Partida Rol por web

El hombre del traje gris

Siempre hay un lugar llamado hogar

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23/11/2009, 23:50
Director

Lo poco que tenía lo invirtió
en un hueso de lujo para el perro
y en pagar al contado la mejor
corona que encontró...
para que hubiera flores en su entierro.

J. Sabina - Flores En La Tumba De Un Vasquito 

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23/11/2009, 23:52
William Cornellius

Oscuridad. De nuevo oscuridad.

Un chasquido. Una luz.

La llama del encendedor iluminó el rostro de Cornellius como una calendaria.

- Hemos pasado. No me lo puedo creer pero hemos pasado... Incluso del Laberinto...

Los demás recordaban el paso como algo devaluado en la memoria. Habían estado en un lugar extraño y confuso, lleno de niebla, pero su mente no podía retenerlo.

- No lo intentéis.- informó el extranjero - No intentéis recordar el Laberinto o enloqueceréis. Vuestra mente aún conoce conjuros de protección innatos que os protegen... no intentéis forzarlos. No es buena idea.

Se aproximó a una pared y tiró de una tabla que tapiaba una ventana. Estaban en una casa abandonada. La tabla cayó a sus pies descubriendo un polígono industrial abandonado.

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23/11/2009, 23:55
Ricardo el Chapas

El Chapas se asomó a la ventana. Como todos los demás estaba pálido y confuso... Miro a través de la ventana que se abría a la noche.

- Joder, estamos en las afueras, justo detrás de la Cañada Real Galiana... Estamos en Madrid..- una lágrima quizás de alivio se deslizó por su mejilla - Joder... hemos salido de aquel puto infierno... estamos en Madrid... Hemos vuelto a casa...

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24/11/2009, 11:24
Macarena

Hemos vuelto a casa...

...¿a casa...?

La frase había sonado extraña en la mente de Macarena, siendo como era que estaba en la peor de las confusiones. Pero comprendió que por tópica que sonara, era cierta. Tras el mundo del que venían, tras ese pasaje fantasmal por una nebulosa gris en ninguna parte, aquello era, de nuevo, la realidad. Se acercó también a la ventana, junto a su primo, y miró con avidez los perfiles que iban dibujándose en sus retinas cansadas, a medida que se recortaban en la oscuridad.

No pudo decir nada, no había nada que decir. Se giró sin embargo con preguntas en los ojos, mirando al inglés que había encendido tranquilamente su pitillo. Se dio cuenta de que ella aún conservaba el suyo, sin encender, en la mano, tras haberlo recuperado de sus labios resecos. Temblando sacó el mechero, y esta vez sí lo encendió, apurando una calada larga y sabrosa, que le supo a vida, a vida reencontrada.

Necesitaba explicaciones, pero sabía que nadie iba a dárselas.

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24/11/2009, 11:37
Macarena
Sólo para el director

Notas de juego

Creo que me he liado, Chemo, pensé que pedías una situación dura para el pj cara al espejo, y veo que era dura pero en la que fuera el provocador, no la víctima. Sorry.

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24/11/2009, 11:45
Director

Notas de juego

No, no, no te has equivocado. Es lo que pedí: una situación límite para el personaje, donde fuera el culpable o la víctima. Cualquier cosa que el personaje no quisiera recordar. Lo entendiste perfectamente y lo hiciste bien. 

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24/11/2009, 18:57
Domingo Torres

Domingo se dejó caer sobre el suelo como un vulgar adolescente. Reposó la cabeza contra la pared y mientras asimilaba lo sucedido.

Su gesto incrédulo, alucinado quizá, observaba la oscuridad alrededor. La luz de la ventana iluminó los gestos de todos, incluido el extraño inglés. Fue a él a quien se dirigió Domingo.

—Si no fuera por esto —dijo señalando con la cabeza sus abundantes heridas—, tendrías algún problema para explicar todo eso del Laberinto, Metropolis y demás memeces.

Un tos interrumpió al policía y el férreo sabor de la sangre inundó su boca un instante. Apretaba su sien con los dedos de ambas manos tratando de calibrar los últimos vestigios de cordura que aún quedaban en su cabeza.

—No se si estoy preparado para oír lo que tengas que decirnos pero creo ellos lo merecen. Quizá sea la última cosa que oiga y... bueno, yo ya soy viejo. Me gustaría creer que nos hemos dormido y que nos has traído aquí inconscientes, algo así como un secuestro pero... —volvió a examinar sus heridas—, sería demasiada casualidad así que, ¿qué tienes que contarnos?

