Partida Rol por web

La alegría porque Morgan hubiese encontrado el tesoro amasado por Escamanegra acabó tornándose en sorpresa, en la más horripilante de ellas. De nuevo Escamanegra volvía a la carga y esta vez, al igual que las anteriores, era él quien elegía el momento y el terreno, ambos siempre los más favorables para él como era lógico.

El sobresalto que golpeó a Lirian como una bofetada hizo que éste mirase a ambos lados pidiendo unas respuestas que no llegarían. Con el tiempo en que tarda en desvanecerse un latido de corazón para reaccionar, el nerviosismo jugó su principal papel en la siguiente reacción del norteño haciendo que éste apuntase de forma errática y soltase la cuerda del arco precipitadamente. La fecha se hundió en el agua tan limpiamente que las salpicaduras apenas se notaron en el caótico y angustioso chapoteo de Morga. 

¡A...aguanta! - De mala gana Lirian soltó el arco y comenzó a quitarse todo lo demás, salvo sus ropas y su cota, para hacer lo que debería haber hecho ya: lanzarse al agua con su cimitarra. Si alguien allí sabía lidiar con las aguas ese sin duda era él. Voy a por ella...  - Susurró, por primera vez sin el menor titubeo en su voz.

La paladina tardó solo uno unos segundos en acercarse a la orilla del lago, tensar su arco y lanzar su proyectil de fuego, pero la tensa espera se hizo eterna. La flecha recorrió lo alto de la caverna realizando una perfecta parábola y la luz del improvisado, aunque escasa,  no pudo ser más reveladora. La incandescente flecha salió despedida hacia lo más alto de la gruta dejando ver a su paso todo un mar de enormes y ancianas estalactitas cuyo horizonte aparecía cada vez más lejano  conforme la titubeante luz recorría lentamente su camino. Un bosque de árboles de piedra crecía en el techo de aquel majestuoso lugar, pero la imagen de ese gran foresta de rocas fue apagándose poco a poco cuando el proyectil fue poco a poco cayendo en su recorrido hasta que finalmente desapareció entre las calmadas aguas formando una pequeña humareda. Pero en su camino, el sinuoso halo de luz que emitía la flecha dejó ver lo que parecía un islote de monedas, tantas como pudiera contener el tesoro de un dragón. En ese momento la cara de tensión de Rivoel se tornó en asombro y alegría por igual. Allí estaban, todas las riquezas que Escamanegra había logrado, formando una brillante isla en medio del lago.

Morgan no se lo pensó dos veces y sujeta por la cuerda comenzó a nadar decididamente hacia allí y tras unos pocos pero interminables segundos, llegó hasta la deseada orilla de monedas. En la distancia se le vio coger varias cosas, entre ellas un gran escudo, el cual se asió bien a la espalda justo antes de iniciar el camino de vuelta. La facilidad con la que la mestiza había llegado al islote y la libertad con la que había usurpado parte del tesoro del dragón, no hizo presagiar el repentino y virulento resurgir de las aguas de un sin duda, más colérico Escamanegra.

La sierpe se echó encima de MOrgan sin que nadie pudiera evitarlo y empezó a arrastrarla hacia el interior de las aguas.

Rivoel  tardó en reaccionar, su rostro de gran asombro y admiración por el hallazgo de la mestiza  se torno temeroso y angustiado en tan solo un instante. La súbita aparición del dragón petrifico al siempre atento bardo que,  Mientras observaba como el resto reaccionaba rápidamente intentando ayudar a Morgan,  quedó paralizado sin saber muy bien qué hacer. Sus armas, por él empuñadas, eran prácticamente inofensivas contra el dragón y sus  débiles brazos en la cuerda no parecían capaces de hacer frente a la fuerza con la que Escamanegra arrastraba a la mestiza. Por primera vez en su vida Rivoel se sintió inútil... Tan solo fue capaz de gritar ¡¡¡¡¡¡¡¡¡MORGAN NOOOOOO!!!! ......¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡  DISPARA KRAUUUUM!!!!!!!   

Como la guerrera temía el dragón acabó apareciendo, a pesar de estar atenta a su entorno no lo vió venir hasta que fue demasiado tarde, sin apenas tiempo para hacer otra cosa que no fuese reaccionar. Agitó los brazos y las piernas con toda su fuerza, pretendía alejarse de la sierpe en dirección a sus compañeros, a la 'seguridad' del templete, a volver a sentir terreno firme bajo sus pies.

