Partida Rol por web

Días extraños

La sangre llama a la sangre

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22/11/2009, 14:08
Director

Fue Carolina quien encontró a Sofía. Estaba en la cama, hundida, muy poca cosa. Tenía electrodos conectados a su pecho y su corazón palpitaba a un ritmo muy irregular.Su cabeza estaba vendada y unos pocos mechones rubios y ensangrentados salían de debajo.

Un médico observaba sus constantes y apuntaba algo en un portafolio. Iba hacia Carolina, que estaba demasiado distraída como para verlo venir. En el último minuto debía esquivarlo.

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22/11/2009, 14:09
Carolina

Carolina caminaba despacio, de forma pausada y aparentemente normal, como si tuviera todo el derecho del mundo a estar allí. Cuando entró en la habitación de Sofía se quedó paralizada mirando a su niña, allí tendida y con  tan mal aspecto. Fue tal el shock que a penas se dio cuenta del médico hasta que lo tuvo encima. Se apartó a un lado en el último momento y estuvo a punto de escapársele un “perdón”, pero se lo calló.

Cuando el médico se alejó miró a Ana de reojo y suspiró algo más aliviada. Había estado a punto de echar por tierra todo el plan y la vida de su hija. Caminó despacio hasta la camilla de Sofía y le acarició la mejilla con una lágrima resbalándose. ¿Cómo había llegado a esto? Fernando tenía razón. Los niños no deberían sangrar.

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22/11/2009, 14:21
Ana

Ana se acercó lentamente y apagó los equipos que pitarían cuando desconectasen a la niña. Lo hizo de manera metódica y tranquila. Después despegó los electrodos y las vías de las muñecas de Sofía. Le indicó a Carolina que vigilase y, cuando no hubo moros en la costa, cargó a la niña, que produjo un murmullo dolorido, y salió de la UVI.

-Vamos al coche, rápido -susurró Ana.

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22/11/2009, 14:40
Carolina

A Carolina le hubiera gustado ser ella quien cogiera a la niña, pero Ana no conducía desde hace tiempo así que tenía que llevar ella el coche.

Más nerviosa que antes abrió camino por el pasillo, todavía de forma pausada y tranquila, sin correr demasiado. Cuando llegaron a la sala de espera echó un vistazo hacia atrás para ver a Sofía y sintió alivio. Les quedaba muy poco tramo. Aceleró un poquito dado que había menos gente y por fin alcanzó el aparcamiento. Sacó las llaves del coche, abrió la puerta y ayudó a Ana a entrar con Sofía en brazos. Le dio un beso a la niña y se montó frente al volante para salir de allí a toda prisa pero procurando no llamar la atención. Quedaba muy poco…

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22/11/2009, 14:41
Director

El coche salió sin problemas del aparcamiento. El hechizo no cubría a enseres materiales, pero nadie tenía por qué fijarse en el seat de Carolina cuando había otros tantos iguales.

La Verbena condujo hasta el Nodo, tal y como Ana le había dicho. Fue un camino tenso, pues sin supervisión médica, Sofía corría peligro. Ana le había dado una poción que la ayudaría a soportar el trayecto, pero aún así, Carolina pisó a fondo.

Una media hora después, bajaron en la Casa de Campo. Aparcaron en un sitio apartado y entraron a la zona de árboles con Sofía en brazos. Ana estaba muy seria. Como seguían teniendo el hechizo activado, las prostitutas y transexuales de la zona no se preocuparon de ellas y siguieron a su aire.

Poco después entraron en el Nodo y Ana pronunció las palabras que hacían que el hechizo cayese.

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22/11/2009, 14:44
Mari Carmen

Mari Carmen jugaba con Héctor y reía varios metros más allá, para no molestar a la Maestra. El niño se lo estaba pasando divinamente y la energía no parecía habérsele agotado en ese tiempo. La Verbena no tenía hijos propios a pesar de la edad, pero le gustaba acoger a jóvenes bajo su ala para enseñarles los senderos de la magia. En ese sentido, era un poco madre de todos.

Cuando vio que aparecían Carolina y Ana con la niña, se acercó.

