Partida Rol por web

Tan solo unos minutos despues de volver a recostarme en la carreta empiezo a escuchar al gnomo que no para de hablar y que empieza a decir unos desvarios bastantes raros, por lo que me levanto de la carreta y me siento en ella justo a tiempo para ver que le sale una rana del bolsillo y tras un rato veo como la guarda y le da un beso en la espalda y pienso. Mira que he visto cosas raras en mi vida, pero como esto en la vida.

Pasados unos momentos veo como todo el equipo de rastros comparte sus opiniones e ideas y todos concluyen que no son lobos normales y corrientes, tambien eschucho al ser de la armadura verde y digo.

Si las huellas son frescas opino como Gael, cuanto antes empecemos, antes acabaremos y antes cobraremos y podremos seguir con mas aventuras, pero ya os dije que anochece y no hay que ser un genio para saber que seguir un rastro durante la noche es una tarea ardua y  dificil.

Por cierto Gael, ¿de que raza eres?, nunca he visto a alguien como tu.

Asintió, tras pasarse el pelo por la mano. Aquello pelaje de lobo normal no era, y ni qué decir de las garras... los lobos tienen, sí, ¿pero como esas?

-Sí, tienes razón. Aquí hay algún asunto turbio. No han hecho nada con las víctimas, ni hay huellas de ataques graves, ni de arrastrar a nadie, ni nada... y además tenemos estos lobos tan raros. Hmmm... no se qué será -reconoció- pero difícilmente me suena a buenas noticias.

Decidió volver a vigilar el lugar acercándose al caballo después de aquello y dejando al ¿mago? del grupo su buen hacer. Había oído que era un gnomo, y eso era una subespecie mágica de hin, ¿no? Seguro que tenía poderes asombrosos que le habían dotado los dioses para compensar... no sé... no poder llegar a las estanterías medianas.

-¿Mágicos dices, Gerbo? -preguntó- ¿Eso dicen tus encamtamientos? -y levantó una ceja, algo confundido- Y vale, creo que picaré... ¿qué es eso de "existencialismo"?

Gerbo se quedó mirando al tipo de cara de cerdo... si, es cierto que ya sabía su nombre pero haber descubierto que existía una raza entera de seres así de nacimiento... verdaderamente había sentido un escalofrío al saberlo y se había imaginado cómo podía haber ocurrido. Lo primero que pensó, y seguramente lo que ocurrió en realidad, es que algunos de los dioses de los Reinos (o de dónde viniera este tipo) bebieron demasiado aquella noche y al día siguiente estaban demasiado ocupados luchando para no vomitar como para enmendar su error.

"Son cosas que pasan" - pensaba Gerbo.

El caso es que encima de no ayudar en nada, pues según el punto de vista del gnomo no era más que un vago y, posiblemente, un maleante; bueno, pues además de eso le preguntó a Gael a que raza pertenecía ¡Pero si estaba clarísimo!

- ¿Pero es que no lo ves, hombre? - le respondió.- Es un elfo... tiene orejas puntiagudas, está claro.

Y sonrió triunfal, sin saber que se había equivocado, y después prestó atención al caballero, que parecía compartir SU teoría de que aquello no eran lobos, aunque en realidad el tío no se había enterado bien de lo que Gerbo había dicho.

- En realidad he dicho criaturas mutantes creadas mediante magia, cosa muy distinta a decir que son bestias mágicas - puntualizó con el dedo índice levantado.- Pero eso que dices tú también puede ser... Bueno, pueeesss... verás, me temo que no entenderías lo que significa esa palabra... bueeeno, más que no entender el significado, que eso lo entiende hasta un trasgo babeante, no entenderías el concepto, todo lo que rodea a la palabra en sí misma, es algo más que una palabra, es como... ¡un ente! Si, un ente definido por una palabra que no es capaz de dotarle de suficiente significado - Gerbo torció el labio y se rascó el mentón haciéndose el interesante.- Me pides que te explique algo que es inexplicable en sí mismo ¿te das cuenta?

