteras estatales no os afectaban demasiado. Aunque el otoño empezaba a arreciar, el clima favorecía que aún hubiera gente en las playas, la verdad es que hacía un sol de justicia.

El SAD os había facilitado un Ford Expedition para vuestra movilidad, y llegabais a Pensacola alrededor de las 10:00 am con el apogeo diario de la ciudad en lo alto. El llamado Tanis os esperaba en dos horas en un Starbuck del centro, os faltaban dos horas para la cita y sabíais que el agente Carson ya estaba en la ciudad.

Carson os había comunicado que no había visto nada sospechoso, y estaría a vuestra disposición por si lo necesitabais. No intervendría en la investigación salvo que lo llamarais, pues estaba, en principio, en calidad de observador y de apoyo junto al equipo de intervención. Antes de llegar al sitio de la cita os aconsejó que buscarais un hotel o una pensión donde estableceros durante el tiempo que estuvierais en Pensacola.

Desde el principio Enma se hizo con el control del volante. Conducía a gran velocidad, justo rozando el límite legal.

-Estos trastos no me gustan una mierda, parecen robustos pero tienen el culo gordo y les gusta dar vueltas de campana en cuanto los levantan un poco.

Una vez allí llevó a Samuel hasta el hotel más lujoso que pudo encontrar en primera linea de playa. Se había traído bañador y aprovecharía la misión para disfrutar del lugar.

- Este hotel es la hostia - digo quitándome las gafas de sol mientras asiento con la cabeza de forma chulesca ​- y seguro que el bar está más que a la altura... - me giro hacia Emma - ¿Crees que Carson sabrá que estamos aquí? Es un tío majo, pero no lo veo yo muy preparado para el trabajo de campo, lo que hubiera dado por tener a la Agente Barret 

-Trabajaremos con lo que tenemos. Y Carson parece un buen chico con clase, que sabe divertirse sin joder a los demás. Creo que es ideal para la misión que se nos ha asignado.

Chasqueó un dedo.

-Alguien agradable.

Cuando tengamos el equipaje en las habitaciones, si te parece, vamos a planificar con un par de daikiris en el cuerpo. No quiero enfrentarme a un tío soltando sus rollos sobrenaturales totalmente sobria.

Sacó su cartera para hacer la reserva. Si el precio no entraba dentro del presupuesto cedido por el SAD, pagaría con su propia tarjeta.

-Bueno, dentro de un par de horas tendremos enfrente de nosotros alguien capaz de conocer nuestras intenciones, o quizá leer nuestros pensamientos. Así que lo mejor, creo, será mostrarnos abiertos y amigables.

Simuló una voz de algún anuncio televisisivo de los servicios públicos.

-¡El SAD le agradece su colaboración! ¡Se lo agradecemos de todo corazón!

Luego sonrió con malicia.

-¡Tío, si nos lo curramos podremos tener a nuestra disposición al puto rey de los confidentes!  ¿Te imaginas la de hijos de puta que puede detectar en una noche alguien con un don así?

- Jajaja, eso sería un montón de bichos para cargarme, me gusta la idea... Ese hijo de puta ya puede empezar a cantar - Tras lo cual adopto una postura más seria - En cualquier caso, estoy de acuerdo contigo, lo mejor es mostrarse con naturalidad, a fin de cuentas ya sabe a lo que nos dedicamos, veamos lo que nos ofrece. 

En ese momento el recepcionista se acerca con las tarjetas de las habitaciones - Aquí tienen señores, y bienvenidos una vez más a Pensacola.

- Gracias - le respondo con una sonrisa - Voy a darme una buena ducha y a ponerme algo más cómodo. ¿A las 10:30 en el bar?

Si en algún momento el Congreso de Estados Unidos pidiera cuentas al Presidente en qué se gastaba el dinero las agencias federales, es posible que saliera el despilfarro realizado por dos agentes alquilando habitaciones en el Hotel Hilton de Pensacola, en Florida. Pero oye, os estabais jugando el pellejo por el bien del país, ¿no? En el caso que las historias de vampiros, hombres-lobo y demás fauna sobrenatural fueran ciertas.. ello tenía pinta de ser bastante más peligroso que un narcotraficante o un mafioso. 

