Partida Rol por web

Morgan escuchó a los demás hablar mientras permanecía en silencio pues ella no era muy buena con las palabras, bueno no es que no fuese buena con las palabras es que solían ser malinterpretadas, la mestiza suponía que por su aspecto pero tampoco era algo que de momento le quitase el sueño. Cuando Rivoel acabó de hablar decidió volver a decir unas palabras, mas recapitulando para sí misma que otra cosa.

-De ahí que no tengamos tiempo de buscar alguna solución mejor. -dijo con un encogimiento de sus recios hombros -Un dragón negro en las minas no es que sea muy bueno para el pueblo, hay que eliminarlo. Si eso nos permite acercarnos al Puma y cumplir con el encargo del alcade, mejor. Pero lo prioritario es evitar que el libro caiga en peores manos de las que ya lo tienen. Luego... hay muchas deudas pendientes que requieren atención, y mucha escoria que barrer.

Sus últimas palabras la dejaron con una mirada dura, había demasiados orcos en este valle y debía poner remedio.

Dorn cerró los ojos para calmarse, era evidente que el grupo pensaba que seguía un noble camino incluso si sus decisiones eran erróneas, el mal menor, eso habían escogido, pero mal al fin y al cabo, no podía exigirles que siguieran, como él un camino impoluto por difícil que resultase, guialos, enséñales como debe hacerse, abrió de nuevo los ojos - muy bien, primero que Godín coma, luego lo llevaremos al templo con Enethek - se giró de nuevo para dar la cena a su amigo - y luego que los dioses guíen nuestros pasos -

El pobre Godín, enfermo sin cura aparente.Un viejo cascarrabias fiel a las tradiciones Enanas, encamado y débil... Pero no sordo. Sin darse cuenta, los aventureros hablaban mientras con dificultad Godín escuchaba.

Había algo que los Elfos, humanos y Enanos compartían en esencia: Al ver llegar su hora, cambia la perspectiva de sus pensamientos y esto no era ajeno a la naturaleza del inválido Enano. Odiaba a los orcos por sobre todas las cosas y Qark estaba plagado de hijos mestizos mezclados con sangre humana producto del incesto de los orcos al servicio de los Zentharim y las mujeres violadas y abusadas por estas corruptas criaturas, la mayoría de esos mestizos había encontrado un hogar en Qark haciendo lo que eran buenos: Trabajo de fuerza bruta, trabajo en las minas.
Pero también compartían hogar con un Enano que despreciaba su sangre orca, nunca aprendió a quererlos ni a convivir con ellos y todos lo sabían, Godín tampoco era muy querido en el pueblo pero cumplía con sus labores. Al menos hasta enfermarse.

Por eso fue una sorpresa cuando Godín invitó al clérigo a seguir, quizá no sabía de su sangre paterna, pero en cuanto entró tímidamente al cuarto, Godín no dijo nada, lo vio, lo observó y no dijo nada! Eso sorprendió a Dorn, pero prefirió no decir nada. Unas palabras y oraciones cortas de Códice sirvieron para reducir el dolor en sus articulaciones. Después, salieron del cuarto para hablar de la sangre de dragones, la historia detrás del libro, los compañeros caídos y otros menesteres. Pensaron que el Enano no escuchaba, pero se equivocaban...

- Hijo mio, ven ven -Llamó el primo lejano a Dorn en su idioma natal, haciendo un esfuerzo sobrenano para levantar su voz más allá de un susurro, Dorn acudió de inmediato. -En aquel armario guardo a mi fiel cráneoroto, un martillo que vivió días esplendorosos en el pasado y que ahora aguarda a que el tiempo se encargue de consumirlo en el completo olvido. Hoy quiero que lo cojas y que vuelva a ver esos días una vez más, no estará agarrada por mi mano, pero seguro te hará caso a ti, mi buen y fiel Dorn.