Un pinchazo recorrió como un relámpago su costado recordando la herida de bala.

—¡Ah! ¡Me cago en...! ¡Chapas, busca un puto coche para salir de aquí! No me gustaría morir aquí, joder —ordenó al chaval señalando la calle.

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24/11/2009, 22:36
Ricardo el Chapas

El Chapas se volvió rápidamente hacia Domingo.

- Claro... claro... ¡Aguanta tío! ¡Algo conseguiré! 

Mientras decía esto se dirigía hacia las escaleras con una resolución inquebrantable. Quizás era el sentimiento de culpa: le debía su vida al policía que ahora se desangraba en el suelo. Y quizás él era el que mejor podía conocer la zona... La Maca había escuchado más de una vez que su primo solía pasarse por este lugar en busca de material. El único problema era que Ricardo debía más favores de los que prometía.

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24/11/2009, 22:38
William Cornellius

- ¿Y por que debería daros una explicación?- dijo Cornellius sentándose un momento en el suelo, apoyado en la pared y disfrutando de su cigarrillo - Creed lo que queráis: el velo no puede romperse con una explicación de escuela. Habéis vivido tanto tiempo con una venda en los ojos que cualquier atisbo de luz no hará otra cosa más que dañaros.

Se encogió de hombros dejando caer la ceniza:

- Habéis estado en lugares por los que muchos iniciados han dado media vida por siquiera atisbar desde una rendija. En cierto modo podéis considerados afortunados: las heridas no son lo peor que os podía pasar. Pero el conocimiento no es gratis: hay quienes deben custodiarlo. Y aquí está pasando algo raro: lo noto en el ambiente. Esta ciudad está bloqueada de alguna manera... está pasando algo grande. Hay demasiada actividad mística como para ser algo normal. ¿Cuál es vuestra historia? ¿Qué os llevó a Metrópolis? Sea lo que fuere tiene que estar relacionado con la actividad sobrenatural. Y la cosa puede empeorar: esto hará que los fronterizos asomen su fea nariz en cuanto noten que pueden pasar.

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27/11/2009, 00:47
Elías Bonabre

El tramo de luz que Cornellius les había arrojado, había delatado ante los otros la mueca alucinada que se había traído puesta, un remanente de la máscara trágica y precursora de la torsión de sus entretelas sobre la superficie de la infamia, de la liturgia de la carne sumergiéndose en el azogue mortificante y su morosa recomposición del otro lado del espejo, como el cuajo de la compasión y el espanto en el deambular emocionalmente desvalido, descoyuntado en el alma, a partir de escenarios desdibujados, viniendo a conservar de ese dédalo postulado la misma memoria que la mierda de los intestinos; se traslucía la Gran Mueca entonces, cuando se iban rompiendo los sellos de un mutismo de conmiseración, con la tarascada fresca del reflejo orbicular en la estampa, maldita fuese; persistía a medida que las cosas iban surgiendo en el asentamiento de los ojos, a la cabeza arrastrando en su reconocimiento infinitesimal y en torno, transmitiéndole con pequeñas sacudidas de estupor y sobresalto como ante los disparos al azar de Duchamp contra el Gran Vidrio; mil años duraba el vistazo y aún era como Bowman especulando con el infinito, con la salvedad de que se trataba de reconocer al mago de los sueños, a Ricardo, a Macarena, de nuevo en la sobriedad del espacio, a Domingo sentado a su lado hurgándose en las llagas pero más crédulo que el apóstol Tomás, a Agustín todavía no, y él estaba, sí, el viaje no lo había desmigajado; más distendidas la facciones cuando Ricardo había saltado como un resorte en busca de unas escaleras ocurrentes y un vehículo, “¿Dónde va ese? No dejen que se escape”, estuvo a punto de gritar; retirándose como una punzada cuando Cornellius iba manipulando la urdimbre: el velo, los iniciados, la ciudad sitiada, la inminencia de una hecatombe, el interés de los fronterizos… ¿pero qué obra iría plasmada en el tapiz?

-¿Cuchaste lo que dijo este pelotudo? ¡Ese sabe algo, se los canté! ¿Que le obligaron a hacer? –se sorprendía al hilo de la protesta, señalando el hueco que Ricardo había dejado.

Se abalanzó unos pasos pero la comprensión lo paralizó:

-¿En casa? ¿Zafamos?

