Partida Rol por web

El hombre de la bata blanca no tiene opciones. Sí, el intento es bueno, sujeta con fuerza el fusil, con aspecto de tener cierta idea de cómo emplearlo, pero no es lo bastante rápido. Victoria alza su mano y de ella surge un rayo de pura energía, extraída del sistema energético del propio exoesqueleto. Puede sentir cómo el traje descarga parte de la fuente de alimentación que alimenta el dispositivo para arrojar toda esa energía hacia su objetivo. E impacta. El rayo golpea al hombre en el pecho, haciéndole salir despedido hacia atrás. El fusil termina en el suelo tirado, y varios metros más atrás el hombre acaba igual, sólo que con el pecho humeante y probablemente sin vida.

Las dos mujeres que tecleaban en los ordenadores se echan al suelo. Una de ellas comienza a chillar, histérica.

Blindado activa las armas de su tecnoarmadura, el proyector de partículas, con el que emite dos pulsos en dirección a los dos hombres que tratan de ponerse las armaduras. Uno de ellos impacta en el suelo, justo al lado de uno de ellos, que nervioso decide abandonar su intento de vestir la armadura y saltando al exterior comienza a correr hacia el fondo de la sala, posiblemente buscando la misma ruta de escape que su compañera. El otro, en cambio, soporta mejor la presión, y cuando el segundo impacto del proyector de Blindado hace estallar todos los cristales de la vaina tan sólo se cubre el rostro con las manos, mientras se ensamblan sobre ellas los guanteletes.

En ese momento, los cristales de la parte superior del almacén estallan, y la unidad sintética cae entre los cascotes y esquirlas, precipitándose sobre los ordenadores que manejaban las dos mujeres. Sin dudar un instante, pisa con todas sus fuerzas a una de ellas, oyéndose el crujir de todos las sus costillas al ser literalmente aplastada. Se gira entonces, sujetando por el cuello a la otra mujer y alzándola en vilo, apretando hasta que con un chasquido se puede ver cómo el cuello cede y se rompe, quedando la mujer inerte en sus manos.

El ascenso te lleva hasta casi la planta superior. Efectivamente, tal como viste desde tu ángulo de tiro en el otro edificio, las ventanas están selladas con sistemas mecánicos hidráulicos que sitúan y mantienen gruesas planchas de metal tras ellas. No puedes saberlo, pero intuyes que también las paredes deben estar reforzadas. Es una gran infraestructura, con financiación, algo más que un grupo de terroristas ocultándose en un almacén. El lugar ha sido acondicionado a conciencia.

Pero estás a punto de llegar. Es cuando te llega la transmisión de Victoria, pero también te llega algo más. Un ruido de metal, una puerta abriéndose, o eso te parece. Un par de movimientos hacia tu derecha te lleva a doblar la esquina del edificio y ver las escaleras de emergencia exteriores, un sistema metálico muy similar a los que se ven en las películas americanas, pero muy poco habitual en España. Por ella comienzan a descender dos personas. El que va primero es un hombre con gafas y una bata blanca, con el cabello rubio y gesto aterrado. Tras él va una mujer de cabello corto y oscuro vestida con un traje táctico ajustado a su bien contorneado cuerpo, que sostiene en su mano una pistola mientras le mete prisa.

Se encuentran ya un par de pisos por debajo de tu posición.

Vi el cuerpo del hombre salir despedido y por un momento dudé de que hubiese sido una amenaza real, parpadee para alejar esos pensamientos y me dispuse a acojonar a las mujeres para que no se movieran, dando los gritos que daban dudaba que fuesen un problema, pero entonces apareció el sintético "perdido" y acabó con la vida de ambas. -¡Maldito hojalata! La amenana es la armadura-

-¡Campeador neutralice la tecnoarmadura! Blindado ayúdale y luego a por los fugados.

Sin esperar a ver si mis órdenes eran cumplidas salí volando detrás de los que se marchaban, mi intención era derribarlos efectuando un vuelo rasante.

Vistas desde cerca las ventanas resultan estar blindadas por unas fuertes planchas metálicas y algo me dice que las paredes también lo estarán, esto no es un simple edificio abandonado elegido al azar por unos incautos terroristas, es una especie de base de operaciones con mucho dinero detrás, puede que este ataque no nos resulte tan sencillo como esperábamos, pero tampoco creo que nuestros enemigos esperaran a unos tíos y una Victoria y un Campeador como nosotros.
La voz de Victoria suena por los comunicadores y me saca de mis especulaciones.

Pues podría ir mejor si estos terroristas no estuvieran tan bien equipados...

