Partida Rol por web

Rocco salió del vehículo y empezó a acercarse paulatinamente a la garita, con lentitud, dedicando de vez en cuando una mirada en derredor buscando cómo sentirse a salvo.

Dentro del vehículo algunos de sus compañeros enarbolaban las pistolas que habían tomado esperando alguna señal que les incitar a actuar. Entonces se fijaron en que su compañero se detenía en su recorrido a la garita, parecía haber visto algo... Abrió la verja sin dificultad, ésta protestó con un agudo chirrido. Nadie respondió a aquel escándalo.

Aquello no pintaba bien y Rocco parecía ser consciente de ello, lentamente empezó a dirigirse a la garita, la puerta se abrió proyectando una luz que daba la bienvenida al intruso, entonces la puerta se cerró.

Desde el interior del coche puedo ver como Rocco camina en dirección a la garita, deteniéndose a mitad de camino.

- ¿Vosotros veis algo? - pregunto a mis compañeros...

Luca permanecia en silencio en el aciento del copiloto... Su pistola estaba lista a mano por si era necesaria. 

Esperaba no necesitar de mas accion por el resto de la noche, de lo contrario sus heridas no sanarian jamas.

- No veo nada desde aqui, estoy a la espera de que Rocco nos haga señas si nos necesita

En cuanto Rocco abrió la verja condujo el vehículo hacia el interior deteniéndolo junto a la garita.

No debería haber entrado. Sacó la pistola y se bajó del coche sin apagarlo buscando alguna ventana desde donde ver lo que pasaba en el interior. Si había problemas al menos podría hacer fuego de cobertura para Rocco. 

Dejó guardado el gancho y dispuso el revólver que había tomado a Jimmy. Solo por si acaso. Tal vez se olvide de él después de pasar por el matasanos, se dijo con una cierta esperanza infantil.

Pese al nudo que se había formado en la boca de su estómago, emergió de la garito con paso tranquilo, aunque era obvio que caminaba deprisa. Sus acompañantes pudieron ver el arma en su mano antes de que les hiciera un gesto para indicarles que se detuvieran, al que siguió otro que les impelía a guardar silencio.

Una vez estuvo junto al coche, se inclinó ligeramente y habló con un tono tenso a la par que medido:

-El pobre diablo está muerto. No tengo idea de si ha sido cosa de los "amigos" del trajeado o los de esos bastardos con los que hemos tratado. Bajad del coche, preparaos e id con cuidado.

Antonino bajó del coche y se arrebujó el saco levantándose el collar, sin preocuparse de esconder la pistola en vista de que nadie lo hacía.
―Esto apesta a emboscada. Esperemos que cuenten con que venga Jimmy y no cinco desconocidos, así al menos tendremos la ventaja de la sorpresa ―comentó mirando hacia enfrente sin apartarse mucho del vehículo.
No le gustaba admitirlo, pero había extrañado esa sensación de sus días en la fuerza, la adrenalina del peligro, de un juego mortal con el bando enemigo. Agudizó sus sentidos intentando notar cualquier cosa.

Te apuesto una copa a que es cosa de los de las thompsons. Se acercó al coche y lo apagó. ¿algún plan?  Él no tenía ninguna experiencia en combates por lo que aceptaría lo que propusieran Por el momento tenemos la sorpresa de nuestra parte. Se le notaba ansioso con la posibilidad del combate. Si esto sale bien puede que mi vida cambie a mejor.

- Tenemos la sorpresa y tenemos las armas.

Secundando a sus palabras, Luca bajo del auto y abrió la maletera. Guardo el sobre en su bolsillo, ya lo repartiría cuando todo acabase, tomo la escopeta y la cargo, luego guardo las municiones restantes en otro bolsillo de su saco.

- Quien de los que esta aquí no tiene idea de cómo usar un arma?

Luca dio un breve momento para esperar a si alguno no sabía usarlas.

- Los que no sepan usarlas tomen las Thompson... No van a tener que usarlas, de hecho mantengan el dedo fuera del gatillo... pero se van a ver intimidantes y eso es importante en este momento.

De nuevo esa excitación, ese subidón de adrenalina...la grande había vuelto, joder. Optó por mantener viva aquella fantasía y prepararse para encarar a los "soldados" enemigos.

-Creo que deberíamos separarnos y avanzar despacio, aunque ese no es mi fuerte que digamos. ¿Sugerencias?

Miró a Luca, su plan tenía sentido salvo si tenían que disparar.

Creo que es mejor que las thompsons las lleven quien saben usarlas si hay que disparar tendréis mayor potencia de fuego. Mauro es mejor que vaya en retaguardia por si tiene que cosernos.  Aún así si Luca insistía cogería una. Creo que mejor juntos hasta que sepamos que pasa.

- Me parece bien - añado en respuesta a la frase de Fedor.