Se tapó la cara y una salva de sollozos lo estremeció de pies a cabeza. Fue breve el rapto, empero, y pasó a satisfacer los requerimientos de Cornellius mientras se desprendía con delicadeza de lágrimas sueltas:

-El abuelo de Macarena y Ricardo se llamaba Exiquio, Exiquio Rial. No hace ni una semana que lo mataron, clavado en la pared de un cementerio con hierros de alpinista. Exiquio, de la mano de alguien que se hacía llamar el Precursor, entró allá por los años sesenta en una sociedad secreta o Logia junto con otros dos: Tomas Pérez y Jan Reve. Este último los traicionó de algún modo y esta noche conocimos a su hijo, otro –a punto estuvo de decir “prestidigitador”- mago. Hemos quedado con él mañana, (¿sigue siendo la madrugada del viernes? Entonces hoy, a mediodía, en la estatua del Ángel caído.)

“Esta semana, en un vagón del metro me encontré una carta del tarot, el arcano del ahorcado. Tomás Perez, que vive ahora como un mendigo, nos dijo que pertenecía a la baraja de Kobalah, que Exiquio había sido sacrificado en la posición representada y que él mismo lo había preparado mediante rituales como prevención ante un tal Ahasverus. Mauricio Soares, un mafioso que fuese empleado de Ignacio Aldecoa, el desgraciado por el que fui a la cárcel, escuchó que teníamos esa carta y tuvimos que dársela por la vida de Ricardo. Nos enteramos de que esta misma noche oficiaba una suerte de ritual en un chalet junto a un manicomio y Agustín y Ricardo fueron a echar un vistazo y chorearon el par de bobinas de cine super 8 que nos embrujaron. (Y yo me pregunto, así como el espejo comía de nuestras mierdas, ¿de qué la película, del morbo?)

“Hay más cosas: puede que Soares le haya afanado un libro a Mario Casares, un importante financiero: el Veritas Celare (¿así se llamaba?) y que se haya usado en la ejecución de Exiquio: su cuerpo estaba lleno de arañazos con la forma de espirales. Y, por supuesto, el hombre del traje gris que nos estuvo acosando, a todos.

“Decime, Cornellius, ese barrio en que nos encontraste, ¿qué tenía de especial? Porque creo que ya soñé con él.

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27/11/2009, 18:22
Macarena

Se había dejado caer, deslizado casi, por la pared de la ventana hasta quedar sentada en el suelo, de espaldas al rectángulo de realidad. Escuchaba a Elías lloriquear, que no le censuró, y explicarse. Calada tras calada el tabaco le devolvía parte de la seguridad perdida, o, por lo menos, dejó de temblar, ya era algo. Pero oyéndole, movía la cabeza de modo inconsciente. Negaba. 

Finalmente el movimiento fue tan amplio que ella misma se dio cuenta, y entonces sacó fuera esa disconformidad.

-Yo no sé, pero hay algo que no me cuadra. Y, ¡joder! ni siquiera sé qué es... bueno, hay miles de cosas que no me cuadran, ya. Pero quiero decir... acerca de ese tío. El mago, y su padre, el de la foto...

No sabía qué era. Pero tampoco acertaba a pensar...

Notas de juego

Es la verdad, algo no me cuadra de la edad del holandés y su padre, pero no sé que es, he de releer...

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29/11/2009, 01:13
Agustín Morales Sierra

Agustín se tambalea un poco, algo desconcertado ante el proceso de transición del puno A al B a través del espejo cuando su cabeza no da mas vueltas, entre cierra los ojos tratando de ajustarlos a la luz, ve a Macarena y se voltea sobre su propio eje, se leve las manos a la cara y toma aire por la nariz violentamente, busca sus gafas y se las pone antes de volver a mirar en dirección a la Maca.
Cuando comienzan a interrogar al Ingles, Agustina reniega en su cabeza y se va de la habitación detrás del Chapas, sin cruzar palabras con el resto, solo al grito de.

-Espérame Chapas, voy contigo!

Notas de juego

Disculpen la tardanza

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30/11/2009, 11:22
Domingo Torres

Movió la cabeza en gesto afirmativo; aprobando la premura de El Chapas.

Domingo escuchaba a Elías. Las palabras de argentino llegaban a sus oído entre las pulsiones de sus heridas. Palabras inconexas elaboraban una distante conversación. El policía trataba de unir esas palabras pero la lucha por mantener la consciencia le alejaba del planteamiento del argentino.

—Joder, habláis de magos como si todo este asunto de locos fuera algo más que una patología de la mente de algunos —dijo entre quejas de dolor.

Estaba malhumorado, más por las heridas que por la propia situación y decidió callar. Nadie tenía culpa de su herida y si no paraba ahora luego tendría que lamentarse.

