Partida Rol por web

Al llegar no me molesto realmente el hecho de que muchas de las casas no estuvieran iluminadas. ¿Por que habrían de desperdiciar la cera para iluminarse? Lo que si me molestaba era que la posada se encontrara cerrada.

Pronto salte de la carreta y me acerque a la rendija para observar lo que había dentro

Shivan observa a través de la rendija de una de las ventanas de la planta baja. Todo dentro de la posada parece estar en calma. Las luces apagadas y nada de movimiento, algo bastante extraño en una posada, sobre todo si intentáis abrir la puerta. Veis que está cerrada con llave.

Sin duda que hay alguien dentro. Nos presentaremos como clientes, y no siendo falacia lo que digo, así somos. ¿De acuerdo? -en esos momentos, Siembravientos dejó de tirar de su carreta y aporreó la puerta- ¿Hay alguien ahí?

Asiento con la cabeza, ligeramente exasperada. No puedo evitar pensar que de seguir en el bosque ya llevaría media hora de sueño.
Pero la ciudad ha resultado estar más cerca de lo que esperaba. ¡Siempre me engañan las distancias! Y de no ser por mis compañeros no habría llegado a la Villa Barovia hasta mañana.
Aguardo con la espada y el escudo listos.
Aún no sabemos lo que vamos a encontrar.

Boront pega la oreja a la puerta después de aporrearla. Al principio no oye nada pero unos instantes después escucha unos pasos acercarse a la puerta, no obstante la puerta no se abre.

-¿Quién anda ahí fuera? La posada está cerrada hasta mañana por la mañana. Dice una voz masculina desde dentro. Advertis cierto temblor en la voz de vuestro interlocutor.

Somos viajeros sin un techo con qué cobijarnos. -grité siguiéndole el juego. No os confundáis, no somos indigentes, pues pagaremos lo que consumamos y si nos da un techo en el que cobijarnos de esta niebla. La pura coherencia en esto que digo haría abrir a cualqueira para auxiliar a quien precisara como en nuestro caso exige nuestro cuerpo...

¿pagar?

Espero atento a ver que sucede

si no nos abren la puerta, dormir en un pajar no es mala idea, además de que es gratis, si nos la abren, yo no puedo negar la hospitalidad de la que ha hecho presencia nuestro compañero que quiere pagar para que durmamos, jejejeje.

Por cierto, soy un maleducado, aun no me he presentado, bueno, mañana lo haré, tampoco tengo claro que la gente sepa pronunciar mi nombre correctamente.

Cruzo los brazos a la espera de ver si nos abren o no la puerta, y les dedico a mis nuevos compañeros una gran sonrisa con la que dejo entrever mis colmillos marfileños.

La puerta se abre tímidamente y una cabeza se asoma. Se trata de un hombre bajito y medio calvo, con una barba larga y castaña recogida en trenzas. Os observa a los cuatro detenidamente mientras retiene la respiración y tras unos segundos da un suspiro de alivio.

Está bien, viajeros, adelante. Podéis pasar - os dice abriendo de par en par la puerta de la posada e indicando que entréis - Pero no quiero disturbios ni problemas, así que más vale que guardéis las armas - dice en tono de reproche mirando a Mirra, la única que estaba con el arma preparada. Una vez que estáis todos dentro el hombre mira a un lado y a otro, como buscando algo entre la densa niebla, y finalmente cierra la puerta.

En el interior del primer piso podéis ver que todo está recogido y ordenado. No hay nadie salvo vosotros y unas ascuas todavía desprenden algo de calor a los pies de la hoguera. Tan solo un candil ilumina la estancia de manera tenue. No obstante el posadero rápidamente enciende un par de antorchas, mientras os invita a que toméis asiento, que terminan de iluminar la estancia y podéis ver mejor cuanto os rodea. Salta a la vista ciertos elementos decorativos un tanto extraños. Alrededor de todo el salón, sobre las cerradas ventanas y al otro lado de la puerta principal, hay colgados varias cabezas de ajos en forma de collares. Además, repartidos al parecer de forma aleatoria, varios símbolos que parecen religiosos.

-El alojamiento son 10 monedas de oro la noche. Si queréis algo de comer o beber tendréis que pagarlo aparte... Por cierto, mi nombre es Duncan y soy el dueño de la posada.

Envaino la espada tras el toque de atención del mesonero.
Me sorprende mucho la forma en que nos recibe y me pregunto a quién aguardaría...
Los ajos me contestan por él.
¿Problemas con chupócteros?
Lo digo bajito por si la preguta ofende.
Luego escucho el precio de la estancia y me arrepiento de mi exceso de consideración:
¡Diez piezas de oro! -exclamo ciertamente sorprendida.
Vaya, aquí todos deben de ser muy ricos, si pueden permitirse esos precios -respondo a la espera de una sección por parte de mis acompañantes ante semejante atraco.

- Bah! Los chupasangre nos son tan difíciles de lidiar si sabes como, solo hay que mantenerse alejado de sus dientes y cargar una cuchilla de plata, eso si, hay que evitar ser detectado o pueden ser una gran molestia en el culo, pero por lo menos sus cenizas se venden por buen precio a los alquimistas

Me senté en una silla y subí los pies a otra colocando las monedas de oro en la mesa.

