Partida Rol por web

-El otro equipo empieza a moverse.- Le dice el soldado de las cuerdas al lider. Todos miran para el lugar donde Tori había notado el movimiento antes. De detrás de las piedras sale otro pelotón de hombres, igual de armados que los que los sorprendieron a ustedes, y apuntan con sus armas a los hombres que estaban en el cañón. Eran 4 en total, pero los ayudantes de comisario y el mecánico solo veían a 2, no a los otros que se acercaban por el flanco.

-¡Quietos!- Llegan a oir de uno de los enemigos. Al ver a los soldados, uno de los ayudantes de comisario, el que estaba vestido de negro, alza su brazo y dispara rápidamente, pero una 9mm no es rival para la armadura que llevan los tipos esos, y la bala simplemente rebota. Uno de los dos que venían del flanco, armado con un rifle del calibre 308, también dispara. El impacto le da al pistolero (¿Franco era su nombre?) y lo tira al piso por la sorpresa.  -¡Dije que quietos!- Vuelve a decir el que parece el lider.

Mientras discuten, Franco nota algo entre las piedras. -Andrés, hay alguien más aca.- Dice mientras lo ven preparar el arma y ponerse en guardia. Entonces lo ven. Desde detrás de las piedras salen dos hombres armados. -¡Quietos!- Grita uno.

Pasó rápido. Antes de que se den cuenta, Franco ya tiene el brazo levantado y dispara a uno de los dos hombres. La bala le da de lleno en el pecho. Entonces es cuando notan que los tipos no eran mercenarios cualquiera. Llevaban armaduras pesadas y armas modificadas por profesionales. La 9mm del ayudante de comisario no tiene oportunidad de penetrar el grueso de la armadura.

Otro disparo, mucho más potente esta vez, rasga el aire. Al darse vuelta ven otros dos soldados en su flanco oeste. Al parecer todo un pelotón se había acercado a ustedes mientras peleaban contra los gecos. Uno de los hombres tenía un rifle de alto calibre levantado y Franco estaba en el piso. El impacto lo había tomado por sorpresa. -Dije que quietos.- Dice el que había hablado antes.

Andrés había sido muchas cosas durante su vida. Algunas buenas, pero casi todas malas. No esperaba sobrevivir. La clemencia no era común en el yermo. El hecho que no les hubieran matado de golpe... podía ser bueno o malo. Miré a Franco y a Ventura. El primero estaba herido, y el segundo además de herido no era un buen combatiente. Había que joderse. Cuatro tipos. Probablemente más. Bien armados, bien protegidos, y por el tiro que había derribado a Franco no malos tiradores

- Nos quedamos quietos. ¿Qué pasa? - dijo bajando su arma, pero sin enfundarla

- Me gustaría conocer entonces al que tengo que dirigirme para ello. Aunque normalmente una recomendación siempre es mejor recibida, y si no me dejáis demostrar mi valía, poca recomendación puedo ganarme. Aquí atado no valgo para nada. - Contesto, aún sin tratar de resultar ofensivo. Permanezco quieto, sin embargo, pues no quería llamar la atención de los otros que allí se encontraban. Esperaba que me dejasen llegar a demostrar que podía ser de ayuda, y tal vez ganarme algo de paso.

Quien iba a pensar que el dia iba a acabar asi: malherido y con unos soldados desconocidos apuntadome a la cabeza. Me vuelvo a enfundar el arma y levanto las manos en alto. Les hago caso pero eso no hace mas que cabrearme aun mas.

¿Que quereis de nosotros? Les respondo con mi peor cara y sin miedo.

Tori miró a Christian y permaneciño en silencio.- ¿Este que pretende?- Pensó para ella, las acciones de Chris eran bastante extrañas, o al menos eso le parecía a ella, todo tenía la pinta de que la fuese a traicionar, pero no tenía porque ser así.

Franco se había recobrado un poco, al punto donde podía mantener la vista en los soldados, pero podían notar que tenía una hemorragia severa en el hombro. Uno de los soldados se acercó a él y le sacó la pistola antes de empezar a atarlo. Notaron que eran sogas normales lo que usaba, a pesar de todo el equipamiento que llevaban.