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30/11/2009, 15:59
Director

El Chapas se había escapado antes de contestar a Elías, y el viejo prestidigitador no se dio cuenta de aquello porque estaba demasiado ocupado poniendo al día a Cornellius de todo lo sucedido. Sin embargo Agustín se lanzó a la carrera tras el muchacho: aquella zona no era desde luego tan peligrosa como el sitio del que venían pero para matarte no hace falta un demonio: basta con un colgado que tenga una navaja a mano. Mejor ir los dos a por un vehículo.

Notas de juego

Desmarcad a Agustín de los mensajes a partir de ahora porque va tras el Chapas.

Agustín: tú pon los mensajes sólo para el Director.

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30/11/2009, 16:01
William Cornellius

Cornellius escuchaba atentamente a Elías. Cuando llegó al punto de mencionar la carte del Tarot sus ojos se entrecerraron para, en el momento de conocer la pérdida, lanzar un bufido de desilusión. Luego atendió al añadido de la Maca pero lo que finalmente le arrancó una sonrisa fueron las palabras de Domingo.

- A estas alturas del partido espero que tu mente se abra un poco más amigo, porque si crees que te estás desangrando por culpa de una alucinación es que eres más estúpido de lo que yo pensaba. Valiente, sí, pero algo duro de mollera.

Después miró por la ventana como vigilando el regreso de los otros dos:

- El ritual que mencionas... y ese libro... Joder, eso es magia de envergadura. No conozco demasiado del tema, yo soy un oneiromante, un mago de los Sueños, y lo que me estás comentando tiene más que ver con la Necromancia, la magia de la Muerte. Pero los símbolos a los que te refieres simbolizan de forma inequívoca el ritual de la Rueda de la Fortuna... A tu abuelo no lo asesinaron niña... A tu abuela lo han sacado directamente de la Rueda Eterna. Con que finalidad lo desconozco, pero si eso es cierto me temo que no podrá reencarnarse de nuevo, lo cual no son buenas noticias. Jan Revé... ¿El Holandés Errante? ¿Os referís a ese Jan Revé? ¿Os referís a ese Jan Revé? 

Al ver el reflejo del asentimiento en los ojos de los demás tiró la colilla a un lado, sopesando si debía continuar hablando. Luego se encogió de hombros y soltó lo que sabía:

- Si es el Holandés Errante entonces te diré que ese tipo no tiene madre ni padre. No es un ser humano: es un líctor. No voy a daros ahora unas clases de demonología pero esos seres son nuestros carceleros: nos intentan mantener atados en esta Realidad y vigilan para que nadie se escape. Mi maestro se enfrentó al Holandés durante la Revolución Industrial... y sobrevivió por los pelos. Hay una cosa que un Borgia nunca olvida y es una afrenta. Necesito informarle de que tenemos a tiro a ese hijo puta para ver si quiere hacer algo al respecto...

Estas últimas frases parecía decirlas para sí más que para los otros.

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30/11/2009, 16:12
Ricardo el Chapas

El Chapas avanzaba por la oscuridad del polígono casi a trompicones. Agustín, mientras se acercaba, se dio cuenta de que lloraba. ¿Qué coño le pasaba ahora? Aquel niñato parecía siempre al borde del derrumbe total. Al ver que Agustín salía tras él hizo algo extraño: en lugar de detenerse para esperarlo se lanzó a correr. Corría desmadejadamente, agarrándose el hombro. ¿A dónde iba aquel gilipollas herido? ¿Y por qué corría para intentar dejarlo atrás?

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30/11/2009, 16:38
Domingo Torres

Domingo abría los ojos cada vez más. Cornellius parecía muy seguro; sus palabras no eran las de un vulgar charlatán y el policía sopesaba clausurar definitivamente su fuerte juicio racional.

Nuevamente observó sus heridas. No podía ser un sueño, nunca había dolido así en un sueño.

Por primera vez el policía se sentía perdido. No sabía como dominar la situación. Había aprendido a controlar el mundo racional. En mayor o menor medida siempre se puede luchar contra la calle. Al menos contra la calle que él conocía.

Trató de incorporarse pidiendo una mano a Elías para ayudarse.

—Me cuesta creerte pero tienes razón en lo que dices. No puedo seguir negándome la evidencia.

Agachó la cabeza vencido. William decía ser un mago, un mago de los sueños y esta vez no pudo encontrar un argumento para contradecirlo.