Me dispongo a contestarle cualquier cosa para tenerla contenta cuando otro ruido me llega por uno de los costados del edificio, me dirijo hacia allí de inmediato y me asomo para ver abrirse una puerta y salir dos personas. La primera parece una especie de científico con esas gafas y esa bata blanca, nada preocupante, la segunda es una mujer que parece entrenada y que porta una pistola, parecen querer escapar del infierno que mis compañeros deben estar desatando en el interior del edificio.

-Un científico con bata blanca y una mujer con aspecto de soldado intentan escapar por las escaleras de emergencia. Voy a ir tras ellos. ¿Sigo tirando a matar? El hombre parece inofensivo.

Me subo al borde del tejado y me dejo caer hacia la escalera, es una distancia pequeña que mi cuerpo puede asimilar sin problemas y esos dos pobres diablos no saben la que se les viene encima. Podría haber gritado que se detuvieran como en las películas, pero eso es una chorrada. ¿Para que avisarlos? Cuanto más sorpresa se lleven al verme o escucharme menos tiempo tendrán para reaccionar, soy consciente que haré mucho ruido y que no les alcanzaré sigilosamente, pero cuantos más metros gane sin que me disparen mejor, porque estoy seguro que la mujer lo hara.
En cuanto llego a la escalera desenfundo mi pistola y bajo corriendo a toda velocidad para atrapar a los fugados.

Maldigo mi suerte y mi mala puntería, y vuelvo a intentar acertar con el arma de partículas contra el agente y su armadura. Pero ambos disparos vuelven a fallar.

- Creo que le pasa algo raro a mi sistema de puntería, no consigo impactar.

La unidad sintética, con los puños ensangrentados y grandes salpicaduras en su rostro inexpresivo, se gira inmediatamente cuando es interpelado por Victoria. La mira, mira al hombre que trata de ponerse la tecnoarmadura en el otro extremo de la estancia, contempla cómo los disparos de Blindado impactan cerca de él sin alcanzarle, y alza los puños en su dirección. La sangre que los cubre comienza a evaporarse rápidamente, una pequeña nube de gas que se disuelve a medida que de esos puños aparece un fuerte fulgor verdoso, justo antes de que un potente rayo surja de su puño izquierdo, seguido de otro de igual intensidad desde el derecho.

Ambos rayos atraviesan la sala, impactando directamente en el terrorista que ultima ya la colocación de la tecnoarmadura. No le da tiempo, no obstante. Las piezas, aún sin completar su ensamblaje, salen despedidas en todas direcciones, como el mismo cuerpo del hombre, que se estrella contra la pared completamente chamuscado, despidiendo una columna de vapor hediondo.

Por la emisora llega la voz de Igor:

Cita:

Victoria, mientras tanto, remonta el vuelo. En el aire, las distancias de que se compone la sala parecen mucho más pequeñas, y alcanzar al tipo que huye corriendo es una tarea relativamente sencilla. Hacerlo mediante vuelo rasante, golpeando sus piernas en el proceso, y haciéndole caer al suelo, algo menos.

Pero lo logra. Pasa bajo él, golpeándole, y antes de alzarse y darse la vuelta ya ve que el delincuente rueda por los suelos, tratando de ponerse en pie al mismo tiempo que echa mano a una funda sobaquera en busca de un arma con la que repeler su detención.

Tomas impulso y te abalanzas hacia la escalera. Aterrizas sobre uno de los descansillos metálicos salvando la barandilla sin problemas, aunque un inconveniente sí que hay. Para que el ángulo del salto fuera idóneo, has tenido que arrojarte sobre uno de los pisos superiores. Los dos huidos te llevan un par de plantas de ventaja.

Te asomas por la barandilla, comprobando la distancia. No has podido ser discreto, se han dado cuenta de tu presencia. La mujer se asoma también y cruzais miradas. No hay miedo en sus ojos, sólo preocupación y una intensa determinación, quizás con un tinte de rabia.

¡No os vais a salir con la vuestra, asesinos! -Grita volviendo a la tarea de correr escaleras abajo, prácticamente empujando al hombre de la bata mientras empuña una pistola- ¡La habéis cagado, gilipollas!

Cuando abandonaba la sala pude escuchar los ruidos de algo explotando, no quise girarme para ver lo que era, no después de lo que acababa de ver que había hecho Campeador con las mujeres. Apreté los dientes tratando de concentrarme en lo que hacía, el último hombre que salió huyendo cayó gracias a mi maniobra pero parecía que no se daba por vencido. Simultáneamente la voz de mi ex llegó hasta mis oídos para meter el dedo en la llaga.

