Partida Rol por web

Pronto descubres que lo de quedarte cómodamente esperando a tu contrincante no tiene nada que ver con ir caminndo hasta la aldea Norte. Es una larga caminata aunque distraida por el tranquilo entorno forestal, frondoso y lleno de fauna que lo rodea.

Atraviesas un puente de piedra y desde el ya puedes ver los picos mas altos de los edificios del pueblo que asoman por encima de las copas de los árboles.

Cuando por fin llegas te parece curiosa las formas cónicas de los edificios. Algunos aldeanos pueblan sus calles paseando, otros con mas prisa pues se les ve comerciantes con sus mercacias con la idea de transportarlas a algún lugar en concreto.

Preguntas por una biblioteca y te señalan de ir a la casa de un noble erudito que vive cerca.Este te recibe cortés y educado, no ignoran quienes sois, los invitados de su Rey, el Shogun. 

-Podeis pasar, es curioso, sois la segunda persona que se interesa hoy por los libros. Casi con sus palabras tu brazalete comienza a latir. primero lentamente pero a medida que te acercas a la biblioteca cada vez mas seguido.

La sala es totalmente rectangular pero grande, debe tener unos 60m cuadrados. Unas mesas coronan su centro con sillas y a ambos lados, en las paredes estanterías con libros.

Una imagen se había proyectado en tu brazalete de forma mágica, el rostro de una mujer de cabellros rojos. La misma que te espera sentda con un libro abierto entre sus manos frente a una mesa. Sonrie al verte entrar.

El lugar era hermoso, diferente al oscuro castillo en el cual había tenido que vivir durante bastantes décadas. Disfruto enormemente del paseo y también de sus habitantes. Pero como no, las bibliotecas la llamaban demasiado y Mina no tardo en adentrarse en una de ellas. Al entrar el brazalete señalo su contrincante, una joven pelirroja que se encontraba allí también, sonriente, creyendo seguramente que su victima no era mas que una simple niña. Un error que muchos cometerían y ese seria su factor sorpresa. Con paso tranquilo y firme, Mina fue pasando la mano por una de las estanterías observando los libros que alli reposaban.

-Podemos hacer las cosas de varias maneras. Empezó a decir Mina sin quitarle los ojos de encima a la posición de la chica. -Podemos hacerlo civilizadamente, presentándonos la una a la otra y luego destrozando el lugar. Coge un libro de aspecto pesado y lo ojea por encima. -O podemos dejarnos llevar por nuestros instintos primarios y abalanzarnos la una encima de la otra. Mina empieza a sonreír. -Yo soy Mina Tepes, veamos que sabes hacer. Disimuladamente, Mina pasa su dedo por una de las paginas haciéndose un corte muy poco profundo. Con eso le bastaría para empezar.

- ¿Una niña?. Tiene que ser una broma. Dije cerrando el libro de mis manos haciendo que el sonido  retumbara con cierto eco.

- Lo siento pequeña, va a ser a las malas. Intentaré no hacerte demasiado daño. Sonrio de forma coqueta y desenvaino mi espada negra poniendola sobre la mesa, sin soltarla por un momento.

-  Que maja, muy bien, con educación. Yo soy Ona. ¿Estas preparada mocosa?. Creo que luego me harás servicio, necesito alguien que me lleve el equipaje. Viajo con muchos libros y vestidos...jajajaj. Rio levantando de mi asiento.

Mina no puede reprimir una sonrisa divertida al ver como la miraba. -Así que quieres una maid? Una chica de los recados. Así es, tengo mucha educación. En la palma de la mano empezaba a acumularse una pequeña cantidad de sangre, suficiente para dar el primer golpe. -Intenta divertirme al menos vale?

Moviendo la palma contra Ona, de la mano de Mina salieron proyectiles carmesíes como si de espinas se trataran, dispuestas a acabar con el enemigo que tenia delante. -Yo no prometo no hacerte daño. Cuando acabe deberás cambiarte de ropa, esa no es adecuada para servirme.

Ona ya no responde a Mina, en lugar de eso blande en espirales su espada negra haciendo que esta reluzca y justo en lo que tarda en pasar un parpadeo un pequeño circulo de energía de color lila se crea en el aire. La estocada de la espada lo atraviesa apareciendo junto a Mina, salvando así una distancia de muchos metros.

Parecía casi seguro que esa afilada hoja heriría a la muchacha de cabellos rubios pero realizando una extraña e hipnótica danza* esquivó el filo cortante danzando, siguiendo con su cuerpo los movimientos de la espada.

Mina había esquivado algo casi imposible de esquivar, aunque pronto descubrió que aunque no herida habian cortado su vestido por dos puntos distintos. Desgarrando la tela del hombro que ahora lucia desnudo y arrancando botones superiores de su camisa mostrando así un pequeño escote.

