Partida Rol por web

Herenius despacha un legionario con un revés que le arranca el casco de la cabeza y lo hace huir... A su vez encaja un golpe en las costillas.

- ¡Vamos muchachos!- os anima.- Un esfuerzo más...

Combate final contra la Novena...

Tras ver como se dobla mi adversario, cargo mi gladius con todas mis fuerzas, para intentar dejarle fuera de combate. Noto como retumba mi pecho, garganta y boca por el grito que mantengo mientras le lanzo ese último estoque, que espero ciegamente que le alcanze. 

La esquiva de ese último golpe, inesperado por otra parte, permite a Quintus observar a su alrededor por un instante. A unos metros está Petreyus, que acompañado de un grito atronador consigue asestar un increíble golpe con su espada al legionario que tiene enfrente. Tal vez albergue una vaga esperanza pero la escena le reconforta. Finalmente, tomando un soplo de aire, dirige su gladius contra el centurión de la novena mientras este asiste impasible. Una pesada gota de sudor parece resbalar por su mejilla, fría como la hiel.

Alentado por los ánimos de su centurión, Fuscus trata de aguantar en pie combatiendo contra su oponente. Podrían no ganar, pero la menos lucharía hasta el último aliento.

El principio del combate había ido bien, pero para el final se iba desmoronando. De nuevo quedaba casi empatado con un legionario oponente, aunque tras el primer choque de espadas, la enemiga cayera con más fuerza. La gladius de Antonius vibró en su mano y lo desconcertó, permitiendo que el oponente colase un golpe. No obstante, no fue nada del otro mundo, nada inaguantable. Casi había sido como un rasguño...

La segunda oleada de los "novenos" literalmente os engulle en una avalancha de escudos. Rodeados por todos lados, no hay más opción que rendirse o llevarse una paliza. Pero no antes que Petreyus se lleve uno por delante. Quintus tiene menos suerte con el centurión.

- No está mal.- le dice este mientras le arrea un golpe en el plexo solar que le deja de rodillas, echando la papilla.- Pero lo has intentado conmigo diez años demasiado pronto, tironi*.

Incluso Herenius no tiene más remedio que rendirse. Os llevan a la retaguardia de la Novena. Tenéis que soportar alguna burla, alguna colleja traidora. Cuando uno lo intenta con Herenius, le arrea un puñetazo que lo levanta del suelo. Sigue siendo un centurión, al fin y al cabo.

El combate entre las dos legiones sigue casi una hora más. Durante mucho rato el polvo hace imposible saber quien gana. Pero al final no queda duda: la Veintena ha perdido. Ha sido una derrota bastante ajustada. Pero todos coinciden que ha sido por culpa de lo pasado en vuestra cohorte. vuestra derrota ha provocado un hueco que no se ha cubierto a tiempo. Los oficiales no están contentos. Nada contentos.

Tras el recuento de "cadáveres", se recogen los bártulos y de vuelta al campamento.

Ya de vuelta al campamento, os toca aguantar un sermón del legatus en persona:

- ¡Legionarios de la XX Legión! Espero que hoy hayáis aprendido una lección importante. Porque dentro de unos días cruzaremos el mar océano para atacar Britania y como no lo hagáis mejor contra los salvajes, la siguiente bronca os la daré en el orcus*. Un buen legionario debe ser osado, no imprudente. Recordad que sois mortales. Nadie debe buscar la gloria individual sino la victoria de la legión, de Roma y del emperador Claudio. 

"Es evidente que necesitáis entrenamiento, así que mañana habrá nueva marcha forzada con todo el equipo. Ahora a descansar todos.

- Ese Herenius es un cretino.- comenta Cassius ya en las tiendas, mientras os quitáis las armaduras.- Sus chorradas nos han costado la victoria.

- ¿Pero que dices? Si tu querido Servilius no se hubiera cagado, ahora no tendríamos que hacer una marcha forzada cargados como mulas.

- Lávate la boca antes de hablar así de mi centurión, hermano.- Cassius le mira mal.

- Digo lo que me da la gana. Soy un hombre libre, no un esclavo como tu.

Eso cabrea a Cassius de mala manera. Agarra al otro soldado del cuello.

- ¡Repite eso, cerdo!

-¡Haya paz! — dice Quintus adolorido tras el combate mientras con la mano izquierda intenta desviar la atención de Cassius.— Es evidente que debimos replegarnos pero estoy seguro que los que seguimos a Herenius lo hicimos cumpliendo con nuestro deber. Servilius como centurión hizo lo que tenía que hacer. Y por lo que respecta al entrenamiento nos vendrá bien. Así pues, qué tal si nos relajamos un poco y descansamos tras el duro día.

Por un momento a Quintus se le paso por la cabeza pedirle a Cassius un trago de vino, pero el ambiente era tenso y los ánimos estaban caldeados. Después de todo no le gustaba beber y su única intención era la de estrechar lazos. Había visto ya muchas peleas estúpidas avivadas por el alcohol y en aquella situación era lo último que deseaba.

Quintus se interpone entre los dos antes de que lleguen a las manos. Pelearse con los compañeros tiene cástigos severos, además.

- Veremos de que sirve tu querido Servilius contra los britanos.- suelta el otro legionario antes de irse.

- No seas idiota. No llegarás a pelear con ningún britano.- replica Cassius.

Lo que quiere decir no lo sabéis. Por lo menos ahora.

Marcus mira a Quintus y espera que no lleguen a las manos violentamente. Además ya empieza a tener sueño...