Gael sonrió al ver lo poco común que parecía ser su raza, casi tanto como el nombre de la deidad a la que servía. Sin duda estas personas no son muy dadas al conocimiento.

Dado que el extraño ser que no parecía muy dispuesto a colaborar había sido el primero en preguntar, decidió contestarle a él, si bien la aseveración de Gerbo no había sido correcta, por lo que decidió de paso sacarle de su error.

-Caballeros, dada la curiosidad que por mi sienten les diré que no, no soy un elfo -mientras se mira a Gerbo con ojos comprensivos. -, soy un Aasimar, un ser parcialmente celestial, parcialmente terrestre. Mi parentesco con los dioses, no obstante, es frágil y estoy más cerca de cualquiera de ustedes que de ellos. -esperó a que sus compañeros digiriesen sus palabras antes de continuar. -Por tanto, ¿qué me dicen? ¿Creen que merece la pena adentrarnos en el bosque de noche para no perder el rastro o haríamos mejor esperando al amanecer? Mis campos de maestría son otros y temo no poder ser de más ayuda con estos rastros.

Sus palabras habían resultado humildes, aunque sabía Gael que las había dicho con esfuerzo. No era un hombre soberbio o demasiado pagado de sí mismo, pero a veces le costaba controlar su ego y eso le había pasado factura en el pasado. Un día decidió controlarlo y así lo había estado haciendo desde hace tiempo.

De todos sus compañeros, había decidido que Sir Genericus era quien más confianza le inspiraba y decidió que se mantendría cerca de él. Parecía un hombre recto, que quizás necesitase de algo de su sabiduría. Del resto, aunque no habían resultado ser una amenaza para sus principios, decidió que debían ser probados para ganarse su confianza. Suspiró. La aventura podría no haber más que empezado y no sabía cómo terminaría.

En verdad que la cara del tal Cyrus era curiosa, hubiera dicho que era un mestizo de orco en mayor o menor grado de no haberse presentado como... como lo que fuera que se hubiese presentado. Parecía tener parentesco con los cerdos, y estaba seguro de que eso no era posible, si no seguro que los habitantes de las zonas rurales hubieran acabado descubriendo un método para engendrar con cerdos u ovejas si se les diese el suficiente tiempo y, ehhhh, estúmulo. Dejemos el poco edificante tema.

-Oh, por favor... -suspiró, pero no dijo nada más. Sí que era como el viejo. Se relajó, volviendo a su estado muelle y laissez-faire normal- Podrías hablarme de ese ente y no de la palabra, sencillamente. Si no otra cosa, estoy dispuesto a escuchar lo que sabe otra gente, que así es como aprende uno, se supone. Que puede que no sea el momento, pero si lo hacéis más tarde, bueno, siempre hay un oído que compartir... si tenéis a bien.

Un aasimar entre nosotros... ¡qué nivel!

-Oh, venga, está claro que se trata de- -se vió interrumpido meintras se lo decía al gnomo por la explicación de Gael, que siempre sería mejor que la suya- Esencialmente lo que ha dicho, tiene sangre de ángeles corriendo por las venas. Un linaje envidiable. ¿Atacar a unos lobos extraños sin recursos, teniendo ellos todas las ventajas? No realmente, si me preguntáis. deberíamos esperar a la mañana o no lo contaremos.

Gerbo recogió una muestra del pelo que acababan de encontrar y lo guardó cuidadosamente en uno de sus viales vacíos, eran para hacer pociones pero servirían para trasportar el pelo hasta que pudiera hacerle algunas pruebas. Se guardó el vial en la bandolera y respondió al caballero.

- ¿Sabes? Eres el primer tío con una espada que se interesa por lo que hablo - dijo con cierta admiración.- Será un placer discutir contigo sobre el existencialismo, el milenarismo y otros ismos de gran importancia también... peeero, tendrá que ser en otro momento.