-Negativo. -sin las tecnoarmaduras no creía que la amenaza fuese tan grande como para que se nos fuese de las manos y tener a varios retenidos a quienes interrogar sobre sus intenciones era una buena baza, además ya había visto suficiente sangre por lo que quedaba de día, o eso esperaba. Miré al hombre mientras él se levantaba y yo le apuntaba con el brazo y seguí hablando, tanto para él como para Igor. -No tires a matar si no es necesario, ya ha habido muchas muertes.

Corté la comunicación y continúe solo para el hombre. 

-Ríndete terrorista y conservarás la vida.

¡A la mierda el sigilo!

Debí de haberlo imaginado, ahora peso muchísimo más y un salto como este sobre una escalera metálica hace ruido. He tenido que saltar un par de pisos más arriba, todavía me llevan ventaja pero la reduciré si sigo saltando, la mujer parece más preocupada por salvar al hombre que por dispararme.

Mejor para mi, en cuanto los alcance le daré un par de puñetazos y la dejaré fuera de juego, el hombre parece importante, espero que no me ordenen matarlo.

Cruzo la mirada con la mujer. Me asombra que a pesar de lo que está pasando y de mi aspecto no parece tenerme miedo.

Tiene un par de ovarios, pero una terrorista es una terrorista.

Ni siquiera contesto a su bravuconada, ya tendré tiempo de insultarla y decirle lo que quiera cuando la alcance. Vuelvo a asomarme y salto de nuevo hacia el piso más bajo que pueda, debo llegar hasta ellos cuanto antes e impedir que escapen. Quizás no sea mala opción saltar por debajo de ellos y cortarles el paso, así estarán atrapados, porque estoy seguro que entre Óscar, Vicky y el Campeador se están cargando a todo lo que quedaba dentro.

Si no lo han hecho ya.

Victoria no me ha dicho nada, da igual, visto lo visto prefiero actuar por mi cuenta esta vez, las órdenes están resultando algo incómodas. Sin pensarlo más doy otro salto.

Informo por el comunicador al resto.

- Todo despejado por aquí, la Unidad Campeador ha sido muy expeditiva.

Me quedo mirando alrededor. Victoria tiene controlado al otro tipo, y el resto de la habitación son cadáveres. Luego veo la puerta por la que los otros dos objetivos han escapado. Hablo a mi jefa.

- Voy a ver a dónde han ido esos dos.

Y acto seguido, salgo por la puerta, preparado para enfrentarme a posibles amenazas.

Blindado abandona la sala, siguiendo el camino por el que han huido los otros miembros de la célula. Te quedas al cargo del detenido, que te mira desconcertado, con una mano al costado, quizás tratando de decidir si echar mano a su pistola es una completa locura. O si está dispuesto a cometerla. Sin embargo, hay otra cosa que bloquea su mente con mucha más fuerza.

¿T-terrorista? ¿Yo? -Replica con tono desconcertado- ¡Que valor tienes, asesina! ¡Sois vosotros los que...!

No le da tiempo a terminar la frase. Un puño cae sobre él, reventando su cabeza contra el suelo. El puño llega a tocar el suelo, dejando la cabeza convertida en un amasijo de trozos de cráneo, sesos y sangre. La unidad sintética, autor de tan funesto ataque, se alza de nuevo y te mira, inexpresivo, con su puño chorreando sangre. El cuerpo a sus pies, y a los tuyos, aún se agita con movimientos espasmódicos que van decreciendo. está muerto.

Iba a sacar su arma. -Es todo lo que dice. Pero tú estás segura de que no es cierto. Su mano no se había acercado un ápice mientras hablaba contigo.

Blindado sale al exterior a través de una puerta de metal. Ésta da acceso a una escalera de incendios exterior, de metal, muy del estilo de las que salen en las películas estadounidenses. Al asomarse, ve que dos personas están bajando a toda velocidad en dirección a la calle. Pero también a su compañero Igor.

Éste se encuentra en la barandilla de la escalera, un par de pisos por encima de los dos evadidos. Sin embargo, de un salto se planta al nivel de la calle, justo cuando los dos terroristas alcanzan la primera planta. Se detienen, y la mujer apunta a Igor con su arma, cubriendo al hombre a su espalda.

¡No se que creéis que estáis haciendo, gilipollas, pero el terrorismo pasa factura al final, ¿vale?! ¡La habéis cagado, imbéciles! ¡Os van a cazar como a conejos!

Con el último salto me planto en la calle mientras la mujer y el científico todavía están en el primer piso. Veo como Óscar sale por una de las puertas y sonrío con satisfacción.

