Partida Rol por web

- Si no se adapta a nuestras formas de hacer las cosas más le vale que buscarse otro camino por el que no andemos nosotros. No me gustaría que por culpa de otro loco siervo de los dioses se fracturase el grupo aún más.- Contestó molesto a la bardo antes de que se adelantase hacia Jeldrich y Allen.

El enano seguía a Losse por aquel sitio. Al abrir el pomo, el enano ya tenía en sus manos el hacha y preparado para lo que pudiese surgir, por suerte no había nada sólo un cadáver decapitado. -No hay dudas...- dijo el enano. Aquel tipo era el creador del gólem y de lo atentados contra Hembelan, aunque eso no significaba que estuviese aliado con los orcos ni porque buscaba la muerte de Hembelan. Aún había muchas cuestiones en el aire y el elfo parecía estar en lo cierto. -Tenías rrrrazón, Losse.- le decía mirando al muerto. Luego cogió un par de pociones y se las guardó.

Zanc corrió veloz hacia la muralla y comenzó a escalarla con su gancho, dejando a Davros con las botas mágicas para facilitar su ascenso en la mano y el ofrecimiento en la boca. Cuando observó que la agilidad de Zanc era más que suficiente, volvió a guardarlas.

Se adelantó junto a los otros tres y escuchó las palabras de Ogna, atento, esa información podría ser útil una vez dentro. Cuando empezararon los cotilleos su atención se redujo, mientras miraba a lo alto de las murallas. - Parece que a esta gente le gusta tener siempre alguna salida a mano, en caso de urgencia. ¿Será posible que tenga algún túnel que lleve directo a Crimmor o, al menos, a los alrededores de ésta zona? - - Esta... Crytrapper... ¿podría tener algo que ver con el contrabando, actualmente o en algún momento anterior? Estos nobles dan la sensación de parecerse en exceso a las ratas, les gusta tener una salida en caso de emergencia. Deberíamos buscar túneles una vez dentro, no me gustaría que el ejército enemigo tuviera esa oportunidad para atravesar las murallas sin ser vistos. Es una conjetura sin fundamento alguno, pero sabéis que me gusta prevenir...-

En un instante, Allen cruzó al grupo al otro lado de la muralla, ante la atenta mirada del gnomo, quien había realizado un esfuerzo ahora inútil. - Eres demasiado rápido Zanc, a veces eso juego en tu contra, jajjaja.- Bromeó, sin hablar muy alto, para intentar rebajar la gran tensión que cargaban bajo sus espaldas desde que pisaron ésta maldita ciudad. - Echa un vistazo a la puerta, si no te importa, no me gusta un pelo que no esté asegurada ni que no hayamos visto a nadie aún.- Davros no quería dejar sus monturas muy lejos de ellos, podrían necesitarlas para volver a la ciudad, puede que a pie, alguno no lo consiguiera, en caso de que se adelantase alguna compañía enemiga. Pero en su cabeza, y en su pecho y espalda, aún estaba el doloroso recuerdo de la trampa de la puerta de piedra secreta en las alcantarillas, la que daba paso a la guarida de Grimbel.

-Espera un momento Ogna, deja que metamos a nuestros caballos.-  Davros continuaba con la espada en la mano, desde luego no eran formas para entrar a ese lugar, pero cada instante que pasaba, más seguro estaba de que había algo raro allí.

Jeldrich escuchó el relato de Ogna sobre el Fuerte Bueno con mucho interés y admirando los conocimientos que poseía la joven bardo. Sin embargo no estaba al tanto de las investigaciones que hasta el momento había llevado el grupo de aventureros, por lo que todas las divagaciones y conjeturas que dialogaron tras ese momento fueron totalmente inentendibles para el sirviente de Latháther. No obstante todo apuntaba que los intereses del grupo abarcaban mucho más que la batalla que estaba a punto de estallar, y que además, lo hacían contra una fuerza desconocida que amenazaba todo Amn. Esto hizo poner todo su empeño para comprender toda aquella trama cuanto antes y poder aportarles toda la ayuda posible.

