Partida Rol por web

al no encontrar nada, acabo de asearme. Me pongo el traje que tengo colgado en el armario y me dirijo al cuarto de baño.
En frente del espejo puedo observar el mal aspecto que tengo

Ay Dios, que aspecto más horrible

Saco de mi bolso los polvos de maquillaje y el algodón de aplicación. Una vez finalizado parezco otra. Unas gotitas de perfume y....ya está.

Cojo la llave de la puerta y me dispongo a abandonar la habitación. Abro la puerto y echo una mirada al pasilla.....derecha e izquierda hasta localizar las escaleras que me llevarán al piso de abajo.
Una vez en el salon, me dirijo a la recepción, dando un par de veces la botón: Clinc, clinc, buenos dias, estoy alojada en la habitación 15 y esta mañana un chico me ha entregado un telegrama. ¿Podría llamarle para hablar con él?
Mientras tanto intento mirar por el salón intentando descubrir si sigo en Londres o no.

Al tomarte unos segundos para darte un respiro, te das cuenta de que no habías reparado en la ropa que vestías antes:

Vas arreglada según los canones de principios de siglo. Vistes un abrigo de piel de zorro, entallado, bajo el que se vislumbra un vestido de reps francés, envuelto en una chaqueta de terciopelo con guarnición de piel. Un par de medias de seda envuelven tus piernas hasta sumergirse en un par de zapatos parisinos de tacón de aguja. Un gorro ajustado de terciopelo remata tu figura, y sientes algo de maquillaje en tu cara; sensación que resulta vagamente familiar. Unos guantes de piel cubren tus manos hasta medio antebrazo, combinandose con un coqueto bolso de mano de seda, ahora suelto sobre la cama.

En el cajon izquierdo del escritorio pueden hallarse 20 folios blancos en perfecto estado y bien ordenados, asi como 5 sobres blancos y sellos por valor de 25 dolares. En el derecho se podrá encontrar un plumier con un medio vacio tintero de tinta negra y cinco plumillas, así como una barra de lacre con un sello de madera bastante ambiguo con el símbolo (no oficial) de la Universidad Miskatonic de Arkham. Cierra el conjunto un encendedor de gasolina usado.

El cajón de la mesilla hace un seco ruido de madera deslizante al abrirse para mostrar un salto de cama de crespón de algodón, un corsé elástico de rayón, dos pares de medias, un robusto cepillo de pelo y un sobrio reloj de pulsera de mujer; todo ello acompañado por un colorido neceser en el que se podrá ver un cepillo de dientes, un bote abierto de bicarbonato, un bote de crema hidratante, un poco de cera para depilación, tres paños "compresa" de tela y una pastilla de jabón a medio usar.

El armario está cerrado; qué fastidio.

Al ir a salir te das cuenta de que en tu bolso había una pequeña llave de hierro colado. Podría servir para abrir el armario. Lo compruebas y funciona.

El armario se abre con un chirrido siniestro, y en el puedes observar Un par de zapatillas de cuero con correa, un jersey de lana de color beige, una falda larga oscura y una bata de raso.

Un apunte: no tienes baño en la habitación; como describí anteriormente, el baño está en el pasillo. Presupondré que sales allí a arreglarte (la habitación es tan solo una sala; la que está descrita).

Cuando sales al pasillo y desciendes por las escaleras, cruzas un piso idéntico, con puertas de la 1 a la 12, repartidas igual que en el piso anterior.

Sigues descendiendo hasta que las escaleras dan paso a un austero rellano, en el que pueden observarse dos sillas de madera con reposabrazos (tapizadas en sky rojo), una mesa alargada de oficina de madera de estilo victoriano, a juego con una silla sin adornos, y respaldada por un mueble de pared con 5 líneas de 10 casilleros cada una, utilizadas normalmente para guardar llaves de habitación y correspondencia. Una puerta doble sale al exterior del campus.

Muy derecha tras la mesa de oficina, sentada en la silla de madera, puedes ver la viva imagen de la srta Rottenmeier de Heidi plasmada con increible feaciencia: un severo rostro intimidante, una austera vestimenta de luto riguroso, movimientos apremiantes e impacientes, y un perfecto moño recogido atras surcado de algún haz grisaceo.

Una doble puerta da a un soleado y caluroso día. Por la puerta está saliendo una chica joven, de unos veintipocos años. Camina con aires de querer comerse el mundo. Tiene un cuerpo nada desdeñable, aunque parece airada ahora mismo.

A pesar de todas las emociones vividas en el día, de la inquebrantable e intarnquilizadora capa de misterio que os envuelve, por fin pareces caer rendido. Nuevamente tu vida onírica se transforma en un pozo de oscura negrura, dirías que considerablemente oscilante, si eso fuera posible. Te parece oir chasquidos distantes, como si un tubo inestable pasara a gran velocidad a tu alrededor, golpeando contra bordes invisibles y dejandote en el centro.