Las palabras alegraron el corazón del Paladin quien sin dudar se acercó al armario y allá encontró un hermoso martillo que emitía luz propia, no presentaba signos de óxido ni desgaste y las runas enanas inscritas en él eran fina artesanía, sin duda un trabajo hecho por uno de los mejores herreros de Tethyamar. Dorn sacó pecho y entendió que debía actuar acorde a quien una vez enfundó ese martillo, debía brindarle honores y gloria a Cráneoroto!

Lo siguiente sucedió rápido mientras la noche llegaba, trasladaron con sumo cuidado a Godín hasta el templo de Enethek,los recibió con una amplia sonrisa y no se opuso a cuidar a uno de los suyos.

Vizko los encontró allí y repartió las cosas que había logrado encontrar. No era exactamente lo que habían pedido, pero fue lo más que pudo conseguir. Además se las arregló para conseguir una poción curativa para cada uno, una poción muy poderosa comprada (o robada?) a un mercader de tierras lejanas. Vizko se había esforzado por cumplir, aunque no le causaba nada de gracia subir a las minas con ese grupo de Pseudoaventureros, para sus adentros estaba seguro que fracasarían y terminarían como cadáveres y alimento de dragón.

- Vamos a la posada, partiremos mañana con los primeros rayos del sol y después de comer un buen plato caliente.

Comieron hasta saciarse y llenar las barrigas, pero todo trascurrió en un incómodo silencio por lo que les esperaba al día siguiente...

Cuando Enethek aceptó cuidar de Godin (algo no demasiado sorprendente), el mestizo casi le da un abrazo. Sin embargo, se contuvo y, en cambio, le llenó de alabanzas, a él y a toda su fe. Mientras el sacerdote enano se encargaba de los asuntos del templo, Códice permaneció junto a Dorn y Godin, orando por este último y atendiéndole en todo lo que necesitara. Enethek había puesto a su disposición una de las estancias para invitados, cerca de las suyas propias y apartada de las zonas abiertas al público, y allí pudieron esperar con calma la llegada del alguacil, a quien habían dejado recado por medio de uno de los vecinos de Godin.

En templo, de vez en cuando Códice lanzaba miradas de asombro disimulado hacia aquella arma que Godin había legado a Dorn y a la que había llamado Cráneorroto. A todas luces no era una arma normal, tan impoluta y bien preservada como si no hubiera pasado un día sin recibir los más celosos cuidados. Cualquiera podía, también, percibir su enorme valor simbólico y sentimental: era todo un tesoro del Pueblo Recio. La cabeza del semiorco vagó por sus recuerdos de historias de la raza enana y su dueño se preguntó si aquel objeto de aspecto imponente no habría desempeñado algún papel en aquellas epopeyas. ¿Que dirían las runas? ¿Qué diría el propio martillo si pudiera hablar?

Al cabo de un tiempo, Vizko apareció con casi todo lo que el fraile le había pedido. Para sorpresa de Códice, aquel secuaz del Puma incluso había traído algunos objetos que Códice había pedido por pedir, pero por los que no había albergado muchas esperanzas: una buena maza y una buena cota de mallas. El mestizo no pudo ocultar una expresión de sorpresa, aunque no dijo nada. ¿De dónde habría sacado esas piezas? ¿Y aquella poción? Seguramente el Puma tenía un buen algún arsenal oculto por el pueblo y las montañas... Respecto a los objetos más comunes, Códice evitó darle muchas vueltas a la cuestión de su procedencia. “Es por un bien mayor”, se repetía. No es que pensara que el fin justifica los medios, pero algunos fines justificaban algunos medios. Eso sí: iba a tener que cumplir mucha penitencia cuando volviera a casa.

Antes de salir hacia la taberna, y mientras revisaba sus nuevas pertenencias...

-¿Es que no encontró ni un mísero pergamino, Kraum? -recriminó Códice a su congénere malvado con cierto enfado-. Sepa que conozco algún truco que nos podría venir bien allá abajo, pero necesito escribir para poder hacerlo.

