Partida Rol por web

Lejos de detenerle me agrego a su paso. Mientra camino a la par de Aurelio y Demetrio en dirección a esa sala, me dirijo de nuevo a Aurelio. - No cejare en mi empeño. Necesito dinero y cierta información sobre esta época, por no hablar de la documentación necesaria para pasar desapercibida. Tanto me da que me ignores que no, si no me dices lo que quiero oir lo averiguaré a mi manera, Aurelio. Y en último término tendré que pasar mis inquietudes al Principe desde luego...- .

Demetrio se detuvo frente a la puerta de la sala contigua y se quedó pasmado ante las palabras de Sofía, con los ojos muy abiertos. Luego miró a Aurelio con media sonrisa en su rostro. Le dió una palmada en el hombro negando con la cabeza mientras mantenía esa sonrisa que se dibujaba en la comisura de los labios. -Eeeeh...voy pasando, si le parece bien.-

Miro a Demetrio mientras se aleja, mientras mi mente arrebolada por fin se calma. Doy un par de pasos hacia atrás mientras sacudo ligeramente la cabeza, mientras susurro apenas - Discúlpeme Aurelio, supongo que este encierro de décadas ha hecho mella en mi cordura y erosionado mis modales. Supongo que usted ya ha hecho todo lo que le han ordenado y no puedo en justicia pedirle más. Bastantes problemas tiene usted ya para que venga yo a causarle alguno a mayores. Olvide mis palabras, sólo nacían de la desesperación del que no tiene ni clavo ardiendo al que agarrarse... -.

Me retiro con paso lento, mientras rumio mis pensamientos, que a nadie más importan. Acostumbrada a una vida pasada de atenciones por parte de subordinados, como miembro de la Primogenitura, estos reveses sociales se perfilan duros - Se han repartido nuevas cartas, habrá que jugar con lo que tenemos -.

Hecho un vistazo somero a la zona en la que nos encontramos, ampliando mis sentidos unos segundos, deseo saber si hay alguien cercano, escuchando o al acecho.

Salvo los pasos en el despacho del príncipe, arriba y abajo, cual animal enjaulado... no hay nada más que perturbe la tranquilidad del Eliseo.

Asintió, aun sin tenerlas todas consigo, a Sofía

- Veré que puedo hacer por sus identidades - promete - con respecto a los asuntos económicos, me temo que no soy el indicado - en tono de disculpa

Antes de que la mujer pueda rebatirle huye accediendo a la sala tras Demetrio.

Observo como Demetrio y Aurelio se pierden en la sala anexa... Dejando a Sofía algo "a medias"

-Parece que Demetrio ha estado mas activo que el resto y ya se ha ganado unos cuantos puntos...

Me giro hacia Rodrigo.

-Bueno amigo, parece que de momento la misión queda en suspenso hasta que hablemos con la tal Gonzalez Calleja mañana a primera hora... Asi pues, si no requeris nada mas de mi, iré a atender algunos asuntos que supongo he dejado postpuestos durante demasiado tiempo...

Digo esto ultimo con un deje de amargura en la voz

-Mmmm... entiendo. Creo que me ... debo hablar unos asuntos con la señorita Lago, mientras, en privado. - Dice Alvarez mirando al Tremere mientras desvia la mirada hacia la mujer como si le señalara.
 

Miro a uno y otro con cara inevitablemente esceptica.

-Espero que no llegemos una situación parecida a la ocurrida en la calle... Ambos sabeis como comportaros.

Dicho esto me encamino hacia el interior del Eliseo.

Mientras Arturo Wendosell se aleja, me pregunto cómo se sentirá al saber que como Tremere está solo en la ciudad y no goza de la protección de una Capilla. Si desea oir loq que está pasando, sólo tiene que ampliar sus sentidos, como yo misma podría. La verdad, casi lo preferiría. El Palacio parece pesar sobre mi mientras rumio cuales serán las intenciones de Rodrígo Álvarez. Ni siquiera él sería tan obtuso para quebrar la sacrosanta paz que por Ley impera en el Elíseo. Además confío en que mi sentidos preternaturales me adviertan si hay peligro inminente.