-¡¡¡TIRAD!!!

Alcanzó a gritar al resto del grupo mientras se debatía contra la furia de la criatura, pero sin ningún punto de apoyo sólo pudo aguantar el embite con estoicismo. Sacó la daga que se alojaba en la bandolera que le cruzaba el pecho, en el agua cualquier otra arma se le antojaba más un estorbo que otra cosa, y se preparó para una larga zambullida. 

-Shondakul, álzame en tus brazos. Haz que me eleve sobre las aguas y llegue a salvo a tierra firme. Haré que compongan una oda en tu honor, cantando las maravillas de sentir tu viento en la cara-

Dor paso por detrás de Códice hacía el final de la cuerda, el dragón no se llevaría a la paladina y si lo hiciese se lo llevaría a él 

Aquella bestia negra y correosa se te echó encima sin que tu pudieras hacer otra cosa que mantenerte a flote y pedir socorro a tus amigos. Obviamente eso no sirvió de nada frente al envite de tu enemigo, que te arrolló al momento arrastrándote con él y hundiéndote en el agua. En ese momento, en el que aprovechabas para sacar tu daga, sentiste de pronto un tirón de la cuerda. ¡Tus compañeros! Habrías considerado aquello una señal de Shondakul para darte esperanza si no fuera porque al momento viste -con tus privilegiados ojos de orco- como Escamanegra volvía a abalanzarse hacia ti, ágil cual pez en el agua y dispuesto a apresarte entre sus garras. Desorientada y aún tratando de salir a la superficie, trataste de defenderte con la daga, pero el dragón era demasiado rápido y fuerte, y no pudiste evitar que te apresara. Si no hacías algo rápido -lo sabías-, nunca volverías viva a la superficie.

En lo que tardasteis en parpadear, el dragón se había abalanzado sobre vuestra compañera, arrollándola y llevándosela consigo bajo la superficie. Morgan sólo pudo gritar antes de desaparecer, pero pudisteis ver el brillo del acero en su mano. Para cuando Lirian se lanzó al agua y comenzó a nadar, en el lugar del dragón y la guerrera ya sólo se veía una cola correosa desapareciendo en la líquida negrura. Abrahel comenzó entonces a jalar de la cuerda, recogiéndola. Había un peso allí, cosa que os dio esperanzas. Sin embargo, de pronto la cuerda se tensó, convirtiendo el avance en un casi estático tira y afloja que obligó a la paladina a soltar cabo. Sólo la ayuda de Códice y Dorn, ¡y del propio Kraum (espoleado por el bardo)!, permitió retomar cierto control sobre la cuerda.

Rivoel estuvo unos instantes petrificado hasta que el ruido de la abrupta zambullida de Lirian le hizo reaccionar. Al ver la valiente iniciativa del norteño el bardo no se lo pensó dos veces y se lanzó tras él rápidamente. El portentoso bárbaro nadaba con bravura y sin duda se alejaría pronto de la orilla, pero el bardo no pretendía seguirlo, ni siquiera  quería alcanzarlo del todo, Le bastaba con poder tocar alguna parte de su cuerpo, por eso se estiró todo lo que pudo y alargó el brazo hasta casi dislocarle el hombro, hasta que logró tocar a Lirian y al instante una esfera de luz apareció alrededor del norteño.

¡¡¡¡¡¡QUE LA OSCURIDAD SEA VENCIDA Y QUE LAS NEGRAS ESCAMAS DEL DRAGÓN CON SU CLARIDAD OS MUESTRE!!!!!

La guerrera hizo amago de intentar nadar pero, sin saber muy bien dónde era arriba y abajo, su intento no fue muy vigoroso. Se dijo que dada su suerte seguro que acabaría nadando en dirección contraria y esperó a sentir el tirón de la cuerda para orientarse. Lo que sí hizo fue aprovechar la cercanía del dragón para hundir profundamente la daga entre sus negras escamas, su determinación era fuerte, del agua saldría inconsciente o con un gran trofeo.