El prisma podía ser importante también, pero... Bueno: era comprensible que no hubiera encontrado uno en condiciones. ¿Tendría Enethek uno del que pudiera prescindir?*

Ya en la taberna, Códice comenzó a cenar en silencio. A sus pies, el hatillo que había compuesto con el nuevo equipo: a la mañana siguiente se pondría lo que fuera a usar y llevaría al templo lo que no fuera a necesitar.

La mestiza se apartó del camino del paladín cuando éste fue a buscar algo a un armario, lo siguió con la mirada y pudo apreciar que sacaba una bella arma: un martillo brillante con runas grabadas. De inmediato, mientras el objeto era volteado entre las manos del enano, se puso a leer la inscripción mas por hacer algo que por verdadero interés.

Cuando todo estuvo dispuesto Morgan ayudó con el traslado del enfermo hasta el templo de Dumathoin -Ya podían haberlo edificado un poco mas abajo- pensó mientras subía la gran cuesta hasta la cima de la pequeña montaña sobre la que estaba construida la población. Al llegar los brazos le ardían por el esfuerzo, había insistido en llevar ella sola uno de los extremos de la improvisada camilla pero luego se había dado cuenta que no era solo llevar el peso, era mantener la estructura estable, y eso sumaba mucha tensión a la maniobra. Mientras acomodaban al enano ella se acercó al altar buscando cierta botella de líquido oscuro y le preguntó a Enethek si podía llevarse un odre lleno.

Mientras estaban todavía allí el alguacil les llevó las pertenencias que habían pedido, la guerrera pensó que no era todo pero dado el poco tiempo que había tenido 'La Ley' era bastante, ni siquiera se preguntó de dónde lo había sacado pues sabiendo a lo que se dedicaba su jefe estaba claro que no había pagado por ello, pero eso no le importó pues nada podía hacer ya. Cogió sus cosas y comenzó a ponerlas en el nuevo sitio que ya les había asignado, tenía esa manía la mestiza, cada objeto tenía que estar en el lugar adecuado para perder el menor tiempo posible cuando lo tuviese que utilizar.

Siguió al semiorco hasta la posada y comió y bebió en silencio, su mente se estaba preparando para el día que les esperaba a la mañana siguiente y su lengua, de por sí poco habladora, solo se movió para hacer pasar el caldo garganta abajo.

Rivoel suspiró aliviado tras escuchar las palabras del moribundo enano, pues significaban que el paladín les acompañaría y además bien armado con un martillo sin duda mágico y quien sabe si con alguna historia legendaria... El bardo intentó recordar alguna que coincidiera con un martillo enano como ese.

No tardaron en partir trasladando con cuidado al anciano y recio enano. Rivoel prefirió no hacerse cargo de la camilla, pues su falta de fuerza solo podía empeorar el avance de la comitiva, pero ayudó avanzando por delante retirando del camino cualquier piedra o rama, por pequeña que fuera y guiando a los primeros para que avanzaran por las zonas más llanas y firmes del camino.

Una vez en el templo se maravilló con la perfección de la construcción como sólo un amante del arte como él podía hacerlo.

Vizco apareció con el pequeño arsenal y por un momento Rivoel se arrepintió de no haber pedido algo también, pero la imagen del mediano decapitado volvió a su mente por un instante y no pudo evitar pensar en cuántas cabezas más habrían podido rodar para conseguir todo aquello... No podemos fracasar, espero que el paladín sepa como hacerle pagar al puma toda su crueldad...

El bardo tan solo abrió la boca para decir escuetamente: No veo raciones ¿ qué vamos a comer en las minas? es posible nos pasemos allí algunos días....

Rivoel comió en silencio y no tardó en irse a dormir con sus compañeros.