No puedo evitar interponer subconscientemente la maleta con ruedas entre los dos, una barrera que pone una distancia efímera entre nosotros, es el mismo gesto que cruzarse de brazos, denota una postura defensiva. Mientras dejo de oir los pasos de Arturo, me concentro en percibir los colores del aura de Rodrígo Álvarez, no quiero sorpresas esta vez. En caso de que hubiera problemas confío en poder contactar mediante Telepatía con el cercano Demetrio, tras la puerta que traspuso. Tanteo levemente con mi mente, intentando percibir presencias cercanas.

Tras dar unos momentos a Arturo para internarse en el Elíseo, poso mi mirada durante unos segundos en Rodrígo Álvarez. Me apoyo levemente en la maleta de ruedas, la cual coloco delante de mi.

- Bien, señor Álvarez, ¿sobre qué versan esos asuntos que deseáis hablar con mi persona? - mi tono es neutro, sin ninguna entonación en particular, ni muy alto ni muy bajo, no hay en el muestra alguna de emoción que recuerde el anterior exabrupto ocurrido entre los dos Vástagos.

- La cuestion es simple ¿Que va a hacer ahora que no tiene a su guardaespaldas para protegerle?
 

Observo de un vistazo el mobiliario cercano, en busca de una silla o banco de madera donde se pudiera tomar asiento, mientras sopeso las palabras de Rodrigo. - Pues la verdad, pensaba pedirle consejo señor Álvarez. En una ciudad extraña, sin duda con una presencia de espías del Sabbat y un potencial peligro en cada esquina, es dificil pensar en que hacer sin el conocimiento que, como antiguo Sheriff de esta ciudad, debe usted poseer. Quizás me pueda usted indicar que zonas eran antiguamente punto de "anarquistas" para así tenerlos en cuenta como lugares a evitar, ya que sin duda son caldo para una posible infiltración del Sabbat. Aunque siempre es deseable contar con aliados en estos tiempos, como antiguos Primogénitos que fuimos, no se puede contar con la protección de nadie eternamente, ¿no cree? - señalo con un somero gesto la cercana puerta que traspusieron Demetrio y Aurelio.

-Espero que el uso de tanto ingenio no quede en agua de borrajas cuando llegue la hora de hablar delante del Principe sobre nuestra querida ...- Rodrigo se lleva el dedo a la sien y hace un par de circulos - Por cierto, espero una disculpa por su actitud.

- Vaya, la verdad me preguntaba cuando sacaría el tema de la disculpa. Y sobre exactamente, ¿qué actitud se refiere? Yo sobre la suya tengo al menos una. Pero seré un "caballero" con usted y le concederé el explicarse en primer lugar y así tener la oportunidad de reparar su honor primero -. Hago un par de círculos en el aire cerca de la sien. - En cuanto a la querida... si sabe algo que yo desconozca en su relación, y que merezca la pena sea comentado al Príncipe, espero pacientemente lo comparta conmigo señor Álvarez -.

-Honor y caballero en su boca suena casi a insulto -dice Alvarez suspirando un gruñido- y la actitud de diva que usa no creo que sea muy util en este momento.

- Mi actitud se basa en la educación y las buenas maneras, que es exactamente lo más adecuado en este momento. No pretendo insultarle, claro está. Y en todo caso, aún no respondió a la pregunta, ¿cúal es esa actitud por la que debo disculparme con usted? - mi tono se mantiene neutral, sin subir o bajar demasiado. Es un tono abierto a debate, pero firme en todo caso. - Una vez solucionemos ese tema, veremos si quiere dejar claros otros derroteros, o le basta por ahora; las cosas mejor de una en una, ¿no le parece? -.

-¿Pero que leches? Su actitud se basa en ir de diva y de provocar a los demás... si esas son sus formas con los que se supone que son sus aliados... Si cree que eso es educación... esta muy equivocada.