Partida Rol por web

Primeramente la pareja de conspiradores se dirigió a lo que otrora habían conocido como el cuarto de Wilbur, confiando en que él o él y sus amigos, estuvieran alli. Sin embargo, aquella no parecía ser la verdad, al menos a decir por los sonidos que provenían (o mejor dicho no provenían) del interior y por la repetida llamada de John a dicha puerta, sin respuesta.

Fue entonces, cuando ya pensaban en marcharse, que oyeron una conversación que ascendía desde las escaleras. Las voces parecían ser las de Ali Ben Shalak y Wilbur, aunque su conversación parecía estar en un punto inconexo y no arrojaba ninguna información inteligible.

Poniendo una mano sobre el brazo de mi tío, le señalo hacia arriba con los ojos muy abiertos. Luego, le hago un gesto con el dedo índice sobre la puerta del viejo, indicando que podríamos entrar a esperar al viejo dentro.

Con rapidez manipula el pomo de la puerta, por si está abierta. Si lo está, aceptará la idea de Fátima, y entrará con ella. Si está cerrado, se irá al recodo para esperar sin ser vistos, y seguir escuchando la convesación y las intenciones del viejo.

Al hallar la puerta cerrada, la pareja de subrepticios observadores se retira con rapidez hacia el recodo de escalera ascendente. Inadvertidos a su presencia, los otros dos miembros de su expedición continúan con su conversación.

-Nos veremos entonces allí en 20 minutos. Supongo que el trasto funciona bien, ¿verdad?- preguntó el vegestorio con su rascante voz.

-Perfectamente, Wilbur. Yo mismo lo comprobé antes de traerlo. Creo que se me dan bien estas cosas: debo de tener una mente moderna.- dijo afable el árabe -Aun así, ¿crees que hacemos lo correcto? El asunto podría ser arriesgado. ¿Y si nos atrapan?- dudó seguidamente.

-No va a pasar absolutamente nada. Será rápido y seguro. No pienso dejar que esa mocosa siga causando problemas; no ahora que estamos tan cerca. Venga, en marcha.- añadió el anciano abriendo sonoramente la puerta de su habitación.

-De acuerdo, señor Smith, usted manda. Le veré abajo en seguida.- se despidió Ali, dirigiéndose a su propia puerta, mientras Wilbur entraba en su cuarto.

En pocos instantes el pasillo quedó en silencio, y los acechadores respiraron aliviados.

Al oir eso me pongo una mano en la boca ahogando un grito y mirando a mi tio. A continuación espero a ver qué hace mi tío mientra yo amago el ir hacia abajo.

Susurrando a la muchacha:

-Ve tú a por Ali. Camélatelo. Distráelo. Usa tu encanto, tu simpatía. Sácale lo que puedas y, sobre todo, que esté lo bastante abstraído como para que no esté dispuesto a ir a comprobar nada. Y, de paso, a ver si puedes enterarte de todos esos planes...

Empuja a Fátima con suavidad hacia la puerta del árabe, y él se queda unos segundos, a la espera de ver lo que hace ella. Con la intención de que, una vez ella haya conseguido que Alí le abra, y haya entrado en su habitación, él irá a llamar discretamente a la puerta del viejo...

Apenas habían transcurrido unos pocos minutos, cuando la puerta de Ali volvió a oscilar quejumbrosa, antes de escupir a su ocupante al pasillo del colegio mayor, que descendió hacia la planta baja silbando con tranquilidad. Lucía ropas cómodas y holgadas, muy posiblemente más aptas para trabajo que para las reuniones sociales, que si algo tuvieran que aventurar, dirían que eran de algún tipo de trabajador de industria.

-Yo voy a por el viejo. ¿Quieres quedarte y vigilar, o vas tras Ali? No sé qué es mejor, la verdad. No sé qué demonios va a hacer ese hombre... y el tono de la conversación no me gustó nada. Quizá seguirle sea una buena idea. ¿qué te parece...?

Le habla en susurros, pero de manera apremiante. Hay que decidir rápido, no hay tiempo que perder. Mientras, el militar se prepara, no parace preocupado por tener que usar la fuerza, o afrontar un encuentro violento. Quizá, realmente, está entrenado para eso.