Aquel día era de sorpresas, primero el grupo de aventureros solicitando su ayuda, loados sean los dioses que dan la claridad a las buenas gentes de pedir guía y ayuda, luego la falta de respuesta de Godín al ver a Códice, algo había cambiado en el enano que de otro modo jamas habría permitido un semiorco en su casa y mucho menos al lado de su lecho - o es que su espíritu de lucha también esta debilitado - pero la última sorpresa vino abrir el armario, sin duda esperaba un buen martillo de forma de forja enana, seguro y confiable, buen peso y equilibrio, lo que no esperaba era la tenue luz que surgió al abrir la puerta, casi con adoración acerco la mano a aquel martillo que resplandecía con luz propia, su mano se cerró alrededor del mango del arma mientras susurraba su nombre, conocía el pasado guerrero de su amigo pero no que sus gestas lo llevaran a poseer tan impresionante arma, Godín lo miraba, era su responsabilidad demostrarle que honraría tan noble arma se enderezo, hincho su pecho de orgullo y se giro hacía la cama - gracias amigo - no hacían falta mas palabras y sabía que el enano tampoco las esperaba, sobraba decir que honraría el regalo, si no esperaba que lo hiciera no se lo habría regalado, con la mecánica marcial que dan los años de entrenamiento enfundo a Craneoroto en su cinto sin apartar la vista ni por un instante.

Entonces llego el momento de preparar la camilla, usando cuerdas, trapos y mantas Dorm se aseguro de que cada nudo y cada amarre estaba en su sitio bien fijado, no menos de tres veces cada uno, el camino se alargo mas de lo esperado lo noto con preocupación mientras gotas de sudor recorrían  la piel de ambos semiorcos asimismo notaba en los brazos de la hembra la tensión y las venas henchidas sobretodo en el último tercio del camino ¡y todo ello sin una sola queja! asimismo el semielfo hacía gala de su agilidad apartando del camino cualquier pequeño objeto que pudiera hacer tropezar la pequeña comitiva, alzó humildemente un agradecimiento a los dioses, en sus propios ojos solo había visto un grupo de desarrapados y dos mestizos de sangre maligna pero una vez mas los señores del escudo, alabados sean, le enseñaban mas de lo que sus mortales ojos podían ver, no había maldad en aquellos cuatro aventureros, eso era indudable pero aún mas importante, había bondad en sus corazones, una simple marcha era suficiente para que cualquiera pudiera darse cuenta de ello.
Al llegar al templo se postro ante el monumento a los dioses elevando una breve oración para acto seguido al conocer a Enethek abrazarlo efusivamente y llamarlo hermano, dejaron a Godín en una habitación de nuevo sin quejas, al pasar la guerrera a su lado Dorn la miro un momento - gracias - Códice demostró su devoción rezando por el enano por su parte Dorn intento, una vez mas, infundir salud en su amigo, aprovechando la presencia de sus dioses alzo su mas sincera suplica y plegaria apoyando las manos en el pecho de Godín en apenas un instante sintió la firme presencia de Dumathoin quien no le negó su fuerza para curar, las manos del paladín resplandecieron mientras notaba como la energía se canalizaba a través de su cuerpo y pasaba por sus manos al enano sin embargo, como otras veces, el resultado no paso de ser un mero espectáculo de luces, había curado heridas fatales de ese modo pero por mas que lo intentaba ni siquiera aliviaba el dolor de su amigo, sintió una mano en el hombro y juraría que alguien dijo "no así" no le extraño que al mirar no hubiera nadie.

Poco después llego Vizko entregando ropa, armas y otros enseres al grupo, no dejo de notar que el semielfo no recibía nada y acto seguido se dirigieron a la posada Dorn apenas se dio cuenta de que el resto no hablaban, su mente estaba con su amigo, sabía que el clérigo lo cuidaría con el celo de una madre pero pese a ello no podía dejar de preocuparse.