Observo a mis compañeros detenidamente, fijándome en como agarran las armas, intentando detectar el nerviosismo en sus gestos...

- Por mi parte no sé usarlas... Si alguien sabe que las tome, si no pues como dije, los que no sepan al menos van a intimidar con ellas.

Luca echó a andar, su paso no era rápido, estaba bastante Herido pero su orgullo lo mantenía en pie... Ya se había cargado a la mano ejecutora del atentado, ahora quería saber quien era el cerebro.

Los cinco hombres decidieron dejar el coche atrás tras tomar las armas y todo lo que consideraban que podían necesitar. La valla se encontraba abierta tal y como la había dejado Rocco, decidieron cerrarla para que no fuese tan descarado el allanamiento y siguieron adelante.

El camino que llevaba hasta la línea del mar era adoquinado, familiar para algunos de ellos que habían faenado días atrás por aquellos lugares, sin embargo en aquel momento iban a hacer otro tipo de negocios. Mucho más lucrativos... Y peligrosos sin duda como atestiguaba el vendaje que asomaba por el cuello de Luca.

No tardó en aparecer en su línea de visión una embarcación, parecía un buque mercante, Kalkavan, ese era su nombre. Allí había movimiento, mucho movimiento, una grúa trabajaba sobre su bodega mientras un grupo de estibadores descargaban fardos en tierra. Su aspecto era rudo -observaron tanto Fedor como Rocco- estibadores auténticos y no meapilas desempleados que se apuntaban a cualquier empleo. Una vez en tierra, desplazaban la carga del Kalkavan en una cinta mecánica que los iba deslizando hasta unos camiones donde eran cargados.

El buque no tardó en quedar atrás, unos minutos después llegaron a una zona menos iluminada entonces empezaron a aparecer los tinglados que buscaban. Un gran número en lo alto delataba su numeración, el primero que divisaron era el número veinte, frente a este se encontraba el diecinueve.

-Pares a un lado, impares al otro-. Advirtió Mauro desde la retaguardia. 

No se distinguía ni un alma en aquel lugar, el sonido de los pasos eran el único sonido que se escuchaba en aquel lugar, además de una lejana grúa. Los pasos eran lentos en comparación con aquellas imponentes construcciones, el suelo estaba mojado y el aroma a salitre inundaba el lugar. Después de un rato volvieron a fijarse en el número de los tinglados, el ocho, después el seis.

-Shhh- Señaló Antonino al advertir unas luces que se encendían y apagaban dos veces.

Permanecía tenso, expectante. Por el momento, consideraba que la prudencia era su mejor amiga. Ya habría tiempo de dejarla plantada para mantener un idilio apasionado con la sed de sangre.

Iba despacio, buscando las sombras pero caminando recto como si fuera habitual para él estar allí. Llevaba la thompson pegada al lateral de su cuerpo más alejado de los estibadores para que no pudieran verla.

A penas prestaba atención a los trabajadores buscando en las sombras y recovecos cualquier movimiento sospechoso que descubriera a los que se habían encargado de los de la garita. Cuando las luces se encendieron y apagaron miró a sus acompañantes.

Creo que es nuestra señal ¿alguien sabe como se le quita el seguro a este trasto? 

Me pongo en tensión con el aviso de Antonino tras el parpadeo de las luces. Aunque espero que no haya problemas, el transcurso de los acontecimientos de la noche me indican que probablemente haya alguna herida que necesitará mi atención antes de que amanezca.

―Los revólveres no suelen tener seguro ―dijo Antonino examinando el suyo, cuando lo había tomado estaba listo para disparar―, sólo retrocede el martillo hasta que atranque ―susurró encaminándose hacia el tinglado de las luces― ¿Cómo vamos a hacer esto? Entramos en guardia o como si supiéramos lo que hacemos?

Una débil vocecilla en su cabeza decía cosas extrañas acerca de "evitar derramamientos de sangre innecesarios", "preguntar primero", "guardar tu arma" y otras zarandajas a las que el joven no prestaba atención.

-Si alguno quiere intentar mantener una charla de caballeros con quien esté ahí, es asunto suyo-dijo sin desviar su mirada-.A mí me parece buena idea entrar rápido listos para abrir fuego y que las palabras "nos manda Jimmy" sean el único aviso cuando ya estemos apuntando.

El plan de Rocco era genial si no se tenía en cuenta que él no sabía disparar.

Me refería a esto. Dijo mostrando la thompson. Después la dejó la thompson y el 44 en el suelo. Voy a entrar como si fuera un trabajador.  Según lo que vea les diré que me envía Jimmy. Estad atentos.

Se acercó a la puerta y trató de abrirla. Su plan era simple entrar, echar un vistazo y si le convencía lo que veía hablar con los de dentro si no pues intentaría pasar por un estribador.