Enseguida se os acomodó en las habitaciones, era un hotel lujuso donde pudieran encontrarse, ya pensó Enma que buscó el mejor que pudiera encontrar. Spa, piscina, masajes.. ensueño antes de la misión. Aun os quedaba dos horas para vuestro encuentro, y unas preguntas de rutina os descubrió que el punto de encuentro estaba a unos veinte minutos en coche del hotel.

- Este Daiquiri está brutal - digo con una sonrisa placentera - tendré que darle una oportunidad al ron a partir de ahora.

El bar del hotel estaba tranquilo, voy vestido con unos vaqueros cortos y una camiseta blanca de manga corta, podría pasar por un turista más. Unos turistas un poco alcohólicos, a decir verdad, porque no hay mucha gente bebiendo cócteles en el bar a estas horas. 

- Bueno se supone que esto de sacar información es lo tuyo, ¿no?  yo soy más de buscar la información por mi cuenta... ¿alguna idea de cómo deberíamos enfocar el tema? ¿O improvisamos en función de como surge la conversación? 

-Bueno, lo primero es conectar, saber si le caemos bien. Luego, si hay feeling, me lo montaría en plan "podemos ser un equipo" y "vamos a marcar la diferencia".

Hay cosas malas que hacen daño a la gente y personas como nosotros y él tenemos un don para algo. Noblesse obligue.

Se puso firmes y saludó a una bandera imaginaria.

-Si intuyo que parece que es un hijodeputa que nos quiere utilizar a nosotros para a saber qué fines chungos, pediré algo con plátano y vigilaremos nuestras palabras. Por supuesto, nada de hablarle de cosas del SAD aunque pregunte.

Ah, y entraremos por separado para echar un vistazo al local. Pueden venirle siguiendo y puede ser todo una trampa. Yo, de hecho, iría ya.

¿Te parece?

- Manos a la obra pues - digo mientras remato de un trago lo que quedaba de mi segundo Daiquiri.

Nos levantamos tranquilamente de la mesa y salimos del bar. Veo a Emma con las llaves del coche - Perfecto, conduce ella de nuevo - No es que no me guste conducir, pero soy un hombre con clase, no me importa que me lleven.

Rápidamente llegamos al lugar, efectivamente, no estaba demasiado lejos. - Entra tu primero si quieres, yo observaré un poco por afuera y entraré después si no veo nada sospechoso. ¿Te parece?

Emma vestía holgada. Una camisa de manga corta azul celeste y un pantalón marrón claro corto. Bajo todo eso un minúsculo bikini amarillo y negro, un tanto retro.

-Ok, Samuel. Buena idea. Pero recuerda siempre: tu intención es proteger y servir. Proteger y servir... a la rueda del Karma.

Y le guiñó un ojo con una sonrisa mientras emprendía el camino al local.

El camino hacia el punto de encuentro discurrió sin incidentes, aunque el buen tiempo se resistía a abandonar la ciudad, desde luego se notaba que ya estabais en otoño. Una ocasional brisa fría empezó a hacerse más presente a medida que llegaba la hora del encuentro.

El Starbucks no presentaba nada inusual, un poco de movimiento llegando a mediodía, pero nada que os pudiera resultar sospechoso o llamaros la atención. Aunque en la terraza había varias personas disfrutando de sus cafés, en el interior solo había una, un hombre de aspecto anodino que tomaba un frapuccino mientras leía un periódico local. Cuando Enma entró alzó la mirada encontrándose con sus ojos, sin decir nada asintió con una sonrisa.

Esa sonrisa correspondida en ese contexto no parecía del todo espontánea. Los pensamientos de Enma volaron como una bala hacia la presencia del hombre anodino.

Si tiene grandes capacidades adivinatorias, habrá adivinado que vendríamos una hora y cuarto antes. También si tiene grandes capacidades deductivas. Siendo así,  si nuestra información es cierta, es fácil que sea él.

Le tentó dilucidar si sus habilidades eran adivinatorias o perceptivas haciendo sobre él, de repente, algo que le viniera a la mente. Si reaccionaba o había algo previsto, sería adivinatorio que eso iba a ocurrir, si tenía que leerlo en su mente o deducirlo -Enma creía en el infinito poder de la deducción- tal vez no tendría tiempo para reaccionar. Pero ya habría tiempo para eso. Ahora sería suficiente con un saludo.