Una vez estuvo confirmada la implicación de Dorn en los planes de futuro del reducido grupo de aventureros, Lirian pudo respirar si no con calma sí al menos con cierto alivio. Unos brazos fuertes y sólidos como columnas, y además equipados con un martillo de tan excelente manufactura como el que había sacado de uno de los armarios, les proporcionaba más garantías para sobrevivir. Tener a un enano para adentrarse en una cueva es tan necesario como un anzuelo y cebo en una caña de pesca. – Se dijo para sus adentros a medida que el grupo transportaba al enano Godín hasta el templo de Dumathoin donde el clérigo Enethek se haría cargo de él.

Una vez allí Lirian prefirió dejar la situación en manos de aquellos que estaban mucho más acostumbrados que él al ambiente secular. Así pues Códice, Dorn y sacerdote del templo se encargaron de acomodar al enano enfermo y dejar todo bien atado hasta el regreso de su primo. - Si es que regresamos…

De nuevo en la posada, en compañía del poco fiable Kraum, el grupo cenó frugalmente, tanto por la comida como por la conversación.  Lirian lo agradeció enormemente pues no se encontraba cómodo hablando en presencia de la Ley del pueblo. Aun así agradeció con un gesto de cabeza el equipo proporcionado por él. Aquella armadura,  el arco nuevo, y sobre todo la poción, valían en conjunto más que un barco en el que cupiese una tripulación de veinte hombres. Mentiría si dijese que no pasó por su cabeza la idea de huir de aquel pueblo y empeñar aquellas pertenencias de dudoso origen para obtener dinero suficiente con la que empezar una nueva vida en el norte. Sin embargo, la palabra dada era como una losa de piedra atada a su tobillo: no impedía imaginar pero sí salir huyendo.

Después de asegurarse de que su mulo se encontraba en buenas condiciones y tras pagar al encargado de los establos un par de monedas para que obsequiase al animal con una ración doble de alfalfa, Lirian se dirigió a su habitación. No tardó mucho tiempo en meterse en la cama. A saber si vuelvo a disfrutar de una de estas. – Se dijo disfrutando de la mullida almohada y del colchón que, aunque hundido y con extrañas manchas en él, al menos se encontraba libre de chinches. Mañana será un gran día…esperemos que no sea el último.

Cráneorroto, ese era el nombre del martillo, estaba inscrito en las runas enanas junto a un poema corto sobre orcos muertos. Al final de las inscripciones, había una runa adicional, una que no significaba nada en el idioma de los barbudos pero significaba algo para Rivoel.

Era un símbolo, el símbolo de Durggedin. Un herrero muy famoso y conocido de Tethyamar. Forjó las armas más imponentes y poderosas de su pueblo. Cráneorroto perteneció a un linaje noble del antiguo imperio y llegó a manos de Godin por herencia, el martillo debe su nombre a la cantidad de cráneos de orcos que terminaron vueltos papilla bajo el poder del martillo, blandido por primera vez por Dogin el macizo quien participó victorioso en una gran guerra contra orcos provenientes del norte. El enano ganó fama al igual que su martillo.

Actualmente se desconoce el paradero de Durggedin, y su forja es un lugar que todo Enano y todo aventurero ansía encontrar, pero el lugar es todo un misterio....

Rivoel esperó a estar un momento a solas con Codice para transmitirle su preocupación sobre el asunto del Puma, casi ni pensaba en el dragón. Ahora con el paladín estaba prácticamente seguro de que no saldrían de la cueva sin  enfrentarse al bandido y sabía que el combate sería duro.

¿ Crees que podrías sacarle información a Vizco utilizando tu hechizo de encantamiento? podría desvelarnos cuantos son,  alguna trampa o estrategia que utilicen, pasadizo secreto, dónde está el puma de verdad o incluso el lugar donde guarda el libro. Nos sería de mucha utilidad llegado el momento.... Pero no sé si sería bueno que el paladín supiera que lo vas a hacer. Por eso prefiero decírtelo a solas primero.

Mientras esperaban el retorno de Kraum en el templo, Rivoel llevó a Códice a un aparte. Códice le acompañó sin preguntar, pensando que quizás su amigo buscaba algo de consuelo espiritual antes de comenzar lo que podría ser su última aventura. El motivo sin embargo fue otro muy diferente.