-Ah, habeis podido llegar por fin. Menos mal. Y ella aún lucha -dijo mirando a Sofía-. Es gracias a Chus. Está enviándole fuerzas desde aquí y creo que despertará del trance enseguida.

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22/11/2009, 17:52
Carolina

Carolina, que iba al lado de Ana cogiéndole la mano a su hija, se acercó a Mari Carmen y habló con nerviosismo.

- ¿Habéis preparado el ritual? Se pondrá bien, ¿verdad?

Parecía que tener a Sofía cerca no le reconfortaba del todo. Necesitaba verla bien.

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22/11/2009, 18:03
Chus

Chus salió de su trance y se levantó. Era una mujer de unos cuarenta y tantos, con gran equilibrio interior. Su avanzado conocimiento de las esferas la dotaba de un cuerpo perfecto y en forma que podía cambiar a voluntad. Muchas otras magas de Vida cambiaban su aspecto para ser más atractivas, pero Chus prefería su rostro maduro que reflejaba sabiduría y seriedad en lugar de la vana belleza.

-El ritual está listo, pero falta un ingrediente. Necesitamos la sangre del que ha hecho esto -dijo con voz clara-. ¿Teneis la ropa que llevaba cuando la atropellaron?

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22/11/2009, 18:21
Ana

-Está en la mochila. Caro, ¿la puedes sacar? -pidió Ana haciendo un gesto con la cabeza.

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22/11/2009, 18:28
Carolina

Carolina asintió.

- Si, claro- abrió la mochila que Ana llevaba a la espalda y sacó la ropa con cuidado para entregársela a Chus- Aquí tienes. Entonces… tenemos que ir por el tipo. ¿Sabemos algo de él? A parte de que es un hijo de puta sin alma.

Darse a la fuga después de atropellar a una niña. Se merecía lo que le iba a pasar y más, porque ni si quiera había tenido la decencia de quedarse a socorrerla o ayudarla. Maldito cabrón.

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22/11/2009, 18:35
Chus

-Lo sabremos ahora. Traed aquí a la niña -dijo Chus, señalando un lugar en la hierba donde habían dibujado un pentáculo y lo habían circundado de velas aromáticas.

Una vez Sofía estuvo en el suelo, su respiración se hizo más regular. Chus cogió la camiseta de la niña, verde y rosa con una gran mancha de sangre, y la extendió en el suelo. Mari Carmen le tendió un mapa de Madrid que puso sobre la camiseta.

-Sangre de la víctima, revela el camino del asesino -proclamó Chus, y la sangre, ya reseca, se volvió líquida de nuevo y se filtró al mapa haciendo un dibujo que señalaba la Calle de los Ferroviarios, en Carabanchel-. Aquí está. Id por él.

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22/11/2009, 20:32
Carolina

Carolina asintió y cogió el mapa, después se acercó a donde estaba Sofía para agacharse y darle un beso en la frente.

- Vuelvo enseguida, cielo. Mama te va a curar ¿vale? Aguanta…- le susurró.

Decidida, quizás algo temblorosa, volvió junto a Ana hasta el coche y le tendió el mapa para que la guiara hasta el lugar indicado. Estaba nerviosa, sabía que cuanta más sangre se empleaba mejor resultado se obtenía, pero aquello implicaría seguramente la muerte de aquel hombre. Estaba acostumbrada a la muerte, a la muerte a cambio de la vida, pero aun así sería un homicidio y si no lo hacían bien podrían tener problemas con la justicia. De todos modos, él era el culpable de que su hija estuviera rozando la muerte, y Carolina trataba de aferrarse a ese sentimiento de venganza para justificar sus actos. Los Dioses le habían enseñado que todo acto tiene sus consecuencias, y la venganza de Hera podía ser nefasta para aquel que osara herir a sus hijos.

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22/11/2009, 20:38
Ana

Ana acarició el rostro de la niña y le pidió a Chus que cuidase de ella. Después tomó el mapa y le hizo una señal a Carolina para que echasen a andar hacia la carretera.

