Partida Rol por web

Fedor se encontraba conduciendo siguiendo las indicaciones que le iba dando el Doctor Rossi, aquellas calles estaban más iluminadas y más transitadas por peatones que parecían ignorar la masacre que se había producido hacía apenas unos mintuos.

-Sigue un poco más adelante y cuando veas una trattoria, gira a la izquierda, ahí está. -Terminó por explicar Mauro. Apenas se habían alejado del Panepinto's y como había vaticinado estaban cerca. A apenas un par de minutos.

Tras dejar a mano izquierda la Trattoría da Mario la cual se encontraba cerrando en esos momentos llegaron al punto anunciado. El coche traqueteaba con lentitud antes de terminar de detenerse.

Abrió la puerta del vehículo con impaciencia, bajó y se situó junto al asiento del copiloto, contemplando el cielo con gesto ausente. Cuanto antes resolvieran estos detalles, antes podrían dedicarse a algo que de verdad resultara estimulante.

Tras un trayecto en coche lo suficientemente tranquilo como para que el estado de mi paciente no haya empeorado llegamos a mi consulta. Con gran cuidado, dirijo a los hombres para que acuesten al herido en una camilla y me dispongo a preparar el material necesario para la intervención.

Una vez que tengo el material dispuesto, acerco a mi paciente una mascarilla conectada a una bombona de éter.

- Respire a través de la máscara - le digo al tiempo que la coloco sobre su cara. - Esto le relajará y facilitará mi trabajo -

Mientras el éter va haciendo su efecto, me lavo las manos utilizando una solución alcohólica y me pongo unos guantes. Aprovechando que el que Luca está más relajada comienzo a explorar con el dedo las heridas de bala, examinando los trayectos y localizando los proyectiles que aún se encuentran en su cuerpo.

Antes de comenzar a extraerlas, compruebo una vez más que sus constantes permanecen estables y procedo a extraer las balas. En comparación con realizar esta misma operación en una trinchera bajo el fuego de mortero enemigo, hacerlo en mi consulta y con el instrumental adecuado resulta casi hasta fácil y consigo terminar la intervención sin complicaciones.

Una vez extraídas las balas suturo las heridas dando por terminada la cirugía.

- Tendré que recetarle unos antibióticos para evitar que las heridas se infecten... pero sobrevivirá a esto.

-Tienes mucho mejor aspecto Luca, sí me han dicho tu nombre. -Dijo a modo de saludo al tiempo que le daba una palmada en el hombro, a continuación le tendió la mano. -Siento no haberme presentado antes, soy Fedor. 

Durante toda la intervención ha permanecido apoyado en la pared, contemplando el trabajo del médico con desapasionado, aunque cierto, interés. A pesar de su impaciente frialdad, sonríe al comprobar que el mastodonte se recuperará.

-Bueno, ahora que todos estamos lo bastante enteros-apremia, golpeando con fuerza sus manos-, ¿comenzamos la faena?

Una vez finalizada la extracción de las balas me dispongo a limpiar el instrumental que he utilizado durante la misma y escucho los comentarios del resto de los presentes.

- Supongo que no querrá dejar esto así - digo dirigiéndome a Luca en el tono de voz que suelo utilizar cuando con mis pacientes - pero para evitar complicaciones de las heridas, debería reposar unos días... A pesar de que le he suturado las heridas, cualquier esfuerzo intenso podría hacer que se salten los puntos

-Grazie dottore. -Respondió visiblemente agradecido al tiempo que le tendía la mano. No se comportaba de forma muy eufórica, si no seca y correcta. - Aunque sabe que no puedo prometerle eso. Le prometeré que me cuidaré, pero debo saldar las deudas. Por mí y por el tal Jimmy. Tiene pinta de ser un pezzonovante y eso nos puede ayudar en el futuro.

-¿Estás seguro? Supongo que con el vendaje no debería saltar. -Respondió Antonino. Tampoco parecía preocupado en demasía. La curiosidad podía en él más que la empatía. -De cualquier forma ve tú adelante. 

Al volver al coche, se percataron de que la situación en la calle no había cambiado mucho. Todo el ambiente que se respiraba en las calles era de paz y tranquilidad, aunque ahora no había ni un alma en la calle. Quedaban unos pocos minutos para la medianoche, hora a la que Jimmy Bonomo había quedado.