Cuando despiertas, recibes el quedo sol de la mañana aliviada.

Para tu alivio, alguien parece haberse llevado a Rosemary lejos de aquí. El domingo tampoco tiene a demasiada gente pululando por el campus, y puedes llegar al edificio masculino sin ser observada. El recepcionista de este tampoco está, así que no te cuesta llegar hasta el piso superior y llamar al cuarto en que se refugian tus compañeros. Posiblemente hayas dejado alguna mancha por el camino, pero ¿cómo van a saber que fuiste tú?

Llamas a la puerta y no tardan en abrirte Patrick, Gianni y Kurt, que parecen estar charlando en el interior. Te miran con cara de preocupación y te dejan pasar.

La enfermera te mira con compasión y ternura y te da unas palmaditas en la mano buena, habiéndote vendado la otra más allá de lo cómodo... y de lo peligroso:

-Ahora descanse, querida. La avisaremos en cuanto venga el doctor. Si se siente mal, llámenos sin dudarlo.- se despide, recogiendo sus cosas y marchándose.

Me quedo sola, pensando en todo lo que nos está sucediendo.

Un rato después de haberse llevado el botiquín, la enfermera vuelve a por la palangana. Luego pasa lo que imaginas que será una media hora, sin más noticias, ni visitas. Para ese momento, el recostarte en la cama y el tiempo transcurrido ya ha generado una oscuray fea mancha en el lateral de tu pierna.

Mientras me tumbo, voy pensando en todo lo que se ha hablado respecto al doctor, la posible implicación del mismo en todo este asunto y lo que pueda aportar a nuestra investigación

Siesteas agradablemente por un rato, sin ser muy consciente del tiempo que pasa. Cuando vuelves a abrir los ojos en el exterior ha oscurecido y te sorprende sobremanera que no haya venido el Dr. a visitarte. Te dispones a salir, cuando la enfermera viene a tu cuarto.

-Oh, vaya, está despierta, querida. Parece que el Dr. se retrasa hoy bastante. Por casualidad ¿no habrá venido a visitarla su compañera Ilona? No está en su cuarto.- pregunta forzando una sonrisa.

Adviertes, aun así, que la mujer está muy nerviosa, y que parece haber llorado. De hecho, dirías que te tiene miedo, por sus gestos. Algo te dice que, si haces un movimiento brusco, echará a correr.

Incorporándome de la cama y un tanto molesta
mira señorita, estoy cansada de esperar al maldito Doctor, así que como no llegue en media hora, voy a montar un escándalo que me va a oir toda la universidad, esto es una vergüenza ¿dónde ha ido el doctor? ¿por qué no está donde debe? mientras hablo muevo el brazo garruno

-Ssss...ssiii, eh, bueno, claro... veré lo que puedo hacer...- dice la enfermera mientras hace ademán de retirarse.

A pesar de su sonrisa forzada y su cara de fingida tranquilidad, no te cuesta advertir el tyemor en sus ojos, y estás casi segura de que va a por ayuda.

Al ver que me va a abandonar, pongo mis manos sobre la cara y empiezo a sollozar
¿qué me ha pasado? ¿por qué me han hecho esto?, buaa, buaaaa, parezco un monstruo al que todo el mundo quiere evitaaar, buaa, buaaa,
hasta Ud me abandona, buaaa, buaaa

La mujer parece titubear un segundo en la puerta, sin saber a dónde dirigirse, y de repente parece decidirse por el pasillo y sale de la habitación con premura:

-Tranquila - tranquila, en seguida vuelvo.- dice atropelladamente, casi desde fuera ya.

Exasperada, y un tanto emparallonada, me levanto de la cama y empiezo a gritar
¿Dónde está el doctor? por el amor de dios ¿hay alguien? ¿enfermera?

Poco después entra un enfermero en la habitación y extiende las manos a los lados, con la palmas abajo, moviéndolas arriba y abajo lentamente:

-Cálmese, señorita. Estamos aquí para ayudarla.- dice con un tono que pretende ser tranquilizador -Échese, por favor. El doctor vendrá en seguida.- solicita educado, mientras se acerca.

Sin embargo, sus palabras te suenan a excusa: crees que intenta ganar tiempo, para nada bueno. Su mirada se dirige esquiva hacia la puerta detrás de él, como si esperara algo.

Nerviosa ya, miro hacia la puerta y al enfermero.
De repente, le intento apartar de un manotazo para salir de la sala y del hospital.
¡Déjeme salir! ¡Apártase!