- Lo que le pasa a este pueblo es que tienen un problema que aleja a las personas, ya he visto cosas como estas antes, problemas de goblins en las alcantarillas, trolles debajo del único puente de la ciudad, un gremio de asesinos sin honor que decide hacer su base de operaciones en una ciudad tranquila, ese tipo de cosas. ¿No es cierto señor posadero?

¿Vampiros, dinero?, genial, jejeje

-¿Cogemos una habitación comunal, o nos acostamos por parejas? Aun no hay nadie de fiar para mi en este grupo, y prefiero vigilar a un miembro que a tres, estoy convencido de que quieren robar mis cosas. Por cierto, me llamo Schicksal, pero podéis llamarme Chick. Digo esto último chiscando la lengua después de decir mi nombre, haciendo un sonido extraño que en onomatopeya parecería un "schick", y les vuelvo a dedicar mi mejor sonrisa.

Tomo asiento en la mesa, y me quedo mirando fijamente las monedas que ha puesto mi compañera gata sobre la mesa mientras bajo un poco las orejas.

¡Miaaaau!

- Eh! Eh! Las manos en los bolsillos o donde pueda verlas, que este dinero es para el señor Duncan - Digo echando la mano sobre las monedas - Y sobre la habitación... Si Cinnamon quiere podemos ocupar una misma habitación.

-Chupocteros?? cielo santo, no diga eso ni en broma señora - responde el posadero cuando Mirra hace alusión a los ajos colgados por toda la estancia - esos collares sirven para protegernos de los espíritus malignos.

El hombre se muestra un poco nervioso en todo momento, sobre todo cuando Shivan hace mención a los problemas del pueblo. Duncan se mueve de un lado a otro de la habitación, revisando que las ventanas estén cerradas y finalmente echa la llave a la puerta. Os aviso que a partir de ahora la posada queda cerrada hasta mañana. Nadie puede entrar o salir

Gracias, señor Duncan -dije-, le pagaremos lo establecido (al menos yo)- que pasar la noche al raso con esa niebla no debe ser bueno. Por cierto... ¿se puede deducir entonces que hay espíritus malignos en esta aldea? Lo cierto es que creo que no los tendría ahi colgados, a la vista de todos los clientes que pasen por aquí, de no haberlos ¿Me equivoco?

mmmm, ¿Shivan me ha dicho "las manos en los bolsillos"? ¿se referirá a los suyos o a los del posadero?, igual me está dando una señal en clave.

Al parecer, miraba atento como proseguía la conversación entre Boront y el posadero, mientras realmente seguía sumido en mis pensamientos.

¿qué me darán de cenar?, a esta hora igual ya no hay ni cena, jooo, espero que para desayuno tengan leche, llevo un día casi que sin comer...

Me alegra saber que invitas -digo contenta, revolviendo el pelo rojo de Shivan. Una acción demasiado familar con alguien a quien acabo de conocer. Pero me considero autorizada a ello. A fin de cuentas, ella manoseó mis senos primero.
No tengo problemas en compartir habitación -concluyo, encogiéndome de hombros.
Echo otro ojo a la habitación y digo:
Sabía que el ajo era bueno para la respiración, pero no tenía ni idea de que lo despejaran... digo de que despojaram de malos espíritus.
No quiero seguir haciendo bromas con el tema, pero me cuesta evitarlo.
Será mejor que me vaya pronto a dormir y descanse...

Ssshhhh, silencio - dice Duncan de forma brusca mientras comienza a escucharse el lastimero tañido de una campana - Se trata de la iglesia del pueblo y está anunciando la media noche.
A medida que las campanadas se acercan a la docena, podéis observar como el posadero estruja con fuerza el trapo que lleva en la mano, como esperando algo. Con la llegada de la duodécima campanada todo queda en silencio, pero tan sólo dura unos segundos, pues es en ese momento cuando la quietud de la noche se ve quebrada por un agónico y desgarrador grito que hiela la sangre de vuestros corazones...

Tras esto solo queda el silencio.

Ensimismado en mis pensamientos, de repente escucho las campanadas, campanadas de la muerte, como me contaba mi madre en aquel cuento tan horrible antes de dormir.

Enfoco mis orejas al cristal, y les digo a todos con cara preocupada:

-¿qué ha sido eso?, un escalofrío me ha recorrido el cuerpo, ¿qué ha pasado?

Me acerco a Shivan y le cojo la mano. La miro a los ojos medio lloroso y temblando, hasta que puedo volver a hablar y le digo:

-No me sueltes, por favor.

- Ven de eso es de lo que estaba hablan- - Empiezo a decir con calma pero la subita accion de Schicksal me interrumpe y casi me tira del aciento - ¡Venga! ¡Suéltame! ¡¿Que eres un hombre gato o un minino?!

Con algo de problemas me libero de su agarre y me pongo de pie, tomando el dinero.

- ¿Y bien? ¿De que se trata posadero?