Aún resonaban como martillazos en sus cabezas sus últimas palabras:

- Tienen que ayudarme, por favor... He de encontrarme con unos amigos en el muelle... A medianoche... En el tinglado número dos... Con el coche... Por favor, vayan al tinglado, es importante... Les estaremos muy agradecidos.

Fedor dirigió rápidamente el coche a la calle principal que llevaba hasta los muelles. Desde allí llegarían justo a tiempo a la cita sin ningún problema,  parecía un trabajo fácil.

Durante el recorrido pasaron varios restaurantes los cuales estaban cerrados a esas horas, la situación en los antros era desigual. Algunos parecían haber sido reconvertidos en cafeterías, otros inexplicablemente aún seguían abiertos a esas horas. Después de unas cuantas millas, el coche giró una esquina y avanzó unos metros.

Entonces que pasaron frente a una gasolinera con taller de neumáticos, un rápido vistazo al indicador tranquilizó a Fedor, parecía haber combustible. Frente al taller, había un par de vehículos de color oscuro y un camión estacionados.

Aquel matasanos había hecho un buen trabajo, las heridas le dolían pero hacía falta algo más para acabar con él.

- Esperemos que todo nos salga bien hoy... no creo que quiera saber nada de otra ráfaga de Thompson hoy.

Terry quería encomendarle algo en los muelles, una ayuda para unos amigos suyos... pezzonovantes Y ahora Jimmy también les pedía algo en el mismo sitio y también para nos pezzonovantes... allí se estaba cociendo algo bueno, y era mejor estar enterados y hacerse notar.

Aún no sé el que me impulsó a acompañar al resto de los hombres...

- Esperemos que nadie más resulte herido esta noche - comento en voz alta mientras viajamos en el coche hacia el muelle. Aunque me siento aliviado por haber dejado atrás los horrores de la guerra, no puedo negar que extraño algo de acción que me distraiga del día a día de mis pacientes...

Excitación.  Eso era lo que sentía Fedor en aquellos momentos. Tenía en sus manos el volante de un coche y la posibilidad de algo grande. El destino jugaba de esa manera. Hace una hora buscaba cualquier cosa para tirar un día más y ahora estaba con un grupo de desconocidos haciendo un favor a un desconocido que con toda seguridad trabajaba para una "famiglia". Sin duda esto si merecía ser vivido. 

¿Y ahora qué? ¿esperamos a que alguien reconozca el coche y se acerque? Apretó el volante con fuerzas.

Al pasar al lado os fijáis el coche, lo reconocéis. En ese momento advertís que hay tres siluetas en el exterior del vehículo con el maletero abierto, parecen estar hablando de algo cuando el paso de vuestro coche les distrae haciéndoles detener su conversación y se quedan mirándoos. Son los bastardi que os atacaron en el Panepinto's. 

Al pasar al lado de uno de los coches siento un escalofrío recorrer mi espina dorsal.

- Fijaros en ese coche - indico a mis compañeros - son los malnacidos del bar...

digo señalando a las tres personas que se encuentran junto al vehículo con el maletero abierto...

La expresión ansiosa de Rocco se tornó amenazante, antes incluso de que el buen doctor alertara a sus acompañantes. Mientras extraía la pistola que había obtenido del inconsciente Jimmy, habló con un tono bajo, aunque en su voz podían percibirse claramente la tensión y los pensamientos homicidas que hacían presa del joven:

-Cuidado.

-Fedor. Arróllalos-indicó con total convicción, manteniendo un tono de voz bajo, al tiempo que pasaban junto a los vehículos estacionados-. Luego podremos bajar y ajustar cuentas.

Sonrió. Sin dudas Rocco tenía madera para esto y obedeció. Era sospechoso que ahora estuvieran en el punto de encuentro salvo que vinieran a terminar el trabajo.

Quien lleve armas que las prepare. Dijo y aceleró el coche con la clara intención de atropellar a los pistoleros.

Tengo que hacerme con un arma. 

- Joder procura que en el choque no salgamos mal parados nosotros.

Ojala aquel sujeto fuese bueno tras el volante, si no podrían terminar ellos muertos en lugar de los objetivos.

Mientras esperaba el impacto, Luca saco su pistola y quito el seguro... aquello iba a ponerse bueno...quizás podría vengarse antes de lo que esperaba. Sujeto fuertemente el arma, no fuese a caérsele en la colisión.