-Simplemente que se queden quietos y nos acompañen.- Dijo el mismo que había hablado hasta ahora. Él, además del tipo que se encargaba de atar al ayudante de comisario, era el único que no los apuntaba con rifles, ya sea de asalto o de caza, y además usaba armadura diferente al resto, denotando un mayor rango. -O van a quedar como el pibe de la otra vez.-

Mientras decía eso, el que ataba a Franco ya había terminado su trabajo y se dirigía hacia ustedes. -Denme sus armas.- Les dice.

Desde el lugar en el que estaban podían ver como uno de los soldados ataba al caido, lo cual significaba que seguía vivo. El que parecía el lider de los soldados, quien tenía una armadura diferente al resto, denotando mayor rango, les hablaba al ayudante de comisario y al mecánico, pero no llegaban a oir lo que decían. Algo era seguro, y es que controlaba la situación mucho mejor que los que los habían agarrado a ustedes.

-Bueno, ya vieron suficiente.- Dijo el jefe del grupo que los soldados que estaban apuntándoles. -Denme sus armas y dejense atar de una vez. Tenemos que irnos.-

Al ver que no hacían ni decían nada para impedirlo, los soldados los atan y los conducen al oeste. Notan que se dirigen hacia la vieja fabrica de automotores. Pronto se reúnen con los dos ayudantes de comisario, uno de los cuales era llevado al hombro por uno de los soldados, y el mecánico. Los llevan a todos al mismo lugar.

Al ver que no hacían ni decían nada para impedirlo, los soldados los atan y los conducen al oeste. Notan que se dirigen hacia la vieja fabrica de automotores. Pronto se reúnen, sorpresivamente, con los dos mercenarios de Capilla, los cuales estaban siendo llevados por otros 3 soldados. Los llevan a todos al mismo lugar.

Llegando a la vieja fabrica de automotores, notan que un francotirador esta apostado en la azotea, el reflejo solar que Ventura había visto antes. Aparte de eso, parece totalmente abandonada desde afuera. El interior, en cambio es bastante diferente.

El edificio estaba bastante lleno de soldados enemigos. La mayoría se encuentra descansando, arreglando sus armas e incluso algunos comiendo. Era todo un escuadrón de invasión ahí, y no querían saber que es lo que estaban preparando. Los que los tienen de rehenes los llevan a lo que solía ser los baños del lugar, ahora en desuso.

-Espero que no les molesten sus habitaciones.- Dice uno de los soldados rasos mientras destraba la puerta del lugar y otro los tira ahí. ​-Prácticamente es la única cerradura que todavía funciona, así que no tenemos mucho lugar donde dejarlos.- El tipo cierra y se escucha el sonido de una llave dando vueltas.

El lugar es lúgubre y oscuro. Los inodoros ya no funcionan, pero de una de las canillas gotea la suficiente agua para beber, lo que les hace recordar que no tomaron nada en todo el día. Pero es un bulto en el suelo lo que mas les llama la atención. Un hombre, cubierto de sangre seca, esta durmiendo en el piso, tal vez desmayado.

Mientras ven al tipo, Franco camina como puede y se sienta en uno de los inodoros. Tienen muy mala pinta y esta bastante pálido. Si no recibía atención medica, moriría en un par de noches, sino antes.

Tori miró a los compañeros de celda e hizo un gesto de decepción con la cabeza.- Como hemos podido dejar que nos atraparan, tsk...- Suspira de decepción y se apoya en la pared mirando hacia la salida.- Si no hacemos algo, quien sabe como acabaremos...- Tras decir esto se fija en Franco.- Oye... ¿Te pasa algo? Estás muy pálido.

¿Soy el unico al que le parece raro que nos hayan encarcelado unicamente a nosotros cuatro? Hace unas horas no sabia quienes erais y ahora, solo os veo cada vez que hay problemas: peleando y en una jaula. Me hubiese gustado veros en una jaula, ya me entendeis, pero no conmigo dentro. Les digo al mercenario y a la necrofaga.