Están atrapados.

La mujer parece haberse dado cuenta y sigue protegiendo al científico, sigo pensando que le preocupa más la seguridad del hombre que la suya propia, pero ahora está atrapada e intenta amenazarlos. Saco la pistola y apunto con ella, aunque no disparo, tan solo quiero ganar tiempo para que Óscar vaya cerrando la trampa. Sigo sin noticias de Vicky, ni nuevas órdenes, lo cual puede ser una buena o una mala noticia, dependiendo de como se mire.

-Tira la pistola y no os haremos daño. Es tu última oportunidad. -Sonrío.- ¡Claro que el terrorismo pasa factura, tu estás a punto de pagar la tuya! -Apunto con firmeza para demostrar que voy en serio.- ¡Suelta la pistola! Podría darle a él...

No pierdo nada por intentarlo, quizás la mujer esté dispuesta a perder la vida. ¿Pero va a arriesgarse a que el científico pueda recibir un disparo? Por otro lado ambos parecen buenos rehenes para ser capturados.

A no ser que Vicky y el chatarra vengan y también los liquiden...

Escucho la conversación abajo. Si ya tenía mis dudas sobre que algo apestase, ahora tengo mis dudas sobre que no seamos nosotros los que apestamos. Maldita sea. Reprimo el impulso de gritar a Igor por el comunicador, pero no quiero que nos escuchen.

Bajo las escaleras tan deprisa como permite mi armadura. No quiero volar por no dejar una vía de escape. Abro la máscara y grito.

- Igor, no hagas tonterías. Creo que deberíamos escucharla.

Luego vuelvo a cerrar la armadura. Ahora empiezo a entender el comportamiento de la Unidad Campeador. Sin testigos. ¿Quizá Victoria esté metida en el ajo? Creo que mis opciones de confianza se reducen.

Asentí a las palabras de mi compañero sin apartar la mirada del prisionero y elevé una ceja ante su duda, para mí era claro que nada podía hacer más que rendirse, pero cuando me contestó algo en mi interior se tensó. El hombre todavía no había acabado de hablar, ni yo de procesar sus palabras, cuando ví con horror como su cabeza explotaba contra el suelo impulsada por el puño de Campeador.

Sin dudarlo, abrí comunicación con mis compañeros y me enfrenté al robot de los cojones. Mi cuerpo temblaba ligeramente, tanto por la rabia como por el macabro espectáculo del que estaba siendo testigo en la misión.

-¡Y una mierda iba a sacar su arma! Es el tercer asesinato sin motivo del que soy testigo. Unidad Campeador queda relevada de la misión, desactívese inmediatamente. Blindado, X, detengan a los fugitivos sin matarlos y no permitan que nadie más se acerque a ellos.

Mientras hablaba mi brazo se había ido moviendo para apuntar a un nuevo objetivo, uno que parecía un aliado pero que actuaba por su cuenta y no estaba bajo mis órdenes, una amenaza en toda regla. No las tenía todas conmigo de quien saldría bien parado en un posible enfrentamiento, pero no estaba dispuesta a que me pusieran al mando para poder echarme las culpas. Al menor indicio de que la maldita máquina no hacía lo que le decía abriría fuego sobre ella.

-¡Y una mierda iba a sacar su arma! Es el tercer asesinato sin motivo del que soy testigo. Unidad Campeador queda relevada de la misión, desactívese inmediatamente. Blindado, X, detengan a los fugitivos sin matarlos y no permitan que nadie más se acerque a ellos.

Escucho la voz de Óscar, parece preocupado por algo, y lo más extraño es que no está utilizando la comunicación interna.

¿Porqué me lo grita? ¿No quiere que nos escuchen?

Algo raro está pasando y sigo con la sensación de que en todo esto hay algo que no encaja. Aparto la mano izquierda que estaba ajustando el pulso antes de disparar y alzo la mano hacia la mujer en una señal de calma, como ofreciendo una tregua.
Me llega la retransmisión de Vicky, parece que tiene problemas con la chatarra.

Tres asesinatos...

No puedo evitar recordar lo que le hizo al hombre del tejado. Me alivia un poco recibir la órden de no matar a los fugados, algo que no tenía pensado hacer, aunque si la mujer me dispara tendré que defenderme.

-Los tenemos rodeados en la escalera exterior.

No digo nada más y desactivo la función del micrófono dejando solo abiertas las comunicaciones entrantes.

-¡Está bien! ¡Vamos a hablar! ¿Ok? Nadie va a disparar si tu no lo haces primero ¿Entendido?

Los tenemos rodeados en la escalera exterior.