Gerbo se quedó sorprendido con lo que dijo Gael, siempre había pensado que los planodeudos eran gente más majestuosa e impresionante. Gael parecía tan mundano que le había confundido con un elfo, pero quizás había sido una conclusión muy precipitada, muchas razas tienen las orejas puntiagudas.

- ¡Vaya! Así que eres un ser celestial ¿eh? - dijo el gnomo quedándose un rato con la boca abierta.- Perooo... yo creía que los celestiales tenían un aura de luz que venía de serie... supongo que a eso te refieres con eso de que estás más cerca de nosotros - después cayó en la cuenta de algo importante.- Un momento... ¿entonces vienes de otro plano? Eso me interesa mucho ¿sabes? He estudiado algo sobre los Planos Exteriores y todo eso y me parece algo muy interesante, espero poder viajar por allí alguna vez, sería muy enriquecedor para el negocio que quiero montar.

Aunque me gustaría llevarle la contraria a la imaginativa mente del pequeño gnomo, no tengo ni idea de qué criatura puede ser. No descarto nada de momento, salvo que estemos ante el cruce de un lobo y un tigre, algo que sería curioso de ver si fuera verdad. - Dice refiriéndose a las palabra que sonaban a su espalda mientras miraba las huellas con detenimiento y atendía a lo que los demás decían. - No es una criatura común, de eso no hay duda, pues ninguna criatura hace desaparecer a la gente sin dejar rastro... quizá criaturas de otro plano de existencia, como la gente de Gael, de planos del caos, o quizá un humano tomandonos el pelo a todos... mejor seguir el rastro y verlo con nuestros ojos.

Las huellas no son nuevas, no hay dudas, al menos dos noches hace que se dejaron, podemos intentar seguir el rastro, pero no se si sería la mejor opción, al fin y al cabo nos pagan por cazar lobos... - Dice sonriendo, bromeando, de forma extrañamente macabra, de nuevo - Lo que me preocupa es que si cazamos a la criatura y no tiene cabeza de lobo, la gente no nos pague nada... ¿Tu qué crees Gunter? ¿Cuánto se nos pagaría por una criatura semejante?

Tras oir lo que ha explicado el resto de compañeros sobre el resto y sus opiniones sobre seguirlo y, por supuesto lo mas raro de todo, el origen o la raza de Gael el Aasimar.

Tu mismo lo has dicho Gerbo, poseer unas orejas un poco picudas no significa nada, yo las tengo y no soy un elfo sino un xefe. Asique, Gael, eres el hijo bastardo de un dios, impresionante supongo que tendras ciertas habilidades impresionantes y todo eso.

Yo como el hijo del dios, no tengo grandes habilidades de rastreo, sino que estoy mas orientado al conocimiento de otras ramas como las habilidades fisicas.

Bueno al final vas a seguir el rastro mañana al amanecer, ¿no?. Por cierto, ¿alguno se hace una idea de a lo que nos enfrentamos?.

Asombrado Xiombarg escucho la conversación de sus compañeros y aunque no entendio muy bien ciertos palabras de las que se pronunciaron si que le quedo algo claro y es que sus compañeros parecian destinados a grandes gestas y eran unos valientes.

- Que nos teman esos "lobos" o lo que sean ya que veo que no estoy acompañados por simples mortales sino que incluso contamos entre nosostros con un hijo de los propios dioses y por guerreros dispuestos a adentrarse en un bosque desconocido e inexplorado en busca de la gloria. Ya que quien el importa las monedas o la riqueza si despues los bardos y los chamanes de la tribu no cuentan sus hazañas. Pero quizas sea mejor beber algo de hidromiel y seguir loas huellas a la luz del dia para que cuando luchemos contra esos seres nos vean las caras y sepan quienes son los que han acabado con ellos -

La gente comenzaba a ponerse nerviosa por alguna razón, multitud de conversaciones parecián salir sin ton ni son. Gael comenzaba a sentir algún pinchazo en la cabeza...