—Hmmm... Ciertamente —musitó pensativo después de oir lo que Rivoel quería decirle—, invocando el Candor de la Diosa podría hacer que nos dijera esas cosas... —explicó para alegría de Rivoel—. Pero debes saber que tendría sus inconvenientes: en primer lugar, pasados los efectos del milagro, Kraum sería consciente de todo lo que ha pasado... Podría incluso advertir al Puma —reflexionó, aunque no miraba a Rivoel: más parecía que estuviera pensando en voz alta—. Además, podría deducir que ha sido hechizado, y claramente lo sabría si me viese dirigiendo la magia sobre él...

Códice se detuvo en ese punto, aunque no porque diera el caso por perdido. Estuvo dándole vueltas unos segundos y luego añadió.

—Lo único que se me ocurre —dijo al cabo— es que lo hagamos cuando Kraum no pueda dar marcha atrás... En la cueva. —Pausa.— ¿Qué piensas?

El mestizo sabía que no era eso lo que quería oir Rivoel, pero era todo lo que podía ofrecerle.

Bueno en ese caso deberíamos esperar, pero no a estar dentro de la cueva, puede que sea demasiado tarde. Te recuerdo que un bandido llegó a nuestro  encuentro cuando entramos. Deberíamos hacerlo fuera ¿ La noche de antes no es posible? así además recuperarías tu poder ¿ Cuánto tiempo tenemos hasta que sea consciente de lo que ha pasado? Y si nos acompaña a por el dragón y le sucede algo... perderíamos la oportunidad de obtener la información...

Justo antes de dormir, cuando el paladín parecía estar adorando su nuevo y bello martillo de guerra, Rivoel se le acercó y hablando en la lengua de los descendientes de Moradín le dijo: 

- No sé si lo sabéis, pero el martillo que  os ha sido otorgado es una de las mejores obras del legendario Durggedin, sin duda unos de los herreros de más renombre de todo Tethyamar. A Godin, su hasta ahora dueño, le llegó por herencia, pues siempre ha pertenecido al mismo noble y honorable linaje del que descendiente, del que Dogin El macizo fue su primer portador y el que le dio el nombre de Craneoroto, después de machacar las cabezas de una ingente  cantidad de cabezas en una épica guerra contra los orcos.

Justo antes de dormir, cuando el paladín parecía estar adorando su nuevo y bello martillo de guerra, Rivoel se le acercó y hablando en la lengua de los descendientes de Moradín le dijo algo que no todos pudieron entender:

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Tras eso y pensando que sería bueno recordar todo lo que días atrás descubrió sobre la mina de plata, la bestia negra y los orcos de la  montaña, el bardo comenzó a tocar una lenta y emotiva canción  con un laud salido de la nada

https://www.youtube.com/watch?v=5sujKEHe41s

y como si de un cuento para niños se tratara, comenzó a relatar lo que un anciano lugareño le contó...

 Durante varios años, los orcos comandados por Ulfe han existido en lo que una vez se conoció como el colmillo de piedra, un pequeño pico entre las montañas y que en antaño fue un puesto de avanzada de los Enanos de Tethyamar y un punto de extracción de plata. Gracias a los Enanos Hojabrillante que constantemente vienen a Qark, se descubrió la ubicación de ese lugar, gracias a esos Enanos, se descubrió que se trataba de una mina de plata. Poco interés produjo ese lugar en los Enanos, pero muchas otras personas se interesaron en aquella mina que podría multiplicar las arcas de Qark o de cualquiera que la poseyera. Se ha intentado dialogar con el gran Ulfe, pero está determinado a quedarse en ese lugar.hace unas dekhanas, unos mineros que volvieron en muy mal estado, alegaban que una criatura de escamas negras y cuernos, del tamaño de un pony los había atacado y les había escupido ácido, muchos del grupo murieron debido a las heridas provocadas por el ácido, pero el terror en sus ojos permanecerá en el recuerdo de todos los que los vieron salir. Desde entonces se conoce a esa criatura como Escamanegra y se ha rastreado hasta el lago que emerge desde el colmillo de piedra, se cree que esa bestia vive en la mina de plata y hay gente que paga millonarias sumas por matar a esa criatura alada. Algunos aventureros y mercenarios lo han intentado, pero no logran siquiera pasar las puertas del fortín orco...

