Partida Rol por web

Albrek cuenta hasta diez, respira hondo, asoma la pistola láser y apunta tranquilamente al narco que no tiene cobertura de él en las piernas, apretando el gatillo.

Se queda boquiabierto al ver que acierta, pero recuerda volver a cobijarse tras la barra, no sea que acabe jodiéndola.

ASALTO 7

Teccus se concentra el el narco que volcó la mesa esperando eliminarlo. El pandillero reacciona a los haces de luz pero no puede mover la cabeza a derecha e izquierda a la vez y uno de los disparos le alcanza.

Los narcos empiezan a dispara a todo el mundo al parecer asustados con el resultado de lo que está pasando. A Atellus, Zaddion y Teccus los protejen las mesas pero aún así el tecnosaderdote da un pequeño saltito. El asesion recibe el impacto en el pecho y no se mueve lo suficientemente rápido; sin embrago la armadura para el proyectil que solo le dejará un pequeño moratón.

El psíquico dispara en su histeria a uno de los narcos de la escalera, el pelo le prende y el fuego lo deja cegado y exhausto. Por su parte Caín libera el cargador gastado de su rifle de precisión y meto otro evaluando el siguiente objetivo. Atellus se despista pensando que el combate ya está ganado y Albrek por fin impacta a uno de los pandilleros dejándole malherido.

En el estado de enajenación que me encuentro, el cual me ayuda a concentrarme  pero me debilita poco a poco me permite ver el panorama general casi sin quererlo. Entre zumbidos de bala, fogonazos y explosiones vuelvo a puntar y vuelvo a disparar, sin pesatñear, sin pronunciar una palabra, sin meditarlo siquiera.

Y esta vez el disparo es certero...

 El tecnosacerdote mueve su atención hacia los narcos de las escaleras y dispara con su carabina de la que dos haces de color carmesí salen disparados impactando en la pierna derecha del pandillero. Aullando por la quemadura de la pierna el narco tira el revolver, saca un cuchillo y se avalanza hacia Teccus, seguido por sus compañeros.

Viendo como cambian los acontecimientos, guardo el rifle laser y recojo del suelo la escopeta con el cuchillo. No se si estos saben donde se meten, pero a mi amigo no lo tocan.

Nuevo cargador, nueva munición. Es hora de intimidar al personal. Elijo mi blanco y disparo a su pecho, el lugar más vulnerable para este tipo de munición, entra en el objetivo y se fragmenta, causando graves heridas internas. Una bala fabricada con muy mala intención. Realizo un movimiento de cerrojo y el humeante y cálido casquillo salta de la recámara, para dejar paso a una nueva bala.

Albrek, una vez ha cogido la medida a la pistola láser, apunta al narco 5 y dispara, acertándole.

El tipo se acerca, y mucho. Tanto mejor, así la cabeza está más cerca...

Ven, perrito... aquí perrito... muajajajajajaajajajajaja

Mi burla ante el pobre narco ya tocado viene seguida de un movimiento hacia la derecha para coger águlo y apuntar el disparo, que se desvía un poco pero al menos no falla y le da en el cabeza. Aunque posiblemente no le haga mucho efecto...

Con su ataque a la desesperada los narcos caen como moscas ante vuestras armas de fuego. Durante unos segundos los estruendos de los tiros resuenan en vuestros oídos, el olor de la pólvora y el ozono nubla vuestro olfato y el rojo sangre domina el suelo y el mobiliario. Os fijáis que los parroquianos han ido saliendo durante el combate como han podido para quitarse de en medio. La matanza que acabáis de perpetrar es digna de las más terribles bandas de delincuentes.

Muajajajajajajaja

Mi risa histérica va disminuyendo a medida que me calmo tras el torrente de adrenalina del combate. Además, ha finalizado cayendo un enemigo a sus pies acribillado por su láser.

Viendo que está todo controlado, me dirijo a mis compañeros.

Eh, chicos. Aquí tengo uno que está más para el otro barrio que con nosotros. ¿tenéis por ahí alguno más decente para interrogar? Por cierto, si alguno lo desea, le puedo curar sus heridas...

Mientras digo esto, guardo mi pistola y saco el hacha. Esto es algo que mis compñaeros aún no me han visto hacer, pero pronto descubrirían como se las gastan algunos...

Hay que hablar con el dueño de esto, a ver si tiene alguna información.

Pero antes: ¿Cómo estamos de heridas?

Miro a todos mis compañeros, que tienen sangre todos ellos.

Me miro a mi. Rasguños, apenas rastro de sangre, al menos no mía.

Vuelvo a mirar a mis compañeros.

Me vuelvo a mirar mis ropas.

No puedo evitar sonreir ante el hecho de que a pesar de no ser el mejor tirador, ni el mejor esquivando, ni el mejor dialogando, debe haber alguna razón por la que sea el mejor superviviente. Tantos años encerrado en una nave, sin nadie a quien escuchar, sin nadie a quien hablar... quizá no hayan sido en vano, después de todo.

Después de acabado el tiroteo, miro en que estado ha acabado el local y mis compañeros, mientras unos comprueban sus heridas y otros inspeccionan a los pandilleros,bién ningún herido grave, recojo mis armas del suelo y me acerco a la barra donde de un salto cruzo al otro lado, cogiendo una cerveza, la cual bebo trnquilamente mientras recargo mis armas. y las guardo dentro del abrigo. Estoy bien. ¿Alguien quiere hechar algún trago?. Esta ronda invito yo. Jajajajaja.

Después de unos momentos en los que inspecciono visualmente el local desde mi nueva posición. Estoy contigo Albrek, subamos las escaleras, pero vamos a darles un poco de tiempo para que se repongan. Ufff, vaya subidon de adrenalina, creo que necesitaré mas de estos tiroteos.

Sea lo que se lo que queráis que sea ya. Las fuerzas de seguridad locales serán incompetentes, pero no tardarán más de cinco minutos en aparecer por aquí. Tú -digo señalando a Atellus- más seriedad y vigila a estos, si alguno pestañea lo matas. Tú -señalando esta vez al brujo- ni se te ocurra hacer nada aquí, espera a que nos vayamos.

Saltando la barra me acerco a las escaleras, esta vez con la espada en la mano, si alguno se pone valiente lo ensarto y hasta la vista.

Preguntemos de una vez por nuestro amigo.

Albrek sube las escaleras, pistola en mano y, una vez se asegura de que tiene el respaldo de alguno de sus compañeros, abre la puerta de una patada.