Cuando intentas salir, el hombre trata de agarrarte con fuerza, pero sin hacer daño. Al instante siguiente te encuentras entre sus poderosos brazos, mientras grita:
-¡Rápido!- hacia el exterior.
Tirada oculta
Tirada: 1d100
Motivo: presa
Resultado: 13
La reacción está muy justificada.
Cuando ves entrar a la enfermera con una jeringuilla de líquido semitransparente de tonalidad verdosa, comienzas a temerte lo peor, pero, a pesar de tus esfuerzos, no consigues librarte del abrazo del hombre.
Tirada oculta
Tirada: 1d100
Motivo: contrapresa
Resultado: 70
-¡Ya esta, ya lo tengo!- grita la enfermera apresurada por el pánico.
Entonces la enfermera se te acerca y te inyecta algo en el brazo. Tu débil organismo apenas puede aguantar el pesado fluido, que pronto hace que cierres los ojos. Al menos el pinchazo no dolió.
La oscuridad te envuelve y pierdes el conocimiento.
Tirada oculta
Tirada: 1d100
Motivo: jeringuilla
Resultado: 31
Tirada oculta
Tirada: 1d100
Motivo: resistencia
Resultado: 23
Con CON 7 no había mucho que resistir...
Tu entorno es un manto de oscuridad sólida durante lo que te parece una eternidad. te sientes como encerrado en tu cuerpo, en una asfixiante sensación de no ser tú mismo. Algo te está moviendo; sientes los golpetazos a los lados, como un traqueteo continuado... ¿una camilla? Sí, tal vez una camilla. Entonces el traqueteo aumenta.
Los gritos del enfermero y la enfermera parecen haberse quedado suspendidos en el aire, como un disco de vinilo estropeado. ¿Cuándo terminará esta angustia? No sabes si podrás soportarlo mucho más. Tratas de aislarte de la cacofonía, y entonces distingues una voz; una demasiado familiar. Quiza ni siquiera es un sonido, sino palabras en tu mente. ¡Sí! ¿Podría eso ser un recuerdo? Quien sabe. Analizas las palabras; las masticas y las degustas. Te sientes como si te hablaras en segunda persona, como un desconocido cualquiera dirigiéndose a otro, sin nombres ni detalles:
Yo me encontraba al lado de la víctima. Cuando el tren salió del túnel, el tenía clavado tres cuchillos en su pecho. Practicamente todo el tiempo he tratado con los pasajeros de segunda clase.
Entonces la voz interior comienza a cambiar. Se hace grave y se sale de ti, rodeándote... agitándote.
El traqueteo se vuelve abrumador y consigues escuchar un pitido lejano también. Todo es terriblemente desconcertante. Tus ojos se abren de sopetón a una oscuridad menos densa: dos literas, una mesita de madera con un taburete pequeño, una ventana de guillotina invertida, y un pequeño armarito cierran un conjunto poco decorado, y más funcional que atractivo. Una puerta insertable en la pared da cierta intimidad al reducido cubículo, trabajando estrechamente con la persianilla que filtra un poco de luz nocturna sobre la habitación. Todo el conjunto se mueve como un demonio, ladeándose con un traqueteo incesante, solo mitigado por el pitido lejano, más estridente, si cabe.
Estás en la litera inferior de alguna especie de habitación minúscula y móvil, vestida en ropa de cama. Instintivamente te llevas las manos a la pierna y al brazo y das un respingo cuando descubres que no hay nada allí. Ni garras, mi cerdas... ni siquiera puedes ver un tatuaje ominoso en tu escote. Alarmada tanto como aliviada sales de la cama para comprobarlo mejor, y tu investigaión confirma tus sospechas: ni siquiera hay manchas negras en ninguna parte.
Con las manos sobre mi cara y sentada en la cama, comienzo a sollozar, con una mezcla de sentimientos que engloban la felicidad y el miedo, el alivio y el temor.
Me mantengo en dicha posición durante unos minutos, unos minutos largos y silenciosos, sin que ningún ruido altere el extraño silencio que me rodea.
Con los ojos enrojecido y con la cara llena de churretes, me levanto tímidamente, sin hacer ruido. Aprovecho para mirar mis nueva ropas, mientras doy una vuelta por la pequeña habitación, mirando cada rincón y deteniéndome enfrente de la puerta.
En todo este tiempo mi cerebro me martilleo con una frase
Yo me encontraba al lado de la víctima.
luchando contra el dolor de cabeza, pongo el oido sobre la puerta, intentando averiguar algo que aclare dónde estoy y porqué.
¿qué victima? ¿de que tren? ¿ha sido todo una terrible pesadilla? ¿Ilona, patrick, kurt, Anna, Gianni, pietro, ludmilla ¿existirán realmente? ¿ha exisitido realmente la experiencia en la universidad? ¿o habrá sido producto del delirio y la fiebre?
que cabrón, lástima no ser Sara O´Connor y salir a tiro limpio de este manicomio XD
Comienzas a revolver el equipaje, encontrando lo que parecen las maletas de una jovencita independiente y aventurera de principios de siglo 20. Por las etiquetas dirías que la ropa es americana, lo que no deja de confirmarse cuando encuentras documentación y pasaportes entre los bultos:
Fátima Sacco, americana y nacida el 7 de agosto de 1880. Sus padres fueron, Giusseppe y Lidia Sacco.