Dorn escucho al semielfo explicar lo que sabía, por costumbre respondió en su lengua natal 

എന്നെ അത് ചരിത്രം ഒരു ചുറ്റിക കൂടുതൽ ആണ് , അത് രക്തം , മനസ്സിന്റെ എന്ന് , എന്റെ ജീവനെ ഈ പാരമ്പര്യം ബഹുമാനിക്കും ഞാൻ വീണ്ടും തുടങ്ങിയ ഗാനങ്ങൾ പുറത്തായി വരുന്ന മഹത്വം ലേക്ക് നയിക്കും ഒരു മകനെ ഒരു അപ്പന്റെ സമ്മാനമാണ് നീതി ഒരു ആയുധം cuando además escucho como contaba la historia de la mina  sin darse cuenta aún pregunto mas നോവിൽ  നിങ്ങളിൽ ആരെങ്കിലും നാമം അറിയുന്നില്ല ഒഴികെ പല തട്ടായി ഒരു വായനയിലേക്ക് എന്നു നീ Códice ഇപ്പോൾ ഞാൻ വീഴും അറിയുന്നു

Dorn escucho al semielfo explicar lo que sabía, por costumbre respondió en su lengua natal 

Para mi es algo mas que un martillo con historia, es un regalo de un padre a un hijo, si no de sangre, si de espiritu, honrare este legado con mi vida y lo llevare de nuevo a la gloria que salga en las canciones como un arma de justicia.

Cuando además escucho como contaba la historia de la mina  sin darse cuenta aún pregunto mas

conoces muchas historias semielfo ¿eres acaso un bardo? y ahora que caigo, excepto Códice no sé el nombre de ninguno de vosotros

Tras la cena, los Compañeros de la Pluma Blanca originales que quedaban, Morgan y sus dos recientes aliados, Lirian y Dorn, subieron a la habitación que el grupo, con el dinero de Morgan, había cogido en aquella posada sin nombre al llegar a Qark. Incluso con Lirian y Dorn, ahora no estarían tan apretados como la primera noche. Tratando de ignorar los lechos vacíos de sus amigos caídos y de prepararse para el día siguiente, Códice comenzó a organizar las cosas para mañana como si de un buen estudiante se tratara: esto en la mochila, aquello atado con esto otro, esta cosa en el cinto, el prisma que Enethek le había dejado (¡bendito sea ese enano!) al cuello... Tan entretenido estaba que no percibió que el paladín le mencionaba en su respuesta. Cuando hubo acabado, encendió una de las vela y se dispuso a escribir...*

Fue entonces cuando Rivoel improvisó aquella canción. Códice la disfrutó como el que más, pero hubo algo en ella que le espabiló más que ninguna otra cosa.

-¡El lago! -exclamó en baja voz cuando el bardo hubo concluido-. Lo había olvidado... ¿No deberíamos explorarlo en busca de esa hipotética entrada secreta a la mina, antes de intentar una aproximación frontal? No debemos olvidar que nadie ha conseguido poner un pie en el territorio orco... ¡Kraum no podrá oponerse!

Efectivamente noble Dorn, bardo soy, espero poder contar alguna épica historia vuestra como portador de Craneorroto.

Espero disculpéis nuestra falta de educación al no presentarnos como los dioses mandan, pero entenderéis que la situación tampoco nos lo ha permitido mucho. pero tenéis razón y cuanto antes subsanemos ese error mejor.