—Supongamos que tu eres "de los buenos". ¿Qué deberíamos hacer nosotros ahora? No somos magos, ni conocedores de ese mundo irracional que nos describes. Al menos yo. Exiquio era un buen amigo y hubiera llegado hasta el final para dar con aquel que acabó con su vida pero esto es llegar más allá del final. ¿En qué medida estamos nosotros en eso?

Se rascaba la cabeza. Toda esta nueva información era demasiado para su agotada mente.

—Joder, me siento impotente. Completamente fuera de lugar.

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30/11/2009, 21:43
William Cornellius

William se sentó en el suelo, frente al policía. Parecía cansado, quizás un poco nostálgico. Miraba a los otros como si tuviera mil años y hubiera redescubierto la ternura de la inocencia. Fue sólo un momento fugaz. Luego le dió una profunda calada al cigarro y dejó que el humo se escapara en volutas hacia el techo:

- Lo primero que debes saber es que no hay buenos ni malos. Cuanto antes te convenzcas de eso más posibilidades de llegar a mañana tendrás. Y como bien has dicho: el tema que tratáis es llegar más allá. Uno puede ser muy valiente cuando sólo se juega la vida, pero la cosa cambia si lo que está sobre el tapete es el alma y la eternidad.

Se encogió de hombros:

- Está claro que el hombre al que queréis vengar era mucho más de lo que vosotros imaginábais. No me sorprende demasiado... Los mejores son los que saben pasar desapercibidos, como si no existieran. Ser un mago es una puta mierda... Podrías hacer caer el mundo a tus pies y tienes que andar por ahí como si fueras un vulgar minimundi...- en sus palabras se leía la rabia de la juventud conocedora de un secreto inexplicable - Pero así son las cosas.

Miró a Elías, como recordando una pregunta anterior:

- ¿Dónde estábamos? Aquello era Metrópolis... Más concretamente el lugar conocido como Las Ruinas. Hay sitio perores, te lo aseguro. Si has soñado con ellos antes de viajar hasta allí entiendo por qué mi jefe está interesado en captarte. Necesitamos magos con potencial instintivo... 

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01/12/2009, 16:25
Macarena

El cigarrillo temblaba de nuevo. Mientras lo acercaba a los labios, Macarena intentaba digerir de algún modo todo lo que William acababa de decir. El inglés se había sentado también en el suelo, ahora sólo Elías, rumiando su propio marasmo, seguía en pie. A ella, entre las palabras del argentino y las del otro, una oleada amarga y oscura le subía desde el alma y amenazaba con alcanzarle la mente, inundarla, y matarla.

Porque la Maca, a pesar de lo que las botas charoladas, el maquillaje y las tachas pudieran decir de ella, no era una mujer inculta, o tonta. Había dejado la universidad por decisión propia, no porque le fuera mal. Y había aprendido lo suficiente como para saber qué era un nigromante, o un mago de los sueños, aunque nunca creyó que pudieran existir. Dejó que todo eso que había aprendido fuera apareciendo en el consciente, aireándose y tomando significado. Y luego, habló.

-Espera... espera. ¿Estás diciendo que estamos en un mundo donde otros seres... distintos... nos tienen engañados? ¿que los diablos existen, y que eso es ese mago holandés...? ¿que no tiene sentido hablar de su padre, porque es él mismo, a lo largo de los años... de los siglos...? -Por mucho que le doliera en la mente, la Maca pensó que todo cuadraba, que tenía sentido. Pero entonces... -Entonces... ¿el abuelo...? ¿qué quieres decir...? Él se ofreció a ese sacrificio, ¿no...? ¿por qué, por qué iba a pasar por todo eso, por esa sangrienta masacre de a uno, en su cuerpo, y ese suicidio del alma...? No lo entiendo, y... me das... miedo...

 

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02/12/2009, 08:43
Agustín Morales Sierra
Sólo para el director

Agustino comenzó a correr detrás de el unos metros

-Pero que coño le pasa? habrá visto algo?

Se para en seco

-No, el gilipollas esta huyendo de mi... tal ves necesita un momento a solas, y creo que yo también

Volvió hasta la puerta del edificio y se recostó en la pared del lado de afuera, y se dejo caer hasta sentarse en el suelo, recostó la cabeza en el frió concreto, cerro los ojos respirando profundamente, pero cada ves que lo hacia las imágenes de todo lo vivido hace no mas de 5 minutos aprecian de nuevo, como si estuvieran impresas a fuego en sus parpados, así que no los cerro mas y para distraer su mente, tomo una pequeña piedra y comenzó a jugar con ella entre sus manos.

Notas de juego

Me quedo haciendo tiempo hasta que vuelva el Chapas o salgan del edifico los que aun quedan dentro