Fue entontes cuando otro suceso admirable hizo acto de presencia. Un hipogrifo obedecía a las órdenes del paladín. – Una criatura magnifica, regalo de un dios Justo como Tyr para uno de sus hijos… gracias Lathánder por permitir cruzarme en el camino de estas personas, haré tu voluntad y los apoyaré lo mejor que sé…, meditó mientras esperaba su turno para cruzar los muros de la fortaleza.

Tras ellos, la situación continuaba siendo desconcertante. No había presencia alguna ni rastro de vida. – Quizás abandonaron todos el fuerte…, parecía lo más probable…, pensó mientras se aproximaban a la Mansión Principal. 

Losse entró mirando todos y cada uno de los rincones de aquella sala con el ceño fruncido y una mirada de repulsión. - ¿Qué clase de enfermo hace ésto? Debimos venir aquí en primer lugar. Nos hubiera ahorrado mucha investigación. - El explorador continuó buscando por la habitación en busca de más información, recopilando toda clase de objetos para realizar experimentos. - Mejor que guardemos todo ésto. Si te cabe en la mochila, creo que será lo mejor. De todas formas, nos enfrentamos a alguien muy poderoso. Abre bien los ojos. -

Guardaban con delicadeza cada objeto en la mochila de Kormack, intentando envolverlos con telas para que ninguno sufriera daños. - Ésto es grotesco - Decía mientras manipulaba el frasco con los ojos de derro con el cadáver al lado.

Terminaron la tarea y siguieron con la exploración de aquella planta alta. - Sigamos. -

Una vez más el silencio rasgó el aire mientras el elfo lunar caminaba con delicadeza.

-Es una idea nada descabellada Davros-, asintió al comentario del bárbaro respecto a los túneles, pues el paladín tenía intenciones de comprobarlo una vez decidieron viajar hasta el fuerte. Como bien decía su sorpulento compañero, era una conjetura sin fundamentos pero habiendo visto cómo se las gastaban en esta ciudad era complicado que un burgués que se las diera de serlo no tuviese una vía de escape para salvar su pellejo y seguir disfrutando de su posición durante más tiempo.

Allen, una vez todos sus compañeros se hallaron al cobijo de las murallas del fuerte, comunició a su montura que sobrevolase el lugar a una altura decente y que le informase de cualquier movimiento dentro del fuerte o fuera de él. De un potente golpe de sus alas, el hipogrifo se fue empequeñeciendo mientras se elevaba hasta parecer no mas que simple águila en el cielo.

-Bien, abramos esa puerta y guarezcamos a los caballos en el interior y empecemos a echar un vistazo. Zanc-, dijo mientras buscaba al siempre escurridizo gnomo, -no tenemos demasiado tiempo por lo que debemos darnos prisa. Adelántate y ves investigando estos edificios en busca de los sirvientes pero ten cuidado, tanto silencio es demasiado sospechoso-.

El enano para nada estaba de acuerdo con el elfo de guardar todos aquellos frascos con contenidos de otros seres. -No se yo, ¿eh?- decía mientras el elfo guardaba cosas en su mochila -Se va a caerrr y va a ponerrrr todo prrrringando...- decía señalando con la mano abierta la mochila -​Y además es que mirra como huele.- decía cogiendo un frasco y acercándoselo a la cara. -Uaj.- aunque por otro lado igual aquella cosas servían para ganar una recompensa. No había que desestimar la opinión del elfo. Y así pues tras unos segundos de duda el enano comenzó a guardarlo todo.

Nada más llegar a la parte de arriba de la muralla el pequeño Gnomo se dispuso a recoger la cuerda para guardarla de nuevo en su mochila, en la lejanía divisaba a los compañeros y desde su posición privilegiada podía observar todo el interior del Fuerte. Completamente desolado, no parecía haber ni un alma por sus calles, parecía como si de alguna manera a sus habitantes se los hubiera tragado la tierra. Curioso por naturaleza, Zanc caminó toda la muralla mientras observaba desde todas las perspectivas el desolado Fuerte. Los compañeros iban llegando de a poco 1 a 1 gracias al Hipogrifo del Paladín de Tyr, así que tenía tiempo suficiente para investigar antes de reunirse con ellos en el patio de armas.