El pequeño Gerbo comenzó a hablar. ¡Esta criatura no para! Al finalizar sus alabanzas hacia Sir Genéricus, pareció que el Aasimar se convirtió en el nuevo tema de conversación. Gerbo parecía muy curioso, lo que a Gael no le parecía intrínsecamente malo, por lo que decidió contestarle.

-Así es Gerbo, tengo ciertas aptitudes mágicas, regalo de los dioses. -Ante la pregunta de su procedencia, Gael mantuvo silencio unos segundos, antes de contestar. -Soy de otro plano, uno muy lejano y desconocido y que, probablemente, ya no exista. Una serie de terribles catástrofes asolaban mi mundo cuando un portal inestable se abrió y fui absorbido. Jamás pude volver a mi plano, aunque tampoco habría podido de ninguna de las maneras. 

El plano fue abierto por alguien, eso lo supe más tarde. Cuando atravesé al otro lado, un hermoso joven, de apariencia ciertamente divina, aunque común a la vez, me acogió, yo aún era muy joven, y me estuvo enseñando el camino de los dioses. Me instruí como clérigo de Pelor. Más tarde descubrí que el joven era el propio Pelor. No sé que misión desea que cumpla, quizás transmitir sus palabras, pero en cualquier caso, nunca más volví a saber de él de forma física, aunque sé que de alguna manera me vigila. Sólo espero... -En esos momentos el Elfo de nombre Ectherios comenzó a hablar sobre el rastro y poco después el Xefe de aspecto desagradable, que en seguida le mentó. La palabra bastardo hizo que un rayo de cólera cruzase los ojos de Gael.- Disculpa, Gerbo.

Y dando dos pasos raudos hacia el Xefe, casi llevando la mano al mango de su maza, le espeta:

-No soy ningún bastardo, Xefe. Vuelve a llamármelo y te reunirás con tu dios en menos de lo que piensas. -La cara de Gael se queda a escasos centímetros de la de Cyrus. Mirándole con intensidad a los ojos. Unos segundos después se aleja de él, enojado. El Xefe no respondió, y por la razón que fuese, por arrogancia, miedo o cualquier otro sentimiento, siguió con sus pensamientos acerca del rastro.

-Eh..-el chaval no sabía que decir y menos su hermano, menor en edad que había evitado todo contacto posible con esa gente rara que los acompañaba. Y más aún cuando empezaron a reñir entre ellos.-Creo que tendrías que preguntárselo a Marien la fundadora de la aldea.-dijo contestando al Aasimar.-Como...es..bueno...ella, que os llevareis bien, ella es sacerdotisa de Sune, la diosa del amor y la belleza.-

Aún ardiendo por la ira, Gael duda sobre que hacer ante las palabras de Gunter, pero recuerda las palabras de sus compañeros sobre lo inadecuado de perseguir a criaturas potencialmente peligrosas en un bosque a oscuras, por lo que grita al grupo.

-En ese caso, lo mejor será que en ese caso nos dirijamos a hablar con Marien. -Sin esperar respuesta, y dando patadas a las piedras, Gael se dirige hacia la aldea. No debería dejarme llevar por la ira de esa manera. Al final es posible que no hablase en serio el Xefe, él no sabe nada de tu pasado. Poco a poco, Gael, quizás por mantenerse un rato lejos de todos, se va calmando y recupera su semblante sereno de nuevo.

El tal Cyrus además de ser tremendamente feo y vago resultaba que no tenía pelos en la lengua. Gerbo apreciaba a la gente que hablaba directamente y no se andaba con rodeos (algo sorprendente en alguien que no paraba de hablar) pero consideraba que había que tener un mínimo de confianza para llamarle a alguien bastardo a la cara sin que a esa persona le sentase mal. Se notaba a la legua que Gael se había contenido.