Mina se quedo un poco sorprendida por la velocidad en la que la ataco Ona, apenas habían acabado de hablar y ya había atacado. Que poca educación que tenia, por suerte su habilidad innata le había salvado de recibir una herida grave, aunque su vestido estaba un poco desgarrado.

-Tienes mas habilidad de la que creía. Dijo Mina sin ocultar su desnudez, despues de todo tenia el cuerpo de una niña de menos de 14 años. -Entonces si no te molesta, empezare a tomarte en serio. Ya que así me lo pides.

Los ojos de Mina brillaron con un tinte rojizo al mismo tiempo que su mano se acercaba al cuello de Ona, estaba a una distancia mas que propicia para usar su mano en forma de garra*. Dispuesta a devolverle el golpe que casi le había dado y ademas, despojarla de parte de su armadura. Incluso tal vez probar un poco de lo que seria su futura sirvienta ya que si seguía enfadandola, Mina acabaría por usar su verdadera fuerza.

Mina se movió con mucha habilidad y destreza llegando hasta Ona y en una cinta la engañó para saltar sobre ella.

Usó pies y manos para aferrarse a ella y doblar su brazo de forma dolorosa además de apretarse contra sus caderas. 

Poseía mas fuerza de los que su aspecto infantil daba a entender y en un momento dado una de sus manos brilla de forma rojiza, como si la rodeara un fuego abrasador con el que quemó el hombro de Ona haciendo que esta gritara por el dolor.

Atrapada entre sus manos, Mina continuaba sonriendo sintiendo la vida de Ona en la palma de su mano. -Este es el lugar que te corresponde, estar entre mis manos bien quietecita. No te sientes mejor? Deja escapar una pequeña risa infantil y acerca sus labios al cuello de Ona. -Si te portas bien...te tratare con cuidado. Pasa la lengua por el lateral del cuello del la guerrera como si marcara un territorio con su saliva.

-Aunque claro, también esta la opción de que te portes mal y... Sonríe de forma malévola mientras coloca una de sus manos en la pieza frontal de la armadura de cuero. De un sacudida, se desprende de la parte superior dejando los atributos de Ona al aire. -Te tenga que castigar por ello. Aun quieres continuar la batalla? Solo estoy calentando.

- Maldita seas...maldigo viendo que no me puedo mover y que se aprovecha de ello. No se que técnca ha usado, voy a tener que estar atenta la próxima vez. - Me sentiré mejor cuando te cruce la cara a tortas.

Entonces notó como hace presión en mi armadura y tira de ella hasta que me la quita sin miramientos. Maldita niñata.

Mi piel se eriza al sentir el frio y mis pezones reaccionan, se ponen duros  y puntiagudos. Es una sensación humillante y excitante a la vez.

- Vas a ver lo que es bueno pronto pequeña bruja. Le digo ientras la escupo a la cara.

Mina gira la cara al sentir la respuesta de su contrincante y sonrie aun mas divertida. -Entonces castigada, esa es tu respuesta. Una lastima, tienes un cuerpo la mar de bonito. Jugare mucho con el cuando acabe. Intenta no romperte mucho quieres?

Una vez mas, la sangre se aglomera en la palma de Mina dispuesta a lanzar sus espinas de sangre contra Ona, era una guerrera digna, tal vez si demostraba que era capaz de herirla la tratara como a un enemigo digno de su talla. Aunque lo lamentaría varias veces, de eso tenia que estar seguro.

Mina hace brotar sangre que adquieren formas de espinas y se lanzan de forma rápida contra Ona. Y justo cuando estan a punto de alcanzarla esta desaparece para reaparecer frente a Mina.

Tan cerca que pega su pecho desnudo contra su cara y agarrándola de las coletas le propina un rodillazo en pleno rostro haciendo que sangre y tirándola de espaldas.

Mina fue lanzada a cierta distancia, no mucha, pero le dolía aquel golpe. Aunque su sonrisa no disminuyo, es mas, se ensancho solo para mostrar una un poco mas sádica. Con su poder de manipulación no conseguiría herir a la guerrera, se movía demasiado rápido y a una velocidad que apenas podía ver. Era hora de subir un poco la temperatura. -Una lastima, quería seguir jugando contigo. Con sensualidad, Mina se lame la palma de la mano ensangrentada. -Pero es hora de acabar.

Una aureola roja cubre el cuerpo de Mina mientras su vestido es desgarrado a la vez que va cambiando de forma. Sus ojos permanecen rojizos mientras sus cabellos se tornan casi del color del sol, un amarillo casi blanco difícil de definir. Su pecho crece, sus caderas se estilizan y recubren por una ligera armadura de sangre que forma en su mano derecha una garra mientras una espada de plata reposa gracilmente en ella. Con una sonrisa divertida las alas de la vampiresa se extienden para volverse a replegar ya que el lugar no le era propicio para volar, ni falta que le hacia. -Ahora pequeña, juguemos. Tiembla y teme a la reina de los vampiros. Disparada y propulsada por sus alas se lanza contra Ona dispuesta a asestarle un buen golpe.