-No conozco muy bien ese sitio -advirtió la Verbena de camino al coche-. Pero me acuerdo muy bien del coche. Hijo de puta. No voy a olvidar su matrícula en la vida.

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22/11/2009, 20:57
Carolina

- No te preocupes, cielo. Tu señalízame hasta que lleguemos a la zona y después damos un par de vueltas hasta que lo encontremos. Espero que no tenga garaje o lo haya llevado a arreglar... Por que imagino que le habrá dejado un bollo en el capó el golpe con Sofía.- hizo una pausa un poco larga- Va a pagar caro lo que le ha hecho...

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22/11/2009, 21:03
Ana

Ana se detuvo para darle un beso. La miró con decisión.

-Te juro que no se va a ir de rositas, Carolina. Voy a asegurarme de ello.

Echó a andar otra vez y cogió a Carolina de la mano.

Veinticinco minutos después estaban en Carabanchel, buscando la calle que señalaba el mapa. Carolina dio un par de vueltas para aparcar y pagó por la zona azul, mientras Ana miraba el vecindario con ojos desconfiados.

Caminaron a lo largo de la calle en busca del coche. Era un Renault negro viejo, con una matrícula de las antiguas. Tras un buen rato, Ana señaló el coche.

-Ahí está el hijo de puta.

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22/11/2009, 21:25
Carolina

La verbena se relajó bastante ante las palabras de Ana y sus muestras de afecto. Siempre había confiado en ella, y escasas veces se había equivocado. Le devolvió el beso y le agarró fuerte la mano con una leve sonrisa en los labios. Después montó en el coche y condujo hasta el lugar. Ambas parecían sentir algo parecido, una mezcla de desconfianza e ira, un coctel poco recomendable. Cuando Ana señaló el coche Carolina inspeccionó el lugar. Había un portal justo en frente pero eso no quería decir que el propietario viviera ahí. No podía tener tanta suerte de encontrar aparcamiento justo delante de la puerta de su casa. O quizás si sabiendo su destino…

- ¿Crees que vivirá ahí?- Carolina chascó la lengua pensativa- Quizás con un objeto personal pueda averiguar dónde vive.- apuntó echando un vistazo por la ventanilla del coche en busca de algo útil.

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22/11/2009, 21:31
Ana

-Sólo eres una Iniciada en Correspondencia, cariño -respondió Ana cruzándose de brazos-. Mira, ¿qué tal si esperamos un poco? Igual el tipo baja, o yo qué sé. Ahí hay un portal. Lo mismo vive debajo. O ahí -dice señalando al portal de la calle paralela.

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22/11/2009, 22:27
Carolina

Caroina puso morros algo enfadada. A veces se le olvidaba las limitaciones de ser iniciada.

- Si, tienes razón.- dijo asintiendo con la cabeza.- ¿Nos sentamos en esos escalones? Podemos tener la zona controlada. Me duelen los pies...

Sugirió señalando las escaleras de un portal. Si estaba de pie mucho más tiempo creía que se le dislocaría la rodilla de tanto mover las piernas. A demás, empezaba a ser tarde y todavía no se había quitado los zapatos, y eso era el horror.

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22/11/2009, 22:40
Ana

Ana miró el reloj.

-Cielo, son las cinco y no hemos comido. Al menos yo no. Me acabo de acordar de que me muero de hambre -dijo con un suspiro-. Escucha, como yo sé cómo es el tío, más o menos, no debería moverme de aquí. ¿Por qué no vas a comprar algo a algún bar? Lo que sea.

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23/11/2009, 00:14
Carolina

Carolina comprobó la hora y se sorprendió de que su estómago no pidiera comida. Ahora que lo pensaba, si, si que se la pedía, pero tenía otras necesidades más importantes por encima, así que no se había preocupado por eso hasta que Ana se lo había dicho. Se acercó a ella y le dio un beso en los labios.

- Ni me había dado cuenta de la hora. Creo que he visto un bar decente en la otra calle. Llámame si le ves.

Se dio la vuelta y se encaminó hacia la calle contigua con la esperanza de poder conseguir un par de bocadillos calientes, buenos, y no demasiado caros.