Aguanta....aguanta Morgan. - Se repetía una y otra vez Lirian a medida que cada brazada le acercaba a la zona en que creía haber visto desaparecer a la poderosa guerrera. El agua, que estaba tan fría como podría haberlo estado en el lago Dinneshere, hizo que su respiración se disparara y sus músculos se contrajeran involuntariamente, aunque eso no impidió lo más mínimo que el norteño avanzara con decisión hacia el centro de las ondulaciones que venían en sentido contrario. Morgan tenía que estar allí abajo.

Gracias a la brillante luz producto del conjuro de Rivoel, Lirian tenía la suficiente confianza de que en caso de que el dragón emergiese su silueta bajo el agua se haría visible con la suficiente antelación como para reaccionar. Aun así, previendo que podría encontrarse cerca, hundió la cabeza tratando de distinguir a los dos combatientes entrelazados en una mortal presa.

El enano clavo los pies en el suelo mientras buscaba un desnivel para hacer mayor fuerza, poco mas podía hacer ante lo improvisado de la situación y era virtualmente inútil en el agua, si pudiera ayudar a localizar a Morgan, un momento ¡¡si podía!! - escudo permitirme ver el interior de los corazones - no podía detectar a Morgan, pero si a escama negra

El dragón se retorcía y atacaba con su boca y sus patas y trataba de esquivar tus intentos, pero no pudo evitar que finalmente tu puñal mordiera en sus carnes y penetrara con fuerza. Durante unos instantes se revolvió frenético, meneándote en su abrazo, pero entonces, de pronto, su agarre se aflojó y dejó de atacarte. Sus ojos estaban en blanco, su boca se abría y cerraba sin fuerzas. En ese momentos, una luz lejana os iluminó a los dos, permitiéndote ver cómo la sangre de Escamanegra se diluía en el agua a tu alrededor. Cuando miraste hacia la luz, viste a cierta distancia un figura vestida de luz nadando más o menos en tu dirección. Aún no estabas libre: el cuerpo moribundo de Escamanegra aún te agarraba, arrastrándote con él hacia el fondo. Notabas la cuerda tensa en tu cintura, y el tirón de tus compañeros, pero eso no impedía que tú y el dragón os siguierais hundiendo, igual que habríais seguido cayendo si hubierais estado en un columpio.

Moviéndose a la velocidad del rayo, Lirian se desprendió de lo que le entorpecía y se lanzó al agua, no sin que antes el bardo encantara su camisote de mallas y éste empezara a emitir luz. Al zambullirse, parecía un hombre en llamas. Por suerte, aquella luz no era fuego y siguió brillando en la laguna mientras Lirian recorría la mitad del trecho que le separaba del lugar en el que había desaparecido su compañera.

Mientras tanto, los demás en tierra firme seguían tirando de la cuerda. Códice, apenas sin voz, no dejaba de rezar a su diosa para que les ayudase, como Dorn, que también tiraba y rezaba a sus dioses. Incluso Kraum se esforzaba. Abrahel, por su parte, lanzaba imprecaciones, rugir y arengaba a los demás sin cesar. Sus colmillos y los pequeños cuernos que brotaban en su frente hacían que su cara en tensión fuera realmente terrible. Poco a poco, erais capaces de ir recogiendo cuerda, que se tensaba un poco más a la derecha de la posición original, y más hacia abajo, marcando la posición de Morgan... ¡O eso esperabais!

Detectaste el fétido olor del Mal cerca. ¡Sin duda era Escamanegra! Debías mantener la concentración si querías localizarle.

Después del apuñalamiento la guerrera sintió como todo su cuerpo era zarandeado, sin puntos de apoyo era como un muñeco de tela en manos de un niño, se agarró fuertemente a la daga y al cuerpo de la sierpe y se concentró en una escama delante de sus ojos para no perder la cabeza. Tan pronto como habían comenzado, los espasmos cesaron y una mirada a la cara del dragón le bastó para asegurarse que había ganado el combate.

De repente la luz penetró en las oscuras aguas, si no fuese porque Morgan veía la sangre de Escamanegra escapándose a su alrededor pensaría que alguna deidad venía a su encuentro. Al volver la vista hacia atrás pudo apreciar la silueta de una forma humanoide acercándose, supuso que era alguno de sus compañeros y se preguntó quien de ellos sería. No tuvo tiempo de pensar en la respuesta, el peso del dragón la empezó a hundir, lenta pero inexorablemente, hacia el fondo de la laguna.