Ona parece estar reuniendo mucha energía pero algo sale mal y le estalla a bocajarro chamuscandola y hiriéndola en las piernas que ensangrentadas se quedan sin fuerza, ceden sin poder mantener el equilibrio y esta a punto de caer. Momento que aprovecha para atraparla con una presa algo simple pero efectiva dado que su rival no podía hacer nada para evitarla.

Las manos fuertes de la nueva y majestuosa Mina se clavan en la piel de Ona que nota como su vida se escapa con su mero contacto. Solo puede gritar cuando siente el dolor.

-No parece que te queden fuerzas, al contrario que yo. Estas en un estado mas que lamentable. Dice Mina con su sonrisa sin ceder en su empeño de acabar con Ona. -Intentare no matarte, de acuerdo? Tengo mucho que jugar contigo. Muchos modales que enseñarte.

La mano de Mina desciende con su espada lista para acabar el combate. No apuntaba a una zona vital, la guerrera no estaba para muchas defensas. Pero tampoco se iba a confiar, aquel era un combate y una de las dos debia perder.

Intentando todo con su último aliento, desde el suelo por el que se arrastrara Ona, conjura energía en la palma de su mano. Pero entonces aparece la sensual y mortfífera Mina para rematarla sin compasión con un puñetazo que hunde su cabeza en el suelo.

¡Clonk!.

La sangre se esparce como un charco hasta que el brazal que tiene puesto en la mano Ona se ilumina. Primero con un color verde, y al hacerlo, casi de forma mágica su cuerpo se va recuperando de todos sus cortes y hematomas recobrando la consciencia. Después pasa a un color rojo hasta apagarse por completo.

La mujer pelirroja aunque sana ahora se siente débil, torpe, como si su cuerpo reaccionara dos segundos después de que le diera una orden. Y aunque al mirar a Mina sentiría odio por la rival que la ha vencido eso va cambiando y tiene que luchar con un impulso que la obliga a ser servicial y sumisa con ella.

De forma sensual, Mina pasa su lengua por su mano, saboreando la sangre de su victima. -Dulce...no debes tener mucha experiencia. Perfecto. Como si de un manto se tratara, las alas de Mina la rodean y comienzan a girar alrededor de la figura de la mujer, difuminando sus rasgos a con cada movimiento. En un par de pestañeos, Mina volvía a tener su aspecto infantil, cubierto por su vestido aun rasgado ya que no poseía la capacidad de regenerarlo. Pero no parecía importarle.

Divertida recoge del suelo la parte de la armadura que le había quitado a Ona. -Vaya, vaya. Así que vería lo que es bueno, por lo menos no te negare que lo has intentado. Seguro que tu poder es grande pero se te a escapado de las manos. Una gran ventaja, aunque no le temo a ningún ataque que pudiera hacer una simple humana.
Mina se sienta en una mesa y coloca la prenda en su pie, alzándolo en dirección a Ona. -Veré si olvido tu grosería, pero solo si te portas bien. Toma, no quiero que vayas enseñando nada de mi propiedad.

Pongo cara de fastidio. ¿ Como he podido perder?. Al menos estoy viva...

- Si que es grande, solo tuviste suerte... Veo como juega con la parte de la armadura que me arrebató y con indecisión y de forma torpe me acerca a recogerla. No se bien si voy porque deseo cubrir mis pechos desnudos o porque ella me lo ha pedido.

Antes de darme cuenta ya estaba agachada recogiendo la prenda, como si buscara su aprobación. ¿Que me pasa?. Si es solo una niñata creida...

Los ojos rojizos de Mina se la quedan mirando, disfrutando de la vista de su enemiga al agacharse hasta sus pies para recuperar la armadura. -Solo tuve suerte? Uno de los pies de Mina se coloca en la mejilla de Ona. -Es cierto, en esta forma eras mas rápida que yo, pero me has visto en mi verdadera forma. Te has podido deleitar con la mas bella de las vampiresas, deberías estar agradecida. De un pequeño salto, Mina se pone de pie al lado de Ona y le acaricia la nuca a Ona. -Vamonos de aquí, no me apetece estar en esta biblioteca. Ademas, quiero vestirte como te mereces. Te tengo hasta la medianoche, asi que hasta entonces, eres mía.

La verdad que la vampiresa, en ese aspecto que tenía antes era tremendamente sexy y seductora. No como ahora que es una cria.

.¿Vestirme, en que has pensado? . No se porque pero creo que no me va a gustar.

No añado nada mas, tan solo asiento y tras colocarme la armadura la sigo hacia el exterior como si su deseo fuera el mio.