- Pues yo creo que Ect tienen razón ¿puedo llamarte Ect? - pero en realidad no esperó a la respuesta.- No sé a vosotros pero a mi las monedas me importan ¡y mucho! Todo esto de salvar a pobres habitantes del pueblo de Gunter está muy bien, y estoy seguro de que será muy gratificante a nivel emocional y espiritual y bla bla bla - dijo el gnomo agitando su mano en el aire.- Pero yo necesito comer y para eso necesito dinero, y esto no lo ha hecho un lobo y se nos ha prometido dinero por cabezas de lobo... claro que por el camino podríamos buscar unos lobos y... Pero eso ahora no importa, vamos a hablar con la fundadora de la aldea y de paso le preguntamos al que encontró las carretas ¿hemos venido a eso, verdad? - dijo Gerbo enarcando las cejas.- Pues venga, vámonos antes de que este tipo me llame bastardo a mi también y tenga que sacarle los ojos con mis propias manos.

Mientras no me llames bastardo... - dijo entre carcajadas.

El elfo caminaba de nuevo hacia el carro de Gunter, una vez allí dió un agilidoso salto y se sentó en el mismo sitio que anteriormente, junto a su hermoso arco elfico. - Vayámonos pues, supongo que tendremos todos muchas preguntas para Marien. ¿Vosotros creeis que siendo sacerdotisa de la diosa del amor, por un donativo para la diosa...? No importa, siempre podremos encontrar a alguna incauta campesina para hacernos compañía.

Llevanos con la sacerdotisa, Gunter.

Tras la escenita con el Aasimar y ver el revuelo que se a montado en el grupo pienso No se porque se pone asi  si es un bastardo, un niño nacido fuera de un matrimonio, muchos semielfos y semiorcos son bastardos.

Tras las bromas de rigor en el grupo todos se suben a la carreta y le digo al elfo.

No creo que la sacerdotisa haga ese tipo de servicios a cambio de donativos.

El camino hasta la aldea de Marien pasó rápido cuando vuestras mentes estuvieron ocupadas por los indicios de las extrañas desapariciones. En general se mantuvieron un par de conversaciones cortas, excepto Gerbo que mantubo una larga consigo mismo, a cerca de la identidad de los "lobos".  
Cerca del atardecer, una pequeña empalizada, de apenas medio hombre de altura, rodeaba la aldea. Como habíais supuesto era pequeña. Había 8 casas y un granero común donde, aparte de guardar el grano, hacía las veces de establo.
Gunter guió la carreta hacia una de las casas donde una mujer algo mayor en edad, pero muy guapa, aguardaba vestida con una túnica roja-anaranjada con escote. El símbolo de Sûne, diosa de la belleza, se percibía en un medallón de plata adornado con aquamarinas pequeñas que reflejaban destellos azules con la luz.     

-Bienvenidos a la aldea, y que Sûne diosa de la belleza y el amor esté con vosotros viajeros.- Acompañó con una inclinación de cabeza dejando que su dorado pelo callese en cascada por sus hombros.

La hermosa mujer emanaba bondad en cada palabra, pero también una sensualidad tan profunda que, en cierto modo, turbó el ánimo de Gael. Estaban por fin en la aldea y las preguntas deberían comenzar cuanto antes, pero no quería parecer descortés, por lo que comenzó con las típicas palabras protocolarias.

-Te agradezco, Marien, la acogida y espero de corazón poder seros de ayuda a vos y a la aldea a la que representáis. Mi nombre es Gael, clérigo de Pelor. ¡Que Pelor, dios de la luz, ilumine vuestros dorados cabellos allá donde vayais, llevando la radiantez de los mismos al corazón de las personas a las que ayudéis!

Tras la frase, Gael hace una pequeña reverencia y da un paso hacia atrás, invitando a sus compañeros a presentarse como lo había hecho él, a modo de respeto a la anfitriona.