Dicho esto. Estoy con la chica, hay que escapar. Pero por favor, que sea por la puerta de atras. No estoy para echar cohetes y mucho menos para disparar. Intento decirlo medio en broma.

- Tampoco es que yo quisiera estar aquí dentro contigo... Así que no te preocupes, el sentimiento es mutuo... - Contesté con desprecio a aquel tipo, no se si intentaba que colaborásemos para escapar, pero desde luego no estaba eligiendo las palabras más adecuadas. De momento me quedé sentado, observando la celda y tratando de encontrar cualquier detalle reseñable, para después tratar de prestar atención a cualquier conversación al otro lado de la puerta.

Franco se presiona su herida, para detener la hemorragia. Cada minuto que pasaba tiraba más abajo sus expectativas de vida. -Me dispararon- Le contesta a Tori con sarcasmo, como si fuese obvio, y molesto por la pregunta. La necrófaga recuerda el tiroteo de antes y al ayudante de comisario que había caido frente a los soldados. Se ve que era él.

Cristian, mientras tanto, mira por la habitación a ver si pueden encontrar algo util para salir de ahí, pero nada de lo que ve parece ayudar. Las cañerías, las cuales podrían ser usadas para forzar la puerta, estaban totalmente destruidas y la humedad había hecho un gran trabajo erosionando todo excepto la puerta, la cual seguía resistiendo el paso del tiempo.

Ja, ja, ja...- Tori mira mal a Franco.- ¿Y bien? ¿Alguna idea? ¿Alguien?

- Esperar, tampoco veo ningún punto débil, ni se si podemos escapar de estos tíos. Aunque el herido debería pedir ayuda, tal vez. - Comenté con un tono de voz neutral.

Franco escucha el consejo de Cristian y empieza a gritar. -Hey, hijos de puta, ¿van a darme algo por el disparo que me dieron o me van a dejar morir como una rata?- Un par de voces se oyen detrás de la puerta.

Pero algo más llama su atención. Al lado de ustedes, el tipo que estaba tirado boca abajo en el piso, tal vez por los gritos de Franco, se estaba despertando. Una vez que está totalmente sentado, los mira. Andrés lo reconoce como el hijo de Don Felipe, pero los demás no lo conocen.

Andrés murmuró entre dientes, y se acercó a Franco. 

- Tio, lo siento, pero no tengo ni puta idea de estas mierdas - dijo mientras miraba la herida y trataba de aplicarle unos mínimos primeros auxilios. Había humedad, y una de las canelillas dejaba caer algo de agua, que usó Andrés para limpiar al menos la herida, quitando los restos de ropa sucia del hueco de la bala, para evitar una infección que, seguro, sería mortífera. Luego buscó ropa limpia entre la que él llevaba, y miró a sus compañeros por si había algo medianamente limpio, que pudiera mojar en el agua, limpiar y escurrir un poco, y usarla para vendar la herida- Es una mierda, Franco, lo se. Y vernos en esta mierda por salvar a un idiota - meneó la cabeza más enfadado que asustado- Lo único bueno es que seguimos vivos

Se queda mirando entonces unos instantes a los otros tres compañeros

- Más nos vale llevarnos bien. Así que a calmarse todos. De hecho, si mal no recuerdo, todos me debéis jodidos favores - escupe al suelo y se acerca a la puerta y da un grito- ¡Tios.... supongo que nos habeis dejado vivos por una razón. Si uno se nos muere será malo para lo que quiera que nos quereis!, ¡¿no?! ¡¿Nos contais de qué coño va esto?!

Levante los ojos lentamente para mirar a Andrés, su forma de hablarme me estaba exasperando. - Que te quede claro una cosa, tío, no te debo una mierda. Tori quizá te deba una por la.información, y el otro no se qué te debe, pero por mi no has hecho una mierda, así que cierra esa bocaza, si hago algo por vosotros será porque quiera. Y en ese caso veremos quién le debe una a quién. - Contesté, airado.