-Buenos días, ¿es posible que hubiéramos quedado con usted?

Todo parece normal, un día tranquilo en una zona tranquila... pero se que las cosas no son siempre lo que parecen. Me apoyo en la pared del Starbucks y saco mi iPhone, una sonrisa picarona de vez en cuando... cualquiera pensaría que estoy manteniendo una conversación muy interesante, pero en realidad estoy mucho más interesado en lo que sucede a mi alrededor.

Te acercaste al hombre que no se movió hasta que estuviste junto a él, siguió sonriendo de forma enigmática. Cuando hablaste, asintió lentamente.

Bienvenida a Pensacola, agente Rehnqvist, ¿lo pronuncié bien? preguntó sin asomo de malicia en la cuestión. Por favor, dígale a su compañero que entre, no tienen que temer nada aquí. dirigió su mirada hacia la barra y se levantó. ¿Quiere tomar algo? Invito yo. luego se quedó parado y se golpeó la frente con apuro. Maldita sea mi estampa. se llevó la mano al bolsillo y te entregó una tarjeta con un símbolo de balanza, el nombre de Tanis Waldau y su profesión, representante.

Soy Tanis Waldau, un placer. sonrió de aquella forma tan enigmática, sin solución de discernir nada más que lo desconocido en su semblante.

-Una cerveza estaría genial, gracias Sr. Waldau.

Y mientras el hombre iba a la barra llamó a Samuel. Fijándose disimuladamente, por si veía cámaras, puertas entornadas, o cualquier cosa sospechosa.

-Está aquí, sólo, dice que puedes entrar. Seguro que es interesante, pero no parece peligroso.

Parecía, en efecto, un representante con un don que le vendría grande sí o sí. Si así fuera, tal vez ellos le pudieran ayudar a gestionarlo.

Entro con gesto despreocupado, mientras observo al sujeto en cuestión. No me transmite ninguna sensación y eso es algo que me inquieta, aunque tampoco percibo peligro. Me recuerda a una vieja amiga... Supongo que es una persona que sabe esconder sus cartas, y eso es algo que me gusta.

- Tomaré una Guiness Stout - digo al hombre que está en la barra con gesto despreocupado - En fin, llegó el momento de la verdad - le digo a Emma - todas las piezas están en posición, empecemos la partida.

La naturalidad era la nota concordante en ese lugar, una abrumadora normalidad que se transformaba en.. ¿inquietud? Pronto trajeron lo pedido a los dos agentes del SAD mientras Tanis se dedicaba a mirar a uno y a otro alternativamente.

Me agrada su puntualidad, agentes. sonrió con sinceridad, aunque era bien consciente de que aún faltaba bastante para la hora señalada, mientras plegaba el periódico y lo dejaba sobre la mesa. Mi cliente suele ser un hombre bastante paciente, podremos hablar mientras le esperamos. 

Dirigió una mirada a Samuel profiriendo una sonrisa divertida cuando hizo la mención la partida, acarició sutilmente la superficie de la mesa mientras respondía.

La partida empezó hace mucho tiempo, señor Yevdokimov. Pero las piezas se renuevan cada cierto tiempo. mantuvo ese gesto enigmático mientras miraba al hombre, dejando en el aire la respuesta a esa afirmación. Ante vuestras caras de incertidumbre cuando habló de su cliente. En realidad es mi cliente quien desea hablar con ustedes, el señor Cyphre es un hombre ocupado que rara vez tiene tiempo de ocuparse de algunos asuntos por si mismo. Por fortuna, en esta ocasión podrá hacer un hueco en su agenda para tratar con ustedes.. unos asuntos de especial importancia.

¿Qué pintaba un puto relaciones públicas haciéndole la pelota a su ocupado cliente en este bar de mala muerte? Enma se imaginó pidiéndole a ese hombre gris que le dijera a qué coño venía tanto misterio. Pero estaba metida en el juego y le gustaba jugar. Así que habló en el tono formal con que hablaba a los abogados y los mandos de otros departamentos.

-Señor Waldau, dado su papel en este encuentro, ¿nos puede introducir aunque sea sucintamente en el tema que vamos a tratar?. Tal vez le ahorremos un poco de valioso tiempo a su cliente y podamos ir al grano cuanto antes.