La mujer apretó un brazo alrededor del cuerpo del ser escamoso y, siguiendo la dirección de la cuerda tirante de su cintura, batió con fuerza las piernas y el otro brazo para ascender a la superficie.

Entre brazada y brazada Lirian aprovechaba para tomar amplias bocanadas de aire que era expulsado de nuevo de una forma prolongada una vez hundía la cabeza en el interior de las aguas. Era así como su padre y sus tíos le habían enseñado a mantener el ritmo de la natación, la única forma de no cansarse y no desfallecer en las congeladas aguas de los lagos del Valle del Viento Helado en caso de caer por la borda o a causa de perder el barco como consecuencia de una tempestad. 

Cuando el norteño creyó hallarse lo suficientemente alejado de los escalones del templo, éste se volvió hacia sus compañeros. - ¿DONDE? - Gritó, sosteniendo la cimitarra por encima del agua y tratando de atraer la atención de los que jalaban de la cuerda. Con esa pregunta quería saber la trayectoria de la cuerda, pues aunque la luz lo rodeaba y veía mejor que bajo la luz del sol, el cabo se perdía en las profundidades a los pocos pies de los escalones del templo.

- ¡¡¡¡¡TENDRÁS QUE ENTRAR EN EL AGUA...!!! ¡¡¡¡¡ SIGUE LA CUERDAAAAA ....TE LLEVARÁ DIRECTO DONDE ESTÉ MORGAN!!!! - Respondió Rivoel cuando el dubitativo norteño preguntó por la cuerda...

La situación no pintaba nada bien, Morgan se encontraba en algún punto al final de la cuerda luchando sola con la sierpe y por desgracia lo mejor que podían hacer era tirar de la cuerda como un pescador tira de la caña, Lirian acudía al auxilio de Morgan

Dorn se aferro a la cuerda y tiro con todas sus fuerzas para ayudar a sus compañeros sin embargo las botas de su armadura no eran lo mas adecuado para plantar pie firme en el húmedo suelo, sintió como resbalaban ligeramente hasta dar con un pequeño apoyo en un borde.

Pese a ello no dejo de observar el agua, podía sentir a escamanegra y si el pérfido animal pretendía salir del agua debía estar preparado.

-Kraum, Rivoel, encerder luz en la orilla, que se vea bien que sucede

Sin saber muy bien que hacer y al ver como todos tiraban de la cuerda para sacar a Morgan del agua, Rivoel empezó a arengar a la paladina, la que parecía más fuerte y que estaba haciendo más esfuerzo con la soga, para así darle fuerzas y ayudarle a  traer a la mestiza antes de que el dragón la devorara.

¡¡¡¡ Vamos Abrahel!!!!!¡¡¡¡¡¡Aprieta  las manos  y tensa los brazos!!!! sigue tirado con tu fuerza sobrehumana, para salvar a Morgan de las fauces y de las garras!!!!! del dragón que nuestro temple atenaza!!!!. Tira sin freno, tira con rabia que pronto la mestiza aparecerá sobre el agua!!!!!

Con el dragón inerte entre tus brazos, trataste de nadar hacia la superficie, pero el peso que acarreabas era excesivo, así que tuviste que contentarte con agarrar bien a la cuerda, rezar para que te sacáramos de allí rápido -o tendrías que dejar el cuerpo de tu enemigo hundirse en las profundidades-, mantener la calma y dejarte izar. Mientras eras arrastrada, viste a la figura de luz nadando hacia ti a unas pocas varas de distancia. No lo supiste hasta que estuvo a tu lado, pero era Lirian.

Con unas pocas brazadas más, llegaste rápidamente al punto donde creías que podía estar Morgan, es decir, donde te habíamos indicado los demás: unas varas más a la derecha del lugar donde había desaparecido. Poco antes de alcanzar el sitio, y sin perder un segundo, te sumergiste, presta la cimitarra en tu mano. No te costó localizarles: ¡ella y el dragón se hundían, abrazados, a otras cuantas varas de ti! Preocupado, nadaste hacia ellos, pero a medida que te acercabas empezaste a comprender lo que estabas viendo: el cuerpo de Escamanegra estaba flácido, inerte, mientras que Morgan le cogía el cuello con un brazo y con el otro se agarraba a la cuerda.