Una vez hubo terminado el rodeo de las murallas desde su punto más elevado, se dispuso a bajar para reunirse con los demás, parecía que todos tenían la misma impresión que él, algo pasaba en ese lugar, tanto silencio y calma sin duda era sumamente extraño. -Revisaré la puerta primero...- Susurró a los demás mientras se acercaba hasta el portón que daba al puente levadizo y bebia uno de los elixires que había comprado antes de salir, sus pupilas se dilataron al máximo y podía percibir todo con mucha más claridad. Una vez allí inspeccionó con cuidado el mecanismo de apertura y cuando se aseguró que todo estaba en orden, les indicó a los demás que podían proceder a abrirla y a traer a los caballos.

- Iré a dar un vistazo mientras tanto, algo no me huele nada bien... y es aún más extraño sin Kormack cerca.-  Bromeó acerca del fuerte hedor que desprendía el enano la mayoría del tiempo, dicho esto se alejó de los compañeros con una sonrisa en el rostro mientras cruzaba el arco de piedra* que daba a lo que parecía ser el edificio principal del fuerte. -Veamos que tenemos aquí...- Pensaba para sí mientras sacaba de nuevo sus diminutas herramientas para manipular cerraduras, no sin antes revisar la puerta que iba a forzar primero, no quería llevarse alguna desagradable sorpresa.

Los caballos entraron con paso lento en el complejo conocido como Fuerte Bueno. Sus cascos repicando sobre los adoquines pétreos anunciaron la presencia del grupo. Éste se había reunido en el patio de armas en torno a la figura de Allen, quien tras despedir al hipogrifo, pretendía dirigir a sus compañeros hacia lo que parecía ser la mansión de los Crytrapper. Zanc abrió la marcha y caminó con paso vivo por debajo del paso amurallado hacia lo que en su día fue la torre del homenaje. Al aproximarse a la puerta un bufido de un caballo le hizo detenerse y mirar hacia su derecha. Bajo el techo de lo que parecían ser unos establos comían alfalfa numerosos caballos. Sin acercarse podía contar al menos ocho, pero supuso que habría muchos más debido a la numerosa cantidad de heces que se habían acumulado frente a la puerta de los establos.

Sus compañeros, que venían detrás del pícaro, llegaron hasta el rastrillo defensivo cuando se vieron obligados a detenerse. Desde el edificio más alto, una especie de torre a mano izquierda, llegó un susurro desde una de las plantas superiores. ¡Shhhh!! – Llamó la atención una mujer con el pelo recogido bajo un paño blanco, probablemente una sirvienta. ¡No! ¡No!– La mujer hizo varios gestos con la mano indicando a los aventureros que no debían dirigirse hacia allí dentro. Tras esto, y con visible nerviosismo debido a las numerosas miradas que hacía hacia su espalda, se recluyó de nuevo en la torre cerrando con sumo cuidado la ventana.

Los compañeros, tras regoger todo lo que estimaron de valor en la habitación, la abandonaron por la misma puerta que habían entrado y se dirigieron al fondo del pasillo donde dos puertas se erguían en paredes opuestas. Ambos no pudieron evitar echar una fugaz mirada hacia el fondo de las escaleras. Abajo, sobre el suelo empedrado, se distinguían claramente grandes manchas de tinte reseco que tras los años había sido imposible eliminar al estar éste adherido a la piedra. 