El equipaje parece ser para varias semanas y cubrir tanto ropa de invierno como de verano. Por el corte y la calidad dirías que de clase media para la época; sin muchos caprichos.
Ya dije yo que iba a haber sorpresas...
Más o menos en el equipaje puedes encontrar cosas por valor de 500 $, que te dejo elegir con flexibilidad y gusto, sin pasarse. Nada que no llevarías tú mismo en una maleta de viaje habitualmente, ni equipos especializados en plan microscopios y cosas así.
Mientras examinas los documentos, alguien golpea la puerta con suavidad.
Con un sobresalto, suelto los papeles y, con una mano en el pecho, sujetándome el corazón que palpita alocadamente, me dirijo hacia la puerta con un tímido
¿qui...quién es?
Una voz de varón responde al otro lado de la puerta; jurarías que es la de Gianni Vanzetti, aunque suena menos rasposa de lo habitual:
-Anna, soy yo, Gianni, ¿te encuentras bien? -pregunta otra vez el caballero a la voz sollozante, para inmediatamente después cambiar la frase -Ooooh, discúlpeme, creo... creo que me he confundido de compartimenteo... ¿está usted bien?
Tirada oculta
Tirada: 1d100
Motivo: idea
Resultado: 11
gia....¿Gianni?¿eres tú? digo abriendo un poco la puerta para comprobar si es él realmente
Cuando abres la puerta, Accedes a un pasillo traqueteante, que se abre frente a ti a un yermo paisaje nocturno. Observando por las lúgubres ventanas no te cabe lugar a duda de que te encuentras en un tren a plena velocidad, quién sabe hacia dónde.
La extensión izquierda de este pasillo de tren termina en una puerta sobre la que se lee: "vagón-restaurante". Junto a esta puedes observar primeramente una pequeña y simple puerta de bisagra hacia afuera, en la que reza: "revisor". Tras esta hay otra pequeña puerta de bisagra hacia afuera con el anagrama: "WC", y una hilera de tres puertas insertables en la pared, con los números 26, 25 y 24, en ese orden desde el inicio del pasillo. Descubres que has salido por la 25 de entre ellas, antes de girarte hacia la derecha y ver las otras dos y una puerta de separación abatible en ambas direcciones, perpendicular al pasillo.
Junto a tu puerta te topas con la conocida y poco agraciada figura de Anna, vestida con un conjunto cómodo y funcional de principios de siglo 20. Justo tras ella hay un hombre de mediana edad y aspecto totalmente desconocido para ti.
Una piel suave y tersa viste su cara alargada. Unos ojos negros y pequeños, que te resultan muy familiares te observan sobre una nariz chata, enmarcados entre dos orejas grandes. La boca es fina y se despliega en una tez ligeramente morena, y muy lisa. La figura aparece coronada por una fuerte y sana cabellera, morena, lisa y brillante, que le cae hasta la altura del cuello, cubriendo ligeramente su cara. Además, lleva un tupido bigote a la moda, que junto con unas espesas cejas arqueadas le dan un aire misterioso, y en cierto modo atractivo.
A la escena 2A... ¡TACHÁN! ¿Un click del reloj de la partida?
En unos pocos pasos regresas a la cerrada puerta del salón, tras dejar a Pietro en el vagón-restaurante. Nada parece haberla alterado en vuestra ausencia.
Golpeo suavemente la puerta mientras acerco la cara a ella
¿Sr Perkin? ¿está Ud ahí? digo con voz suave
Nada parece contestar del interior, aunque posiblemente el traqueteo haya apagado bastante tu llmada en primera instancia, y puede que, dada la hora, Perkins duerma.
Antes de nada, me abro un poco la camiseta, mostrando algo del escote, y con el máximo sigilo posible, llevo la mano al pomo e intento abrir la puerta.
Si está cerrada intento abrirla con una horquilla xD
La puerta está cerrada, pero no tiene cerradura. Está atrancada por dentro, según parece. Dirías que han pasado una cadena, o algo así, por los pomos interiores.
Un tanto decepcionada me vuelvo a mi camarote
¿se dónde se encuentra el que le dio la orden a Perkins? jodo, es que no me acuerdo de su nombre y no tengo ya acceso a la 2A XD
Pues así por ciencia infusa no... ¿el jefe de tren, quizá?
el Perkins este dijo que "otro" le había ordenado que cerrara la sala hasta llegar. Supongo que será el jefe del tren. Me parece bien que no me acuerde del nombre (eso me pasa por no apuntarlo), pero la forma en la que lo dijo el tiparraco este se suponía que sería el jefe (como dices tú). ¿se sabe normalmente donde está el jefe del tren para cualquier cuestión que tengan los viajeros?
Pues es de suponer que tendrá oficina en algún sitio, si es que está en el tren. Quizá ¿en la locomotora?