Las habitaciones junto a las que se encontraban Kormack y Losse parecían estar en calma. Tras unos segundos prudenciales el elfo abrió la primera puerta de la izquierda. Lo que allí vio lo dejó helado. Se trataba de una habitación que en su día había servido para acumular género: pieles, vestidos y cuero. Ahora, totalmente reconvertida, su propósito era bien distinto. Al fondo de la sala se encontraba un enorme altar de piedra. Inmaculado en cuanto a limpieza pero terrorífico en lo relativo a sus detalles. Diversos tallados de demonios recorrían sus patas y su superficie, tan reales que parecían poder saltar de la piedra y tomar forma allí mismo. Sobre el suelo aún eran visibles las marcas inequívocas que los magos utilizaban en sus convocaciones cuando querían traer a algún demonio para hacer alguna clase de consulta. Debido a que ambos eran legos en la materia desconocían si los trazados eran correctos o a qué propósito obedecía dicho portal. La habitación no contenía ningún objeto más aparte del terrorífico altar y unas velas para realizar los trazados del círculo de invocación. Aunque no se adentraron en la habitación desde la puerta lograron avistar una sección del muro en la pared de enfrente que parecía distinta. Puede que se tratase de una puerta secreta hacia el pasillo, a lo mejor construida por si el invocador tenía que abandonar la habitación a toda prisa.

La otra habitación, en el lado opuesto, parecía más mundana en un principio. Barriles de agua, moluscos resecos de los que extraer los tintes, y diversas herramientas para el tratamiento de las prendas era todo lo que se acumulaba allí. No obstante cuando ambos iban a abandonar la diminuta habitación, Kormack divisó una pequeña grieta en la pared más alejada de la puerta. Parecía que aquel lugar estaba repleto de puertas secretas.

El enano iba detrás de Losse y miraba aquel sitio bastante sorprendido. Al mirar las escaleras vio lo larga que eran las habitaciones, luego entró en una habitación mientras Losse lo hacía en la otra. El enano tuvo que salir sorprendido al ver lo pequeña que era la sala, al mirar de nuevo las escaleras podía calcular que había un espacio mayor. Sorprendido volvió a entrar -Hmm.- Decía mientras exploraba la puerta. La piedra no parecía igual que el resto, parecía más liviana. -Aaaaah...- Dijo al ver el desgaste de una de las piedras. Sin duda una puerta secreta. Cuando fue a informar a Losse de su hallazgo vio el macabro altar. El enano se acercó para examinarlo... -Encontrrrré... una puerrrrta secrrrreta.- Decía mientras exploraba la arquitectura. -Tendrrrrremos que acabarrrr con Hebrrrrafina, ¿lo sabes no?- preguntó mirando de reojo a Losse. Este altar sólo significaba que el demonio que controlaba a Hembelan era causa del mediano. 

El nuevo descubrimiento provocó más exclamaciones en la boca del elfo. - ¡Por los dioses! - Tras mirar aquel altar, luego hizo lo propio hacia el enano. - ¿Te parecería si, una vez explorado todo, hacemos añicos ese altar? No me da buena espina. -

Los dos aventureros continuaron con las investigaciones y acabaron en una pequeña habitación en la que, esta vez, no parecía haber nada extremadamente importante. - Bien, continuemos entonces. - No obstante, cuando Losse se disponía a caminar por los pasillos, Kormack lo detuvo. Parecía como si aquellas piedras hablaran al guerrero y éstas le habían dicho que algo más se ocultaba. - ¡Vaya vista! Veamos qué hay detrás. - Pero antes de pasar, el enano ártico, mostrando unos valores apenas descubiertos en toda la travesía de los aventureros, se pronunció acerca de acabar con el mal que aquel mediano había destapado. - Lo sé perfectamente. No dejaremos que ese cabrón escape. Más nos valdrá estar rápidos cuando lo encontremos. - Losse seguía sin percibir aquello que el enano había descubierto, así que dejó que fuera él quien abriera. - Vamos, muéstrame éso que has hallado. -

El aviso de aquella mujer parecía clarificar que algo extraño estaba pasando - Puede que el fuerte ya haya sido tomado - Pensó para sí Davros. Si llevaba razón, lady Crytrapper, o quien estuviese haciéndose pasar por ella (a éstas alturas todo era posible), estaba metida en el ajo. Las fuerzas enemigas, si es que estaban allí, probablemente estarían esperando el momento adecuado para revelarse como tal.

- Allen, haz tu magia, a ver dónde y con cuántos nos hemos metido, voy a por Zanc. Ocultaos. - Dijo antes de acercarse a Zanc con sigilo. Apretó con fuerza la empuñadura de su arma - Sabía que algo no encajaba...- y salió en dirección hacia la muralla, junto a la torre desde la que aquella mujer les dio el aviso y echó un vistazo a las ventanas, en busca de movimiento, después susurró al gnomo para que no se apresurase en abrir la puerta. - Tssss tssss-  Cuando llamó su atención, con gestos, le indicó que no se precipitase.

Ogna dejó escapar una carcajada ante la chanza de Zanc sobre Kormack. 

Tú sí que sabes gnomo.

Al darse cuenta del silencio reinante y de que el nuevo compañero, Jeldrich, podía considerar reírse de alguien que no estaba de mal gusto, reprimió sus ganas de reír. Empezaba a pensar que en aquel variopinto grupo vivía demasiado constreñida pro las normas. Qué si haz eso, que si no hagas esto otro...empezaba a ser demasiado parecido a aquello de lo que huyó una vez.

Extrañados como estaban todos por el silencio reinante en el fuerte, dejaron que el intrépido y gracioso Zanc se adelantase a investigar. Ogna por su parte, que también había hecho uso de la magia para enaltecer sus sentidos, observaba todo con ojos de búho. Entonces, cuando se disponían a cruzar bajo la muralla que daba a la antigua torre de homenaje, una sirvienta apareció en uno de los edificios advirtiéndoles de algún tipo de peligro.

- ¿Qué diablos pasa?- ¿Les habían tenido una trampa? Lo primero que pensó Ogna es en la sobreactuada reacción de Heomar con respecto al maldito anillo. ¿Les habría tendido una trampa sabiendo que, finalmente, acudirían al Fuerte Bueno? NO se podían fiar de nadie. La sirvienta parecía muy nerviosa y miraba asustadiza hacia atrás. Lo más rápido que pudo, Ogna apuntó con su dedo a la mujer mientras recitaba un sencillo conjuro, al que tanto uso habían dado.- Vamos mujer, dinos que pasa. Habla en un susurro y podré oírte. Es cosa de magia. Hemos venido a ayudar. Heomar nos advirtió del que el Fuerte necesitaría de ayuda.

Al enano le hacía gracia que Losse quisiese romper el altar, ¿pero porque iba a negarse? Tenía martillo con el que dar duro aquel altar cuando acabasen de explorar. Pese a que el enano veía como evidente la puerta, el elfo parecía no verla, ¿sería la primera vez que no veía algo y el enano sí o acaso es que prefería que fuese primero el enano por si hubiesen trampas? Tras el ofrecimiento del elfo, el enano abrió la puerta para enseñar lo que había detrás...

Kormack se abrió paso entre los materiales almacenados en la habitación para acercarse hacia la puerta camuflada. Al carecer ésta de mecanismo de apertura visible, el enano, imaginó que empujando alguno de los ladrillos conseguiría abrirla. En efecto, era así. Uno de los bloques se movió con facilidad nada más tener contacto con él. Sin embargo, Kormack, que podía ser rudo, tosco y descuidado, comprendió al instante que aquello que parecía una puerta activada por resortes se trataba de algo mayormente trabajado. El vello de sus brazos se erizó justo en el momento en que la pared desapareció como por arte de magia. De hecho, era magia lo que estaba protegiendo aquel lugar. De pronto, un estallido luminoso de la misma intensidad que cien soles golpeó a ambos aventureros en el rostro.

El enano abrió la puerta y cuando comenzó a abrirla empezó a sonar unos mecanismos, sin duda estaba activando una trampa. No le dio tiempo a advertir a Losse cuando un flash le dio en la cara -Cuidado con la trrrrampa.- Dijo después de que saltara el flash mirando a Losse, el enano que era conocido por tener una capacidad visual bastante reducidas y un oído muy limitado soportó muy bien el flashazo. Cerró un par de veces los ojos -Ahí va... Vaia fogonazo...- pero no había nada que lamentar, por suerte para el enano...